Acheronta  - Revista de Psicoanálisis y Cultura
La leyes del amor
Psicoanálisis de "Los brujos de la tormenta primaveral" de Miguel Angel Asturias
Carlos Seijas

Imprimir página

"Al principio de la experiencia analítica, fue el amor."
Jacques Lacan

 

Asturias, personaje emblemático, original, complejo, presenta un anudamiento de culturas, de lenguajes, de comunicantes que construidos de forma singular y plural, en sus escritos alcanzan lo universal en lo particular. Así es el mito, el mito es particular a cada cultura, es propio, le pertenece al grupo que lo creó y nutrió, pero al mismo tiempo, le pertenece a la humanidad, en cuanto nos narra a la humanidad misma. Dentro de la narrativa asturiana, si bien, se encuentra este lenguaje mitológico circundante a toda ella, en el presente trabajo se busca realizar una exploración puntual al texto Los Brujos de la Tormenta Primaveral perteneciente a la renombrada obra Leyendas de Guatemala; con la salvedad de un abordaje psicoanalítico. En este relato, Asturias presenta con la riqueza que caracteriza su grafía, un tema sobre el que me gustaría puntualizar: el amor. Asunto, que el psicoanálisis, de corte lacaniano ha rescatado, haciendo particulares abordajes del mismo, desde lo que se tiende a llamar psicoanálisis aplicado 1, llegando a campos que desbordan lo individual en lo colectivo, en la cultura, en el arte y dentro de este en la literatura; que es el caso que ahora corresponde.

El amor no se entiende desde una postura romántica e ingenua; el psicoanálisis está en un momento fecundo en cuanto a la revisión de los dic hos sobre el amor, con una cierta dificultad que se hace sentir en la literatura, en las formas narrativas más vastas, el cine o en las formas modernas de narración que dependen, que entran más o menos en el marco de la literatura. La impresión es que esa dificultad está marcada por diferentes síntomas, tales como la multiplicación o la refracción de clichés sobre el amor ya establecidos en la literatura. En ocasiones la literatura de nuestra época recicla clichés de manera mecánica y al mismo tiempo irónica; es la perspectiva que se califica como post-moderna: no se cree más ni en la modernidad ni en una solución nueva inventada; tampoco se cree más en las viejas soluciones. El resultado: la ironía o la cita. Al mismo tiempo entonces, cita obligada: dificultad para inventar nuevas figuras; e ironía: no se cree más en las historias de amor. De allí la dificultad para salir de la actitud irónica, del "a mí no me van a vender historias de amor ni de ninguna otra cosa". Fin de las ideologías, fin también de las historias de amor. Y, al mismo tiempo, se constata el carácter ineluctable. De esta forma, la obra de Asturias se nos presenta densa, enmarcando al amor, como lo enmarcarían los lacanianos: Amor es dar lo que no se tiene a quien se toma como lo que no es 2.

