Acheronta  - Revista de Psicoanálisis y Cultura
Declinación de la declinación
(Ejercicio de interdiscursividad)
Edgardo V. Motta

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El Dr. Watson preocupado por la salud de su amigo Sherlock Holmes, lo lleva mediante hábiles engaños a Viena y una vez allí arregló un encuentro con el por entonces no tan conocido Dr. Sigmund Freud. El lamentable estado del célebre detective conmovió al médico quien inmediatamente inició una cura que tras dramáticas circunstancias logró vencer los síntomas de adicción que el paciente presentaba. Sin embargo Freud consideró que el tratamiento no estaba concluido y propuso la continuación de los encuentros pese a los reparos puestos inicialmente por el Mr. Holmes, el análisis continuó. Al cabo de cierto tiempo y no sin esfuerzo Sherlock consiguió reconstruir las escenas que le permitieron liberarse de sus dificultades neuróticas y recuperar sus capacidades de pensamiento y acción. En las postrimerías de su análisis tomó a su cargo el caso de la desaparición de Fräulein Lola Devereux. Juntos, detective y analista llevaron adelante una investigación que condujo al mismo tiempo a la resolución del secuestro de la dama y a la terminación de la cura del inglés.

¿Episodio omitido por Ernest Jones en su conocida biografía del creador del psicoanálisis, o bien notas para un historial nunca terminado recién descubiertas entre los papeles de Londres, quizá un fragmento de novela aún no publicada de Sir Arthur Conan Doyle?

No mantendré el suspenso por mucho tiempo: es una sinopsis de un texto de Meyer 1 de escritura realista, que como tal construye su verosímil mediante dispositivos narrativos cuya referencialidad remite tanto a ‘seres de carne y hueso’ como a ‘seres de escritura’. ‘Seres’ que interactúan sin mayor dificultad a lo largo de la serie de ‘hechos’ en que la trama consiste y que consigue rápidamente persuadir a quien lee sobre la ‘realidad’ de los acontecimientos narrados.

Más allá de los valores literarios atribuibles a esta novela, siempre opinables, nadie cuestionaría seriamente la pertinencia de los recursos empleados en su elaboración textual. Por tratarse solo de una ficción estamos acostumbrados a esperar de ella algo así como una buena ‘consideración por los medios de puesta en escena’ 2. En otras palabras que el velo y vestiduras de lo real en el fantasma del escritor cumplan su función de modo tal que resuene en el fantasma de quien lee. A fin de cuentas ese es el resorte principal del placer posible de la lectura.

No ocurre lo mismo –aún cuando eso no quede excluido- si se considera la textualidad de formaciones discursivas reputadas como ‘científicas’. En particular por estar interesadas por lo que sigue, aquellas que constituyen subconjuntos de saber diseminados por ese campo clásica e imprecisamente denominado ‘ciencias humanas’ (‘histórico-culturales’, o ‘del hombre’, ‘sociales ’, cognitivas etc.). Independientemente del grado de cientificidad que cada una hubiera alcanzado en un momento histórico dado, la sociedad ejerce sobre ellas una doble solicitación: por un lado que desarrollen una creciente elaboración de saber sobre su ‘objeto’ y por otro que ese saber genere un sistema operacional capaz de modificar las condiciones problemáticas de la ‘realidad’ concernida en cada caso. En particular en lo que respecta a la construcción teórica también existen exigencias en cuanto a su "cientificidad". Dependiendo de los criterios epistemológicos que suscriba cada quien, un conjunto de saber puede ser considerado científico o no. Si, por ejemplo, se parte de la forma canonizada en la filosofía de la ciencia todas las ‘disciplinas’ del campo antedicho solo alcanzan en grados diversos a ser pretendientes a la participación en la ‘idea de ciencia’. Idea en sí que flota entre el topos uranos platónico y lo que fuera llamado en su momento "la filosofía espontánea de los científicos". Su ‘arquitectura’ puede reducirse a tres columnas:

Estas consideraciones no ponen en cuestión a las "ciencias duras" 3 como tales, ni a los conocimientos que ellas hayan podido construir sino a los criterios epistemológicos que en ellas o partir de ellas se han elaborado. No me creo autorizado para juzgar si tales criterios son válidos o hasta que punto lo son en su propio campo de saber. Pero vislumbro que tienen sus problemas a la hora de aplicarlos a ciertas regiones. Vaya como muestra lo se les planteó a algunos científicos en la física quántica. Claro que siempre se puede salir del atolladero con un bello argumento como el que fuera esgrimido en su oportunidad: "Dios no juega a los dados". Cierto es, justo es reconocerlo, que no fue esa toda la respuesta, pero la invocación deja entrever que el llamado a la autoridad es un buen recurso al que se puede apelar cuando una formación discursiva encuentra su incompletud o su inconsistencia.

