Acheronta  - Revista de Psicoanálisis y Cultura
El colapso de Heidegger 1945-1946 1
Luis Tamayo

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Introducción

"La obscuridad es visible por sí misma, en la misma medida en que en su visibilidad se encuentra obnubilada por todo lo que en ella se encuentra. En la noche yo no veo los árboles, las rocas, las flores. La luz, al contrario, escapa a la vista: uno sólo ve aquello que está bajo la luz. Para ver la luz se requiere del ojo de la noche, conservar el ojo de la noche, mirar."

F. Fédier 2

El acercamiento a la obra de Heidegger no es una empresa sencilla. La razón de tal dificultad no sólo estriba en el carácter fragmentario de la misma aún ahora no se encuentra publicada en su totalidad, ni en las múltiples referencias eruditas de la gran filosofía griega o en lo complicado que en ocasiones resulta traducir sus conceptos, sino que consiste desde mi lectura— en que el maestro de Freiburg realmente intenta pensar el ser, realmente se aboca a la tarea de abordarlo no como un ente intramundano o como uno trascendente sino como lo que en sí mismo es; por ello ocurre que, por ejemplo, defina al mundo no como un ente ante nuestros ojos o ante nuestras manos sino simplemente como apertura. Pero así como el mundo es apertura Offenheit es también resistencia Widerstand. Asimismo, la verdad para Heidegger es al mismo tiempo y con igual originalidad, develamiento Unverborgenheit— y encubrimiento —Verborgenheit—, esta copertenencia de los contrarios 3 habitualmente desconcierta al lector que pretende leer los postulados de Heidegger apegado al principio de no contradicción.

Sumados a estos problemas existen también dificultades no estrictamente filosóficas, dificultades derivadas de la participación política que tuvo Heidegger en los albores del tercer Reich y que marcaron negativamente su nombre en la historia de la filosofía. En este estudio fijaremos nuestra mirada en una ocasión singular de tal periodo: el colapso físico y mental sufrido por Heidegger entre 1945 y 1946.

II. Antecedentes

A principios de los años 80, un profesor de la Universidad me comunicó que él no leía a Heidegger porque éste había sido un filósofo nazi. Años después otro profesor señaló que se podía leer la obra de Heidegger aunque éste hubiese sido nazi, debido a que "una cosa era la obra y otra el autor" de la misma. Esa escisión, sin embargo, no la permite la filosofía de Heidegger 4 y, además, no deja de enjuiciar al filósofo. Enjuiciamiento que el libro de Farías 5 amplificó. A pesar de todo ello, Heidegger es considerado por una buena cantidad de pensadores como el filósofo más importante del siglo XX. Al respecto G. Figal escribe:

"... la filosofía de este siglo se vería diferente sin Heidegger. Sin su aporte no hubiese existido ni el existencialismo de Jean-Paul Sartre ni la Ética de Emmanuel Levinas; Hans-Georg Gadamer, sin Heidegger, no habría desarrollado su hermenéutica filosófica; Michel Foucault, sin la provocación de Heidegger, hubiese escrito de otra manera; y el desconstructivismo de Jacques Derrida, sin la discusión con Heidegger, no habría surgido" 6.

Una vez mostrado el panorama que encuadra este trabajo podemos preguntarnos: ¿cómo fue el vínculo de Heidegger con el nacionalsocialismo? ¿se encuentra su obra indefectiblemente ligada a tal movimiento? En suma, y desde una perspectiva más amplia, ¿cuál es el vínculo entre las preferencias políticas de un autor y su obra?

En este estudio, que no es sino una parte de la investigación acerca de la relación entre J. Lacan y M. Heidegger que vengo realizando desde hace una década, doy la palabra al colapso de Heidegger de 1945-1946 (a su locura 7) pues he aprendido que los eventos que escapan a la voluntad consciente nos muestran, habitualmente, las razones impensadas de nuestra conducta.