Este enfoque hace resaltar algunos cuestionamientos, propios tanto del lego como del cognoscenti. ¿Qué tiene que decir el psicoanálisis de la literatura?3 ¿Qué tiene que decir de Asturias? ¿Qué tiene que ver el amor en todo esto? 4 ¿Por qué las Leyendas de Guatemala? ¿Por qué no Jung?5 ¿Por qué Lacan?6 Debido a que la extensión de este documento, debe, por razones estrictamente formales, ajustarse al formato que lo barra en el tiempo, en lo real, trataré de contestar a estos interrogantes en breve; a lo que diré, en primer lugar, que hablar de Asturias, de sus obras y cómo se anuda el discurso lacaniano en ésta, llevaría una elaboración un tanto más desahogada, y por ello me disculpo; por las lagunas que seguramente quedarán de ambos lados, tanto del psicoanálisis, como de la literatura. Me gustaría agregar además, siguiendo las interrogantes argumentadas, que el psicoanálisis y la literatura siempre han ido de la mano, y para ello habrá que tomar el ejemplo de Freud, cuando nos decía que lo que sabia de psicología, lo había aprendido de Nietzsche y Dostoevsky, y siendo Asturias si se me permite el término: literanantopólogo del guatemalteco, cuanto más se puede decir. Las Leyendas de Guatemala son un conjunto de obras maestras del lenguaje universal, del lenguaje a secas digamos, y por tanto he ahí la respuesta de por qué no sólo Jung; como es bien sabido, Carl Gustav Jung es el desencadenante del estudio de los mitos, por parte del psicoanálisis. Y tal como sus estudios patentan, los mitos son entidades universales, propias de lo que denomina: Inconsciente Colectivo; ergo, los textos asturianos pueden ser analizados a través de esta necesidad escópica, sobre todo si se toma en cuenta el voluminoso trabajo realizado por Joseph Campbell – indiscutible continuador de la obra jungiana – presentado en su monumental obra de más de 3000 páginas Las máscaras de Dios 7. El reto deviene obvio, es decir, en el modelo jungiano, los mitos entran por ser mitos, verificando por ende los postulados; Dicho sea de paso, esto no desmerita la formidable elaboración de Jung y Campbell . El punto es entregar algo un poco, digamos, voluptuoso y por qué no: extravagante. Finalmente, luego de una breve apología llego al punto: Lacan. Para ello tomaré prestadas las palabras del psicoanalista belga, Paul Verhaeghe cuando dice: A menudo las ciencias humanas no son más que una tentativa para dar forma a lo que ha sido formulado mejor en otra parte8. Por ello Lacan; para salir un tanto de contexto, crear un poco de disonancia, permitir la escucha, la del inconsciente. Podría parecer un tanto ridícula tanta justificación, pero tengo que admitir que me parecía éticamente necesario, aunque aceptando que me hace gracia tener que justificarnos entre humanistas. Será cosa de formalidad.

Asturias pues, nos habla con el lenguaje, no diré ahora del inconsciente para no redundar, sobre el postulado de que el inconsciente esta estructurado como lenguaje, como lalengua 9, en definitiva el Parlêtre 10. Me tomaré la libertad de no ahondar en esta frase, y tomarla como la premisa que permite encontrar en el pasaje de Asturias los postulados lacanianos sobre el amor como parte del orden simbólico.

Los brujos de la tormenta primaveral, nos cuenta la creación del mundo, pero no una creación big-bang, sino más bien mítica, la que se da cada vez que la primavera interrumpe impetuosamente al invierno, cuando la vida se impone a la muerte, cuando nacen las leyes del amor:

"Y la primera ciudad se llamó Serpiente con Chorros de horizontes, a la orilla de un río de garzas rosadas, bajo un cielo de colinas verdes, donde se dieron las leyes del amor que aún conservan el secreto encanto de las leyes que rigen a las flores"11

Antes de este desarrollo tenemos la narración de Juan Poyé y Juana Poyé , los brujos de la tormenta primaveral, que a su despertar van creando y recreando su entorno: los ríos, los mares, las montañas, el mar, los peces, las hojas, las aves, la naturaleza toda. Son nuestros padres, de quienes mana la vida, de quienes quedaron sus nietos y las lluvias de las que nacieron los ríos. Los hombres engusanados de viento dejaron la Ciudad de Serpiente con Chorros de Horizonte, y empezaron a olvidar las leyes del amor en las montañas, a tener respiración de mujer en los menguantes, sin los nueve días de caldo de nueve gallinas blancas, ni estar con la cabeza envuelta en hojas y la espalda con flores de girasol, sus hijos eran enfermos, asustadizos y con las piernas que se podían trenzar. Pero en la Ciudad de la Diosa Invisible de las Palomas de la Ausencia, las leyes del amor fueron nuevamente dictadas y guardadas por los hombres que volvían redimidos. La guerra llama nuevamente a Serpiente con Chorros de Horizonte, las mujeres combaten, pero sin respiración amorosa de hombre, se endurecieron y sombras de color mineral denunciaban en sus rostros instintos varoniles: reinaron sobre los hombres. Así fue finalmente como se perdió contacto íntimo con los dioses, la tierra y la mujer, según.

Hablemos entonces de ese voluble íncubo, que es el amor, desde el análisis. El amor surge en la cura como un efecto de la transferencia, y el problema de cómo una situación artificial puede producir ese efecto ha fascinado a Lacan a lo largo de toda su obra. Esta relación entre el amor y la 1trasferencia – dice – constituye una prueba del papel esencial de artificio en todo amor. Lacan propone también un gran énfasis en la conexión íntima entre el amor y la agresividad; la presencia de uno necesariamente implica la presencia de la otra- Este fenómeno que Freud denomina ambivalencia, es considerado por Lacan uno de los grandes descubrimientos del psicoanálisis.

