Acheronta  - Revista de Psicoanálisis y Cultura
Cortazariando desde Deleuze por los pasajes a "lo otro"
Cynthya Mansfield y Ricardo Bastianon

Se presenta una multiplicidad de niveles en el presente estudio. La escritura de ficción de Julio Cortazar, entrevistas y comentarios sobre su vida y su obra, nuestro transitar a partir del pensamiento de Deleuze y nuestras puntuaciones a partir de interrogantes que no tienen otra intención que la de involucrarnos en el "entre" y abrir líneas de devenir.

La vastedad de la obra de Julio Cortazar nos ha obligado a elegir un retazo de ella para acercarle la lupa y realizar una lectura desde G. Deleuze. Como punto de partida hemos elegido tres de sus cuentos : El Perseguidor, El otro cielo y Anillo de Moebius.

Por qué Cortazar ? Es uno de los más grandes cuentistas argentinos y además escribió su novela Rayuela - entre varias otras- la cual marcó" toda una generación. Es un relato ético, estético y experimental sobre una época en la que se gestaban grandes cambios en nuestro país y en el mundo. Escribió" desde París como argentino.

Escribió" Rayuela para los que no aceptamos el punto de civilización que se ha alcanzado y tenemos la impresión de que hay una equivocación en alguna parte.

El Perseguidor

Julio Cortazar conocía a Charlie Parker desde su música y su estética. Al morir el músico, ley" una biografía del mismo. Al día siguiente ya escribía la historia de Johnny Carter...

 

"Esto lo estoy tocando mañana." (1)

"Esto ya lo toqué mañana, es horrible, Miles, esto ya lo toqué mañana." (2)

."En casa el tiempo no acababa nunca. (...) La música me sacaba del tiempo, aunque no es más que una manera de decirlo.

Si quieres saber lo que realmente siento, yo creo que la música me metía en el tiempo. Pero entonces hay que creer que este tiempo no tiene que ver con... bueno, con nosotros, por decirlo así." (3)

"Bruno, cada vez me doy mejor cuenta de que el tiempo... Yo creo que la música ayuda siempre a comprender un poco este asunto. Bueno, no a comprender, porque la verdad es que no comprendo nada. Lo único que hago es darme cuenta de que hay algo".(4)

Cortazar, en tanto artista, irrumpe desde la ficción en la vida de otro artista, deviene músico, partir de la música persigue la ruptura del tiempo, en el lugar, en el espacio del sin sentido. El pasaje se da entre la materialidad del tiempo de Cronos y la aparición del acontecimiento puro, incorporal, un tiempo de superficie, lugar de vacío de sentido, tiempo vaciado de toda medida posible. Este es el juego de la obra de arte en relación al tiempo y al espacio. Descubre la música en tanto intercesora.

Relata Cortazar en una entrevista:

 

"...si vos tenés un tiempo de cuatro por cuatro, el músico de jazz adelanta o atrasa instintivamente esos tiempos, que según el metrónomo deberían ser iguales (excelente definición de lo liso y lo estriado) . Y entonces, una melodía trivial, cantada tal como fue compuesta, con sus tiempos bien marcados, es atrapada de inmediato por el músico de jazz con una modificación del ritmo, con la introducción de ese swing que crea una tensión(...) Y mutati mutandi, eso es eso es lo que siempre he tratado de hacer en mis cuentos."(5)

"La escritura es una operación musical(...), es la noción del ritmo, de la eufonía(...) si la melodía se da en toda su pureza, la comunicación de lo intuitivo que yo le quiero dar al lector pasa". (6)

"Un escritor argentino, muy amigo del boxeo, me decía que en ese combate que se entable entre un texto apasionante y su lector, la novela siempre gana por puntos, mientras que en el cuento debe ganar por knockout." (7)

En el knockout quedan sintetizados, la intensidad, la tensión en el sentido de velocidad y cambio de velocidad abrupto, que no es rapidez, sino ritmo, sincopar la escritura. Los diferentes ritmos en el cuento est n dados por cambios en los tiempos verbales a lo largo de todo el texto.

Un aspecto presente en Johnny es el proceso de demolición. Subyugado por la persecución de una embriaguez de puro devenir es aniquilado a su vez por los cuerpos vacíos que resquebrajan la organización de superficie. Para que haya arte, cualquier hacer y mirar est_tico, dice Nietzsche, es imprescindible un requisito fisiológico : la embriaguez, la embriaguez apolínea. (Cómo evitar en el fluir, en el devenir Cuerpo sin órganos la muerte ? Descubre ese mundo fuera del tiempo, transita por los bordes de la grieta resbalándose en ella.

