Acheronta  - Revista de Psicoanálisis y Cultura
El sufrimiento es un hecho y solo es cuando se dice
Conceptualización del sufrimiento a partir de la interpretación del seminario XVI "De un Otro al otro", de Jacques Lacan
Magda L. Gómez - Erika Medina

Imprimir página

ABSTRACT

In this article, the authors shows an interpretation about the suffering, taking as a reference the XVI seminary "From an Other to the other" by Jacques Lacan, with the purpose to conceptualize this term. This conceptualization come from the theoric review about the psychoanalytic vision of the suffering, about the definition of a concept and the interpretation of a text in psychoanalysis. Finally the authors expose the conclution related to suffering interpretation.

Key words: suffering, interpretation, conceptualization, Lacan, psychoanalysis, fact, to tell.

RESUMEN

En este trabajo, las autoras realizan una interpretación sobre el sufrimiento, tomando como referente el seminario XVI "De un Otro al otro" de Jacques Lacan, con el fin de conceptualizar este término. Dicha conceptualización se desprende de: La revisión teórica, la visión psicoanalítica del sufrimiento y la definición de concepto e interpretación de un texto en psicoanálisis. Finalmente se exponen la conclusión sobre el tema.

Palabras clave: Sufrimiento, interpretación, conceptualización, Lacan, psicoanálisis, hecho, decir.

 

INTRODUCCIÓN

La definición y comprensión del fenómeno del sufrimiento varía o se amplía según la disciplina y el contexto desde el que se trata; cobra importancia no solo como una vivencia cotidiana, sino como tema de interés para múltiples disciplinas, especialmente para las relacionadas con las ciencias humanas, la psicología y el psicoanálisis.

Es así como en este artículo surge el interés por mostrar una conceptualización del sufrimiento, a partir del psicoanálisis lacaniano, el cual propone una "contraoferta" al abordaje del sufrimiento humano que plantea la psicología, la cual responde a la demanda de los individuos, tratando de aliviar de manera inmediata el síntoma y terminar con el malestar que genera sufrimiento. La "oferta" que hemos conocido por parte del psicoanálisis no es la de acabar con el síntoma sino por el contrario trabajar con él, lo que implica que aunque el sujeto siga sufriendo conscientemente, su inconsciente encuentra alivio a través de este sufrimiento expresado en palabras. Dentro de los autores que se destacan en la teoría psicoanalítica, elegimos a Lacan, pues además de ser uno de los autores que retoma los textos de Freud con más rigurosidad, sus planteamientos nos han permitido cuestionarnos acerca de lo que tradicionalmente se enseña en la academia respecto al sufrimiento.

La metodología del trabajo se constituye en la conceptualización del sufrimiento a partir de la interpretación de éste en el seminario XVI de Lacan, teniendo en cuenta la relevancia de un concepto para el psicoanálisis y la propuesta de varios psicoanalistas con respecto a la interpretación. El procedimiento para realizar esta conceptualización se llevó a cabo en una primera fase de documentación general y específica acerca del tema de investigación, la posterior elección del texto de Lacan, y finalmente la interpretación de éste.

 

VISIÓN PSICOANALÍTICA DEL SUFRIMIENTO

El sufrimiento es un fenómeno de carácter universal e inherente al ser humano, que está presente a lo largo de la vida, llama la atención porque se asocia a situaciones dolorosas ante las cuales la persona se percibe débil por no poder ejercer control sobre ellas, generando dudas sobre el significado de su propia existencia.

Para comprender el fenómeno es necesario resaltar la dimensión humana, que apunta a la historia de cada individuo. Al publicar en 1895 Los estudios sobre la histeria, Freud y Breuer retoman esta dimensión histórica, que marca la manera como cada sujeto experimenta el sufrimiento; haciendo así un corte entre la explicación puramente biológica del dolor, para la cual éste constituye una sensación que le suministra información al organismo, de acuerdo a ésta el individuo se comporta y establece relaciones con el mundo externo. Así se explicita la distinción entre sufrimiento físico y psíquico, la cual toma como fundamento la dimensión dual del ser humano, el elemento corporal y psíquico, este último como el directo sujeto del sufrimiento.

