Acheronta  - Revista de Psicoanálisis y Cultura
Sobre la cleptomanía y el deseo de la madre
Jorge Bekerman

Introducción

El punto de llegada del presente trabajo propone una tesis acerca del Deseo de la Madre (DM), referida a la posibilidad de caracterizar este Deseo en términos de acto. Una cuestión entonces que autoriza una perspectiva enfocada en lo general, en la medida que el DM se presta a ser tratado como un universal de la constitución subjetiva. En contraposición el punto de partida es singular y del caso: un acontecimiento de mi práctica psicoanalítica que me exigió a fondo al intentar dar cuenta de una vicisitud en el curso de un análisis.

El desarrollo de esta comunicación recapitulará la secuencia que le dio origen; de lo particular y contingente tal como de hecho apareció en el caso a lo que emergió de universal y necesario cuando las consideraciones psicoanalíticas "tocaron" el punto mencionado de la estructura, el DM.

Apropiarse de alguien.

Gabriela vive en un punto del país lo suficientemente alejado como para que la frecuencia de sus sesiones deba adaptarse a la de los viajes que por razones familiares o de trabajo realiza a la capital.

Dice de sí que es homosexual, pero los relatos sobre el goce articulado en esa homosexualidad evocan mas bien una indiferencia erótica de esposa frígida, siempre quejosa del deber conyugal. En realidad lo único que cuenta de verdad para ella en la relación con su partenaire es garantizarse en todo momento la presencia física de ésta. Para lograrlo no retrocederá ante nada, ni siquiera ante los castigos físicos mas feroces. Tampoco se privará de encerrar a su compañera bajo llave -llegado el caso por meses- para asegurarse que cada día al volver a su casa ella seguirá estando allí. No se le escapa a Gabriela lo desmesurado de tal proceder ni su muy dudosa eficacia práctica con respecto al fin presuntamente buscado, ya que queda bastante claro que si su amiga así lo quisiera encontraría bastante fácilmente el modo de irse. Pero la perentoriedad de Gabriela en esta materia no admite ni matices ni sutilezas ni tonos de gris; las cosas se plantean para ella en términos extremos. Siente que no saber donde está en cada momento su amiga le resulta simplemente insoportable, que la lleva inmediatamente al horror, al enloquecimiento y a la muerte misma. Durante mucho tiempo este es el asunto siempre urgente y el contenido casi exclusivo de sus encuentros conmigo, a pesar de lo cual no parece haber consecuencia alguna en su vida real de tantos esfuerzos dedicados al tema en las sesiones.

Cabe anticipar que la aproximación analítica recién comenzará a hacerse efectiva en el aprés-coup de una intervención mía sobre otra cosa que la relación con su partenaire, concretamente sobre sus robos de cleptómana. Recién entonces el aspecto sobresaliente de la relación objetal recién descripto y la cleptomanía se harán inteligibles en términos de una misma referencia: una actividad consistente en un "hacer mío", un "apropiarse".

Apropiarse de algo.

El episodio al que quiero referirme ahora sucedió hace unos 5 años. Lo que no puedo precisar es cuando comenzaron los robos. "Desde siempre" puede ser una buena fórmula, tocaría la verdad a contrapelo de la exactitud. Debido a que la seguridad del fantasma amparó los robos al principio, hasta cierto momento el análisis nada supo de ellos.

El hecho es que Gabriela robaba de todo. ¿Objetos insignificantes, como suele darse por característico en la cleptomanía? Ciertamente, pero sin privarse por ello de tomar también otros, comercialmente valiosos. Por otra parte el "desde siempre" incluía intensificaciones y apaciguamientos cuya determinación resultaría sin duda elegante para mí poder establecer. Al respecto sólo me cabe señalar que la intensificación última y definitiva se hizo ostensible poco tiempo después de la muerte de su padre. No es sólo que robaba cada vez más y cada vez con mayor frecuencia (hasta varias veces por día). Es que además el fantasma ya no alcanzaba a cubrir lo Real. La voz del Super-Yo se le hizo irresistible y los robos se tornaron compulsivos; al tiempo que la angustia y el sentimiento de culpa reemplazaron a la homeostasis fantasmática. De mi lado franco desarrollo de una fenomenología de $. Dicho de otro modo estaba completamente perdido, no tenía la menor idea de como ubicarme frente a lo que se desplegaba ante mí, sentía que la situación se me escapaba rápidamente de las manos.

