Acheronta  - Revista de Psicoanálisis y Cultura
De la "locura razonante" al "trastorno delirante"
Notas sobre la historia de la Paranoia
Gerardo R. Herreros

Sumario

Introducción
Historia del término Paranoia
Paranoia, delimitación del concepto

Psiquiatría Alemana
La paranoia en Kraepelin
Psiquiatría Francesa
(hasta Kraepelin)
Los delirios
Las constituciones

Después de Kraepelin

¿El gran mito Kraepeliniano ?
Las clasificaciones internacionales

Conclusiones
Bibliografía


Introducción

Desde Pinel a las actuales clasificaciones, se describe un cuadro clínico caracterizado por un sistema delirante más o menos sistematizado y lógico, de evolución crónica, pocas alucinaciones y sin evolución deteriorante, que Kraepelin ha estructurado con fuerza bajo el nombre de Paranoia.

Si bien el término fue utilizado desde la antigüedad, el concepto de Paranoia, tal como lo conocemos ahora, fue delimitado entre el último cuarto del siglo XIX y el primero del actual.

En el siglo XIII, los árabes ya mencionaban un cuadro clínico similar a la Paranoia sin llamarla de este modo, pero el paradigma lo constituían personajes de la literatura e históricos; así se dice que eran paranoicos Otelo y Don Quijote, como también Schumann, Rousseau y Mozart, de quien se dice que escribió su "réquiem" pensando en un complot para matarlo.

En este trabajo, abordaremos lo imprescindible de la psicopatología y centraremos la atención en el desarrollo descriptivo del concepto en dos escuelas: la alemana y la francesa; dejando un poco de lado los importantes aportes de la escuela italiana y la anglosajona, hasta llegar apenas a la psiquiatría moderna con sus clasificaciones internacionales.

Por otro lado, excede los alcances de este escrito, el desarrollo de la Paranoia en el campo analítico, que pensamos avanzó por el lado psicopatológico, entre otros, allí donde la psiquiatría había hecho tope. A partir de Freud y fundamentalmente con el psicoanalista francés J. Lacan, se dará nuevo impulso a esta estructura.

En el cuadro adjunto (cuadro 1) se resume por escuelas, la evolución del concepto y los cambios de nombres de entidades aparentemente afines a la Paranoia kraepeliniana, sin llegar, como siempre, a haber una exacta analogía y debiendo tener en cuenta toda la discusión "delimitatoria" posterior.

Historia del término paranoia

Proviene del griego n o e v , pensar, comprender y p a r a , término polisémico que significa "al lado" o "a lo largo de...". Se lo utilizaba como sinónimo de locura. Su uso se remonta a Hipócrates, pero correspondía más al habla cotidiana que al lenguaje técnico.

El idioma alemán es el primero que lo toma, ya Vogel lo utiliza en 1772, pero se le atribuye a Heinroth, en 1818, la adopción del significante, haciéndolo sinónimo de varios vocablos alemanes que luego tomaremos, pero conservará el matiz de "locura" en su sentido más general.

El concepto o cuadro psicopatológico se va desarrollando en las distintas escuelas con otros nombres, siendo recién en 1863 cuando Kahlbaum retoma el término griego, ubicándolo en su nosografía. Se dice que antes de él, Griesinger lo utilizaba pero varios historiadores difieren.

En 1879, Kraft-Ebing trata de especificarlo: es una alienación mental que concierne sobre todo al juicio y razonamiento (esto dará importantes controversias en oposición a la alteración de la afectividad) y puede cobrar forma de narración.

Entre 1881 y 1883, Mendel contrapuso dos locuciones: la "Paranoia combinatoria" y la "Paranoia alucinatoria". La primera designaba a los delirios crónicos muy sistematizados, desprovistos de evolución demencial y alucinaciones.

Es así que el término Paranoia comienza a funcionar como significante cuyo campo semántico empieza a cubrir algunos elementos durables: falta de fenómenos psicosensoriales, evolución fuera de la demencia, integridad intelectual, funcionamiento parcial de la crítica y la posibilidad de contarse como historia; es decir, sin desencadenamiento asociativo.

Finalmente es Kraepelin quien, en 1899, le da el significado clásico que conocemos.

Vemos como pasa del griego al alemán, y de éste al francés como paranoia. Seglás amplió, desde 1895, el término para calificar diversas formas de "locuras sistemáticas". En 1909, Sérieux y Capgras, lo utilizaron como sinónimo de "Delirio Crónico".

Sin embargo en Francia, "Paranoia" no tendrá el éxito que tuvo en Alemania. Aunque estarán muy influenciados por Kraepelin, los franceses escribirán más paranoico (adjetivación), que Paranoia (sustantivación).

En 1926, Genil-Perrin lo utiliza como sinónimo de organizaciones de la personalidad más que un tipo de delirio. Así los autores de lengua francesa prefirieron la locución "Delirio de Interpretación" (de Sérieux y Capgras) para la Paranoia kraepeliniana y destacaron con ese nombre más las caracteropatías. Por otro lado, distinguieron "paranoico" (perteneciente a la Paranoia) y "paranoide" (delirio más o menos sistematizado con alucinaciones) .

Los ingleses y norteamericanos toman el término importado de Alemania, pero al no lograr la coherencia conceptual de los germanos, se fue abandonando como entidad clínica. A. Mayer habla "paranoiac conditions" y "paranoid personality".

En el campo psicoanalítico también se retoma el término y se lo utiliza, intentando más explicar los mecanismos que delimitar el concepto. Freud habla de "Paranoia" y "Dementia paranoide". M. Klein y varios posfreudianos utilizan "posición paranoide", "posición esquizoparanoide", pero el uso de estos últimos siguiendo a los psiquiatras anglosajones, tiene sobre todo el carácter de adjetivación. Finalmente con Lacan, el concepto se estructura y adopta definitivamente en el campo analítico. Esto es contrario a lo que aun muchos psicoanalistas sostienen, como Laplanche y Pontalis que dicen: "parece que el psicoanálisis no ha ejercido una influencia directa en la evolución del concepto".

Ya en las clasificaciones modernas de la psiquiatría, tal como la Clasificación Internacional de Enfermedades de la O.M.S., en su novena revisión (OMS CIE-9), dentro de las Psicosis y también en los Trastornos de la Personalidad, se usan nombres como "Paranoia", "Estado paranoide simple", "Reacción paranoide aguda"", "Psicosis paranoide psicógena", "Trastorno paranoide de la personalidad", etc.

Una forma análoga de tratamiento del término lo encontramos en el Tercer Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-III) de la Asociación Americana de Psiquiatría (APA). Pero ya en la edición revisada (DSM-III-R) de 1987, desaparece el vocablo, y queda cubierto por "Trastorno Delirante (paranoide)" donde sólo el "paranoide", entre paréntesis, será el último vestigio de este significante para la psiquiatría; que también se leerá en "Trastornos de la Personalidad". Pero en inglés tiene el sentido amplio de "suspicacia".

