Acheronta  - Revista de Psicoanálisis y Cultura
La angustia
Seminario 1962-1963, de Jacques Lacan
(Versión Crítica)
Ricardo E. Rodriguez Ponte

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Sesión del 14 de noviembre 1962 - Anexo 1
JORNADAS DE OTOÑO DE 1962 (OCTUBRE)
Introducción al seminario sobre La angustia

Intervención de Lacan en las Jornadas Provinciales de la Sociedad Francesa de Psicoanálisis, el 21 de Octubre de 1962.* ,1

Notas C. Conté

Lacan 21.10.62 después de Pujol 2.

Rectificaciones y complementos

contra Leclaire.

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- El fantasma liga lo que hace [función de sujeto] a lo que hace función [de objeto]: no

[sin embargo] es por el fantasma que el analista puede hablar de [el objeto y del sujeto]

- el fantasma es inalcanzable, inanalizable: no

- origen y formación de su relación con la función de la inscripción: esencial para Lacan para comprender a Freud

huella {trace}

huella secundariamente elevada a la función del significante y papel de lo escuchado {l’entendu} en Freud

lo escuchado-visto de la escena primitiva

pero para Lacan el fantasma es lo entre sobrentendido {sous-entendu} 3 — sin acentuar por eso la [noción] de sentido

A pesar de todo, bajo su función opaca, es lo que da lugar a la dimensión original del sentido

escena primitiva igualmente: se trata de lo entrevisto,

la cosa en [una cierta], [una hendidura {fente}]

la cosa más allá de lo visible-audible debe ser postulada para fundar el fantasma

- el fantasma en su relación con la realidad

cuestión [apasionada] para Freud del origen real del fantasma

-> [noción] de la representación en [psicología/filosofía?] tradicional [que] está acorralada entre [idealismo y realismo]

-> [noción] de huella {trace}, de impresión {empreinte} para [volver a alcanzar] lo real

-> admitirlo para [abordar] la cuestión por otro sesgo [no a partir] de un sujeto conociente sino [a partir] del papel del fantasma – [sin por eso] [resituar] el fantasma [en el interior] de la tematización tradicional de la representación y de la huella!!

debe ser [a la inversa]

Miro un cuadro en la ventana — es mi manera de iluminar el cuadro 4

la pintura = la visión

suple un poco la realidad

pero [sobre todo] desde entonces puedo imaginar todo de lo que sucede [detrás]

el más allá del cuadro es ahora el lugar de la angustia

Hay ciertamente una estrecha relación entre un cuadro y el fantasma, pero el cuadro es una realidad en el paisaje

Pero tiene todavía [muchas] otras [funciones] que la de representar lo real: hace surgir la dimensión más real de lo real, ligada a mi deseo

(lo que está [detrás])

-> función de nuestro punto de partida — ¿dónde arraigar nuestro discurso sobre el discurso [anterior]?

Sobre algo que hace agujero: laguna

el deseo es la esencia del hombre

Spinoza a nivel de la ->

el fantasma y su correlato

lo que parece desempeñar el papel de objeto en el fantasma no es de ningún modo el objeto del deseo

S está tan barrado que no se ve

más que a : [] a

deseo de a

(relación de objeto)

La relación del fantasma con el deseo no es solamente la de un correlato [ni] de un soporte

-> estructura (para no privilegiar demasiado la [génesis])

el fantasma es el deseo

todo lo que se dice de uno es cierto del otro e inversamente

[todo lo] que sabemos de la estructura puede ser dibujado sobre una superficie

> < y o

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La estructura (fantasma-deseo) tiene unas [funciones] —

la Cosa que se oculta detrás de un paisaje, real o pintado, [siempre] capaz de hacer[la/lo?] vacilar

(por ejemplo en estado de [gracia] 5, artificial o no)

el fantasma cumple [función] de lo que hace mantener tranquilo el paisaje dentro de su doble marco

? su relación con la realidad va todavía más lejos que recién: da su [marco] a la realidad que se mantiene tranquila,

es el papel de la [barrera] del lado de la Cosa, como el cuadro que impide [ver] el [vacío] detrás

Es barrera y defensa

Análisis defensa ? d

- Relación del fantasma con el A

La palabra [sufre] todo,

la [dimensión] de la [verdad] no es más que el marco de la mentira, nada en nuestro mundo es consistente