Ocurrió que por mucho tiempo ésta fue la única forma de ‘pensar’ la ciencia y que como ocurre con otras formas de imposición general se esparcía como común medida universal repartiendo credenciales entre los aspirantes interesados.

Cual no sería la penuria de aquellos ciudadanos de segunda que habitaban esa suerte de tercer mundo de las ciencias que llamaré ‘blandas’ por oposición. Resulta tragicómico el empuje de algunos colegas analistas de los 60’ en Buenos Aires, que buscando dar respuesta a las duras críticas al psicoanálisis provenientes de algunos científicos no menos ‘duros’ 4 corrían presurosos a buscar "cientificidad" en los lógico-empiristas porteños. Estos por algunos dinerillos accedían a enseñarles las buenas maneras y a alquilarles vestiduras más acordes al protocolo del banquete de la ciencia. La suerte quiso que los disfraces objetivistas no velaran bien al sujeto y a pesar de tanto esfuerzo por asimilarse solo consiguieran una dudosa membresía provisoria 5.

Por aquellas mismas épocas un viento fresco ventilaba las telas de araña de la ‘Doxa Epistemológica’. A partir de elaboraciones producidas en territorios del saber tan diversos como la antropología, la lingüística o el psicoanálisis se abrieron perspectivas nuevas de reflexión sobre la cientificidad que claramente entraron en colisión con aquella ‘Doxa’; aún cuando no llegaran a constituir una nueva epistemología general.

A mi modo de ver hay un núcleo fuerte de aquellas elaboraciones que conserva entidad suficiente como para tratar con rigor lógico los problemas del conocimiento científico en dominios epistémicos donde la ‘Doxa’ lo único que consigue es aplastar la densidad fenoménica, reducir su complejidad de relaciones a formalismos tratables por medios tecnológicos de actualidad 6.

Existe de hecho una epistemología regional. Su regionalidad depende del ‘objeto de conocimiento’ que es siempre particular. Dicho ‘objeto’ no es simplemente un ‘ente’ real 7. Y su particularidad está determinada precisamente por la formación discursiva 8 de la que se trate según el caso.

Claro que su proyecto supuso lidiar con ciertas certezas: la de la verdad como homoiosis, la de una inmaculada objetividad del dato fidedigno reflejo de la realidad empírica, la de una estandarización de los medios de prueba hechos a imagen y semejanza del dios de los ‘científicos’ (duros se entiende): el experimento, al que se le supone saber como hacer para que quien lo conduce no interfiera en lo que lee como resultado y finalmente la de que el único instrumento lógico para la organización de su universo proposicional es el suministrado por el positivismo.

No por haber tenido que sustituir algunas ideas aceptadas, por otras construidas a la medida de la necesidad 9 de cada dominio de saber, puede concluirse que exista una Nueva Doxa.

Volveré ahora al ejercicio que mi título promete. Tomo como ‘objeto’ de semejante ‘experimento’ a una zona de entrecruzamiento discursivo entre diversas ‘disciplinas’. No intento construir un ‘nuevo objeto teórico’, más bien poner bajo la lupa algo que existe de hecho: un quiasma múltiple que se forma entre discursos. Allí se constata un uso frecuente de extrapolaciones de un campo a otro, procedimiento que en sí mismo no tiene nada reprochable. Sin embargo, dependiendo del modo en como se lo haga, sí existen consecuencias y a mí entender de las menos deseables. Concretamente ellas van desde la imprecisión a la inconsistencia.

Ocurre que la producción conceptual en cada caso (aún siendo un ‘working in progress’), tiene un referente real que la determina en su especificidad. Ese ‘real’ impone su ley a la elaboración de saber 10, la que se ve llamada a reordenamiento toda vez que ella misma revela facetas no simbolizadas aún de ‘su’ real. Es esta la razón por la que cuando se hace una ‘importación’ conceptual debería tomarse el recaudo de su reelaboración dentro del campo de discurso al que se pretende aplicar y redefinirla según el tipo de real específico implicado. De otro modo lo que parece ganarse en comprensión, dado el uso metafórico de los términos, se paga con el precio de confusión conceptual.