Es decir, la psiquiatría, también siguiendo la corriente anglosajona, va utilizando cada vez más "paranoide" en desmedro de "paranoico" o "Paranoia". Por ejemplo, en la cuarta edición del Tratado de Alonso-Fernández, aparece aproximadamente 12 veces la palabra Paranoia, contra 132 de "paranoide".

Cuadro1 : Historia terminológica de la paranoia

ALEMANIA FRANCIA ITALIA ANGLOSAJONES

-Heinroth (1818)

"Paranoia"

-Ph. Pinel (1809)

"Locura razonante o manía razonante"

-Tanzi y Riva (1894)

"Constitución Paranoica"

-Mayer (1931)

"Paranoiac conditions y Paranoid Personality

-Griesinger (1862)

"Verrücktheit" (secundaria)

-Esquirol (1820)

"Monomanías"

 

Otros:

"Paranoid state, Involutional paranoid state.

-Kahlbaum (1863)

"Paranoia"

-Lasègue (1852)

"Delirio de las persecuciones"

 

Persecutory paranoid developement Psychotic paranoid reactions"

-Snell (1865)

"Primäre Wahnsinn"

-Morel (1860)

"Segunda clase de las locuras hereditarias"

   

-Griesinger (1867) "Primäre Verrücktheit"

-Jules Falret (1872)

"Delirio de perseguidos-perseguidores"

   

-Sander (1868)

"Originäre Verrücktheit

-Delasiauve (1877)

"Delirio sistematizado perceptivo" (pseudomonomanía)

   

-Westphall (1876)

"Verrücktheit" (primaria, aguda y abortiva)

-Magnan (1890)

"Delirio crónico a evolución sistemática" (locura hereditaria de los degenerados)

   

-Kraft-Ebing (1879)

"Paranoia y Wahnsinn"

-Seglás (1895)

"Delirio de persecución con interpretaciones delirantes (Paranoia)

   

-Cramer (1893/94)

"Verrücktheit + Wahnsinn + Amentia"

-Serieux y Capgras (1909)

"Delirio Crónico" ("Delirio de interpretación")

   

-Kraepelin (1899)

"Paranoia"

     

-Kretchmer (1918)

"Delirio de relación de los sensitivos" "Paranoia de deseo"

     

 

Cuadro 2: Clasificaciones internacionales contemporáneas

OMS CIE-9 (1975) DSM III (1978) DSM III-R (1987)
  • "Paranoia"

  • "Estado paranoide por alcohol"

  • "Estado paranoide simple"

  • "Trastorno paranoide de la personalidad"

  • "Reacción paranoide aguda"

  • "Psicosis paranoide psicógena"

  • "Trastorno paranoide compartido"

  • "Otros trastornos paranoides"

  • "Paranoia"

  • "Trastorno paranoide compartido"

  • "Trastorno paranoide agudo"

  • "Trastorno paranoide atípico"

  • "Trastorno paranoide de la personalidad"

  • "Trastorno delirante (paranoide)"

  • "Trastorno paranoide de la personalidad"

 

La paranoia, delimitación del concepto

Psiquiatría alemana

Para realizar un recorrido histórico del cuadro que la nosografía ha designado como "Paranoia", recortando de las psicosis determinadas características que Kraepelin agrupó bajo ese nombre en su edición de 1899, tendremos que retroceder en Alemania hasta fines del siglo XVIII.

Se comenzará a diferenciar cuadros dentro del grupo de lo que se había identificado como delirante. Si bien se considera a Alemania antes de Griesinger como prepineleana, la psiquiatría romántica planteó un principio discriminatorio oponiendo los trastornos de la afectividad y los de la inteligencia.

A comienzos del siglo XIX, a los trastornos de la inteligencia se los llamará Paranoia, término que como vimos es rescatado por Heinroth.

Es así que la Paranoia no se inscribirá como un debilitamiento de la inteligencia, no corresponderá al más o menos de una función, sino que, siguiendo su etimología caerá bajo el campo del "otro modo...". Esta idea puede buscarse en Hume, quien realiza un corte de gran porvenir: las locuras referidas al humor o sensiblería y las locuras del entendimiento.

Con Griesinger, tal vez el padre de la psiquiatría germana, se dividirán los trastornos en formas primarias y secundarias. Las primarias son poco lesionales pero deficitarias, donde lo primariamente afectado será la afectividad: Manía y Melancolía.

Wahnsinn corresponderá a la monomanía exaltada, y englobará a todas las monomanías de Esquirol que se presentan en forma aguda; el resto serán formas secundarias a este trastorno primario, y dentro de ellas, aparecerá el vocablo Verrücktheit utilizado por vez primera en 1845 por Ellinger y que Griesinger retoma haciéndolo sinónimo de Delirio Sistematizado.

De este modo, Verrücktheit es:

Esta secundariedad, si bien preserva el cuadro de ser constitucionalmente deficitario según la opinión de la época, representa una imperfección que Griesinger no tardará en modificar.

Los autores difieren en si efectivamente Griesinger utilizó o no por primera vez el término Paranoia, dirán algunos (Pichon-Rivière, Miller) que él hará sinónimo de Verrücktheit a la Paranoia. Otros en cambio (Quètel y Postel, Alonso-Fernández, Lacan, Bercherie) postulan que a la Verrücktheit secundaria de Griesinger, en 1863 Kahlbaum le opondrá un delirio sistematizado primitivo que no se acompaña de disociación de las funciones mentales a la que llama Paranoia "retomando un término caído en desuso". Y dentro del marco kantiano que diferenciaba los trastornos de la afectividad, de la voluntad y del entendimiento y juicio, la Paranoia es ubicada en este tercer apartado.

Entre 1863-1865 (no coinciden los autores), Snell describe una forma primitiva que lejos de venir luego de una manía o melancolía, comenzaba por sí misma con un delirio inicial, la llamó Primäre Wahnsinn; cursaba con alucinaciones y raramente y en forma tardía se demenciaba.

De este modo, en 1867, Griesinger admite la descripción de Snell y nombra al cuadro como Primäre Verrücktheit, e inspirará a Sander quien en 1868, bajo el rótulo de Originäre Verrücktheit, describe una locura sistematizada primitiva originada en anomalías degenerativas de la inteligencia y del carácter: "emotividad, desconfianza, misantropía, tendencia al subjetivismo mórbido (¿delirio de significación personal?)...". Podía comenzar en la infancia (probablemente la hebefrenia de Kahlbaum) y conducir a la demencia o en la adultez, llevando a un delirio de persecución con poca tendencia al deterioro.

Comienza, de este modo, a plantarse el germen de delimitación entre la demencia precoz y la paranoia, la discusión acerca de la evolución demencial y el origen primariamente afectivo o intelectual del delirio, que marcará todo el último cuarto del siglo XIX y el primero del siguiente.

A partir de 1876 y tal vez con Westphall, se inicia un período de confusión en la delimitación de la entidad. Este autor tornará vaga e imprecisa a la Paranoia, haciéndola sinónimo no sólo de delirio sino de trastorno intelectual de cualquier tipo. Bajo el rótulo de Paranoia engloba:

  1. Verrücktheit primaria.
  2. Verwirrung.
  3. Verrücktheit aguda.
  4. Verrücktheit abortiva.

Donde se incluyen casos de confusión mental, psicosis tóxicas y otros delirios (V. aguda), delirios de clara naturaleza obsesional (V. abortiva) y eso que no se incluye la V. secundaria de Griesinger ni el Wahnsinn.