él se sostiene por medio del fantasma

Cf. paradoja del yo miento

[suficiente] por sí solo para [eyectar de la lógica la alternativa]

proposición verdadera o falsa

el Yo {Je} de Epiménides se desenmascara como shifter:

el Yo {Je} es solamente el que habla

-> hay otro Yo {Je}, el que quiere [que desea], que en el [momento] que habla lo hace para engañar

-> el Yo {Je} que habla puede perfectamente decir del otro Yo {Je} que miente pues [aun] hablando, diciendo la verdad busca engañar

El deseo del hombre (que tiene el hombre) es el deseo del otro

. i. e. eso que el otro desea

pero [cruzamiento]

genitivo subjetivo — [objetivo]

objeto — [disposición]

Pero aquí no hay que hacer entrar en juego el [genitivo] objetivo

-> el deseo del hombre es el deseo del Otro

lo que viene como objeto, es el deseo del Otro y no deseo del deseo de deseo

pues {no hay} [ninguna] garantía para mí de aquello a lo cual podría referirse el Otro

el Otro = [término] último

por lo tanto el deseo del Otro, muy problemático

Mi objeto, el deseo del Otro, es de eso que se trata

mi objeto, es un [sujeto] deseante

pero como [complemento] yo no lo sé {sais}, pero en eso no es menos verdadero que yo [me vuelvo objeto]

El deseo articulado como fantasma $a opera en la experiencia articulado (diacronía) retroactivamente a$

el $ se localiza esencialmente, como tal, a nivel de el Otro como sujeto

Soy S desvaneciente del lugar del Otro

soy [instrumento] del deseo del Otro,

el a [es su instrumento] dirigido contra mí [vuelto] objeto, tan activo que yo me creo

El fantasma [sería siempre] sado-masoquista ¡¡no!!

incluso si eso produce más fantasma, de hecho es el fantasma el que debe explicar el SM

[en posición] [tanto sado como maso], (a) está [a la izquierda] del lado del S que dice "yo" {je} en "yo miento" —

él es el que es objeto, {tanto} en el sadismo como en el masoquismo

El otro sujeto vive en el splitting

Cuanto más avanza el sádico en la ejecución de su designio, más se trata del Otro y de suscitar en [el interior] del Otro esa relación pasional, conflicto de la voluntad y del placer llevado a su límite

[intolerable] [(dolor)]: se trata de que el Otro [muestre que] aquello de lo que es capaz como S entra en conflicto con la ley del placer = se trata de acorralarlo allí, en el más allá del principio del placer

lejos de destruir al Otro, funda su fantasma sobre él, sobre el Otro en su división de S

cada vez más [identificado/idéntico?] a [su] instrumento — sobrepasando la ley del placer al utilizar [el instrumento]

[cuando el órgano] está [harto] de eso

es parecido en [la educación]

La [posición] masoquista es exactamente la misma, el objeto está siempre del mismo lado

y ahí, esto es clarísimo

él apunta a ser tratado como un objeto

pero de una posición a la otra {no hay} [ninguna simetría o] reciprocidad

es [algo no] [reversible], que ha girado ¼ de vuelta

sadismo y masoquismo hacen aparecer la moral, la dimensión de la ley

sadismo = búsqueda del goce por el intermedio de un ejercicio arbitrario, pero bien [detenido] por la ley el sádico hace funcionar algo del nivel de la ley,

el masoquista también

Si el deseo puede subvertir la ley, las cosas puede ir todavía más lejos

cf. ética {de} Kant6,7

— cierto giro

[amar a riesgo de muerte]

— falso testimonio

Pero si fuera uno verdadero

la regla [universal] se demuestra que tiene las más estrechas [...?] con el deseo

[regla] = [no] satisfacer el capricho del tirano

y eso satisface al deseo

todo ejercicio afectivo de la ley [universal] esta doblado por el deseo

el deseo es una sola y misma cosa con la ley

cf. San Pablo, la ley y el pecado están juntos

el pecado no es la Cosa en San Pablo, pero de hecho es eso

la ley permite a la Cosa manifestarse en [su] carácter desmesurado

pues ella está más allá de toda medida,

esa medida a la cual el fantasma da su marco 9

situar [allí] $ y a

El fantasma [permite] [ver] en alguna parte en el medio [de una realidad?] que [se] [sostiene?]

el [Mundo en expansión] [hoy nos cagamos en eso]