Ilustraré lo que vengo sosteniendo con una reelaboración de un texto que escribiera como consecuencia de mi participación en un equipo de investigación, en el que profesionales de diversa procedencia nos reunimos para tratar el tema de la criminalidad infantil. En el curso del trabajo se produjo un núcleo de concentración temática en la cuestión de la familia y la transmisión de la ley, lo que condujo al tema del padre y su función y casi ‘naturalmente’ se presentó la carta obligada: "la declinación de la función del padre". Expresión de uso general que como un generoso perchero permite que cada quien cuelgue en él lo que se le ocurra. No me creo Humpty Dumpty 11, ni tomé Sokal-ina 12, pero sabiendo donde se inició la cuestión, me resulta oportuno enviarla al campo desde donde provino lo que luego dio lugar a la confusión y desde donde es legítimamente esperable mayor precisión y esclarecimiento: la teoría psicoanalítica 13

Puede historizarse la serie de transmutaciones discursivas que llevaron a la construcción conceptual del ‘padre’ en psicoanálisis: tiene inicio en un escrito de S. Freud titulado: "Der Untergan des Ödipuskomplexes" de 1924.

Tras la simple cuestión de su traducción a otras lenguas se encuentra velada una compleja construcción de las tesis psicoanalíticas que se declinan a partir de la palabra "Untergan". A veces trascripto como "La Disolución", otras como "El Sepultamiento", otras como "El Naufragio", otras como "Ocaso", otras como "La Declinación". En todos los casos el objeto del Untergan es el Complejo de Edipo, no el padre.

Sin duda en distintos textos freudianos el padre comparece bajo formas de figuración diversas: el prohibidor, el muerto, el mítico macho dominante de la horda primitiva. Y si bien es cierto que hace referencia a la degradación de la función de la autoridad en la civilización, no pone el acento sobre la ‘caida del padre’ sino sobre las consecuencias que tal hecho social podrían producir en la subjetividad.

Extrañas inversiones experimentan las ideas cuando se las arranca de su contexto, es posible leer por ahí que ciertos hechos sociales encuentran su ‘explicación’ en la subjetividad. Hubo, hace ya tiempo, una gran huelga de los mineros en el Reino Unido, y no falto algún psicoanalista que echara luz sobre el conflicto: se debía a la mala resolución del complejo de Edipo, ya que los obreros se negaban a trabajar para no perpetrar sus ambiciones incestuosas, cosa que ‘hacían’ cada vez que penetraban con su trépano fálico la entraña de la Madre Tierra. Es un extremo que seguramente merecería del Pequeño Juan la misma calificación que hacía de su síntoma. Pero que nadie se llame a engaño, la cuestión no es de vestiduras. No es que aquellas viejas y gastadas de la IPA deban ser reemplazadas por otras nuevas y vistosas más acordes a los tiempos de la AMP. Al fin y al cabo, bajo el ropaje que fuese se pone en acción el mismo paradigma de aplicación distópica de las tesis psicoanalíticas; se las emplea sin ningún resguardo respecto de una ‘realidad’ que nada tiene que ver con el único campo donde son legítimas: la práctica analítica de la cura. Fuera de esa referencia, los dichos por más sesudos o ilustrados que parezcan no son más que opiniones, y como tales debieran ser consideradas.

Volviendo a lo que sucedió en el curso de la construcción del saber psicoanalítico se advierte más tarde un desplazamiento gradual desde el ‘Complejo de Edipo’ hacia el ‘Padre’; hecho particularmente evidente dentro de lo que se dio en llamar "La enseñanza" de J. Lacan. Por poco que se la siga, se nota el esfuerzo por extraer la cuestión del Complejo de Edipo de su presentación mitológico-literaria más o menos habitual en el psicoanálisis hasta él. El camino que su trabajo teórico prosigue lleva al establecimiento de una estructura y de funciones. El "Edipo" deviene estructura, y el "Padre" función estructural. Una consecuencia de ello es que la presencia/ausencia del padre toma otro valor, sin duda no se producirán iguales efectos si el padre está o si no está presente en la realidad, pero es de su ausencia en la estructura, que caben esperar serias secuelas para la constitución y subsistencia de la subjetividad.

Conviene tener presente que no puede afirmarse, fuera del campo de los ideales o creencias, que exista un saber que asegure el "buen" ejercicio de la función. Claro que aceptarlo implica la renuncia a quimeras que la subjetividad necesita a la hora de enfrentarse a la tarea. Vale también recordar que aunque no hay tal saber si hay un "saber hacer" que la estructura provee, si bien ese "saber hacer" esta sometido a un régimen limitado por el orden de la imposibilidad que habita la estructura subjetiva, bajo la forma de lo real.