La resolución fue de cuajo. En una oportunidad, creyendo apoyarme en un vago cálculo acerca de la relación del Padre Muerto con la Ley y suponiendo que Gabriela debía recibir del analista la enunciación de un "eso no se hace", le dije que yo quería que la sesión siguiente ella trajera al consultorio el último objeto que había robado . Cuando lo hizo le pedí que lo dejara sobre el escritorio. Una vez que se fue lo guardé en el mismo lugar donde aún está oculto.

La compulsión y los robos cesaron de inmediato, junto con los estigmas del acoso Super-Yoico. Meses después me contó que animada por una suerte de rebeldía al hecho que pudiera sucederle algo tan decisivo sin que ella pareciera tener participación alguna en ello intentó volver a robar. Se encontró con que "algo más fuerte que yo misma, que me venía de lo más profundo" se lo impedía. Ya con el objeto en la mano desistió y volvió a ponerlo en su lugar. En definitiva, nunca mas volvió a robar (N1)

Las conjeturas iniciales sobre el Padre Muerto se me hicieron pronto insuficientes para explicar lo sucedido. Solamente la consideración conjunta de la vicisitud de la cleptomanía bajo transferencia junto con el rasgo de apropiación en la relación homosexual me hicieron posible articular la postulación que quiero sostener: una actividad consistente en "hacer mío", una y otra vez, en el lugar donde faltó algo similar y al mismo tiempo distinto: un "acto de apropiación".

El objeto del robo.

Resulta conveniente interesarse por el estatuto extraño, bizarro, del objeto involucrado en los robos cleptómanos. Veremos que caracterizar al objeto resulta un instrumento apropiado para caracterizar la actividad cleptómana misma.

El objeto del robo cleptómano se diferencia de los objetos triviales de la realidad como consecuencia del robo mismo, que escamotea a dicho objeto del circuito de la equivalencia y el intercambio. Gabriela, así como los cleptómanos en general, no robaba para beneficiarse. Con el objeto robado los cleptómanos suelen "no hacer nada", aunque tampoco se deshacen de él como un resto, digamos que lo dejan "por ahí", pero suelen saber muy bien donde está. En cambio un objeto implicado en un robo común, el objeto del ladrón por así decir, no se excluye del circuito mencionado porque ha sido robado para venderlo o intercambiarlo (N2). Dicho de otro modo, el valor para el sujeto ladrón del objeto robado no reside en lo que tal objeto es en sí mismo sino en su precio de mercado. Hablando en contante y sonante, lo que le importa al ladrón es cuanto dinero vale lo que robó. O, lo que en definitiva es casi lo mismo, a cuales y cuantas otras cosas es equivalente. Es justamente lo que tiene sin cuidado al cleptómano, aunque ocasionalmente se apodere también de algo valioso. Caro o barato, el objeto del cleptómano no se cotiza para él en función del dinero que le pueda proporcionar, lo que queda subrayado por su inclinación a apoderarse de objetos insignificantes.

El objeto robado por un cleptómano tiene entonces un valor que es particular y no universal, que aparece como enigmático (robado ni para venderlo ni para gozarlo, ¿para qué entonces?) y que concierne a lo que este objeto es como tal, a lo que podríamos denominar la misteriosa objetalidad del objeto.