[Pero] durante mucho tiempo kosmos les servía

orden social reposando sobre el fantasma del cosmos

el fantasma enmarcaba una realidad mucho menos angustiante

Lo que está en su lugar, son nuestros fantasmas

y el análisis ha fundado [cantidades de] pequeños kosmos de suplencia

la Cosa, [nunca se la ha] siquiera domesticado

valor cultural del psicoanálisis

[escena propibant?]

el hombre de las ratas en lo de Freud 10

[el capitán cruel]

eso desencadena su gran acceso

"horror de un goce que se ignora" [entrevisto] por el $ de Freud 11

— el S, [ha saltado] del otro lado del fantasma, goza

el fantasma sirve al sádico para no llegar a lo que verdaderamente quiere

el deseo como el fantasma son [detenciones] sobre la ruta del goce, una seguridad [suplementaria sobre su ruta]

(la 1era = el placer y la ley del placer

[yendo] más allá y apuntando al goce, volvemos a encontrar el fantasma

gracias a la dimensión del Otro suministrado por el analista o, aquí, por el capitán cruel

y él [lo es antes sobre todo/seguramente?]

es preciso que haya deseo, y que el deseo del Otro esté [borrado]

[neurosis y perversión]

La [perversión] del obsesivo está en el Otro (el capitán)

es por su encuentro [puesto contra la pared]

el obsesivo siempre se las tiene que ver con el Otro

¿dónde está el horror?

¿El sujeto sufriente?

[o la rata]??

algo vivo en el interior [...?] la función mediadora de j

[el] deseo [...? ...?] del sujeto y del objeto — [...?]

el j todavía más difícil de localizar

deseo está del lado de a

diferenciar

— función del falo imaginario

es en la [medida en que] está ausente pero [deseado] [que] toma en el nivel del S un lugar prevalente

El intercambia [la imagen de] su propio falo

esta imagen [una sombra] que he perdido

[ahora bien] otra función: es el significante que opera [ahí] donde todo el conjunto de los significantes ya no es más capaz que de girar en redondo

[Por lo tanto] un F al cual el sujeto se identifica y [un] j centrado sobre la falta {manque} imaginaria de la madre

[cuestión dramática] de la [conjunción] de esas dos funciones

El esfuerzo del obsesivo = restablecerlas en su distinción

Ahí [podrá] surgir la angustia

Notas I. Roublef

Lacan — ¿Es preciso situar la comprensión del fantasma sobre la imagen del cuerpo o en otra parte?

El fantasma por relación al objeto (del deseo).

$a a = objeto del fantasma

Es en términos de objeto que se plantean las cuestiones. ¿Cuál es el estatuto de este objeto que entra en el fantasma?

Este objeto del fantasma a veces desempeña el papel de sustituto

estatura narcisista = imagen del cuerpo.

1/ ¿Es en esta relación que se encuentra la relación del objeto en el fantasma?

2/ ¿Cuál es la incidencia de la interpretación sobre el fantasma?

3/ Deseo y fantasma, dos términos anudados de manera estricta.

Relación del deseo y de la defensa.

Saber lo que quiere decir sujeto y objeto en la medida de su función en el fantasma.

¿Por qué decir que es inalcanzable e inanalizable?

Origen de la formación del fantasma, su papel en lo que concierne a su función de la inscripción.

Distinguir el estado de huella en lo que la eleva a la función de significante.

La función en la formación del fantasma de lo escuchado y al mismo tiempo de lo visto.

Modo de aprehensión del fantasma con lo escuchado — es que es lo sobrentendido 12, lo que da mejor la dimensión del sentido — es una dimensión original.

Que por relación a lo "visto" (en la localización genética donde llegamos en el origen del fantasma escena primitiva) ¿no nos parece que más que visto es entrevisto?

Entr’entendido — sobrentendido — entre visto — la cosa más allá de lo audible, de lo visible, es esencial que la postulemos para el estatuto propio del fantasma.

Luego relación del fantasma con la realidad.

La función de la representación heredada de la psicología tradicional. Todo lo que conocemos es su representación.

Es para franquearla que la psicología tradicional deja una impresión que nos permitirá volver a alcanzar el resto.

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Más vale abordar las cosas por otro sesgo. Circunscribir las cosas no alrededor de un conociente ideal sino de algo de nuestra dinámica.

Metáfora sobre el sujeto del fantasma: tomemos en la historia un cuadro. Lo miro, lo pongo en el marco de la ventana 13.

Lo que esto quiere decir.

Lo que está pintado sobre el cuadro es justamente lo que se ve por la ventana.