En su libro El Malestar en la Cultura Freud (1930)3 afirma que uno de los estímulos para aceptar que existe un mundo exterior son las sensaciones de dolor y displacer que el principio del placer intenta evitar. Así, aparece la tendencia a rechazar y apartar todo lo que pueda ser fuente de displacer, en ocasiones esto que el yo intenta alejar es extrínseco, pues pertenece a los objetos, pero otras veces es intrínseco, es decir forma parte del yo, es imposible desprenderse de esto. Para Freud la vida no tiene como propósito que el hombre sea feliz pues el sufrimiento es una constante dentro de ella y son mayores las ocasiones en las que el ser humano sufre que en las que experimenta felicidad.

Ya hemos hecho un breve recorrido por los planteamientos teóricos de Freud sobre el sufrimiento; ahora qué nos dice Lacan... ¿Es cierto que el sujeto que acude a análisis se queja, es un sujeto que sufre y para que haya demanda de análisis tiene que haber sufrimiento? ¿Por qué alguien acudiría a un analista sino fuese porque su vida es un infierno, plagado de agonía y sufrimiento?, así, durante el análisis siempre está presente de algún modo el sufrimiento, como lo señala Braunstein (1990): "El sufrimiento transformado en pregunta hecha al Otro es el fundamento que hace posible un análisis."4

Observamos como dentro del psicoanálisis es inevitable no hablar de sufrimiento, por cuanto este se relaciona directamente con uno de los aspectos cruciales que es la ética como el centro de trabajo de este paradigma, pues implica que el analizante reconozca los límites que le son impuestos y enfrente la relación entre sus actos y su deseo, es decir se responsabilice por su propia existencia. Si bien el sujeto al ir al análisis busca bienestar y la felicidad y el analista recibe esta demanda formulada por el paciente, toma las cosas en un nivel diferente: No promete la satisfacción de esta demanda, no intenta adaptar al sujeto, ni lograr la maduración de la personalidad, ni alternativas como estas que ofrecen las terapias psicológicas. Respecto a la ética del analista, Pommier afirma: "Esta es una posición difícil de sostener porque a veces cuando hay analizantes que se quejan de cosas del destino que pueden ser graves, es difícil no compartir el sufrimiento; pero hay que hacer este primer paso para entrar en el discurso analítico; si no, estamos en otro discurso, que tiene su valor pero que no permite analizar absolutamente nada." En la dirección de la cura analítica no se contempla el levantamiento inmediato del síntoma. Contrariamente a la posición de eliminar el síntoma en psicoanálisis se trabaja con éste. "Puede decirse que hay dos sufrimientos que habitan al sujeto: Uno vivido por el sujeto como un síntoma enteramente consciente y otro más escondido que funciona con la fuerza de la repetición y que el propio síntoma intenta contener. A este nivel el síntoma en si mismo es una manera de curar el sufrimiento inconsciente. Es por esto que es común escuchar en el marco del psicoanálisis y tal como lo decía Freud, que el sujeto ama a su síntoma como a si mismo... En este sentido también es posible ver el retorno a Freud quien dijo: "La eliminación de los síntomas del sufrimiento no se busca como objetivo particular, aparecerá como beneficio anexo en la conducción rigurosa del análisis." 5 (Jungman, 199. p. 47-48 ), de este manera, el trabajo clínico del análisis es un trabajo ético en la medida que implica un deber para el sujeto de hacerse responsable de lo que le pasa, de decir sobre su sufrimiento, hasta que pueda detenerse ante esa dimensión del no poder abstenerse de la pulsión.

Resta agregar una idea muy importante, para Lacan el sujeto siempre estará incompleto, será un sujeto en falta, allí radica en general el sufrimiento, pues siempre estará buscando la manera de completar esa falta, lo cual estructuralmente es imposible.

 

EL CONCEPTO Y LA INTERPRETACIÓN

Teniendo en cuenta que esta conceptualización es interpretativa de orden psicoanalítico, a continuación daremos a conocer la versión de lo que para el psicoanálisis representa un concepto y la propuesta de varios psicoanalistas en torno a la interpretación de un texto.