En suma, el objeto del robo cleptómano adquiere un investimento de valor peculiar en y por el mismo gesto que lo extrae y aisla de entre aquellos que se dejan incluir sin dificultad en el catálogo de los objetos de la realidad imaginaria. Queda así constituído como un objeto del que conviene subrayar ahora su carácter de irreemplazable, imposible de sustituir, puesto que lo irreemplazable es otro modo de designar lo que se excluye de la equivalencia y el intercambio.

Además, ¿de quién es el objeto robado por un cleptómano? Desde ya no en una consideración jurídica -en esta perspectiva las cosas son lo suficientemente claras-, sino procurando cernir mas la posición subjetiva en juego. Formulemos entonces la pregunta con mayor precisión: ¿es o no -y en qué sentido- del cleptómano el objeto que éste ha robado? Es posible proponer al respecto dos afirmaciones aparentemente contradictorias:

.- Tal objeto no es del sujeto, ya que éste se apropió de él a través de un mecanismo legalmente inadmisible. En otros términos el sujeto no pagó el precio de mercado (aquí comenzaría y terminaría la consideración jurídica).

.- Tal objeto es mucho más radicalmente del sujeto que los objetos que circulan a través de los mecanismos del intercambio. Este enfoque se apoya en la doctrina psicoanalítica, cuando ésta sostiene que una ubicación tan precaria y anómala como objeto del tener puede ser la contracara de una articulación positiva con el ser. En esta perspectiva el objeto robado es al cleptómano lo que el cofre al avaro: objetos que mas que designar lo que un sujeto tiene aluden a lo que dicho sujeto es, en una vertiente del ser que no es la de la falta en ser instalada por la conexión del significante con el significante (5)

No hay entonces contradicción entre las dos afirmaciones porque en rigor ambas, tomadas en conjunto, contribuyen a despejar un poco el carácter que recién llamamos extraño o bizarro del objeto del robo cleptómano. Podemos ahora precisar un poco mejor su estatuto. Es en primer lugar un objeto éxtimo, al mismo tiempo muy propio y muy ajeno. Además, está aislado, excluido de la circulación entre los sujetos, por lo que queda privado de la referencia a cualquier forma de equivalencia, sustitución o intercambio. En la doctrina psicoanalítica equivalencia, sustitución e intercambio remiten al falo en su dimensión de articular una común medida, mientras lo que escapa a la común medida se ubica en la lógica de lo inconmensurable. Así, el objeto del robo cleptómano se configura como extraño a la lógica atributiva del falo. Es también en esta perspectiva un objeto estrictamente irreemplazable, imposible de sustituir. Resulta así lo que se opone al objeto tomado en la metonimia, evocando entonces mucho mas la fijación de la pulsión que el desplazamiento del deseo.

Los rasgos hasta aquí apuntados confluyen en señalar lo que podríamos denominar la referencia estructural del objeto del robo cleptómano: el objeto llamado por Lacan a, siendo conveniente además puntualizar que de acuerdo a lo desarrollado, en la cleptomanía se trataría del a tomado en su disyunción con el falo.

Concluiremos provisoriamente que si de este modo damos por establecida la referencia estructural del algo del que se apropian los cleptómanos en general, el caso de Gabriela como cleptómana muestra que la misma articulación sostenía un apropiarse de alguien.

Un comentario de Lacan.

Consideraremos ahora un comentario de Lacan sobre la cleptomanía. En la clase del 30 de enero de 1963 del Seminario "La angustia" Lacan está discutiendo un caso de Margaret Little, el de una paciente que en ocasiones bien determinadas -cercanía de la madre- es cleptómana: "se libra con toda regularidad a un robo". Afirma entonces algo con respecto a la cleptomanía. Dice que ésta

"no tiene sino una significación de interés particular, y quiere decir simplemente: "Yo le muestro un objeto que quité, por la fuerza o la astucia, y que quiere decir que en alguna parte hay otro objeto, el mío, el a, que merecería ser considerado, que merecería que lo dejen aislarse por un instante"(6)

Dejemos de lado lo que se relaciona con el acting-out ("Yo le muestro ...") porque no es central para nuestro interés actual. En lo que nos concierne, Lacan sostiene que el objeto del robo cleptómano remite a otro objeto, "el mío, el a", que no estaría recibiendo la consideración que merece, en la medida que no lo dejan aislarse.