El amor es situado por Lacan como un fenómeno puramente imaginario, aunque tiene efectos en el orden simbólico (uno de ellos es producir una verdadera retracción de lo simbólico 12). En un primer momento, se puede circunscribir al amor como autoerótico ya que tiene una estructura fundamentalmente narcisista 13, puesto que es al propio yo al que uno ama en el amor, el propio yo hecho real en el nivel imaginario. Sin embargo, el amor involucra una reciprocidad imaginaria, ya que amar es, esencialmente desear ser amado 14. Es esta reciprocidad entre amar y ser amado lo que constituye la ilusión del amor, y esto es lo que lo distingue del orden de las pulsiones, en el cual no hay reciprocidad, sino sólo pura actividad.

El amor es un fantasma ilusorio de fusión con el amado, fantasma que sustituye la ausencia de cualquier relación sexual 15. Esto resulta especialmente claro en el concepto asexual del amor cortés 16. El amor es engañoso; como espejismo especular, el amor es esencialmente engaño. Es engañoso porque supone dar lo que uno no tiene (es decir, el falo); l’amour c’est donner ce qu’on n’a pas 17. El amor no se dirige a lo que su objeto tiene sino a lo que le falta, a la nada que está detrás de él. El objetivo es valorado en cuanto viene al lugar de esa falta.

Ahora veamos cómo entiende Asturias el amor, para ello invocaré a su poema marcado con del mismo nombre:

¡Ah, suave afán, cabal e inútil pena,
clima de una piel tibia como un trino,
en secreto misterio la cadena
forjando está con sólo ser divino!

Astral tonicidad de sus recreos,
preciosa soledad de sus combates,
en linterna de alarma sus deseos
quemando está de campos a penates.

Eternidad de pétalo de rosa,
silencio azul de álamo que aroma,
manjar de sombra con calor de esposa,
fruto prohibido que en el polen yerra,
tejiendo está con alas de paloma,
el vestido de novia de la Tierra.

Vemos entonces que el amor esta íntimamente ligado a otro concepto: el deseo. Para Lacan, por un lado, estos dos términos son diametralmente opuestos; por el otro, ésta oposición es problematizada por ciertas semejanzas entre ellos. Como fenómeno imaginario que pertenece al campo del yo, el amor está claramente opuesto al deseo, inscripto en el orden simbólico, el campo del Otro 18. El amor es una metáfora, mientras que el deseo es metonimia 19. Incluso puede decirse que el amor mata el deseo, puesto que el amor se basa en un fantasma de unidad con el amado y esto anula la diferencia que da origen al deseo. Por otra parte, hay elementos en la obra de Lacan que hacen vacilar la oposición tajante entre amor y deseo. En primer lugar, los dos son similares en cuanto nunca pueden ser satisfechos. En segundo término, la estructura de amor como "deseo de ser amado " es idéntica a la estructura del deseo en la cual el sujeto desea convertirse en el objeto del deseo del Otro 20. Finalmente, en la dialéctica de la necesidad – demanda – deseo, el deseo nace precisamente de la parte insatisfecha de la demanda, que es la demanda de amor. El propio discurso de Lacan sobre el amor queda complicado a menudo por el mismo empleo de " deseo" en lugar de "amor" que él destaca en el texto de El banquete de Platón21. Antes de volver a la leyenda que estamos trabajando, me gustaría convocar una aria de la ópera Carmen de George Bizet, obra basada en la novela de Prosper Mérimée 22, y en la cual la protagonista nos dice, bueno más bien nos canta, en la afamada Habanera:

L'amour est enfant de Bohême,
Il n'a jamais, jamais connu de loi,
Si tu ne m'aime pas, je t'aime,
Si je t'aime, prend garde à toi!

Si tu ne m'aime pas,
Si tu ne m'aime pas, je t'aime!

Mais, si je t'aime,
Si je t'aime, prend garde à toi!

Volviendo sobre los pasos a donde nos quedamos del texto de Asturias, vemos que las leyes del amor habían sido dictadas, perdidas, recobradas, vueltas a invocar y guardadas finalmente por los hombres que volvían redimidos. En la lucha con las fieras, los hombres fueron vencidos, por lo que las mujeres salieron a combatir; pero sin respiración amorosa de hombre, se habían endurecido.