Puesto el cuadro delante, puedo imaginar todo de lo que sucede detrás. El más allá de [mi] cuadro es el lugar de la angustia.

Hay una relación entre el fantasma y la representación.

Pero aquí el cuadro — esta relación de hacer aparecer en la realidad mi relación más profunda de deseo.

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Hace surgir la dimensión más real en la realidad

Esto nos introduce en la cuestión de saber cómo conviene contradecir la psicología y fijar cuál es para nosotros nuestro punto de partida. Nuestro discurso debe arraigarse en alguna parte sobre el discurso [anterior]

Hay algo que no ha sido tratado de manera satisfactoria: el deseo de Spinoza es la esencia del hombre.

He hablado de correlación para designar la relación del deseo con el fantasma.

Tenemos que permanecer en esta relación deseo-fantasma y no creer que el objeto que desempeña un papel en el fantasma sea el objeto del deseo — ($a) fórmula del fantasma

a = deseo de a

La relación del fantasma con el deseo no está en un correlato ni tampoco un soporte —

Consideraremos las cosas bajo el ángulo de la estructura, alrededor de la cual se elabora la doctrina de Freud.

Es de ahí que vienen las dificultades, esto es por permanecer en esta dimensión genética

El costado de la estructura está descuidado.

En el nivel de la estructura el fantasma es el deseo.

En el nivel central de todo lo que es estructura. Es alrededor de esta estructura que hay que hacer irradiar las dimensiones de nuestra experiencia.

Lo que se va a articular de esta estructura es de alguna manera proyectable sobre un dibujo en superficie.

Eso no quiere decir que todo sea proyectable sobre una misma superficie y, antes de entrar en la puntuación precisa de esta estructura, se trata de captar su incidencia propia — a saber, lo que es designado en este pequeño signo: una conjunción y una disyunción.

Esta estructura fantasma-deseo tiene unas funciones que debo precisar.

Hay dos términos a los que yo he valorizado: la Cosa [y] (que se oculta detrás de un paisaje que ella siempre puede hacer vacilar) el fantasma es uno de lo que hace mantener tranquilo el paisaje.

En su relación con la realidad, el fantasma va más lejos que [mi] metáfora, es la barrera del lado de la Cosa.

Es por lo tanto barrera y propiamente defensa.

Cuando se tiene que ver con una defensa se tiene que ver con un deseo — y viceversa.

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Y luego, su relación con el Otro, lugar de la palabra, en tanto que tendríamos que dar a este mundo una existencia consistente, una autenticidad propia.

La dimensión de la verdad no es más que el marco de la mentira.

Paradoja del juicio — (si yo digo: yo miento) que por sí solo debería hacer eyectar la alternativa.

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Ese "yo" {je} es simplemente el que habla.

Hay otro "yo" {je} que el que habla — el "yo" {je} que quiere, que desea, el que en el momento en que habla quiere engañarnos — no es el "yo" {je} de recién.

Hay que situar el deseo puesto que es lo mismo que el fantasma.

El deseo del hombre es el deseo del otro — eso puede querer decir: eso que el otro desea.

Es lo que el otro desea — y no el deseo que me lleva hacia el otro.

No es de eso que se trata. No hay que hacer entrar en juego el genitivo-objetivo.

El deseo del hombre es el deseo del otro, se articula así: es el deseo del deseo del otro.

Lo que viene como objeto es el deseo del otro.

El funcionamiento de mi deseo de hombre es algo que se relaciona con el deseo del otro, es decir algo problemático.

Lo que es mi objeto: el deseo del otro, es de eso que se trata.

Mi objeto es un sujeto — pero lo que se me escapa es que en el momento en que se llega a eso, yo no lo soy {suis}, sino que me vuelvo objeto.

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El deseo articulado bajo su forma de fantasma $a, cuando funciona, opera retroactivamente a$ — en la medida en que eso se articula en el nivel del otro (donde eso se vuelve discurso) el $ se localiza en el nivel del otro como sujeto desvaneciente, si ustedes quieren, como sujeto = deseo desde el lugar del otro.

No soy más que el instrumento del deseo del otro.

Este instrumento va a volverse contra mí como objeto.

Alguien ha dicho que sólo había fantasma sado-masoquista — Eso debe ser refutado.

La afinidad entre el sado-masoquismo y el fantasma se sostiene en unas convergencias que nos invitarían más bien a esclarecer el sado-masoquismo.