-Johnny logra pasajes ... y todo el tiempo la muerte ...

El Otro cielo

El protagonista -corredor de bolsa- vive un mundo ordenado o aparentemente ordenado (el caos de la bolsa, el azar de la bolsa), Irma su novia araña que espera capturarlo del todo cuando llegue el matrimonio y su madre cuyo enojo _l compra con plantas para el patio. Este es su plano de organización, bien estriado. Lo organiza de qué ? De lo que le acontece en un plano de consistencia que va tomando intensidad como un juego de niños donde se inventan las reglas sobre la marcha. Es un constante peleador de estrías. Ama a la ciudad siempre y cuando pueda alisarla en sus noches, su deambular subterráneo, buscado el pasaje, la galería, la apertura, el puro devenir. De su atracción por los pasajes- galerías y Josiane, ya que ambos -de diferente naturaleza- conforman una necesidad. Josiane sin los pasajes no sería Josiane y los pasajes sin Josiane le producen rechazo. A su vez, forman parte de este desterritorializarse todo liso las calles que lo conducen a las galerías, los pasajes, los cafés y a Josiane en los portales o cobijada bajo el estuco-cielo del frío y el otro elemento de esta necesidad, Laurent, el asesino -(el monstruo cotidiano cortazariano ?- nombre sólo revelado por la vidente que lo vio en la bola de cristal firmar su nombre con un dedo ensangrentado entonces todos lo llaman así.

Ya desde las primeras páginas comienza la incertidumbre, la ambigüedad : El Pasaje Guemes -con el recuerdo estampado de su tierna adolescencia- se mezcla con la Galerie Vivienne. No está seguro de los tiempos. Los asesinatos de Laurent se introducen como parte del paisaje y folklore de esa zona y luego como un accidente que lo acerca a Josiane. El clima se vuelve denso y Laurent lo va contagiando todo.

Este agenciamiento pasajes-cielo de estuco- Josiane - cafés - amo - rellano - buhardilla - Laurent - titulares de asesinato-, como todo agenciamiento que funciona por simbiosis, simpatía, contagio es efectivamente el "otro lado". La fractura-pasaje, cielo de estuco, un portal al que todo llevaba a que ingresara, arrastrado por ese fluir.

En estos pasajes - elemento constitutivo en todo cuento de Cort zar que conduce a la epifanía- aparece el horror, lo siniestro, el extrañamiento, el vacío, la muerte. Todas

palabras inexactas para explicar lo inexplicable. En la búsqueda se encuentra con una grieta en la que sólo puede hormiguearse en los bordes. La demolición consiste en la caída en ella.

Entra en la máquina - Galerie, desterritorializado él, en fuga, busca el goce, el humor -siempre se reían mucho con Josiane- y hasta Laurent es dentro este juego un punto a favor para instalarse un poco m s. (Quien no quiere instalarse en el cielo, después de todo? Pero el asunto Laurent se vuelve espeso. El sudamericano va y viene y _l que no se anima a salir de esa nube de humo en el café y ese fragor del cielo.

No se anima a encararlo y preguntarle su identidad.

Algo de este terror inicial que se transformaba en deseo puro, ahora la cercanía de la muerte, la muerte de Laurent, la muerte del sudamericano, la guerra mundial que se lleva a los hombres y la dictadura militar, una m s en una serie. Y en consecuencia el retraimiento, esquivar la muerte y volver.

Se fuga a su mundo ordenado, pero ya no tiene retorno posible. Vuelve a Josiane. Laurent se ha muerto y no se llamaba Laurent sino Paul y el sudamericano se enfermó" y se murió", solo en su cuarto. Se festeja mucho y él quiere pensar que volver a gozar plenamente del cielo. Pero es que con la muerte de Laurent, él también murió y ya no puede hacer otra cosa que quedarse en casa tomando mate, charlando con Irma embarazada, mirando las plantas en el patio.