"Por donde era oscuro regresaron las mujeres y vencedoras de las fieras, luciendo como adornos, las cabezas de los tigres a la luz leonada de las fogatas que encendió la ciudad para recibirlas en triunfo, y las pieles de los otros animales degollados por ellas"23.

Las mujeres reinaron sobre los hombres, empleados para fabricar juguetes de barro, arreglar la casa, la comida, el lavado de ropa y por supuesto complacer a las mujeres. El tiempo hizo olvidar a los habitantes lo que eran: creación ficticia, ocio de los dioses y eso les hacia sentirse inmortales. Todo se deshizo como un sueño, en el agua, como las ciudades de reflejos en la ciudad de Gran Saliva de Espejo, el Guacamayo. Pasaron las vegetaciones y los ríos; los frijolares en los ayotales, habían cubierto las ruinas y sonaba a barranco bajo las hojas... en vuelta de bejucos milenarios envolvieron a los dioses para acotar sus alcances mágicos, como la vegetación había vuelto a la tierra, como la ropa había vuelto a la mujer... así fue como perdieron los pueblos su contacto íntimo con los dioses, la tierra y la mujer, según. 24

Ahora vemos como perdieron los pueblos su contacto íntimo con los dioses, la tierra y la mujer... según. Se concibe pues, la necesidad de esas leyes del amor, esas que Carmen nos había dicho que no entiende, pero que Asturias, nos narra que fueron las que una vez dictadas formaron las ciudades: formaron la humanidad. El amor, nos cuenta esa historia, la de sus leyes, enmarcada a través del mito griego vertido en el banquete de Platón y narrado por Diótima – sea necesario decir, la única mujer que tiene un papel tan importante en toda la obra de Platón -, la bruja, aunque ahora gracias a obras literarias llevadas al cine, dicho termino no suena tan desagradable en sus diversas acepciones, usemos el de hechicera, una sabia en los menesteres del amor. A parir de entonces se sabe que el amor es hijo de Poros y de Penia o bien aporia 25. Y bueno, finalmente ¿Cómo engendran al amor? O por que no decirlo, commet fait l’amour? Aporía y Poros se encuentran en la fiesta del nacimiento de Afrodita; como fiesta que se precie se trastorna el orden de lo normal. Poros se duerme de borracho y entonces es el momento de Aporía, quien dado el estado de Poros se hace embarazar por él y tener a ese vástago llamado Amor; y por ello la fecha de natalicio de Amor, corresponde a la de Afrodita, por lo que siempre tendrá una relación, la mayoría de las veces un tanto oscura con lo bello. De ahí que amor es dar lo que no se tiene, pues Aporía no podía ofrecer nada más que su falta.

Creo, que a este punto es necesario hacer referencia de dos cosas para entender la dialéctica que nos presenta la narrativa de Los brujos de la tormenta primaveral. En primer lugar el enunciado il n’y a pas du rapport sexuel y seguidamente y en complemento l’amour c’est donner ce qu’on n’a pas. Hay una frase en el texto de Asturias que puede hacer metáfora de ambos argumentos lacanianos: Y así fue como perdieron los pueblos su contacto íntimo con los dioses, la tierra y la mujer, según. Sólo cambiaría una palabra, pueblos por hombres. Ya que el hombre es quien debe enfrentarse a sus tres mujeres: la que lo trae, la que lo recibe y la que lo destruye (su madre, la madre de sus hijos y nuestra Tierra madre que lo retoma). Entonces, finalmente, qu’est l’amour? A lo que se hace referencia es a la relación hombre mujer exclusiva, en la que la exclusividad significa que uno es más o menos todo para él y viceversa; por lo que al psicoanálisis atañe, esta relación sólo puede ser posible en la entidad madre – hijo (sin importar el sexo del hijo 26). ¿Por qué esto del amor debe quedar constreñido a la relación primaria madre e hijo? Veamos pues las famosas leyes del amor: En primer lugar, la relación es total y exclusiva; segundo, está de entrada condenada a la muerte: su herencia es la falta y el deseo que en ella se origina; y tercero, está caracterizada por el poder. Todas las demás relaciones amorosas, viene a ser una repetición de esta relación primaria madre – hijo.