Liliane Zolty (1988) en la presentación del libro Enseñanza de Siete Conceptos Cruciales del Psicoanálisis de Juan David Nasio 6, plantea la problemática de definir un concepto en psicoanálisis pues muchos de ellos han sido tergiversados desde que Freud escribió su obra, entre los factores que han contribuido a esta situación, se encuentran el desarrollo del psicoanálisis, la diversidad de corrientes teóricas y la vulgarización del vocabulario psicoanalítico. Un concepto en psicoanálisis recibirá varios sentidos, según su pertenencia a un determinado contexto, estos sentidos estarán determinados por la manera como se articula el concepto con la teoría y la práctica, las palabras con que se expresa y el lugar que ocupa en la comunidad psicoanalítica en determinada época, por tanto el significado de un concepto está dado según el contexto. Nos preguntamos entonces cómo elegir el sentido conceptual más preciso según el contexto, la respuesta que da Nasio, nos remite a la pregunta sobre la necesidad de la existencia de un concepto específico y la manera como está articulado con la teoría, lo cual dejará entrever el problema que viene a solucionar.

Al iniciar un estudio en cualquier disciplina, lo primero que surge es una pregunta que parte del deseo de cada sujeto, la cual nos conduce a plantear otros interrogantes dirigidos a la búsqueda de un saber nuevo, que permita encontrar respuestas allí donde el Saber falta; si el acento recae en la pregunta es en la medida que ella soporta el peso del saber faltante, así se ubica como un nexo -y a la vez como un borde– entre el saber que hay y el que falta; más que tratar de esclarecer lo que se comprende con facilidad -en este caso del texto- se focaliza la interpretación en lo que no se comprende. Como afirma Foucault: "Se regresa al texto mismo, al texto en su desnudez y, al mismo tiempo, sin embargo, se regresa a lo que está marcado como ausencia, como laguna en el texto. Se regresa a un cierto vacío que el olvido ocultó o esquivó, que recubrió con una plenitud falsa o mala y el regreso tiene que redescubrir esta laguna y esta falta"7 (Foucault, 1987, p.13); al intentar cubrir esa falta se va más allá de lo evidente en el texto, así como para Freud la clave para interpretar los sueños consiste en ir más allá del texto velado hacia las fuerzas psíquicas que le dan sentido. El texto estructurado por el lenguaje, no siempre expresa exactamente lo que dice, no dice todo lo que quiere decir, es más, no puede hacerlo.

Esta pregunta que surge de un no saber, pretende ser respondida a través de la interpretación de un texto, a fin de explicarlo y esclarecer sus términos, sin embargo a lo largo de ésta búsqueda se evidencia que es el texto el que interpreta al lector -como lo plantea Francois Asserment en La psicosis en el texto en el capítulo titulado "Mas vale no haber nacido nunca"8- el que análogamente se encontraría en posición de analizante, dejando de lado el discurso del amo; es así como resulta de ello algo nuevo en el sentido de un plus, un aporte, algo más que viene a decirse a partir de un decir previo.

Dado que la comunicación de la interpretación es por excelencia el modo de acción del texto, éste es el que le asigna un sentido, apuntando en último término al inconsciente del lector (que en este caso toma forma a partir del planteamiento de una pregunta por parte de las autoras y la producción escrita plasmada en este documento). Para ser eficaz, una interpretación debe realizarse en la transferencia. La respuesta a la pregunta formulada en torno al sufrimiento exige su actualización en la relación que ata al lector con el texto, y la interpretación debe basarse en esa relación.

Que haya límites para la interpretación no significa que no sea potencialmente ilimitada. Todo texto es factible de múltiples interpretaciones, no tiene potencialmente fin, lo que no quita que un acto de interpretación pueda tener un final. Esta es la idea de la interpretación en psicoanálisis: Configurar algunas respuestas sin que éstas sean únicas ni definitivas.

De allí que no hay LA interpretación, una y sólo una interpretación verdadera de un texto. Y aún más, sería imposible que la hubiera, tampoco es posible interpretar completamente un texto, pues al hacerlo estamos obligados a dejar en tinieblas determinado punto, que está ligado a lo desconocido. Así como el ojo tiene un punto ciego, el texto tiene un punto oscuro. Por otra parte no hay pureza interpretativa, ya que tanto al leer como al escribir citamos permanentemente a otros autores, a otros textos y ello porque todo discurso incluye otras voces.