La cuestión es que su limitación -y espanto- es que ya ha perdido la costumbre antigua de "dejarse andar", fluir. Ahora es un hombre con responsabilidades, una familia. Antes podía, ahora no. Participa de esa máquina-Galerie gozoso pero nunca deja de lado su historia. Festejan en el barrio el fin de Laurent. Pero ya todo ha cambiado. nada es igual para él sin Laurent. Se ha perdido en los pasajes -que son infinitos- dice el narrador. La necesidad - Laurent ha finalizado y deviene otra cosa, jolgorio, esperanzas, libre circulación. Ha quedado encerrado en sus líneas duras. "El le podría haber preguntado al sudamericano… " ha quedado entrampado en el pasaje que es sólo una puerta. El deseaba una eterna buhardilla-cafés- Josiane, algo así Como petrificar el tiempo, ir y venir de Irma a Josiane. Ha perdido su centro y quedado fuera de la m quina. Y todo puede seguir funcionando sin él. No lo necesitaron para capturar a Laurent y se quedó" con la duda de si el sudamericano… La duda obsesiva, la duda del neurótico que lo arranca del placer y lo deja estrellado contra cuatro paredes, tomando mate, sin acontecimiento, aferrado a su historia. No entendió" la necesidad - Laurent. Ha perdido el habito de fluir libremente, buscando el deseo-agenciamiento, el deseo maquínico, con sus flujos e intensidades, sus pausas, sus devenires.

Una vida sin riesgos, con una distancia prudencial de la muerte, si es que ya no se est muerto.

 

Anillo de Moebius

Janet deja el albergue (cubo) reglamentado y con olor a encierro para tomar su bicicleta y andar libre en el bosque.

Janet en fuga. En fuga de los otros cuerpos, tras sus sueños: la velocidad de la bicicleta, los espacios abiertos. Janet recibida por el aire (el pelo, la blusa, los senos) que a su vez ella altera y rompe. Un verde traslúcido de túnel ... Se encuentra con una encrucijada. Piensa en parar. Se encuentra con Robert, quien la ve primero y ya sabe todo. El también en fuga de los reformatorios y de lo poco recibido. La desea pero no quiere forzarla. Pero la vertiginosidad del tiempo hace que ninguno de los dos puedan explicarse lo que quieren, que él la violente, la fuerza bruta, la resistencia de Janet, los recuerdos del horror, Janet encerrada, violada, asfixiada.

Robert en la cárcel.

"(...) ser viento siendo Janet o Janet siendo viento o agua o espacio pero siempre claro, el silencio era luz o lo contrario o las dos cosas, el tiempo estaba iluminado y eso era ser Janet, algo sin asidero, sin una mínima sombra de recuerdo que interrumpiera y fijara ese decurso como entre cristales, burbuja dentro de una masa de plexiglás, órbita de pez transparente en un ilimitado acuario luminoso." (8)

"Derivar en lo inmóvil sin antes ni después, un ahora hialino (traslúcido) sin contacto ni referencias, un estado en el que continente y contenido no se diferenciaban, agua fluyendo en el agua ...una condición fuera del tiempo, solamente el rush vertiginoso en lo horizontal o vertical de un espacio estremecido en su velocidad ... Alguna vez se salía de lo informe para acceder a una rigurosa fijeza...tangible...".(9)

Aquí se sale del tiempo: un ahora hialino, transparente, sin espesor. Cambio de estados incorporales (Ella no siente su cuerpo ni lo ve) Tampoco tiene voluntad aún.

Transformaciones de los Cuerpos sin órganos. Simplemente transita estos estados olas, reptar, etc. Deviene anillo de Moebius, pura superficie, puros tránsitos de un estado al otro, incorporales, Desterritorialización... Se reterritorializa cuando vuelve a la tangibilidad del cubo, a un presente espeso, (Cronos, en contraste con el presente traslúcido de aión) que de haber podido elegir, prefería, dado el dolor que le causaban los continuos devenires de un estado a otro. De a poco (paradoja del lenguaje, ya que no hay antes y después en su fluir, sólo en el cubo) se va perfilando un continente y contenido Janet y su ser olas y luego Janet en las olas.

No hay antes y después pero hay algo que se va construyendo : consciencia del cuerpo, voluntad, deseo y ese deseo tiene un nombre : Robert. El deseo como construcción.

Va surgiendo una primera vez del recuerdo, recuerdos borrosos y mezclados que se van sucediendo. Nada y nada y comienza a visualizar un término, Robert. Comienza a desearlo, a sentir su propio cuerpo aunque no lo vea. Llega a Robert en su estado cubo aislada absolutamente, intentando territorializarse, concretar su deseo con Robert. Pero para que ella encuentre a Robert, Robert debe salir del cubo donde est - donde ya no registraba el tiempo- y entrar la experiencia de su propio devenir. También debe morir antes. En esos cambios de estados, en ese desterritorializarse y devenir constante, se encontrar n en algún momento Robert y Janet.