Tomemos como ejemplo el mismo texto de Los brujos de la tormenta primaveral. ¿De qué se trata a fin de cuentas esta leyenda? Formulemos mejor la pregunta ¿Cuál es el leiv-motif de la obra? ¿a qué la podemos condensar? A la relación de Juan Poyé y su mujer Juana Poyé. Además de ser una especie de di oses-brujos, son hombre y mujer, madre/hija y padre/hijo, ahora divididos, no restados. Un reflejo, como la ciudad de Saliva de Espejo, de la relación madre e hijo. No me extenderé mucho en este punto, para los interesados los remito a los trabajos de Lacan, Miller, Kristeva y Laureant entre otros. Se puede decir entonces que el presupuesto del amor, es que el deseo puede ser completamente colmado; en oposición a esta quimera del amor perfectamente simétrico, dos fórmulas desconcertantes de Lacan encuentran su lugar: La mujer es el síntoma del hombre y para la mujer el hombre es un estrago. Para el caso los hombres tienden a buscar y encontrar a el mismo "tipo" de mujer, sus parejas entran siempre en el mismo molde; y en caso de la mujer ya sea adulada o ridiculizada –reificada –, en ambos casos su particularidad de sujeto es aplastada 27. Opuesta a dicha fórmula se encuentra el amor triangular, pues la anterior relación une a las personas en una relación de espejo. Esta nueva fórmula hace eco al enunciado de Rochefoucauld: "las cadenas del matrimonio son tan pesadas que hay que ser al menos dos... y a veces tres para cargarlas". En efecto: Yo, el otro y la falta; esto hace posible un encuentro, sin forzarlo. Abre la vía hacia una opción de tomarla o retirarse 28. Afirmaremos entonces que el olvido, la perdida, la falta, de las leyes del amor ha devenido en la era de la egocracia y de la egología, con el mandato del Padre perverso: ¡Goza! Erigiendo el mundo de los hijos que no tenían en cada poro un horizonte, enfermos, asustadizos y con las piernas que les podían trenzar. Por lo que se puede convocar a Lacan diciendo que: "sólo el amor permite al goce condescender al deseo" 29; y con ello una relación sexual entre un hombre y una mujer equivale a la sublimación de la imposible relación sexual entre El Hombre y La Mujer... según.

Notas

1 Aunque este tema aún no está resuelto del todo, Jacques-Alain Miller, encargado de la compilación y edición de los seminarios dictados por Lacan, Director del Departamento de Psicoanálisis en la Universidad Parías VIII y hasta hace poco Delegado General de la Asociación Mundial de Psicoanálisis (AMP), en su artículo Psicoanálisis puro, psicoanálisis aplicado y psicoterapia, publicado en la revista Freudiana, nos dice que el hecho de que no se haya establecido diferencia entre psicoanálisis puro y psicoanálisis aplicado, conduce a confusiones , nos ha llevado a confusiones prácticas, al planteamiento de falsos problemas y, sobre todo, a esbozar falsas soluciones(...) nos ha dirigido(...) a embrollos a la hora de ubicar como corresponde lo que hacemos en la práctica... no tanto de la confusión entre psicoanálisis puro y aplicado, pues dicha confusión tiene una importancia limitada en la medida en que en ambos casos, si admitimos que se distinguen, se trata de psicoanálisis. Lo importante verdaderamente es al que en nombre de la terapéutica confunde lo que es psicoanálisis y lo que no lo es." (p.2).

2 Lacan, J. El Seminario, Libro 8: La Transferencia.

3 Kristeva, J. Sentido y sinsentido de la revuelta (Literatura y psicoanálisis).

4 Véase Freud, S. Contribuciones a la Psicología del amor y Miller, J. A. De la naturaleza de los semblantes.

5 Jung, C. Psicología y Simbólica del Arquetipo.

6 Lacan, J. Op.Cit.

7 La obra completa de Joseph Campbell, en su tetralogía Las Máscaras de Dios, incluye los siguientes volúmenes: Mitología Creativa, Mitología Occidental, Mitología Oriental y Mitología Primitiva. Editada en Madrid por Alianza Editorial.