Dos problemas se plantean: el primero es el estatuto de este "objeto, el mío, el a". El segundo la naturaleza de la operación que a través de un enigmático "aislamiento" -en el desarrollo de la mencionada clase del Seminario X surge que está implicada la separación en el par alienación/separación- restauraría esa merecida consideración faltante.

Con respecto al primer problema podemos apelar a nuestro recorrido anterior para sostener que el objeto sobre el que el cleptómano trata de llamar la atención (no el robado sino "el mío, el a") es también un objeto que se ubica de un modo "anómalo" del lado del tener, de lo atributivo, por cuanto si es el a que me concierne, si es "mi a", no puede en rigor ser "mi a", puesto que no le cabe en modo alguno incluirse en el catálogo (que no puede sino ser fálico) de los objetos que me pertenecen. Mas aún, recordemos la relación del a con el ser, que en tanto dicho a está tomado en su disyunción con el falo excluye que se trate de "ser el falo". ¿Porqué llamarlo entonces "mí a"? Adelantaremos dos respuestas. En primer lugar veremos mas adelante que podemos encontrar un apoyo en la lingüística para establecer una diferencia entre pertenencia y posesión. En esta perspectiva "mi a" sería compatible con posesión pero no con pertenencia. Por otra parte ¿es que acaso puede un sujeto referirse a "su a" de un modo que no sea "anómalo"? ¿Es que al fin de cuentas hay alguna forma de decir el objeto que soy? (N3)

Con respecto al segundo problema, el de la naturaleza del "aislarse por un instante", la formulación lacaniana puede ser leída también desde la perspectiva propuesta mas arriba en el presente trabajo con respecto al objeto del robo cleptómano, centrada en excluir a dicho objeto de la circulación y en consecuencia del intercambio, de la equivalencia, de la sustitución. El paso que podemos avanzar a partir de la cita de Lacan consiste en formular que lo que el cleptómano hace con el objeto, aislarlo, él quisiera que otro lo haga con él mismo como objeto, aislarlo. Si eso sucediera se compensaría algo que, de un modo precario, encuentra su punto de equilibrio restaurando esa función faltante a través de los robos .

Dicho de otro modo, el robo del cleptómano supone una suerte de reivindicación que -debemos admitirlo- suena bastante insólita, reivindicación efectuada además desde la mudez intrínseca al a. Si se pudiera enunciar, el contenido de esa "reivindicación del cleptómano" sería: "alguien debería apropiarse de mi por la fuerza o la astucia, aislarme, excluirme de la circulación, exactamente como yo lo estoy haciendo con este objeto".

Emerge por si misma la pregunta que a partir de ahora polarizará nuestra atención: ¿porqué un sujeto estaría tan interesado en que un otro se apropie de él?

Ser y tener, pero no el falo.

Comenzaremos esta sección por lo que debiera ser su conclusión, con el objeto de dejar explicitado el punto de llegada de su hilo argumental.

En primer lugar, localizaremos en el seno de la metáfora paterna (4) un aspecto crucial de la constitución subjetiva, sobre el que concentraremos nuestros esfuerzos.

Nombre-del-Padre . Deseo de la Madre --------- > Nombre-del-Padre A/Falo
Deseo de la Madre Significado al sujeto

Detengámonos en la expresión Deseo de la Madre/Significado al sujeto, que señala la operación sobre la que es preciso detenerse. Se trata del momento -no diacrónico- en que la vida de un sujeto se hace posible debido al establecimiento de una articulación con el deseo de un Otro. Son de sobra conocidos los efectos devastadores, mortíferos, de la claudicación de esta operación, que aparecen clásicamente por ejemplo bajo la forma del hospitalismo descripto por Spitz. La operación en cuestión puede también ser leída casi literalmente en la fórmula recién transcripta de la Metáfora Paterna: el sujeto aparece bajo el Deseo de la Madre.