En este cuento, el doble mundo es llevado a sus últimas consecuencias, ya que el pasaje - ese modo tan familiar de Cort zar de entrar en "lo otro" - se produce justamente con la muerte de Janet y luego de Robert. La trágica muerte de Janet se produce por esta precipitación del tiempo, un tiempo cronológico donde no cabe un fluir deseante, donde las palabras fallan como intercesoras de su expresión. Un cuerpo vacío en fuga que choca contra otro demasiado violento. Ya cuando Janet emprende la fuga del albergue (cubo) y entra en contacto con la brisa, ella en su libre andar de bicicleta hacia el bosque, hay un anuncio de un ahora de superficie que se interrumpir con la muerte y proseguir en esos sucesivos estados que terminan en su consciencia de deseo de Robert.

Lo otro siempre es un fluir nómade, liso, en un tiempo aiónico, intenso, como Cuerpo sin órganos. Lo m s perturbador es que ese pasaje es sólo posible a través de la muerte. El túnel, hilera de árboles en el bosque, es el pasaje fatídico que a su vez dar lugar a la epifanía : el deseo de Janet.

Los pasajes a contrapelo desde el tiempo de Robert son el reverso del anillo de Moebius que forman con el relato sobre Janet verso y reverso, pura superficie.

Estos devenires son el acontecimiento mismo en el cuento que como dice Deleuze son infinitivos, agenciamientos maquínicos de deseo. Janet fluir, Janet nadar, Janet ser en el agua ....

La persecución de Cortazar es una búsqueda del acontecimiento puro. El arte confluye en su escritura. Allí donde deviene escritor, músico, plástico, artista desde la escritura, es donde aparecen pasajes, es donde se realiza un deslizamiento de una superficie física del estado de las cosas, a una superficie incorpórea, metafísica, donde se juega, se desprende el acontecimiento puro. Infinito anillo de Moebius.

Cortazar ya de pequeño buscaba todas las posibilidades de pasaje. Se planteaba un hacer con las palabras y con los objetos de la realidad. Franquear lo estriado. Fue un guerrero nato contra el aparato.

En "La vuelta al día en ochenta mundos" escribe:

"Siempre será como un niño para tantas cosas, pero uno de esos niños que desde el comienzo llevan consigo al adulto ... una coexistencia pocas veces pacífica de por lo menos dos aperturas al mundo (...) y esa yuxtaposición que hace al poeta y quizá al criminal, y también al cronopio y al humorista (cuestión de dosis diferentes ... de elecciones: ahora juego, ahora mato) se manifiesta en el sentimiento de no estar del todo, en cualquiera de las estructuras, de las telas que arma la vida y en las que somos a la vez araña y mosca.

Mucho de lo que he escrito se ordena bajo el signo de la excentricidad, puesto que entre vivir y escribir nunca admití una clara diferencia ... escribo por no estar o por estar a

medias. Escribo por falencia, por descolocación; y como escribo desde el intersticio, estoy siempre invitando a que otros busquen los suyos y que miren por ellos." (10)

"...y me gusta y soy terriblemente feliz en mi infierno, y escribo. Vivo y escribo amenazado por esa lateralidad, por ese paralaje verdadero por ese estar siempre un poco m s a la izquierda o m s al fondo del lugar donde se debería estar para que todo cuajara satisfactoriamente en un día m s de la vida sin conflictos." (11)

En nuestra lectura de los cuentos de Cortazar, encontramos ciertos temas recurrentes: el pasaje, la irrupción de lo incomprensible, la muerte, la pérdida de cuerpo o la aparición del doble, fisuras en el tiempo y el espacio, el sin sentido.

Una forma de tránsito por el universo cortazariano puede darse de a saltos de un cuento a otro, a través de pasajes y pliegues, a manera de anillos de Moebius -como en uno de sus cuentos- , transitar por superficies de sin-sentido, a través de rupturas que son formas multiplicadas de una misma búsqueda, otros espacios y otros tiempos (siendo los mismos) en los que, "la verdad es que no se comprende nada. Lo único que hacemos es darnos cuenta de que hay algo". Este ha sido al menos nuestro intento. Personajes que fluyen, que devienen incorpóreos, devenires de pálidos habitantes de los subterráneos quienes son sorprendidos por distintos campos de fuerzas, otras velocidades, lugares de paranoia y miedo incomprensibles para el mundo de partida, viajes sin retorno, sensaciones de borde y de extrañamiento, salirse de sí...rasgar el paraguas de la realidad para abrirse al caos...