8 Verhaeghe, P. El amor en tiempos de la soledad. p.87.

9 Lalengua, es un neologismo lacaniano que se usa para hacer sonar a las palabras la langue(la lengua, el lenguaje) en francés, por lalangue, todo junto, que puede entenderse como lógica.

10 Parlêtre, juego de palabras de parler (habar) y être (ser), por el que se entiende, serhablante, haciendo alocución a que todo ser humano está atravesado por el lenguaje.

11 Asturias, A. Los brujos de la tormenta primaveral.

12 Lacan, J. El Seminario, Libro 1: Los escritos técnicos de Freud.

13 Lacan, J. El Seminario, Libro 11: Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis.

14 Ibid.

15 Para este caso valdría la pena ahondar en El Seminario 20: Aún de Jacques Lacan la cuestión del "il n’y a pas du rapport sexuel" (no hay relación sexual).

16 Aunque para el caso habría una diversidad de literatura por citar, se recomienda en especial la tercera parte de Carmina Burana, denominada Cours D’Amours, que cuenta con las obras: Amor volat undique, Dies, nox et omnia, Stetit puella Circa mea pectora, Si puer cum puellula, Veni, veni, venias, In truitina, Tempus est iocundum, Dulcissime, Blanziflor et Helena y Ave formosissima. Tómese como ejemplo la siguiente: Circa mea pectora / multa sunt suspiria/ de tua pulchritudine,/ que me ledunt misere./ Manda liet,/ Manda liet/ min geselle/ chumet niet./ Tui lucent oculi/ sicut solis radii,/ sicut splendor fulguris/ lucem donat tenebris./ Manda liet/ Manda liet,/ min geselle/ chumet niet./ Vellet deus, vallent dii/ quod mente proposui:/ ut eius virginea/ reserassem vincula./ Manda liet,/ Manda liet,/ min geselle/ chumet niet. O bien : Si puer cum puellula/ moraretur in cellula,/ felix coniunctio./ Amore suscrescente/ pariter e medio/ avulso procul tedio/ fit ludus ineffabilis/ membris, lacertis, labii.

17 Lacan, J. El Seminario, Libro 8: La Transferencia.

18 Existe una diferencia en la obra de Lacan entre el otro y el Otro. El pequeño otro (a) es el otro que no es realmente otro, sino un reflejo y proyección del Yo, es simultáneamente el semejante y la imagen especular, de modo que el pequeño otro está totalmente inscrito en el orden imaginario; mientras que el gran Otro (A), designa la alteridad radical, la otredad que trasciende la otredad ilusoria de lo imaginario, porque no puede asimilarse mediante la identificación, se equipara con el lenguaje y la ley, de modo que el gran Otro está inscrito en el orden de lo simbólico.

19 La diferenciación entre metáfora y metonimia se le debe a la obra de Roman Jakobson, por lo que se define habitualmente a la metáfora como un tropo en el cual una cosa es descrita comparándola con otra, pero sin enunciar explícitamente la comparación; mientras que por metonimia se entiende habitualmente como un tropo en el cual se utiliza un término para designar un objeto al que no se refiere literalmente, sino con el que está estrechamente vinculado.

20 Por cierto, en la lectura de la obra de Hegel por Kojève, en la que se basa esta explicación del deseo, hay un cierto grado de ambigüedad semántica entre amor y deseo, véase Kojèv, A. Introduction to the Reading of Hegel.

21 Lacan, J. Op. Cit.

22 Carmen es un excelente caso para poder entender la relación del partenaier-síntoma y el postulado de que "no hay relación sexual", pues tenemos a Don José sargento de un regimiento y a Carmen, cigarrera nacida para el amor... variado. Todos la cortejan, y ella, que se ve despreciada por Don José, se enamora de éste. A consecuencia de una reyerta, es detenida y puesta bajo su custodia; lo seduce, consiguiendo que le deje escapar. Y apenas ha logrado aún la coqueta enamorar al sargento, cuando ya se insinúa su interés por Escamillo, el torero de moda. Arde en celos Don José. Hay una gran corrida de toros. Una amiga dice a Carmen que entre el público está Don José, pero como ella está enamorada no tiene miedo, y le dice que se vaya y la olvide porque quiere a otro. El amante dolorido, exhorta, ruega, se queja, amenaza. Todo inútil, Para colmar la desesperación de Don José, en un movimiento suicida, tira al suelo el anillo que éste le había regalado, y el sargento apuñala a Carmen. Se oye el tumulto que en la plaza produce una buena estocada. Y Carmen cae en el momento en que llega a buscarla el triunfador Escamillo. Por lo que tenemos que Carmen se enamora de los hombres que no le dan lo que ella tanto desea, y D. José que le demuestra su "sincero" amor, y es lo que finalmente lo lleva a matarla para que no sea de nadie más que de él.