III. La fuente

En las entrevistas de Heidegger con H. W. Petzet 8 se encuentra un fragmento donde el propio Heidegger narra un colapso (Zusammenbruch) físico y mental sufrido por él en 1945-46, fragmento que otros biógrafos repiten o simplemente anulan:

"Cuando, en diciembre de 1945, fui tomado en la Facultad, totalmente impreparado, por el interrogatorio inquisitorial de las 23 preguntas y a causa de ello tuve un colapso, vino el decano de la Facultad de medicina, Beringer (el cual había comprendido las intenciones y patrañas de los acusadores), y me condujo a Badenweiler al sanatorio donde laboraba von Gebsattel. Y ¿qué hizo él? Subió conmigo las montañas a través del bosque nevado. Aparte de eso, no hizo nada. Pero me ayudó como hombre. Y luego de tres semanas volví curado."

Analicemos cuidadosamente este fragmento.

1. "Cuando, en diciembre de 1945..."

Para entender lo que ocurría en la vida de Heidegger en ese momento es menester recodar su historia.

Un poco de historia

Según los biógrafos 9, los antepasados de Heidegger eran campesinos y artesanos. Sus ancestros trabajaron la tierra de la iglesia y luego de algunos años adquirieron una porción de la misma. El padre de Heidegger era tonelero y sacristán de la iglesia católica. Murió en 1924. La madre era suava, de carácter abierto y soñador. Murió en 1927 y su hijo Martin dejó un ejemplar de Sein und Zeit (El ser y el tiempo) en su lecho de muerte. Su hermano Fritz era tartamudo y, por su inteligencia y vivacidad, muy popular en Mekirch. Narra Safranski que Fritz era tan popular que cuando Heidegger era ya mundialmente famoso, en Mekirch era conocido sólo como "el hermano de Fritz".

Dado que los escasos recursos de la familia no bastaban para proporcionar una educación superior al talentoso Martin, la familia debió solicitar apoyo a la iglesia. De tal manera Heidegger entró al "Sistema del catolicismo". Con apoyo eclesiástico estudió el Gymnasium en Konstanz y Freiburg y, al terminar, se incorporó a la escuela de Teología de la Universidad de Freiburg.

En el año 1911 debió decidir entre continuar bajo la tutela de la iglesia y devenir sacerdote o estudiar Ciencias de la naturaleza y del espíritu. Luego de cierta vacilación, en la cual "el corazón se opuso a los planes de la cabeza"10, Heidegger optó por abandonar el "Sistema de catolicismo" , aunque no la fe 11: se casará en 1919 con Elfride Petri por la iglesia pero no bautizará a sus hijos.

Su posición respecto al vínculo entre la filosofía y la fe es clara: es menester mantenerlas en campos separados. En sus años como profesor en Marburg afirmará: "Honramos a la teología en tanto callamos acerca de ella" 12. En 1927 sostendrá que la fe, respecto a la filosofía, era "el enemigo mortal" 13, pero no se opondrá a la teología heideggeriana de Bultmann. Al declinar de su vida se le verá con frecuencia en la iglesia.

Al inicio de la primera guerra mundial será alistado, pero nuevamente los problemas cardíacos lo alejarán de la guerra. Sólo al final de la misma será requerido, inicialmente en la censura postal y, posteriormente, en el servicio meteorológico 14.

El éxito: Marburg, Freiburg

A partir de la filosofía católica de Brentano, Heidegger accede a la obra de Husserl y queda encantado; hará de las "Investigaciones lógicas" del filósofo judío un "libro de culto personal". Luego de algunos años se incorporará a su círculo y ahí trabará amistad con K. Jaspers, entonces Professor en Heidelberg. En 1927, a pesar de haberse distanciado filosóficamente de su maestro, le dedicará Sein und Zeit.

En 1923 es nombrado Professor en Marburg y muy rápidamente es reconocida su valía. Se le denomina "el rey secreto de la filosofía" 15. A partir de 1924 establece un coloquio amoroso con Hannah Arendt. En 1928 es llamado a Freiburg como sucesor de la cátedra de Husserl.