La Paranoia abortiva tendrá poco éxito aun, pero la Paranoia aguda será la que generará más problemas. Siguiendo a algunos psiquiatras, la paranoia aguda (descrita por Kahlbaum y luego por Westphall), no será aceptada por la escuela vienesa. No será más que una forma de confusión alucinatoria, donde los trastornos perceptivos son profusos. Kraft-Ebing prefiere llamarla Wahnsinn y Meynert denominará Amentia a la forma aguda.

En el tratado de Kraft-Ebing de 1879, se encuentra resumido como se conceptualizaba la Paranoia:

"Enfermedad psíquica crónica que aparece exclusivamente en los tarados, que se desarrolla en medio o a expensas de neurosis constitucionales y cuyo síntoma principal es la existencia de ideas delirantes. Estas ideas son primitivas, sistemáticas, formadas por operaciones de conclusión y de juicio y que de esta forma construyen un verdadero edificio de ilusiones".

El mecanismo, puede ser primariamente ideativo pero también alucinatorio. El factor constitucional es bien claro habiendo dos variedades: la "Paranoia originaria" donde las tendencias se manifiestan desde la infancia y las "Paranoias tardías" que se desarrollan luego de la pubertad o en la edad adulta.

Apoyándose en los trabajos prekraepelinianos, se hará hincapié en varios aspectos. Wernicke, en el delirio de referencia en donde todo concierne al paciente; Friedman, en las evoluciones benignas y Gaupp también más tarde (es discípulo de Kraepelin), en las relaciones con la neurosis obsesiva. Dentro de esta corriente se situará, aunque no cronológicamente, la obra de Kretchmer. Este describirá el temperamento sensitivo, que en ocasiones y relacionado con acontecimientos vitales, desarrollará una "Paranoia sensitiva" o "Delirio de relación de los sensitivos", que a la manera de episodios, podían curar.

Entre 1881 y 1883, Mendel opuso dos locuciones, "Paranoia Combinatoria" (que será sinónimo de Verrücktheit) y "Paranoia Alucinatoria" (sinónimo de Wahnsinn). Paranoia es entonces una organización delirante crónica, sin debilitamiento intelectual. Queda en suspenso si la presencia de alucinaciones pronostica una evolución demencial.

El acmé del período de confusión, además de los trabajos de Westphall, es posible situarlo en el informe de Cramer a la Sociedad de Berlín en 1884, donde bajo el nombre de Paranoia, se engloba: Verrücktheit, Wahnsinn y Amentia.

En toda esta discusión, se va cristalizando la idea de trastornos delirantes concernientes a representaciones coherentes, pero lo problemático se centra en si el delirio es:

  1. Primario o secundario.
  2. De inicio en la infancia o en la adultez.
  3. Si es con o sin alucinaciones.
  4. Si tiene o no evolución demencial.

Paralelamente a esta Babel intelectual, aparece la obra de Kraepelin. Este evocará con ironía, que en esa época se diagnosticaba como Paranoia entre el 70 al 80% de los casos de asilo. Sin embargo, no será sino hasta 1899 cuando defina su concepto clásico de Paranoia.

La Paranoia en Kraepelin:

Emil Kraepelin, "se opondrá al estado de cosas precedente, diciendo que la confusión había nacido por no haber hecho intervenir el criterio evolutivo". "Con el desplazamiento del punto de partida, que solamente apuntaba a estados crónicos no curables, la concepción puramente sintomática del cuadro mórbido toma predominio excesivo. Ya que la evolución de la enfermedad no servía de criterio, el trastorno de la inteligencia, la oposición de ideas delirantes o trastornos psicosensoriales quedaban como los únicos signos palpables de la Paranoia". Una serie de cuadros clínicos tales como la confusión mental, el delirio alcohólico y numerosos hechos clínicos pertenecientes a la demencia precoz y a las psicosis maniaco-depresivas, fueron confundidos o conceptualizados como Paranoia. Esta diacronía de las ideas de la época, también puede seguirse en la obra de Kraepelin

En la primera edición de su Lehrbuch de 1883, sólo se mencionarán el "Delirio sistematizado primitivo", bajo el rótulo de Verrücktheit y el "Delirio de querulancia" que se halla totalmente separado del anterior. En la segunda de 1887, Verrücktheit es entonces "delirio sistematizado", y dentro de este las formas clínicas son:

a)Formas depresivas

b)Formas expansivas

En esta edición, influido por Kraft-Ebing, separa las formas agudas (Wahnsinn) de las crónicas (Verrücktheit).

La tercera edición, tiene pocos cambios con respecto a la segunda; pero la cuarta de 1893 marca un hito fundamental, ya que entre Verrücktheit y las Neurosis Generales, intercala los "procesos psíquicos degenerativos" y dentro de ellos aparece la Dementia praecox, la Catatonía y la Dementia Paranoïdes. Si bien aun no definida, en su sentido clásico, Kraepelin adopta ya el término Paranoia para la Verrücktheit.

Ya en la edición de 1896, la quinta, Kraepelin incluye la división de la Paranoia en Formas Combinatorias (interpretativa) y Formas Fantásticas (alucinatoria), que a pesar de haberlo mencionado en 1887 siguiendo a Mendel (ver supra), hasta el momento estaba muy influenciado por Kraft-Ebing.

Así llegamos, en este apretado recorrido, a la clásica edición de 1899, donde Paranoia sólo comprenderá los delirios sistematizados combinatorios. El resto, muy abarcativo, representa las enfermedades paranoides que: "Hasta mayor información, creo deber incluirlos como formas paranoides de la demencia precoz", dirá Kraepelin.

En esta edición, aparecerá la definición clásica de Paranoia, que es de la que parte este trabajo: "Desarrollo insidioso bajo la dependencia de causas internas y según una evolución continua, de un sistema delirante duradero e imposible de sacudir, y que se instaura con una conservación completa de la claridad y del orden en el pensamiento, el querer y la acción". Este último carácter es lo que lo lleva a separar de la Paranoia, las formas que conducen a un debilitamiento intelectual (Verblödung). "Nada en ésta, debe revelar ulteriormente alguna causa orgánica subyacente, lo cual excluye la evolución demencial. Por otra parte, mediante la exclusión de las paranoias agudas, a las cuales niega Kraepelin toda existencia autónoma, que dan eliminadas (en esta edición) todas las formas cuya evolución se demostrara como curable, abortiva o remitente".

También dirá Kraepelin: "El delirio es elaborado intelectualmente, coherente en una unidad, sin groseras contradicciones internas". Es decir que, la caracterización de la Paranoia kraepeliniana en el Lehrbuch de 1899 es:

En cuanto al cuadro psicopatológico, se apoya en dos órdenes de fenómenos:

Dentro de los Trastornos elementales, en primer lugar se halla el "delirio de referencia" o "delirio de relación" o "delirio de significación personal". Que son subversiones múltiples aportadas por el paciente en la significación de los gestos, las palabras, los hechos sin importancia de la vida cotidiana, etc. Dice Lacan, que describe con menos finura que Serieux y Capgras, el síntoma "interpretación".