UNA interpretación introduce al menos una novedad, la de fundar una nueva secuencia. Por el sólo hecho de ser un recuento, constituye un nuevo decir porque quien lee el texto lo hace desde un lugar no compartible que es el de la pregunta que quiere responderse, lo que allí busca; que aunque sea igual a la de otros es diferente, y aunque pueda transmitirla es particular, lo que se verá precisamente en las respuestas que construya. Un mismo texto dará lugar a diferentes interpretaciones según la particularidad del estilo de quien la ejecute e incluso del momento en que lo haga, que siempre producirá una variación de matices.

De otro lado, Lluis Solera, en su artículo "La traducción: entre transmisión e interpretación"9, plantea que leer es interpretar, en la medida que el lector interpreta lo que se le transmite y transmite lo que interpreta; se cumple aquí el esquema que Pearce definió como la semiosis ilimitada y al cual en rinde tributo la obra lacaniana: Un significante remite a otro significante, que a su vez remite a un tercero etcétera, y así ad infinitum, con la consiguiente abolición de la referencia al objeto.

Según los planteamientos lacanianos, la interpretación del texto media entre la cita y el enigma, entre aquello que va desde la literalidad a la suspensión de la significación más allá del sentido. Solera entiende interpretación, algo que se sitúa entre un "parecer querer decir", como ficción de la remisión de un significante a una significación unívoca, y la apertura a toda significación posible. La Interpretación hace pensar más bien en todo lo que hay de subjetivo, de forzado y arbitrario en el sentido que se da a un acontecimiento, a una palabra. Es también resultado necesario de una elaboración conceptual, conclusión sin la cual la teorización está destinada a girar en círculo, sobre los mismos impasses, produciendo más oscuridad que luz.

 

EL SUFRIMIENTO EN EL SEMINARIO XVI

Interpretación

Se centra en la conceptualización del sufrimiento en dicho texto, relacionándolo con términos fundamentales de la teoría psicoanalítica, indispensables para comprender los planteamientos expuestos por las autoras acerca del sufrimiento.

El sufrimiento es un hecho, dirá Lacan en la clase IV como crítica a lo que dice un autor sobre el sufrimiento en su obra Esencia de la Manifestación, en la cual plantea: "el sufrimiento no es otra cosa que el sufrimiento", para Lacan este enunciado, colocado como certeza, da cuenta de una presunción llena de ridiculez, de una falta de entendimiento.

Lacan hará notar una diferencia entre la conceptualización de sufrimiento para el psicoanálisis y la planteada en "Esencia de la Manifestación" (libro de un autor francés que Lacan omite mencionar a propósito, el texto era muy difundido y estudiado en el medio universitario de la época); el sufrimiento entonces, no es el sufrimiento, dirá Lacan, y retomando el primer enunciado de este aparte, dirá: "el sufrimiento es un hecho", comenta que si bien puede parecer lo mismo que decir el sufrimiento es el sufrimiento, la diferencia radica en que hay sufrimiento que es hecho, o sea, que encubre un decir. Es por esta ambigüedad que Lacan refuta que el sufrimiento no sea superable en su manifestación, afirmando que el sufrimiento quiere ser síntoma, lo que quiere decir verdad. Pero, ¿qué es un hecho? ¿qué es un decir?, ¿a qué verdad se refiere?. Para aclarar estos interrogantes es necesario hablar del sujeto. En esta misma clase, una página antes, Lacan hablaba del sujeto, diciendo que no hay sujeto más que de un decir (el inconsciente es una cadena virtual de acontecimientos o de "decires" que puede actualizarse en un "dicho" oportuno que el sujeto dice sin saber lo que dice) 10; ese sujeto del que habla Lacan, surge en lo simbólico, que es una dimensión lingüística, que ubica al sujeto como sujeto del inconsciente, que hace viviente ese discurso.