Pues bien, ¿en qué consiste exactamente estar bajo el Deseo de la Madre? En la tesis aquí propuesta, caer bajo el Deseo de la Madre es ser el objeto de un acto, y no de un acto cualquiera, sino de un acto de apropiación.

Para sostener tal conclusión -o mejor, para llegar a ella- resulta necesario apelar a una articulación entre consideraciones psicoanalíticas y lingüísticas referidas a ser y tener, con el telón de fondo de la viñeta clínica relatada. Ya fue anticipado que del lado del psicoanálisis nos movemos en un terreno en que la referencia de ser y tener será mas el objeto a que el falo.

Lingüística y psicoanálisis: Un artículo publicado en Scilicet 2/3 y titulado "Avoir et s'approprier" (9) trata cuestiones sobre posiciones subjetivas en la filiación. Su material de estudio proviene de "experiencias clínicas concernientes al .... deseo de tener o no un niño". El deseo de tener un niño remite a "entrevistas con candidatos a la adopción". El de no tenerlo a "jóvenes adolescentes puestas en situación de embarazo o maternidad por las vicisitudes" de su vida sexual. Al enfoque psicoanalítico freudo-lacaniano se agrega la consideración cuidadosa de varios estudios del lingüista E. Benveniste, publicados en "Problemes de lingüistique generale". En este caso, por la muy especial pertinencia del tema, seguiremos bien de cerca uno de ellos, titulado ""Etre" et "avoir" dans leurs fonctions lingüistiques" (1), que no ha sido incluido en la traducción al castellano del citado volumen de Benveniste. De este muy rico artículo tomaremos solamente algunos aspectos referidos a las relaciones de pertenencia y posesión articuladas por ser y tener.

Una cuestión con la que es imprescindible contar es la diferencia entre las lenguas castellana y francesa con respecto a ser y tener, "être" y "avoir". Por mencionar sólo lo mas sobresaliente, el verbo francés "être" corresponde en castellano a ser y estar, "avoir" a tener y haber. El lector deberá tener esto muy presente para captar la densidad de los problemas que se despliegan, más allá de su utilización en el presente argumento. Transcribiré ahora algunas citas clave en su idioma original, seguidas por mi propia traducción.

En el artículo citado dice Benveniste (p.195):

"L'expression la plus courante du rapport indiqué en nos langues par avoir s'énonce à l'inverse, par "être-à", constituant en sujet ce qui est l'objet grammatical d'un verbe avoir" ("La expresión mas habitual de relación en nuestras lenguas por tener/haber se enuncia a la inversa, por "ser-de", constituyendo en sujeto lo que es el objeto gramatical de un verbo tener/haber").

Sigue una larga serie de ejemplos en variedad de idiomas, que desembocan en la siguiente conclusión (p. 196):

"Nous n'accumulerons pas ces preuves de fait, qui tournerant vite au catalogue, tant il est facile à chacun de vérifier, en quelque domaine linguistique que ce soit, la prédominance du type "mihi est" sur le type "habeo". Et pour peu qu'on soit renseigné sur l'histoire de la langue considérée, on observe souvent que l'evolution se fait de "mihi est" à "habeo", non à l'inverse, ce qui signifie que là même où "habeo" existe, il peut sortir d'un "mihi est" antérieur".("No acumularemos estas pruebas de hecho, que se convertirían rápidamente en un catálogo, en tanto es fácil para cualquiera verificar, en el dominio lingüístico que sea, la predominancia del tipo "mihi est" -"es mío"- sobre el tipo "habeo" -"tengo"-. Y por poco que se aprenda sobre la historia de la lengua considerada, se observa que la evolución se hace de "mihi est" a "habeo", no a la inversa, lo que significa que allí mismo donde "habeo" existe, puede surgir de un "mihi est" anterior").