La filosofía de Heidegger de tales años ha sido denominada como un "decisionismo" 16: "Haz lo que quieras, pero decide por ti mismo y no permitas que nadie te sustraiga ni la decisión ni la responsabilidad concomitante". Esa filosofía del compromiso y del Ereignis conducirá a un decisionismo vacío. Narra Löwith que por ello los alumnos de Heidegger, al final de su enseñanza, bromeaban diciendo: "estoy decidido, pero no sé para qué" 17.

Esa vacuidad de la decisión permitía que se pudiese decidir de múltiples maneras y el lo posee un gran valor, aunque Heidegger en esa época no lo considerara así. Años más tarde escribirá que en Sein und Zeit aspiraba a una "experiencia del ser" 18 y que ello lo condujo al extravío político.

En aquel entonces la decisión vacía que posibilita el proyecto propio no era suficiente.

El primer llamado a Berlín y el encuentro con el Nacionalsocialismo

El 28 de marzo de 1930 el recién nombrado Ministro prusiano de cultura, Adolf Grimme, rectifica el nombramiento del ministro anterior, Becker, quien pretendía que E. Cassirer ocupara la cátedra de filosofía más importante de Alemania, y propone para tal puesto a Heidegger.

Heidegger rechazó la invitación. No se consideraba preparado para tal tarea pues pensaba que aún no había arribado a la verdadera filosofía, que su filosofía "aún no era dueña de su tiempo" 19. Era menester, para Heidegger, una filosofía con líneas de acción más claras, una donde el lugar del filósofo fuese el del "que despierta". Por ello el paso a la política era inevitable. Heidegger optó por la política a causa "del deber filosófico de contribuir a la historia". Safranski resume la posición de Heidegger en aquellos años de la siguiente manera:

"Él quería ser el heraldo de una epifanía histórico-política y a la vez filosófica. Llegará un tiempo digno de la filosofía, y llegará una filosofía dueña del tiempo. Y entonces, de alguna manera, él estará ahí participando en la partida, bien como escudero, bien como caballero. Hay que estar despierto para no desperdiciar el instante en el que puede y debe hacerse filosófica la política y política la filosofía." 20

La formación conservadora de Heidegger lo acercó a los nacionalistas, a esos que estaban preocupados por la pobreza y la sumisión a los Tratados de Versalles contraídos por la República de Weimar y para quienes el comunismo representaba la gran amenaza. En 1932 consideró al nacionalsocialismo como el lugar de implantación de su filosofía y, como la mayoría de los alemanes, lo abrazó en tanto "esperanza para Alemania" 21.

Además, desde el punto de vista de su filosofar, Hitler donó a Heidegger el elemento que le faltaba, el "hacia qué" decidirse. Con el aporte de Hitler, su filosofía no era más vacía. Y al aceptar Heidegger tal donación se convirtió en ideólogo, en ideólogo de un nacionalsocialismo peculiar 22.

Heidegger: Rector de la Universidad de Freiburg

En el año 1933, Wilhelm v. Möllendorf, quien había sido elegido en un Consejo Universitario previo como el siguiente rector de la Universidad de Freiburg, ante la circunstancia de que el Partido Nacional Socialista Obrero Alemán (NSDAP) había asumido el poder, se encuentra en la imposibilidad de asumir el cargo - por ser miembro del partido socialdemócrata - y pide a Heidegger que lo sustituya 23.

Según afirma Heidegger, en primera instancia, dudó en aceptar la propuesta y v. Möllendorf debió, el 15 de abril de 1933, asumir el cargo. Pero sólo pudo mantenerse 5 días. Un grupo de profesores nacionalsocialistas le exigió la renuncia. El 20 de abril de 1933 con el voto de la mayoría 24 de los Profesores, Heidegger fue elegido Rector.