Lo que permite volver a poner al sujeto en el estado que antes tenía, como sujeto pensante, es el hecho de padecer (acción de soportar) del significante. Lo que define a ese padecimiento, es en cada caso, lo que se llama un hecho. "Todo lo que está en el mundo no deviene propiamente hecho, más que en lo que se articula de él (del hecho) en el significante, ni ocurre nunca ningún asunto, más que cuando el hecho es dicho. Lo que del hecho no puede decirse, es designado en el decir por su falta, y esa es la verdad."11 La verdad se insinúa, pero puede inscribirse también de modo calculado. La verdad es lo que padece del significante, en cuanto el analista busca que el analizante articule su verdad; sin embargo, ésta no puede ser articulada totalmente y por esto aspira a lo real (entendido como el cercamiento más extremo del decir). La verdad siempre está entre líneas, no puede explicitarse, está implícita en todos las formaciones del inconsciente (del sujeto), tales como lapsus, actos fallidos, sueños e incluso síntomas. Lacan plantea que la verdad no es dicha por un sujeto, pero es sufrida, lo cual quiere decir que al no poder poner en palabras algo sobre el deseo específico del sujeto, éste va a continuar gozando.

Hemos relacionado el decir del sujeto con el hecho, de lo cual interpretamos que el decir es la posibilidad del sujeto, de descubrir que existe algo que no puede decirse en palabras, de reconocer que hay un límite, algo imposible de definir, que sería lo real; que el sujeto caiga en cuenta de esto, permite que retorne a su estatuto simbólico, a un sujeto que piensa porque padece del significante, este padecimiento es lo que define al hecho, el cual sólo llega a ser en lo que se articula de él en el significante, el sufrimiento es solo cuando es dicho, pero este decir es designado por la falta de un significante en el Otro, lo que hace que el sufrimiento al igual que la verdad, aspire a lo real, porque éste tampoco puede llegar a ser articulado totalmente, haciendo que siempre quede un resto que permanecerá en el inconsciente del sujeto, aunque intente ser nombrado.

A manera de conclusión

Esta interpretación, es una versión de la conceptualización de sufrimiento para el psicoanálisis, a partir el seminario XVI de Lacan. El planteamiento inicial sobre el sufrimiento, es que éste es un hecho, es decir algo que encubre un decir y no hay sujeto más que de un decir, el cual da cuenta de la repetición significante y de que el sujeto dice sin saber lo que dice a raíz del padecimiento del significante; este "padecer del significante", padecer de aquello que no puede ser explicado, que solo tiene algún sentido en relación con otro significante, es el hecho y lo que de este no puede decirse, se evidencia en el decir por la falta, esta última es la verdad, la cual hace sufrir y gozar y al igual que el sufrimiento aspira a lo real, por la incapacidad de ser nombrada en su totalidad.

El sufrimiento al igual que la verdad, aspira a lo real, porque el sufrimiento tampoco puede llegar a ser articulado totalmente, haciendo que siempre quede un resto que permanecerá en el inconsciente del sujeto, aunque intente ser nombrado.

Es necesario para el sujeto entrar en el mundo del lenguaje, en el registro simbólico, aunque esto implique sufrir, de otro modo esto representaría la muerte y la inexistencia del sujeto, además es con la aparición del lenguaje como emerge la dimensión de la verdad, la cual se relaciona con el deseo, término esencial para la teoría y práctica psicoanalítica. Si el deseo y el sufrimiento están ligados, nos damos cuenta de que aceptar el riesgo del deseo implica tomar en la vida el camino del sufrimiento.

Cuando el sujeto sufre, culpa a sus límites, es decir a las condiciones mismas de su surgimiento en el mundo de la palabra, en el mundo simbólico. Al mismo tiempo hace del sufrimiento un síntoma, algo que no quiere oír, que esconde y de lo que se avergüenza. A menos que, encuentre finalmente en el sufrimiento la justificación de la vida misma.

La interpretación psicoanalítica como método para ahondar en el sufrimiento, nos permitió no solamente hacer un aporte desde lo conceptual a partir de un texto específico, sino también develó de alguna manera -en nosotras como intérpretes e interpretadas por el texto- algo de nuestro deseo y de la realidad humana en torno al sufrimiento.