Mas adelante establece una distinción que merece ser destacada (página 196):

".. on ne doit pas confondre deux constructions ...: "être" avec le datif, "être" avec le génitif. Ce sont deux prédications distinctes. Avec le génitif, nous avons un prédicat d'appartenance ... Mais "être" avec le datif définit un prédicat de possession"... C'est donc du rapport de possession que nous traitons et de son expression par `être-à'. Or avoir n'est rien autre qu'un être-à inversé ... ("No se deben confundir dos construcciones: "ser" con el dativo, "ser" con el genitivo. Son dos predicaciones distintas. Con el genitivo, tenemos un predicado de pertenencia ... Pero "ser" con el dativo define un predicado de posesión ... Es entonces de la relación de posesión que tratamos y de su expresión por `ser-de'. Por lo tanto tener no es otra cosa que un ser-de invertido ...")

Los autores del artículo de Scilicet se apoyan en estas conclusiones para proponer las suyas, concernientes a

"encontrar en ese material clínico ... los efectos de sentido inscriptos en los registros del tener o de la falta. Situar la relación del sujeto y el objeto en sus relaciones al significante es aquí accesible, si se lo puede decir, al estado naciente. Examinando la hipótesis que el sujeto gramatical debe tener alguna cosa en común con el sujeto parlante-deseante, interrogamos el diccionario y la gramática sobre el empleo del verbo tener ..." (página 137).

Es así que el autor de Scilicet propone que:

"Antes de ser hijo-sujeto, se es el hijo de alguien. Antes de ser yo (je), soy su hijo o su hija, es decir el o la hija del otro ... Ser, es designarse como yo (je), a de un Otro ... El yo (je) es un mío desposeido por menos fi, un tener devenido ser ..." (páginas 147-148).

El acto de apropiación: en el hilo de la presente argumentación cobra relieve la función del "mío" tal como aparece articulada en la última oración de la cita precedente. A partir de aquí, basta admitir que "mío" es una cuestión a ser localizada en el plano de la enunciación para ver emerger la dimensión del acto. Así, en la perspectiva que estoy proponiendo, "hacer mío" sería la operación que hace a alguien hijo de un Otro. Es lo que quedó anticipado mas arriba con la designación de acto de apropiación, en el que el este Otro es a todas luces el agente de dicho acto. Como acto, se plantea la cuestión de qué deseo articula en lo Real. Volvemos entonces a la Metáfora Paterna para proponer que para un sujeto -en ese momento no diacrónico en que en rigor no es todavía sujeto- caer bajo el Deseo de la Madre es ser el objeto de un tal acto de apropiación.

Los episodios relatados del análisis de Gabriela mostrarían un caso de debilidad de tal deseo, o también una posición poco decidida del agente del acto en el Deseo de la Madre. De hecho el mito individual de esta analizante está organizado alrededor de la claudicación de esta función, inicial y oscura, de ser objeto que hace mío un Otro que, en tanto agente de este acto de apropiación, devendrá primordial. En efecto, un año antes del nacimiento de Gabriela fracasó el de quien, de no haber muerto en el parto, hubiera sido su hermana mayor, y se hubiera llamado nada menos que Graciela. El mito registra prolijamente que en lugar de duelo por un ser irreemplazable hubo para la madre objeto-consuelo sustituyente: primero una gran muñeca, luego Gabriela misma.

Reencontramos aquí el tipo de consideraciones que desplegamos para tratar de caracterizar al objeto del robo cleptómano. Esto es, la función de lo irreemplazable, de lo imposible de sustituir, lo que tiene un valor que se escamotea a la circulación, el intercambio, la equivalencia. Ahora bien, la operación por la que un objeto resulta investido de un tal valor, imposible de sustituir, remite a la fijación de la pulsión. Cuando Lacan dice que "el niño es el único objeto a auténtico, real" (8) ¿no se refiere al hijo como objeto privilegiado de la fijación pulsional para la madre, con todas las consecuencias económicas que de ello se derivan, y que no son las mismas que se derivan de la posición del hijo en relación al falo? En este registro el hijo funciona mas como lo que hace falta (a) que como lo que consuela (falo).