En la posición sádica y en el masoquista está claro que (a) está a la izquierda, en "yo miento", que él es el que es objeto en el sadismo y el masoquismo.

Es en el nivel del otro que eso sucede. Cuanto más avanza el sádico en la ejecución de su designio, más se trata del otro y se trata de suscitar en el interior del otro esa relación pasional que es conflicto de la voluntad y del placer — se trata de que el otro muestre lo que es capaz, como sujeto, en conflicto con la ley del placer — esto es de alcanzarlo en la función que permite al sujeto estar más allá del principio del placer — Acorralarlo, etc...

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Lo que está en juego en el fantasma sádico, el otro es a tal punto indispensable, que si no hay otro no hay fantasma sádico.

El otro es indispensable en su dimensión de sujeto. El sádico está limitado en su experiencia hay un momento en el que ya no tiene más ganas de eso — está limitado por sus propios órganos.

Es la misma estructura fantasmática que la que se llama la educación.

La posición masoquista es exactamente la misma, el sujeto está siempre del mismo lado, esto es clarísimo aquí.

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El masoquista desea ser tratado como un objeto — pero no hay, de una posición a la otra, ninguna simetría, ni reciprocidad, pues esto no es reversible — eso ha girado un cuarto de vuelta.

A propósito del sadismo yo he hablado del juego de la resistencia en el interior del sujeto.

Hice aparecer en el sector a la derecha del "yo" {je} el deseo de la ley

El sadismo es la búsqueda del goce por el intermedio del ejercicio de la ley. El sádico hace funcionar la ley. El masoquista también, no se concibe más que como sacudido sobre las olas de una ley.

Esto no es más que una aproximación destinada a velarnos algo.

A pesar de todo es por este sesgo que podemos ver que si el deseo es susceptible de / / la ley, las cosas pueden ir todavía más lejos (satisfacer el deseo del tirano).

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El deseo es el reverso de la ley pero es una sola y misma cosa que esta ley.

El pecado no es la cosa para San Pablo. El pecado no es la falta {manquement} es la falta {faute} 15, 16,

El campo de lo real está ahí entre lo imaginario y lo simbólico.

Si se quiere comprender algo en el funcionamiento del fantasma es preciso [montar?]

El S del fantasma es el $ y el (a) se sitúa en el otro campo 17.

Buscar ahí la relación de la realidad con el fantasma.

Durante mucho tiempo el mundo se llamó el Cosmos. Eso era útil.

Nuestro cosmos, nosotros no lo tomamos en serio. Durante mucho tiempo el orden social reposaba sobre un fantasma: el cosmos.

Ahora sabemos muy bien que era un fantasma.

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La realidad está siempre enmarcada.

Esto es justamente el hecho de que lo que está en el lugar del cosmos es el fantasma

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(el capitán cruel)

Este relato desencadena el gran síntoma del sujeto obsesivo. Freud ve sobre el rostro del paciente: el horror de un goce ignorado 18.

El sujeto ha pasado del otro lado del fantasma, goza. Pues para gozar es preciso que algo nos empuje del otro lado del fantasma.

La barrera sirve al sádico para no llegar justamente. El deseo es una muralla sobre la ruta del goce.

El primero es el placer. Pero si se sustituye allí el goce volvemos a encontrar el fantasma.

No es tan fácil encontrarlo pues hace falta toda la dimensión del otro.

De lo que se trata, las relaciones con el deseo del otro — ese es todo el problema del obsesivo.

Lo que está en cuestión, a saber el deseo del otro, será de todas maneras borrado.

La perversión está del otro lado de la barrera. Se la palpa en el obsesivo. La perversión está allí del otro lado, es el capitán.

Todas las dudas del obsesivo es en el nivel del otro que eso sucede.

Reflexionar sobre lo que constituye el cariz intolerable de esta historia.

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¿Acaso la rata juega un papel [también]?

Hay algo diferente en el interior, algo movedizo, algo que juega en el asunto un papel intermediario — es la {función} del falo. Puesto que estamos en el sujeto — el objeto del deseo — hay sujeto — objeto y deseo — del lado (a) el falo tiene dos funciones:

— función del falo imaginario en el nivel de este otro, la madre, en la medida en que es deseado, toma a nivel del sujeto un lugar prevalente.

Para tomar posesión de este objeto: el deseo de la madre, intercabia la castración — una sombra para una sombra.

Ahora bien, resulta que el falo tiene también otra función: ser el S que opera ahí donde el conjunto de los S es alcanzado.