Una vez que asumió el cargo se entregó plenamente al mismo. Asumió la responsabilidad de transformar la Universidad y estableció un reglamento "militar" en la misma, promoviendo el voto por el NSDAP y participando en algunos eventos nacionalsocialistas. En su discurso de rectorado "La autoafirmación de la Universidad alemana" analiza la esencia de la Universidad alemana, hurgando en los orígenes griegos de la filosofía, con el fin de vincularlos con su proyecto de Universidad. Para Heidegger, la revolución nacionalsocialista fue "el intento de dar a luz una estrella en un mundo sin Dios" 25. El discurso de Rectorado exigía una reforma cultural y compartía con el nazismo algunas cuestiones centrales, pero no todas 26.

En 1933, Heidegger estaba fascinado por la revolución nacionalsocialista y encantaba a otros. Organizó un "Campamento de la ciencia" (Wissenschaftslager) en Todtnauberg y no dejó de unir su filosofía con la ideología nacionalsocialista. Según Safranski, Heidegger quiso ser un "político de la filosofía" como lo fue Platón 27.

El derrumbe

En septiembre de 1933 Heidegger es llamado por segunda vez a Berlín y rechazó de nuevo la invitación. Decidió permanecer en provincia dado que quería revolucionar, según los principios nacionalsocialistas de la disciplina y el compromiso, a la Universidad de Freiburg. Según Safranski, los profesores y demás miembros de la comunidad académica ya no soportaban sus iniciativas. Cuando el decano de la Facultad de Derecho, Erik Wolf, intentó poner en práctica las propuestas heideggerianas, la comunidad académica de su Facultad lo rechazó, ante lo cual no le quedó otro camino que presentar a Heidegger su renuncia, y éste tuvo que apoyarlo plenamente.

La conducta de Heidegger hacia los profesores y estudiantes judíos de la Universidad ha sido referida, en muchos casos, con evidente mala fe. Varios testimonios 28 muestran que en múltiples casos intercedió por ellos e incluso consiguió que los mantuvieran en sus cargos 29. Ciertamente Heidegger no asistió al entierro de su maestro Husserl, aunque a este respecto se han esgrimido razones no ideológicas 30.

De ninguna manera se puede considerar a Heidegger como un radical del nacionalsocialismo tal y como, en la actualidad, concibe a dicho sistema totalitario el pensar occidental. El ministro de cultura de Baden - Wacker - consideró, luego de que presentó el filósofo su discurso de aceptación del rectorado de la Universidad de Freiburg, que el nacionalsocialismo de Heidegger era un "nacionalsocialismo privado" 31, y por ello tardó en notar que Heidegger, simplemente, apuntaba a un objetivo diverso del de Hitler 32. Cuando, a fines de 1933, Hitler consideró la revolución nacionalsocialista terminada, para Heidegger ésta aún no había siquiera comenzado 33.

Heidegger no durará ni un año en el rectorado. Se atrevió a renunciar. 34

Desde mi punto de vista la razón central de tal dimisión no consiste solamente, como dijo Heidegger a Petzet, en su negativa a excluir a v. Möllendof y a Wolf de la comunidad académica de la Universidad - como era exigido por el NSDAP - ni tampoco, como interpreta Safranski, porque no fue bien vista su crítica al catolicismo sino porque, como ya he indicado, su nacionalsocialismo apuntaba a un lugar distinto al de los ideólogos nazis. Su ruptura, sin embargo no fue completa, durante 1935 y 1936 mantuvo un cierto vínculo con el NSDAP; se propuso para organizar una Academia de Profesores en Berlín y fue rechazado. Según Safranski, en abril de 1936 aún creía que, si perseveraba, su filosofía finalmente se impondría y conseguiría influir al movimiento nacionalsocialista 35. Asimismo, Safranski afirma que Heidegger se identificaba con Hölderlin, el poeta cuyo pensar no fue valorado en su tiempo pues fue "un heraldo que llegó demasiado pronto" 36. Lo que es indudable, desde mi punto de vista, es que Heidegger pretendía una transformación profunda de la Universidad 37.

Pero Heidegger no encontró eco. Y ello ocasionó que, poco a poco, tomara distancia del nacionalsocialismo.