En la operación que hace a alguien objeto mío de un Otro en este sentido radical el operador sería el deseo, y el carozo de lo que estoy postulando es que la articulación de este deseo en lo Real es un acto de apropiación, que como tal especifica la función del Deseo de la Madre. Como acto su andarivel no es el mismo que el derecho que el agente de tal acto pueda tener (o no), (N4) sobre el mismo objeto. Gabriela fue hija biológica de su madre, a quien en consecuencia pertenecía por derecho (cf. mas arriba la diferencia lingüística entre pertenencia y posesión). No obstante este acto de apropiación es otra cosa que ser titular de un derecho. Esta otra cosa hay que ubicarla del lado del acto como tal, con todas las consecuencias de utilizar el término acto en el contexto de la enseñanza de Lacan.

La cleptomanía y el aspecto sobresaliente de la homosexualidad configuran así una actividad repetitiva que -sostengo- intentaba suplir ese acto de apropiación que es esencial que exista, acto cuya consecuencia es hacer caer a ese sujeto como objeto bajo el Deseo de la Madre.

El efecto de mi intervención puede interpretarse como liberarla de un gran peso, al convertirme en el agente de un acto de apropiación que le concierne en el punto donde casi no puede sostener su vida como sujeto en tanto su madre no se apropió de ella.

El Deseo de la Madre como acto.

No suele encontrar ya grandes resistencias -ni siquiera entre los analistas que no siguen la enseñanza de Lacan- la idea que la función paterna concierne a la Ley y a lo simbólico. Dicho en otros términos, en cuanto al padre se acepta -y en rigor desde mucho antes que Freud (N5) que en su función es imposible de eliminar y mas aún, es absolutamente esencial el registro de lo que desde Lacan llamamos lo simbólico.

De la función materna no puede decirse lo mismo. El imaginario más extendido, así como los ideales de la cultura y los desvíos doctrinarios de la mayoría de las corrientes psicoanalíticas le adjudican a la relación de la madre con su hijo algo de más cercano al vínculo natural, organizado alrededor de un real propio de la sustancia viva. En Lacan la referencia es DM, el Deseo de la Madre en la Metáfora Paterna. Un deseo en consecuencia, tan alejado del instinto -aún del materno- como cualquier deseo lo está de la tendencia sobre la que eventualmente se apoya.

Pero entonces deben tener también vigencia las generales de la ley con respecto al deseo. En particular, la ubicación del niño con respecto al falo no responde a qué podría ser DM en tanto acto, la articulación de éste deseo en lo Real.

Sostengo que lo que especificaría a DM en éste plano sería un acto de apropiación. Tal acto implicaría la enunciación de un "hacer mío", sostén deseante mudo de los enunciados maternos, que fundaría al niño como a de la madre, causa de su deseo.

Es así que "hacer mío" constituiría esa "relación con un deseo que no sea anónimo" a la que se refiere Lacan (3), ya que precisamente no es anónimo lo que tiene nombre propio, y éste no es el nombre de un particular, sino lo que denomina a lo que es irreemplazable (7). A su vez lo irreemplazable es sencillamente lo que puede faltar, ya que si uno lo piensa un poco es casi obvio que lo que se puede sustituir es justamente lo contrario de lo que puede faltar (7)

 