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Hay un F mayúscula y un j minúscula — que se establece en esto: que la madre está reducida a correr tras este objeto imaginario. Es por eso que para el obsesivo va a ser restablecerlos en las [distinciones]. Esta introducción al problema del obsesivo, posibilidad de la introducción de la angustia (de este año).

Notas

1 La fuente de esta traducción es el «Annexe II» de la versión Roussan del Seminario 10 de Lacan, La angustia, que recoge, en sendas columnas, las notas tomadas por Claude Conté e Irene Roublef en dichas Jornadas. Cf. Jacques LACAN, L’angoisse, dit "Séminaire X", Prononcée à Ste. Anne en 1962-1963, Paris, 2003.

2 R. PUJOL, «Approche théorique du fantasme», La Psychanalyse, vol. 8, Paris, PUF, 1964.

3 entendu es tanto "oído", "escuchado", como "entendido", "comprendido".

4 En la sesión del 19 de Diciembre de 1962, clase 6 de su Seminario sobre La angustia, Lacan dirá: "Los que escucharon mi intervención en las Jornadas Provinciales concernientes al fantasma,intervención cuyo texto, después de dos meses y una semana, sigo esperando que me remitan — pueden recordar de qué me serví como metáfora: de un cuadro que viene a ubicarse en el marco de una ventana. Técnica absurda, sin duda, si se trata de ver me-jor lo que hay sobre el cuadro, pero, como también lo expliqué, no es de eso, justamente, que se trata, es de, cualquiera que sea el encanto de lo que está pintado sobre la tela, no ver lo que se ve por la ventana." — cf. Jacques LACAN, Seminario 10, La angustia. Versión Crítica de Ricardo E. Rodríguez Ponte para circulación interna de la Escuela Freudiana de Buenos Aires. Por otra parte, Serge Leclaire informa que en estas Jornadas sobre el fantasma del 21 de octubre de 1962, y por medio del ejemplo de cuadros de Magritte del tipo de El catalejo, La condición humana, La llave de los campos, etc., "en los que una ventana, abierta o cerrada, se inscribe en el cuadro", Lacan ilustró en un momento dado la estructura de la fantasía — cf. Serge LE-CLAIRE, Psicoanalizar, Siglo Veintiuno Editores, México, 1970, p. 13. En el Anexo a mi Versión Crítica de la clase 6 del Seminario La angustia se encontrarán las reproducciones de estos cuadros de René Magritte, las que me fueron proporcionadas por Diana ESTRIN, como complemento a las muchas referencias que proporciona su libro Lacan día por día. Los nombres propios en los seminarios de Jacques Lacan, editorial pie-atierra, Buenos Aires, 2002.

5 en état de grâce, que literalmente es "en estado de gracia" (y así lo vertí debido a que la inclusión de la palabra grâce entre corchetes la ubica en carácter de conjetura del que estableció las Notas de C. Conté), como expresión remite a un período de euforia en el que todo parece favorable

6 KANT, Crítica de la razón práctica.

7 Jacques L ACAN, «Kant con Sade» (septiembre de 1962), en Escritos 2, Siglo Veintiuno Editores, México, 1984.

8 Epístola a los Romanos, 7, 1-25.

9 En este punto, ambos textos de notas proporcionan sendas versiones del esquema R, cuyos términos difieren entre sí y con la versión que proporciona Lacan en su escrito «De una cuestión preliminar a todo tratamiento posible de la psicosis». Cf. Jacques LACAN, Escritos 2, Siglo Veintiuno Editores, México, 1984, p. 534.

10 Sigmund FREUD, «A propósito de un caso de neurosis obsesiva» (1909), en Obras Com-ple-tas, Volumen 10. Amorrortu editores, Buenos Aires, 1980.

11 op.cit., p. 133.

12 cf. nota 3.

13 cf. nota 4.

14 cf. nota 8.

15 manque y faute se traducen ambas por falta, pero la primera está más cerca de la falta en el sentido de la carencia, de lo que no hay, incluso de lo que falta en su lugar, mientra que faute remite más bien a la idea de falta moral, de incumplimiento, de transgresión, incluso de pecado.

16 cf. nota 9.

17 En ambas versiones del esquema R encontramos al $ en el triángulo de lo simbólico y a a en el triángulo de lo imaginario.

18 cf. nota 11.

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Revista de Psicoanálisis y Cultura
Número 22 Diciembre 2005
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