Hay que señalar que la función estructural "Padre" no queda reducida, en la enseñanza de Lacan, a sus primeras formas de presentación, aquella en que es puesta en forma bajo la denominación de significante del Nombre del Padre (NP) en la metáfora paterna como agente de la ley. Una larga elaboración la continúa. Solo trazaré su arco indicando algunos de sus momentos:

Dada la gran incidencia que las enseñanzas de Lacan han tenido tanto dentro del psicoanálisis como sobre vasto conjunto de saberes, no es de extrañar, que el término "Declinación" se hiciese de uso común (‘declin’ es la traducción francesa del ‘untergan’, alemán).

En el empleo que hacen del término "declinación del Padre" un gran número de psicólogos, sociólogos, educadores, funcionarios, intelectuales, ideólogos, comunicadores sociales, y hasta algunos psicoanalistas puede constatarse que al leer-interpretar la palabra "declinación" se ha reducido el campo semántico que la misma tiene en la lengua, a un solo eje de sus significados. Este eje abarca las siguientes significaciones: caída/ descenso/ declive/ decadencia/ degradación/ menoscabo/ menguar/ ir perdiendo en salud, inteligencia, riqueza, lozanía, etc./ caminar o aproximarse una cosa a su fin y término.

Esta reducción debe ser señalada, dados los efectos que produce. Tal empleo del término confunde un fenómeno social (que merecería que se establezcan sus determinaciones fuera de la teoría psicoanalítica) con uno subjetivo, al que le es más pertinente tal apelación. Pero resulta que dicha reducción achata la densidad conceptual que la cuestión del padre tiene para la teoría y práctica analíticas hasta convertirla casi en un indicador observable.

Es para restituir esa complejidad a la vez que evitar que se haga de ella vulgata, que propongo la siguiente operación consistente en retomar algunos de los ejes semánticos de la palabra ‘Declinación’, que han sido omitidos al emplearla en la expresión ‘Declinación del padre’:

Así como el uso de los actuales dispositivos GPS permite situar una posición cualquiera en relación a un punto definido por las coordenadas X e Y del sistema mucho más rápida, fácil y ajustadamente que bajo el modo que utiliza una brújula, un declinómetro y un mapa, de manera análoga, la inclusión en el campo semántico de la palabra ‘declinación’ de los significados recién evocados (gramatical y geodésico permite captar con más precisión el valor de las funciones del padre, en la teoría psicoanalítica. Sucintamente puede presentarse del siguiente modo:

Volviendo a lo que esbocé más arriba no basta con decir que el padre pasa a otro su propia posición en el deseo, hay que agregar que tal posición está determina por la curvatura singular que lo real induce en su estructura subjetiva en tanto que es un ser hablante y tiene como cualquier otro que arreglárselas con ese real. Ese ‘arreglo’ procede según una ley económica, aquella que rige las transmutaciones del goce según un principio de pérdida y recuperación, en la escala invertida del goce al deseo. Así transmitirá a la descendencia la posibilidad de construir su propio arreglo. No exactamente el mismo que el del padre, pues se debe en este punto poder prescindir de él para poder de servirse de él. Tal es la in-flexión que de la transmisión puede esperarse.

Para terminar, cierto es que la globalización del mercado, y la tecnociencia han ocasionado mutaciones dramáticas en todos los lazos sociales existentes y en la subjetividad de la época; pero no me parece que la mejor forma de darles respuesta sea ceder en los términos, conceptos y tesis que se tienen. Asistimos a circunstancias que imponen la invención de dispositivos de aplicación del psicoanálisis para enfrentar los efectos que los tiempos líquidos producen en las personas, pero tales invenciones no pueden hacerse sin los planos estructurales con los que se construyó el edificio de la teoría.

Edgardo V. Motta
edgardo001@fibertel.com.ar

Notas

1 "Elemental Dr. Freud" de Nicholas Meyer. Ed. Emece. Bs. As. (Datos del film)

2 "Rücksicht auf Darstellbarkeit" del trabajo onírico.

3 Esta es la denominación que recibieron aquellas antes llamadas ciencias exactas o naturales.

4 La "dureza" radicaba más en la parada agresiva que en la lógica de su argumentación.

5 Ejemplo de ello son, entre otros:

  1. los intentos de algunos analistas de la APA de formalizar lo que llamaron "El Setting" según el modelo del control de variables del experimento en ciencias duras. En el extremo podían llegar al disparate de postular que el analista debía usar la misma vestimenta cada vez que recibiera a su paciente. No puedo asegurar si la variable controlada de este modo incluía los cambios que imponía la moda, caso en el cual no todo estaría "Under control"
  2. La construcción de una matriz retórico-comunicacional que permitía registrar "objetivamente" (uso del grabador de voz incluido) el discurso del paciente, para luego someter los "datos" así obtenidos a compilación, clasificación y análisis. Se entiende análisis de los datos, no del sujeto.