En conclusión: el estudio de la evolución de una cleptomanía bajo transferencia me autoriza a proponer una tesis acerca del Deseo de la Madre, sobre la que no tengo referencias que se haya articulado antes en estos términos. La construcción de este postulado se apoyó -parcialmente- en un comentario de Lacan y en un artículo de la revista Scilicet. El núcleo de la proposición es que la articulación del Deseo de la Madre en lo Real es un acto de apropiación. Como queda dicho, la tesis surgió en el curso de un desarrollo que no tenía al DM como tema central. Sin embargo, una vez articulada resulta en cierto modo sorprendente constatar que no parece haber sido un tema de la reflexión psicoanalítica el problema de como concebir la operación del DM en lo Real, o sea la cuestión del acto por el que este deseo se especificaría. Dicho en otros términos, si entre deseo del analista y acto analítico se constituye un binario conceptual que aspira a dar cuenta de la articulación del deseo que sostiene la experiencia analítica, con respecto al DM parece faltar el término que designaría lo específico y peculiar de la articulación de este deseo en lo Real. En este enfoque la tesis aquí propuesta aparece como respuesta a una pregunta no formulada.

Además, si las consecuencias de la operación del par deseo del analista-acto analítico incumben a las consecuencias de un psicoanálisis, la operación del DM y el acto que le sería propio no pueden obviamente ser pensados como sin consecuencias. Estas atañen al núcleo mas oscuro y crucial de la constitución subjetiva, que es al mismo tiempo condición necesaria para lo demás, y que se resume en que para cualquier sujeto, mas allá de su valor fálico en el fantasma materno, algo esencial se juega en la cuestión de haber sido el objeto de tal acto, y de si como objeto hizo o no falta. De si en el carozo mas misterioso de su singularidad y de un modo completamente gratuito, vale decir sin referencia a nada que pueda ponerse del lado de sus atributos, fue causa del acto por el que alguien se apropió radicalmente de él.

Notas

(N1) Es interesante destacar que el objeto que todavía sigue en mi poder resultó ser así, en aprés-coup, efectivamente el último que ella robó, dando al enunciado de mi intervención un carácter oracular (según un comentario de Juan Torrisi).

(N2) Queda sin considerar el caso del ladrón que roba para gozar del objeto robado. De todos modos lo característico de la cleptomanía es ni gozar del objeto robado ni venderlo

(N3 ) En "Historia de los ecos de un nombre" (2) le bastan a Jorge Luis Borges apenas tres páginas para desplegar con deslumbrante sencillez y profundidad la relación entre el ser subordinado al significante y el ser en tanto se escabulle del significante

(N4) Factor que conviene tomar muy en cuenta cuando se considera psicoanalíticamente la adopción. O dicho de otro modo, en tanto objeto de un acto de apropiación todo sujeto es un hijo adoptivo, fruto mas de una elección (inconciente) que de una fecundación

(N5) El Talmud afirma que ser madre es un acto de amor, pero ser padre es un acto de fe

(1) Benveniste, E. "Etre" et "avoir" dans leurs fonctions lingüistiques. En: Problèmes de lingüistique générale, Gallimard, París, 1966.

(2) Borges, J.L. Historia de los ecos de un nombre. En: Otras Iinquisiciones. En: Obras Completas, Emece, Buenos Aires, 1985.

(3) Lacan, J. Dos notas sobre el niño. En: Intervenciones y Textos 2. Manantial, Buenos Aires (1988).

(4) Lacan, J. D'une question préliminaire à tout traitment possible de la psychose. En: Ecrits, du Seuil, París, 1966.

(5) Lacan, J. L'instance de la lettre dans l'inconscient ou la raison depuis Freud. En: Ecrits, du Seuil, París, 1966.

(6) Lacan, J. Seminario X: "La angustia" (inédito). Clase del 30/1/63.

(7) Lacan, J. Seminario XII: "Problemas Cruciales para el Psicoanálisis" (inédito). Clase del 6/1/65.

(8) Lacan, J. Seminario XII: "Problemas Cruciales para el Psicoanálisis" (inédito). Clase del 3/2/65.

(9) Scilicet. Avoir et s'approprier. Scilicet, Número 2/3, (1970).

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Revista de Psicoanálisis y Cultura
Número 2 - Diciembre 1995
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