Otros de los síntomas serán las "experiencias visionarias", análogas a las ideas de influencia y a las inspiraciones e intuiciones delirantes. Esto estará vinculado con un problema no del todo resuelto, las alucinaciones; que aunque Kraepelin señalará la ausencia o el carácter episódico de estas, nunca fue concluyente a este respecto.

También serán trastornos elementales, las "ilusiones de la memoria" (confabulaciones) que Kraepelin subraya como importantes en la construcción del delirio. Por otra parte agrega las "imaginaciones mórbidas", sirviéndole esto para negar la existencia autónoma del "Delirio de imaginación" de Dupré y Logre.

En referencia al delirio, este se elabora siguiendo "dos direcciones opuestas que a menudo se combinan una con la otra", dirá Kraepelin. Por un lado, el "delirio de prejuicio" que engloba al de persecución, el de celos y el de hipocondría. Por el otro, el "delirio de grandeza", que abarca el de los inventores, los místicos y el de los erotómanos. Entre ambos se encuentran formas mixtas o bipolares de delirio.

Además, como vimos, el delirio es:

En la séptima edición de su tratado de 1904, Kraepelin repite prácticamente la sexta, al menos en relación a la Paranoia, pero agregará las "Neurosis Psicógenas". Y en la Octava y última edición, que se desarrolla entre 1909 y 1913 que además duplica en páginas a la anterior, el "Delirio de querulancia" se separará del grupo de la Paranoia y será puesto en el floreciente apartado de las "Psicosis psicógenas" (no olvidemos que para el tiempo de la octava edición, ha aparecido la obra de Bleuler, el trabajo de Serieux y Capgras que luego comentaremos, y el psicoanálisis ya había dado algunos trabajos de suma importancia -Freud escribe en 1911 "El caso Schreber", entre otros- que influenciaron a Bleuler y a Kraepelin a través suyo. Además esta edición, también es contemporánea de la "Psicopatología" de Jaspers).

Con respecto al "Delirio de querulancia" como psicógeno, Kraepelin dirá que se parece mucho a la Paranoia:

"La distinción no tiene ninguna importancia real, pues la Paranoia también es de causa psicógena, pero la diferencia consiste en que, en la Paranoia, las fuerzas que actúan realmente en la elaboración mórbida de los acontecimientos vitales son puramente endógenas al enfermo, mientras que, en los diversos querulantes, la ocasión exterior da el sustrato decisivo para la aparición del cuadro mórbido".

Sin embargo, en todos los casos se tratará de una predisposición (este tema será muy tratado en la tesis de Lacan).

Otra de las novedades y también creemos debida a lo anteriormente considerado, es la aceptación de paranoias benignas o abortivas. Una serie continua de hechos clínicos enlaza los grandes desarrollos paranoicos con las formas frustras de las personalidades paranoides. Esto lo toma de los franceses y la aceptación de estas formas, producirá un quiebre y giro en la concepción de la Paranoia, que luego retomaremos.

Por último, aunque de gran importancia para esta edición, aparece reduciendo la Demencia Precoz y la Paranoia, el gran grupo de las "Parafrenias"; con su cuatro formas, confabulatoria, sistemática, fantástica y expansiva, cuyo desarrollo excede las posibilidades de este trabajo.(en el cuadro 2, se sintetiza la nosografía kraepeliniana vinculada con la Paranoia).

Cuadro 3 : La paranoia en Kraepelin
(modificado de Bercherie)

1* Edición
1883
2* y 3* Edición
1887-1889
4* y 5* Edición
1893-1896
6* y 7* Edición
1899-1904
8* Edición
1909-1913

Delirio de Querulancia

DELIRIO SISTEMATIZADO

Formas Depresivas

Persec. Alucinat

Persec. Combinat.

Hipocondríaco

Querulancia

Formas Expansivas

Grandeza

Grandeza Alucinat.

Combinatorio

Verrücktheit orig.

PARANOIA

Formas Combinatorias

Incluye el Delirio de Querulancia)

Formas Fantásticas

(incluye el Delirio Crónico a evolución sistemática)

PARANOIA

Delirio de Querulancia

PARANOIA

DELIRIO SISTEMATIZADO PRIMITIVO

(Verrücktheit)

      DEMENCIA PRECOZ Formas Parnoides de la Demencia Precoz

Delirios sistematizados fantásticos

Demencia Paranoide

Hebefrenia

Demencia Simple

PARAFRENIAS*

Expansiva

Confabulante

Sistemática

Fantástica

  W A H N S I N N  

DEMENCIA* PRECOZ

(TODAS SUS FORMAS)

ESTADOS DE DEBILIDAD PSIQUICA SECUNDARIA

(Verrücktheit y Blödsinn secundarias)

Demencia Paranoide

Catatonía

Demencia Precoz

Psiquiatría francesa (hasta kraepelin)

En Francia, la historia de la paranoia kraepeliniana puede decirse que comienza con Seglás, pero ya antes, y aun de Kraepelin, se habían percatado del cuadro. Está claramente definido en la descripción de Lasègue de 1852, con su "Delirio de las persecuciones", que Kraepelin elogia; lo que ocurre es que la historia se inscribe, para los franceses, en el gran capítulo de los Delirios y por otro lado, tendrá más que ver con la patología del carácter.

Los Delirios:

Phillipe Pinel había opuesto, como sabemos, los delirios parciales (Melancolía) y los generales (Manía), dentro de su coherente nosografía. Sin embargo, no estará conforme con la unidad de la Melancolía o delirio exclusivo, dirá: "Nada es más inexplicable y sin embargo nada es mejor comprobado que las dos formas opuestas que puede tomar la melancolía. Es a veces un orgullo excesivo y la idea quimérica de poseer riquezas inmensas o un poder sin límites, es otras el abatimiento más pusilánime, una consternación profunda hasta la desesperación".

Distinguió también una subvariedad dentro de la manía a la que llamará "Manía razonante" o "Locura razonante", o "Manía sin delirio", donde las funciones intelectuales estarán intactas. El trastorno será primariamente afectivo.

Unos años más tarde Esquirol dividirá la melancolía en "Lipemanía" y "Monomanías"; en principio no aceptará la manía razonante. Las monomanías expansivas, en las que se encuentra una lesión parcial de la inteligencia, de los afectos y de la voluntad las divide en tres grupos: la "Instintiva", que podría englobar desde las futuras obsesiones hasta los impulsos epilépticos; la "Afectiva o razonante", también vinculada con la "locura de duda" (según J. P. Falret) y la "Monomanía intelectual", donde las enfermos deducen consecuencias legítimas de un principio falso, condicionando esto su conducta.

Probablemente, esta última forma sea el antecedente de los delirios crónicos sistematizados; más tarde incluirá aquí la erotomanía. Además, en estas monomanías se excluía la evolución deficitaria.