6 Un ejemplo: el conocido "DSM x- CIE-10", conjunto de agujeritos donde hay que meter las clavijitas sin las angustias de tener que vérselas con el sujeto (gracias a que no tiene ningún agujerito que le corresponda). La singularidad del Sr. "Fulano" se convierte, gracias al DSM, en una colección de "trastornos" -compilables gracias a su formalización en una reducida secuencia alfanumérica, informatizable y compartible por "todo el mundo", gracias a Internet-, que gracias a la "ciencia médica de hoy" son rápida y eficazmente tratables. Muchas gracias, de nada… Nada de que reír, porque no hay gracia en esto; pero si hay complacencias: la del psiquiatra actual, la de la industria farmacéutica, la de los servicios de seguro médico. En cuanto al Sr. Fulano, poco es lo que se sabe, si es cierto ya no sufre más de F 40.2 [300.29], por lo que puede volver al trabajo en subterráneo. Pero ahora, padece de F.51.1. [30744] a causa de las drogas suministradas para sacarlo del F 40.2 [300.29]. Quizá pueda sufrir colateralmente de temblores en sus manos y en sus bolsillos, pero eso ya no es asunto de la ciencia.

7 Lo dicho no supone desmentir que haya algo ‘real’, sino afirmar que nada de eso real sería cognoscible si no hubiese un sistema simbólico que ‘extraiga’ una particularidad , de lo que fuera que fuese ese ‘real’, para hacerla existir como ‘objeto’ de un conocimiento posible a partir de dicha construcción.

8 Incluyo dentro de la expresión "formación discursiva": la forma singular en que cada ‘ciencia’ transforma su real en un objeto formal-abstracto, los dispositivos de ‘lectura’ de la realidad concernida por dicha construcción, los modos lógicos de articulación de sus elaboraciones de saber, los medios de verificación que en cada caso sean posibles y que permiten la constatación y/o modificación de las conjeturas a que se hubiese llegado en cada momento.

9 En el sentido lógico del término.

10 Pese a que el saber debe arreglárselas con el hecho de que nunca pondrá su mano sobre "todo" ese real.

11 Aquel huevito carrolliano que, de tanto saber lo que las palabras significan exactamente, se convirtió en un huevo más grande…no recuerdo como le llaman.

12 Droga sintetizada en 1998 por científicos de la Universidad de Nueva York, que reemplaza eficazmente a la mezclalina. (no confundir con hongos chamánicos) De uso legal, se la prescribe combinada con análisis epistemológicos. Tiene pocas contraindicaciones y es de sobredosis ampliamente tolerable, pruebas de doble ciego comprobaron la eficacia de un cóctel de física quántica, neurociencia, conductivismo cognitivo y mantras, hoy muy en boga en USA. Aguarda su aprobación por la DEA, y será incluida en el DSM 18 para el tratamiento del "epistemological traumatic stress disorder".

13 Dije la teoría psicoanalítica; quisiera evitar la fetichización objetivante de las palabras. Dicha expresión subsume bajo su generalidad elaboraciones conceptuales que aún cuando conserven la suficiente comunidad como para merecer ese nombre, divergen en muchos puntos; sea esto observable entre distintas ‘escuelas’, o entre distintos momentos de la producción teórica de una misma orientación en psicoanálisis. A ello hay que agregar que no siempre los psicoanalistas estamos a la altura necesaria para saber hacer con las confusiones teóricas que tal panorama produce.

14 Hasta donde puedo entender el término ‘paradigma’ no designa un conjunto de prescripciones performativas, sino más bien una suerte de ordenamiento de las operaciones morfo-sintácticas de una lengua dada, que tipifica casos: dativo, acusativo, etc.

15 Si F (FX) se aplica a un conjunto finito de significantes (A); la significación tomará el valor (j) para un conjunto ilimitado de operaciones metonímico-metafóricas, si y solo si NP a sustituido a DM. Prefiero la condena de Sokal a facilitar las confusiones entre los términos de la teoría y las novelas familiares que acostumbran a relatarnos nuestros analizantes.

16 Del mismo modo que el campo magnético del planeta determina un "meridiano magnético" que presenta una torsión angular respecto del meridiano topográfico.

17 Al modo en que los cosmofísicos conciben las transformaciones topológicas del espacio-tiempo por efecto de la fuerza gravitatoria en la vecindad de un cuerpo de alta densidad de masa o de una singularidad.

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Revista de Psicoanálisis y Cultura
Número 25 - Diciembre 2008
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