23 Asturias, M. A. op. cit. p. 60

24 Ibid.

25 Los nombres de estos personajes pueden tomarse de la siguiente forma: Poros por Expediente, Recurso o Astucia, ÿÿÿÿÿ por pobreza o miseria y aporia por carente de recursos.

26 Es necesario recalcar que desde esta óptica la masculinidad y la feminidad son posiciones puramente subjetivas que no hacen referencia a la biología de los sujetos.

27 Valga decir que estas dos fórmulas son intercambiables.

28 Por ello Amor es dar lo que no se tiene a quien no lo es, a lo que se puede agregar, con conocimiento de causa.

29 Lacan, J. El Seminario, Libro 10: La Angustia. Buenos Aires: Paidós.

Bibliografía

Asturias, M. A. Los Brujos de la Tormenta Primaveral. En Leyendas de Guatemala. Guatemala: Piedra Santa. 1992.

Campbell, J. El héroe de las mil caras: Psicoanálisis del mito. México: Fondo de Cultura Económica. 1992.

Campbell, J. Las Máscaras de Dios. En cuatro tomos: Mitología Primitiva, Mitología Occidental, Mitología Oriental y Mitología Creativa. Madrid: Alianza Editorial.2000.

Freud, S. Contribuciones a la Psicología del amor. Obras completas. Biblioteca Nueva. 1996.

Freud, S. Nuevas conferencias de introducción al psicoanálisis. En obras completas. Biblioteca Nueva. 1996.

Jackobson, R. Two aspects of lenguaje and two types of aphasic disturbances. En Selected Writings II: Word and lenguaje. The Hague, Mouton. 1971.

Jung, C. (1997). AION: Contribuciones a los simbolismos del sí-mismo. Barcelona: Paidós.

Jung, C. Arquetipos e inconsciente colectivo. Barcelona: Paidós. 1997.

Jung, C. Psicología y Simbólica del Arquetipo. Barcelona: Paidós. 1999.

Kojèv, A. Introduction to the Reading of Hegel. Nueva York: Basic Books. 1947.

Kristeva, J. Sentido y sinsentido de la revuelta: Literatura y psicoanálisis. Buenos Aires: Eudeba 1996

Lacan, J. El Seminario, Libro 1: Los escritos técnicos de Freud. Buenos Aires: Paidós. 1999.

Lacan, J. El Seminario, Libro 8. La Transferencia. Buenos Aires: Paidós 2003.

Lacan, J. El Seminario, Libro 10: La Angustia. Inédito. 1962.

Lacan, J. El Seminario, Libro 11: Los cuatro conceptos fundamentales del Psicoanálisis. Buenos Aires: Paidós. 2001.

Lacan, J. El Seminario, Libro 20: Aún. Buenos Aires: Paidós. 2001.

Lacan, J. Ideas directivas sobre un congreso sobre la sexualidad femenina. En Escritos I. México: Siglo XXI. 2001

Lacan, J. La dirección de la cura. Escritos II. México: Siglo XXI. 2001

Miller, J. A. De la naturaleza de los semblantes. Buenos Aires: Paidós. 2002

Miller, J. A. El banquete de los analistas. Buenos Aires: Paidós. 2002.

Soler,C. Lacan y el Banquete. Buenos Aires: Manantial.1992

Verhaeghe, P. ¿Existe la Mujer?: De la histérica de Freud a lo femenino en Lacan. Buenos Aires. Paidós. 1999.

Verhaeghe, P. El Amor en los Tiempos de la Soledad: Tres ensayos sobre el deseo y la pulsión. Buenos Aires. Paidós. 2001.

Volver al sumario del Número 18
Revista de Psicoanálisis y Cultura
Número 18 - Diciembre 2003
www.acheronta.org