La noción de delirio parcial y monomanía no será aceptada por todos. Bajo el Segundo Imperio y los comienzos de la Tercera República, será defendida por Delasiauve y Baillarger; pero en general se tratará más bien de delimitar un grupo de delirios crónicos, solidarios de trastornos generales y evolutivos de la personalidad, inscribiéndose en esta línea las obras de Lasègue, los Falret, Foville, Legrand du Saulle, Morel y Magnan.

Genil Perrín señalaba que faltaban delimitar dos aspectos: por un lado, aislar los delirios sintomáticos de otras afecciones, de aquellos autónomos y por el otro, distinguir las formas en que la alucinación o la interpretación intervienen. Por otra parte, hasta mediados del siglo XIX, la oposición agudo Vs. crónico no tuvo cabida.

Lasègue, en 1852 aísla su "Delirio de las persecuciones" de las monomanías, poniendo de relieve el síntoma "idea de persecución"; pero esto es separado en un corte sincrónico y sin tener en cuenta la evolución.

J. P. Falret, siguiendo a su padre, en 1872 describe las fases del delirio sistematizado de persecución:

  1. Período de interpretaciones delirantes
  2. Período de estado (aparecen alucinaciones auditivas)
  3. Período de desarrollo de trastornos de la sensibilidad general
  4. Período de delirio estereotipado donde la enfermedad se cristaliza, sin evolucionar a la demencia.

A este delirio, le da el nombre de "Delirio de Perseguidos y Perseguidores". Con esta brillante descripción, se realiza la síntesis de la sintomatología, faltará la etiología.

Morel habla de ciertos delirantes hereditarios que se presentan como perseguidos razonantes, es decir, con "trastornos en la interpretación"; pero será Magnan quien dará el toque final a esta concepción.

Señalará, en 1890, la oposición entre delirios crónicos a evolución sistemática y los delirios de los degenerados; donde sistemático aludirá a desarrollo sucesivo en etapas y no a sistematización del delirio. La oposición se marca en el siguiente cuadro

CUADRO 4

DELIRIO CRÓNICO A EVOLUCIÓN SISTEMÁTICA

DELIRIO DE LOS DEGENERADOS

Sujetos normales sin carga hereditaria (es "accidental")

Fuerte herencia psicopática

Edad adulta

Cualquier edad

Evolución lenta, progresiva, regular

Evolución rápida o lenta

Cuatro fases:

a) Inquietud e interpretación

b) Persecución y alucinación

c) Megalomanía o ambición

d) Demencia

Sin períodos regulares, polimorfos o sistemáticos, no alucinatorios

  Individuos con:

a) Signos de desequilibrio (degenerados superiores

b) Signos de debilidad (degenerados inferiores)

Los delirios de los degenerados incluirán el "Delirio de perseguidos-perseguidores" (futuro delirio de reivindicación) y el "Delirio de interpretación" (futuro "Delirio de Interpretación" de Serieux y Capgras).

Hacia fines del siglo XIX, la psiquiatría francesa aisló en las manifestaciones delirantes crónicas, un dominio importante marcado por las ideas de persecución y la falta de evolución demencial, pero en el que constituye un problema las alucinaciones.

Seglás ya toma el término Paranoia de Kraepelin, para hacerlo sinónimo del "Delirio de persecución con interpretaciones delirantes" o locura sistematizada primitiva, a la que define como un

"estado psicopático funcional caracterizado por una desviación particular de las funciones intelectuales más elevadas, que no implica ni una decadencia profunda ni un desorden general, acompañándose casi siempre con ideas delirantes más o menos sistematizadas y permanentes con alucinaciones frecuentes... independiente de toda causa ocasional..., tiene su origen en la intimidad del carácter individual, de la personalidad..., en las anomalías de la constitución psíquica entre las cuales predominan la exageración del sentimiento de la personalidad, la autofilia".

Este autor hablará de Paranoia aguda y Paranoia Secundaria. Podía o no haber alucinaciones y recordaremos que ya en 1877 Delasiauve describía el "Delirio sistematizado perceptivo", basado en ilusiones sensoriales; y en 1896 Regis, menciona el "Delirio razonante de persecución". Estas formas probablemente sean el antecedente de los delirios crónicos sistematizados, donde aun no se ha aislado la "Psicosis Alucinatoria Crónica" de Ballet.

Vemos así que para los autores franceses, las alucinaciones son excluidas en provecho de los mecanismos interpretativos y otras veces admitidas a causa de los hechos clínicos y las relaciones complejas con los trastornos del humor. Al estudiar en su unidad este agrupamiento, se le llama grupo de los "Delirios Sistematizados Crónicos" y cuando se considera heterogéneo, se llega al segundo clasicismo de la psiquiatría francesa.

Este comienza en 1902 con el artículo de P. Serieux y J. Capgras, sobre las "Psicosis basadas en interpretaciones delirantes" y que adquiere su forma completa, con su libro de 1909 "Locuras razonantes y el Delirio de Interpretación" -ya siendo lectores de Kraepelin, e influenciándose recíprocamente-, donde contrariamente a los delirios crónicos alucinatorios que afectan a sujetos sanos, pero que evolucionan a la demencia, describen utilizando el término Paranoïa para denominarlo Delirio Crónico, un cuadro que ataca a los predispuestos.

Dentro de este delirio, se encuentra el Delirio de Interpretación, que evoluciona poco a poco, con una organización muy prolongada de interpretaciones más congruentes, no alterando grandes porciones de la inteligencia; se sistematiza poco a poco, agregando unas interpretaciones a otras, para eliminar toda contingencia. De este delirio se separan:

  1. Las interpretaciones episódicas
  2. Las formas interpretativas de las psicosis agudas
  3. Las interpretaciones ocasionales de los delirios alucinatorios
  4. El Delirio de Reivindicación (Deliro de Querulancia de Kraepelin) donde existe un estado pasional obsesivo, los datos iniciales son reales y hay un número reducido de ideas prevalentes.

Así los delirios sistematizados crónicos quedan divididos en:

DELIRIO CRONICO:

A.- NO ALUCINATORIOS, CONSTITUCIONALES

  1. Delirio de Interpretación
  2. Delirio de Reivindicación
  3. Delirio de Imaginación (Dupré y Logre)

B.- ALUCINATORIOS

El Delirio crónico a evolución sistemática de Magnan pasa a ser sólo una forma clínica del delirio alucinatorio. En todos estos delirios se excluye la evolución demencial, pero sin embargo, se puede notar cierto deterioro. Por otra parte, el Delirio Crónico responde a una constitución paranoica y es psicógeno.

Los autores señalan que podrían haber transiciones entre los delirios sistematizados y la Demencia Precoz, sobre todo se la vinculará con la Psicosis Alucinatoria Crónica. Pero la caracterización del Delirio de Interpretación realizada por Serieux y Capgras en 1921, se opone claramente a la Demencia precoz

CUADRO 5

DELIRIO DE INTERPRETACION (modificado de Bercherie)

SINTOMAS

I Interpretaciones delirantes, fabulaciones, paramnesias, falsos reconocimientos

II Verosimilitud relativa y sistematización de ideas delirantes diversas (persecución, grandeza, celos, erotismo, misticismo, hipocondría o autoacusación).