La ruptura con el NSDAP y con Hitler

Para mediados de 1936, Heidegger ya había roto ideológicamente con el nacionalsocialismo; lo consideraba una ideología "impropia" y rechazaba su concepción del mundo. Tan sólo mantenía cierta creencia en Hitler. Pero ello tampoco duró demasiado. En 1937, en su seminario sobre Nietzche, se permitió criticar abiertamente al nacionalsocialismo y la palabra del Führer. Ironiza acerca del sentido de la guerra y el de la consigna "sangre y suelo" 38. En su seminario de 1942 titulado Überwindung der Metaphisik, critica abiertamente las tesis de Hitler. 39 En A la guarda del espíritu, F. Duque resume la posición de Heidegger respecto al nacionalsocialismo:

"Unas controvertidas palabras de Heidegger sostienen ambiguamente que la interna verdad y grandeza del Movimiento (del nacionalsocialismo) consistiría en la cumplimentación (Vollendung) de la metafísica 40. A esta conclusión, radicalmente negativa, habría llegado presumiblemente el propio Heidegger a través de una verdadera vía dolorosa iniciada en 1935, desplegada entre 1936 y 1938 (los Beiträge zur Philosophie) y cada vez más perfilada a través del diálogo y lucha con Nietzsche, hasta hacerse franca y decididamente crítica contra el régimen en los años finales de la guerra (1942-1944) 41, al hilo de la meditación sobre Parménides y Heráclito".42

Luego de abandonar el Rectorado, Heidegger comenzó a ser vigilado por la Gestapo 43. Pero corre con suerte. Según narra Safranski, el espía mezclado en su seminario se descubre ante él y le pide disculpas. Si el espía hubiese realizado su encomienda, Heidegger habría sido detenido, quizás aniquilado. Y actualmente sería un mártir. Pero no contaríamos con su filosofía posterior. Dado que el NSDAP ya no le ofrece el boato de sus actos masivos ni existe tampoco oposición política abierta donde expresar sus opiniones, la crítica de Heidegger se limita al ámbito cerrado de su seminario. Heidegger tampoco se ofrece como héroe: pagará su cuotas al NSDAP hasta el final de la guerra44.

En 1944 es alistado 45 en la Volksturm (La tormenta del pueblo, última reacción alemana ante la invasión aliada) pero no entrará en batalla. La comunidad académica de Freiburg intercederá por él y se le encomendará el poner sus manuscritos a resguardo. Entretanto terminó la guerra.

La posguerra. Heidegger ante la Comisión de depuración. La prohibición de enseñanza (Lehrverbot)

Cuando terminó la guerra comenzó la revancha de los sometidos. La comunidad de Freiburg no reconocía en Heidegger sino al rector pronazi de 1933 y, por tal razón, se le requisó su casa de Freiburg (9 de julio de 1945). Cuando se intentó hacer lo mismo con su biblioteca, Heidegger estalló y exigió al alcalde, el 16 de julio de 1945, un juicio justo.

A consecuencia de tal petición, Heidegger se presentó, a partir del 23 de julio de 1945, ante una Comisión de depuración (responsable de enjuiciar a los criminales nazis). Dicha comisión estuvo formada básicamente por miembros del denominado "Freiburger Kreis", los cuales habían apoyado el atentado contra Hitler de 1944 y que, por tal causa se encontraban encarcelados cuando los aliados ocuparon Freiburg. Todos formaban parte de la comunidad académica de la Universidad Albert Ludwig de Freiburg: C. Dietze, G. Ritter, A. Lampe, A. Allegier y F. Oehlkers.