Conceptualizar el sufrimiento desde el psicoanálisis lacaniano es inalcanzable en el orden de los conocimientos y de la técnica, pues este está dirigido hacia el reconocimiento del sujeto y nos invita al silencio de la escucha.

Notas

3 Freud S. (1988). El malestar en la cultura. Colombia: Alianza Editorial. p 28.

4 Braunstein, N. Goce. Editorial Siglo XXI. Colombia: 1990

5 Jungman, J. El psicoanálisis hoy. "El concepto de curación en psiquiatría y psicoanálisis." I Coloquio del Campo Freudiano en Cuba.

6 Nasio, J.D. (1988) Enseñanza de siete conceptos cruciales del psicoanálisis. Buenos Aires: Gedisa. p. 11-12.

7 Foucault, M. (1987, Marzo). ¿Qué es un autor?. Revista de la Universidad Nacional, 2. Bogotá. p. 13.

8 Asserment, F. (1990). Mas vale no haber nacido nunca. La psicosis en el texto. Centro Freudiano Romance de Estudios Clínicos y Literarios. Manantial. p. 80

9 Solera L. (2001, Julio). La traducción: entre transmisión e interpretación. Revista de Psicoanálisis y cultura Acheronta..13. www.Acheronta.org

10.Nasio, J. (Publicado en 1992) Cinco lecciones sobre la teoría de Jacques Lacan. España. Gedisa. p 30-31.

11 Lacan, J. Seminario XVI. "De un Otro al otro". Clase IV del 4 de diciembre de 1968. www.Psicoanálisis.org Biblioteca de Lacan.

BIBLIOGRAFIA

Asserment F. La psicosis en el texto. Más vale no haber nacido nunca. Centro Freudiano Romance de Estudios Clínicos y Literarios (1990). Manantial.

Braunstein, N. Goce. Editorial Siglo XXI. Colombia: 1990

Chiavaro, S. (2001, Julio). "La disciplina del comentario". Revista de psicoanálisis y cultura "Acheronta",13. www. Acheronta. org.

Dylan, E. (1997). Diccionario introductorio de psicoanálisis lacaniano. Buenos Aires: Paidós.

Francioni, M. (1983) Psicoanálisis, lingüística y epistemología en Jacques Lacan. Buenos Aires: Gedisa.

Freud, S. (1988). El malestar en la cultura. Madrid: Alianza.

Foucault, M. (1987, Marzo). ¿Qué es un autor?. Revista de la Universidad Nacional, 2. Bogotá.

Jungman, J. El psicoanálisis hoy. "El concepto de curación en psiquiatría y psicoanálisis." I Primer Coloquio del Campo Freudiano en Cuba.

Kaufmann, P. (1996). Elementos para una enciclopedia del psicoanálisis. Buenos Aires: Paidós.

Lacan, J. Seminario XVI "De un Otro al otro". www. Psicoanálisis.org Biblioteca de Lacan. Manuscrito no editado.

Laplanche, J.,Pontalis,J. (1993). Diccionario de psicoanálisis. Barcelona: Labor S.A.

Masotta, O. (1988) Lecciones de introducción al psicoanálisis. Buenos Aires: Gedisa.

Nasio, J. (1989) Enseñanza de 7 conceptos cruciales del psicoanálisis. Buenos Aires: Gedisa.

Oliveros, A. El campo lacaniano, el campo del goce. Seminario de psicoanálisis lacaniano. Marzo -Abril de 2001. Manuscrito no publicado.

Pommier, G. (1997) En qué sentido el psicoanálisis es revolucionario: Conferencias de Gerard Pommier en Bogotá. Bogotá. Aldabón. 171 p.

Solera, L. (2001, Julio). "La traducción: entre transmisión e interpretación" www. acheronta. org Revista de psicoanálisis y cultura. Acheronta, 13.

Roudinesco, Elisabeth. (1995) Jacques Lacan: Esbozo de una vida, historia de un sistema de pensamiento. Barcelona: Anagrama. P. 492.

Vasse, D. (1985) "El peso de lo real, el sufrimiento." Barcelona: Gedisa

Volver al sumario del Número 18
Revista de Psicoanálisis y Cultura
Número 18 - Diciembre 2003
www.acheronta.org