III Conservación de la actividad mental -propensión al razonamiento silogístico o a las deducciones-. Reacciones volitivas variables relacionadas con el carácter y proporcionadas a su móvil.

EVOLUCION

Inicio insidioso a menudo confundidos con manifestaciones de un carácter paranoico. Fijeza de ideas directrices. Organización de delirio retrospectivo. Extensión progresiva.

PATOGENIA

Constitucional. Exageración de un carácter anormal.

Vemos que este tipo de delirio se acerca mucho a la Paranoia kraepeliniana (en el cuadro 6 se compara la nosografía de Serieux y Capgras con la de Kraepelin); se apoya en un "carácter paranoico" y es constitucional, lo que nos introduce en el campo de las constituciones tan desarrollado en la psiquiatría francesa.

CUADRO 6
( De Frey, según Pichon-Rivière )

SERIEUX Y CAPGRAS 1921 KRAEPELIN 1913
Delirios sistematizados. D. de Reivindicación. Delirio de los Querulantes (psicogenético)
Crónicos no alucinatorios

(Constitucionales)

DELIRIO DE INTERPRETACIÓN. PARANOIA (constitucional-psicogenética)
D. de Imaginación Parafrenia Confabulatoria  
Delirios sistematizados.

Crónicos alucinatorios.

(accidentales en predispuestos)

D. Crónico de Magnan Parafrenia Sistemática PARAFRENIA
Forma Fantástica de la Psicosis Alucinatoria Crónica Parafrenia Fantástica
Sin equivalente Parafrenia Expansiva  
Demencia Precoz Demencia Precoz kraepeliniana Benigna Demencia Paranoide DEMENCIA PRECOZ
Grave
Catatónica
-Hebefrénica
-Simple

 

Las Constituciones:

Desde fines del siglo XVIII, la clínica mencionaba la existencia de anomalías del carácter, del humor y de la conducta, consideradas congénitas y casi siempre hereditarias, que se manifestaban tempranamente y duraban toda la vida. Sin pretender ser minuciosos, mencionaremos la Locura Razonante de Ph. Pinel; la Monomanía afectiva e instintiva, de Esquirol; Moral Insanity, de Pritchard; Locura lúcida, de Trelat; Deliro de los actos, de Brière de Boismont; Manía del carácter, de S. Pinel; Locura instintiva, de Morel; Manía razonante, de Campagne; Seudomonomanía, de Delasiauve; Locura hereditaria de los degenerados, de Magnan; Locura del carácter, de Charpentier, etc., todas ellas congénitas y vinculadas con nuestro tema.

Magnan primero y luego Tanzy y Riva en Italia, descubrieron una constitución patológica original: "La constitución paranoica".

Como vimos, Serieux y Capgras, contribuyeron a fijar sus características, la referencia a la degeneración y al desequilibrio se esfumaba, insistiéndose más en los aspectos innatos y definitivos de los rasgos señalados. Si bien la herencia primaba, sus lazos parecían ser menos decisivos. Dirán:

"En el delirio de interpretación la importancia de esta constitución paranoica es capital, puesto que al contrario de lo que sucede en las psicosis demenciales, no hay, según nos consta, ni modificación radical, ni disolución del carácter, sino un desarrollo hipertrofiado y unilateral de ciertas tendencias preexistentes.

No se produce ruptura alguna entre la personalidad anterior del sujeto y la personalidad del interpretador. Esta no es más que la expansión de la primera, que, persistiendo con sus tendencias, su carácter y sus modos de reacción acostumbrados, influye en la elaboración del delirio, en la elección de las concepciones y en la actividad toda del sujeto. Así, pues, lo que importa investigar es cuáles son los elementos esenciales de esa constitución".

Y más adelante "... el delirio de interpretación es, en resumen, una psicosis constitucional que se desarrolla gracias a una anomalía de la personalidad caracterizada por la hipertrofia o hiperestesia del yo y por la falla circunscrita de la autocrítica. Bajo la influencia de conflictos sociales determinados por la inadaptabilidad al medio, esta constitución psíquica anormal provoca el predominio de un complejo ideo-afectivo, así como su persistencia e irradiación".

Genil Perrín, en 1926, en su "Les paranoïaques", reagrupa seis constantes de la constitución paranoica: orgullo, desconfianza, falsedad del juicio e inadaptación social, hipertrofia del yo, rigidez y susceptibilidad.

Se trata en todos los casos de una organización durable de la existencia que puede permanecer en este estado o constituir el campo propicio para la descompensación. Sin embargo, el valor constitucional, no puede establecerse más que sobre la regularidad clínica de su correlación. Esto se demuestra discutible al intentar aplicar esta noción en el estudio de los niños.

El aspecto constitucional y su relación con la personalidad, en relación a la Paranoia, será como mencionamos al comienzo, en lo que se pondrá más énfasis para la psiquiatría francesa, resaltando la autonomía nosográfica de los Delirios. Como dice Ey: "Los Delirios Crónicos son en ese sentido enfermedades de la personalidad", pero también "abarca modalidades estructurales de especies diferentes".

Como corolario de estas tesis, transcribimos un texto de Seglás que nos parece paradigmático:

"... Sin embargo, tan importante como puede ser el delirio paranoico, sólo es una fase, el punto culminante de la afección. Esta tiene como base necesaria una desviación particular de las funciones psíquicas más elevadas, una constitución psíquica especial que se encuentra en los pródromos, en el delirio, en las fases de remisión, y a veces constituye por si sola toda la enfermedad (paranoia llamada indiferente, indeterminada, sin delirio). Ella consiste sobre todo en anomalías de la inteligencia (asociación de ideas insólitas, paradojas, juicios absurdos, ilógicos) y del carácter... El deliro no es allí más que un síntoma y de ninguna manera es autónomo. Muy por el contrario, tiene su origen en la intimidad misma de la personalidad individual, cuyos rasgos anormales destaca en primer plano, y se desarrolla a título primitivo".

Para finalizar con este apartado, no queremos dejar de mencionar, que esto no significa que los alemanes no hayan puesto atención en las relaciones entre personalidad y Paranoia, sino que al comienzo no fue vista la articulación de manera precisa. Un antecedente lo tenemos en Kraft-Ebing quien en 1888 señala que la Verrücktheit primaria es una "hipertrofia del carácter anormal", posteriormente todas las explicaciones de Kraepelin sobre la endogenicidad o psicogenicidad de la Paranoia y la relación de esta con la personalidad previa, que culminó con Jaspers con sus tesis sobre "Proceso y Desarrollo", en 1913. Por otro lado, Bleuler encuentra la explicación del delirio no por el lado de la constitución, sino en las reacciones del sujeto a situaciones vitales; pero conserva ciertos rasgos emparentados con esta doctrina constitucional.

Después de kraepelin

Si bien ya hemos mencionado que, en las últimas ediciones, Kraepelin absorbe el tema, la discusión que situamos como poskraepeliniana, se centra, en principio, fundamentalmente en el par de opuestos "psicogénesis vs. organogénesis" de la Paranoia.