"Sin duda mi propia imagen anduvo por las dimensiones inespaciales de mi sueño; inespaciales e intemporales, dimensiones únicas, extrañas a nuestra limitada cárcel de la vigilia".(12)

"...la vida es tiempo Pero este tiempo mío de ahora es más horrible que toda muerte; es muerte consciente, es asistir a mi propia descomposición desde la cabecera de un lecho monstruoso..."(13)

"Allá he quedado, espacio absoluto; aquí estoy tiempo vivo. Se han roto los cuadros de la realidad Mi cadáver es, no siendo ya nada; mientras que yo alcanzo apenas el horror de mi no ser, tiempo puro que no puede aplicarse a ninguna forma, espectro que la mañana desnudar a los ojos sombríos de la gente..."(14)

Basándose en la estética del cuento de Poe -apelar al horror que yace en la bestia-hombre- siempre escribe, en definitiva, sobre lo siniestro, sobre la búsqueda de aquel orden m s secreto, aquellas constelaciones en las que todo ser humano est sumergido y apenas conoce.

Entre escribir y vivir no encontraba mucha diferencia. Gran parte de lo que escribió" est basado en lo que le acontecía o soñaba y en los propios horrores que lo mordieron toda la vida.

La máquina de Cortazar tiene un poder de afectación tal que ir a su obra implicó" experimentar cortazarianamente sus dos mundos. Rayuela dejó" su mordida para siempre en nuestra subjetividad, así como Deleuze también clavó sus dientes en nuestro modo de ver la literatura, la clínica y , en definitiva, el mundo.

"Lo otro" en Cortazar es siempre lo molecular, el acontecimiento, la "tura" (la invención) y toda su literatura no es más que una continua y obsesiva búsqueda de aquella molecularidad que él sabía inagotable. De este lado, siempre lo molar.

Esos seres que inventó una noche en la ópera, los cronopios (no son otra cosa que los nómades, con ese devenir minoritario e imperceptible del que habla Deleuze )

Quisimos emprender esta exploración cronopia en la cual nuestro peor enemigo fue la rostridad que ambos pueden producir y nuestros aliados fueron los pasajes hacia lo otro, aquel territorio al que vuelven una y otra vez los cronopios. Y este es sólo un pequeño tramo del vasto territorio que se abre entre Deleuze y Cort zar, entre Deleuze y la literatura.

Notas

(1) Julio Cortazar. Cuentos Completos/1 (1945-1966), Ed.Alfaguara, Madrid, Colección UNESCO de obras representativas,1994. Pag. 227.

(2) Julio Cortazar. Cuentos Completos/1 (1945-1966), Ed.Alfaguara, Madrid, Colección UNESCO de obras representativas,1994. Pag. 227.

(3) Julio Cortazar. Cuentos Completos/1 (1945-1966), Ed.Alfaguara, Madrid, Colección UNESCO de obras representativas,1994. Pag. 229.

(4) Julio Cortazar. Cuentos Completos/1 (1945-1966), Ed.Alfaguara, Madrid, Colección UNESCO de obras representativas,1994. Pag. 228.

(5) Omar Prego. La Fascinación de las Palabras, Una conversación con Julio Cortazar, Muchnik Editores, 1985. Pag.169 y 170.

(6) Omar Prego. La Fascinación de las Palabras, Una conversación con Julio Cortazar, Muchnik Editores, 1985. Pag.61.

(7) Julio Cortazar. Obra Crítica/2, Ed. Alfaguara, Madrid, Edición de Jaime Alazraki, 1994. Pag.372.

(8) Julio Cortazar. Cuentos Completos/2 (1945-1966), Ed. Alfaguara, Madrid, Colección UNESCO de obras representativas, 1994. Pag.413

(9) Julio Cortazar. Cuentos Completos/2 (1945-1966), Ed. Alfaguara, Madrid, Colección UNESCO de obras representativas, 1994. Pag.413

(10) Julio Cortazar. La vuelta al día en ochenta mundos, Tomo 1, Ed. Siglo Veintiuno. Pag.32.

(11) Julio Cortazar. La vuelta al día en ochenta mundos, Tomo 1, Ed. Siglo Veintiuno. Pag.35.

(12) Julio Cortazar. Cuentos Completos/1 (1945-1966), Ed. Alfaguara, Madrid, Colección UNESCO de obras representativas, 1994. Retorno de la noche, Pag.63.

(13) Julio Cortazar. Cuentos Completos/1 (1945-1966), Ed. Alfaguara, Madrid, Colección UNESCO de obras representativas, 1994. Retorno de la noche, Pag.64.

(14) Julio Cortazar. Cuentos Completos/1 (1945-1966), Ed. Alfaguara, Madrid, Colección UNESCO de obras representativas, 1994. Retorno de la noche, Pag.64.

 

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Revista de Psicoanálisis y Cultura
Número 3 - Abril 1996
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