Esta discusión nace con la llamada corriente psicodinámica alemana y se refuerza a partir de una inflexión histórica fundamental que personifica Sigmund Freud; quien dio origen al psicoanálisis, influyendo este en todo el pensamiento psiquiátrico y psicológico posterior. Como dijimos, la obra de Bleuler, y también la de Jung (el grupo de Zurich), está atravesada, aunque en forma digerible, por las ideas freudianas.

A partir del psicoanálisis, para nosotros la segunda revolución psiquiátrica (la primera la situamos en Pinel y la tercera en el nacimiento de los psicofármacos), la historia de la Paranoia se bifurca.

En un polo, con la misma metodología psiquiátrica, aun que enriquecida por los aportes jasperianos, que no pudo dar algunas respuestas, se intenta dar cuenta de la Paranoia; apareciendo un hiato cada vez más pronunciado entre una clínica que cada vez se empobrece más y una neurobiología en pañales, que le gana terreno, lo que conducirá a la "demolición conceptual de la Paranoia kraepeliniana", como dice Alonso-Fernández.

En el otro polo, el psicoanálisis que, valiéndose y apoyándose en las descripciones clásicas, le agrega a la mirada psiquiátrica, la escucha, que pondrá en primer plano: el inconsciente, las relaciones fundantes del sujeto y el valor del lenguaje, es decir, del orden simbólico como del lado de la causa, en principio.

Una muestra ejemplar de este punto de bifurcación que ya había anticipado Freud con los trabajos sobre las neuropsicosis de defensa, el caso Schreber y el narcisismo, podemos leerlo en la magistral Tesis de Lacan (1932), "De la psicosis paranoica en su relación con la personalidad", que él mismo sitúa como en su período psiquiátrico y donde se ponen al día las ideas de la época anterior, pero ya con el psicoanálisis en su seno por un lado, pero también marcado por la obra de Jaspers. Continuando con la coherencia del trabajo, avanzaremos por el lado psiquiátrico.

¿El gran mito kraepeliniano?:

Con esta frase de Alonso-Fernández, pero sin los signos de pregunta, se nombra a la Paranoia, cuya consistencia psiquiátrica comienza a perder coherencia. El inicio de la llamada "demolición conceptual", lo podemos situar con algunos trabajos que ya hemos mencionado.

En 1905, Friedman publica casos ligeros y curables de Paranoia, a las que llama "Paranoia atenuada" y Gaupp (1910, 1920, 1942), con sus célebres trabajos, describe la "Paranoia abortiva". Con estos, se intenta introducir el concepto de "reacción vital" al que luego se le agregará "paranoide", en el que tanto se apoyó Bleuler y que vuelve a poner en el tapete el origen intelectual o afectivo.

Kraepelin, al aceptar (aunque en forma superficial) estas formas frustras en la octava y ultima edición, hace que comience a tambalear el concepto de "entidad natural" y los criterios fundamentales de su Paranoia, es decir, la cronicidad e incurabilidad de la misma.

Estos trabajos de la corriente psicodinámica alemana, son coronados por la obra de Kretchmer. La respuesta que se da es, más o menos la de, perturbaciones reactivas, con bases degenerativas; a pesar de que Kretchmer hable de disposición adquirida a lo largo de la evolución, en la que tienen papel fundamental los traumas afectivos. Con sus escritos a partir de 1918 y los de Bleuler, se afianza la psicogenia de la Paranoia, cuyos puntos salientes ahora son

  1. BASE CARACTEROLOGICA tendencia kretchmeriana a integrar lo constitucional a lo reactivo: "Disposición caracterológica sensitiva" (esto es para su delirio de relación)
  2. FACTOR FAVORECEDOR MEDIO AMBIENTAL. Desencadenamiento catatímico.
  3. Pueden ser REACCIONES PARANOICAS ("Delirio de relación de los sensitivos") o DESARROLLOS DE LA PERSONALIDAD ("Paranoias de deseo").
  4. En todos los casos, es una alteración PSICOGENICA.
  5. EVOLUCIÓN BENIGNA y resolutiva en muchos casos.

Es de destacar que, toda la discusión poskraepeliniana, tiene como base subyacente, sin lugar a dudas, el pensamiento de Jaspers, quien entre 1910 y 1913 concluye su "Allgemeine Psychopathologie".

El trabajo de este autor, tal vez el último gran aporte a la psiquiatría clínica, XX excede los propósitos de este trabajo. A pesar de ello, no podemos dejar de mencionar, al menos brevemente, que en referencia a la Paranoia los autores influenciados por él, deben tener en cuenta las

Esto desemboca en el par de opuestos clásicos:

El proceso del lado de la explicación, de lo incomprensible y el desarrollo, que se comprende. Esto en términos muy generales, ya que estas concepciones se verán enriquecidas y modificadas por otros autores (K. Schneider) y por el mismo Jaspers (a partir de 1942).

Lo cierto es, que se introduce fuertemente en la psiquiatría las dualidades o dilemas que Alonso-Fernández define como:

Jaspers, con su método, opone las auténticas vivencias paranoicas al carácter sistematizado y concéntrico de las ideas de sobrestimación y de las ideas erróneas; señala la necesidad de diferenciar entre el "proceso paranoide", de naturaleza somatopsíquica y cuyos síntomas (delusiones) son "incomprensibles" psicológicamente y el "desarrollo paranoide" producto de una interacción "comprensible" entre el individuo y el medio ambiente.

Cómo es posible entonces situar a la Paranoia, ya que al menos, por lo que tenemos recorrido, podemos señalar dos tipos diferenciados de delirios "con base interpretativa".

Primero, los delirios de "génesis afectiva y determinismo psicológico"; que ejemplifica muy bien Clérambault en 1921, cuando agrupa los delirios pasionales: el de reivindicación (de Serieux y Capgras), la erotomanía y el delirio de celos (nosotros podríamos incluir además, el deliro de relación de Kretchmer). En estos, la base afectiva ("postulado ideo-afectivo" de Clérambault), permite comprender el desarrollo del delirio y las ideas parecen verosímiles y se pueden penetrar intuitivamente.

Segundo, los delirios interpretativos, donde si bien la estructura del delirio responde al tipo silogístico, nace, dice Clérambault, de un estado de duda y perplejidad y se sistematizan posteriormente. Aquí se torna sumamente dificultoso comprender, por lo que los autores tienden más a ubicarlos del lado esquizofrénico.

Cabe la pregunta, ¿en qué lugar ubicar la Paranoia?, o para ser precisos, ¿dónde ha quedado la Paranoia kraepeliniana?. Las respuestas alternan desde las concepciones restringidas, hasta las más amplias. Demos ejemplos.

Specht (1901,1905,1908), pretende incluir la Paranoia en el "círculo de las psicosis maniaco-depresivas". No olvidemos, que el origen afectivo propuesto por muchos, podría dar pie a este tipo de articulación.

Lange (1925, 1927) dirá, por el lado de las constituciones, "Sin la disposición a la Paranoia, no podría caer en ella el carácter más complicado bajo el destino más embrollado".

Algunos autores conservan la "Paranoia legítima" y lo reactivo se nombra como paranoide y a la inversa otros (Keyserlingk en 1964), proponen reservar el término Paranoia para las reacciones y a los desarrollos los llaman paranoides.

Por el lado de la esquizofrenia, Kahn (1923) dice que la Paranoia de Kraepelin se monta sobre un estado esquizofrénico residual. Y en el mismo sentido, el propio Bleuler dirá en 1942, "Un ligero proceso esquizofrénico que no llegue a producir síntomas esquizofrénicos permanentes y específicos, y, sobre todo, ninguna clase de trastornos lógicos, es, pues, una buena base para una futura Paranoia".

También Kolle (1931, 1957), dirá que las paranoias de Kraepelin eran esquizofrenias y Leonhard (1945, 1957, 1964, 1966), ubica a la Paranoia kraepeliniana del lado de la "Parafrenia Afectiva". Recordemos que ésta más la Catatonía periódica y la esquizofasia, es para él una "Esquizofrenia no sistematizada" y tiene una base fuertemente orgánica.

La asimilación de la Paranoia al grupo de las Esquizofrenias, dominará gran parte del pensamiento psiquiátrico posterior. Así el término vuelve a tornarse impreciso, y los autores comienzan a hablar de una particularidad sindrómica más que un grupo nosológico determinado. los opuestos serán entonces Paranoico o Paranoide, Delirante o Deliroide.

Llegamos, de este modo, nuevamente a las discusiones que podemos llamar prekraepelinianas, sobre el origen orgánico o psíquico, primario o secundario, el comienzo en la infancia o adultez, la presencia o no de alucinaciones, el inicio agudo o crónico, la evolución demencial o curable, lo que nos conduce de lleno al capítulo siguiente

Las Clasificaciones Internacionales:

Teniendo como guía un trabajo nuestro sobre las clasificaciones (en este mismo volumen), diremos que los últimos avances por el lado de la neurobiología, la neuroquímica y la psicofarmacología, crea una hiancia cada vez más pronunciada entre los datos de laboratorio y la clínica. De esto tampoco está exenta la Paranoia.

Ante las discusiones que puntuamos anteriormente y la neuropsiquiatría en avance, la postura adoptada, se puede resumir en:

  1. Dogmática: Que aferrándose a una "hipoteca nosológica", continúa sosteniendo la "entidad natural" Paranoia, a partir de hipótesis en constante revisión.
  2. Ecléctica: Que haciendo uso de "Todos" los datos, logra que se borre toda diferencia. Esta tendencia, creemos, es la que tiende a la psicosis única, que muy recientemente está volviendo a tomar nuevo impulso.
  3. Empírica: Que es la de los últimos años, y que ante la complejidad de las discusiones que resumimos sobre la Paranoia, deja de lado toda consideración causal y habla de síndromes.

Esta última postura es la que se desarrolla con más fuerza a partir de la década de los '50, con las clasificaciones, llamadas de compromiso, en donde el empirismo define y clasifica "Trastornos" de acuerdo a los resultados terapéuticos. "La solución aportada, deja el problema intacto".

La adopción de la categoría de "Síndrome" hace que la nosografía psiquiátrica prolifere de manera notable (en 1967, se contabilizan más de 300 clasificaciones psiquiátricas). Pero, ¿qué es lo que ocurrió con la Paranoia?.

Vimos al comienzo, que luego de ocho, en 1975 la OMS larga su novena edición de la clasificación de enfermedades con cerca de 200 apartados psiquiátricos diferentes. En ésta, se conserva la Paranoia kraepeliniana como "Paranoia"; pero bajo el rótulo de "paranoide", se clasifican desde un tipo esquizofrénico, un estado paranoide simple, un trastorno paranoide compartido, una reacción paranoide aguda, un trastorno de personalidad paranoide, hasta Otros trastornos paranoides. Aquí la encendida discusión de los clásicos sobre la Paranoia, queda atomizada en múltiples apartados que corresponden a categorías lógicas diferentes, ya que formalmente no es lo mismo hablar de la Paranoia como "enfermedad" o "entidad natural" que de una "reacción" o un "estado" y , por otra parte, la heterogeneidad, en esta clasificación, es puesta en el mismo plano.

El DSM-III norteamericano (1978-1980), con una difusión internacional sin precedentes, por la semejanza numérica con la CIE-9 y por la colonización cultural, pareciera que tuviera un tratamiento análogo de los delirios interpretativos, ya que conserva la Paranoia, pero se comienza a borrar las diferencias entre reacción, tipo o estado, y ya todos son "trastornos".

Finalmente, en 1987, con el DSM-III-R, ni el vocablo Paranoia queda. Sólo lo paranoide, ampliamente reducido a un trastorno de personalidad y puesto entre paréntesis en el "Trastorno delirante", es la respuesta de esta clasificación.

Sin embargo, si se lee con detenimiento las descripciones de este manual que prolifera en ejes diagnósticos, leeremos que los problemas psiquiátricos de los que hemos estado yendo y viniendo en este trabajo, permanecen intactos. Como solución, se ofrece hacer desaparecer el nombre de Paranoia.

Conclusiones

En este recorrido sobre la "Paranoia", que ha sido definida como la más discutida de la psiquiatría, hemos realizado una puntuación sobre aspectos por un lado históricos, y por otro, un recorrido acerca del agrupamiento sintomatológico descriptivo, cubierto por el vocablo Paranoia.

Creemos que, es justamente por este lado por donde la psiquiatría ha llegado a agotarla hasta el punto de prácticamente hacerla desaparecer. Ya que la psiquiatría, queriendo estructurar "entidades naturales" (enfermedades con carácter sustancial), erige categorías descriptivas (elementos de una clasificación del dato fenomenológico), y los transforma en esencias autónomas con su orden propio de coherencia y racionalidad. De allí "la oscilación entre una fragmentación nosológica indefinida que erige la rareza en modelo típico, forma pura (tendencia francesa) y la constitución de conglomerados patológicos, cuyo vínculo con la realidad clínica se diluye en favor de una imposición de hipótesis doctrinales siempre sujetas a revisión (tendencia alemana)".

Si hubiéramos realizado una lectura estructural acerca de los mecanismos de la Paranoia, así como de la génesis de la Psicosis, sin caer en la lesión orgánica puesta en el lugar del ideal, ni el la hipotética constitución congénita de la personalidad, adentrándonos en la singularidad de los casos, creemos que hubiéramos dado un poco de luz al problema.

Dos han sido las causas, en principio, de esta omisión. Primero, que consideramos necesario como primer paso para enfocar el tema, la diacronía descriptiva de lo que se ha llamado Paranoia. Segundo, que debiéramos haber tomado un atajo ideológico, profundizando en el salto epistémico dado por el psicoanálisis en cuanto a una teoría, una práctica y una clínica diferente, y además considerando las cambiantes consideraciones neuroquímicas y psicofarmacológicas actuales, y esto excedería los objetivos de este trabajo.

Pensamos que este es un paso inicial revisionista, el segundo lo debemos.

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Revista de Psicoanálisis y Cultura
Número 2 - Diciembre 1995
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