Luego de una primera entrevista con dicha comisión, Heidegger se dio cuenta de que la oposición más encontrada la presentaba Adolf Lampe, por lo cual le solicitó una entrevista personal. En dicha entrevista Heidegger le expuso las razones por las cuales se incorporó al nacionalsocialismo (la pobreza y el desempleo en la República de Weimar, su creencia de que el NSDAP protegería a Alemania de una revolución comunista, etc.) y no reconoció culpa alguna. Eso indignó a Lampe - quién había sufrido el autoritarismo de Heidegger cuando era Rector - y emitió un dictamen negativo. De todas formas la comisión, inicialmente, no lo tomó en cuenta y emitió un veredicto "suave". Para Oehlkers, el portavoz de la comisión, Heidegger era irresponsable por lo acaecido, lo cual es mucho más peligroso pues sustrae a Heidegger la responsabilidad. Al respecto F. Oehlkers afirmó:

"Nos quedó la idea de que Heidegger era un filósofo políticamente ingenuo que no sabía lo que hacía, básicamente un hombre inofensivo que se metió en un enredo sin quererlo ".

Para Oehlkers no era Heidegger el nazi sino su mujer:

"Ella se había hecho francamente odiosa en su barrio (Freiburg-Zähringen) cuando, en la ocasión de zapar las trincheras en el verano de 1944, del peor modo, brutalizó e intimidó a las mujeres de Zähringen, enviando a las trincheras incluso a las enfermas y a las embarazadas. Pero su comportamiento no era de la competencia de la comisión." 46

La idea es clara, para Oehlkers, Heidegger, a causa de su inhabilidad política, se había dejado arrastrar por la corriente. Por ello dictaminó:

"Heidegger debe ser hecho emérito de manera anticipada, pero no debe ser separado de su cátedra. Debe mantener su permiso de enseñanza, pero separado de los órganos colegiados" 47.

El Senado universitario, sin embargo, no aceptó dicho veredicto y exigió, el 21 de noviembre de 1945, que se revisara. Heidegger notó que se quería hacer un ejemplo de su caso y solicitó se confirmase su probidad moral con el dictamen de dos miembros respetados de la comunidad alemana, el del Arzobispo C. Gröber (quien emitió un dictamen serio que consideraba la trayectoria intelectual del filósofo y lo exculpaba) y el de un académico reconocido y respetado en la Alemania de la posguerra: Karl Jaspers. Las razones de esa última propuesta no son claras. Es probable que Heidegger esperase que su antiguo amigo lo apoyaría en esa difícil situación. Pero Jaspers pensaba de otra manera. En un texto publicado en 1946 titulado Die Schuldfrage (La cuestión de la culpa) sostuvo que había intelectuales que, una vez terminada la guerra no se consideraban nazis, que incluso se creían antinazis, pero que habían colaborado con el nazismo entre 1933 y 1934 (la alusión a Heidegger era inmediata) y que dichos sujetos debían ser castigados por tal colaboración 48.

En su dictamen Jaspers no sólo dijo todo lo que sabía sino que afirmó, incluso, lo que apenas presumía. Sostuvo, basándose en documentos poco fiables, que Heidegger, cuando era rector, había utilizado su posición para dañar a miembros de su comunidad académica (E. Baumgarten y H. Staudinger) utilizando las estrategias difamatorias nazis... y eso hundió al filósofo. 49 El fallo no se dejó esperar: el Senado universitario dio el veredicto que luego el gobierno de ocupación francés recrudecería: Heidegger ya no poseía el derecho de enseñar en las Universidades alemanas, asimismo se le redujo la pensión (desde 1946) y luego se le anuló (a partir de 1947). Aunque en el mismo mayo de 1947 se le renovó. 50

Parecía que Heidegger había mentido por omisión a la Comisión de depuración. Y el peritaje de Jaspers lo obligó a sostener la verdad.

Retomemos ahora el análisis del fragmento de Petzet.

2. "...fui tomado, en la facultad, totalmente impreparado, por el interrogatorio inquisitorial de las 23 preguntas y a causa de ello tuve un colapso."

Después de saber el veredicto de la Comisión de depuración, Heidegger desfallece. No creía que Jaspers actuaría de esa manera, creía que lo apoyaría y, como consecuencia, sería exonerado. Heidegger sabía que desde 1936 había roto con el NSDAP, es decir, desde hacía 9 años no se consideraba, de ninguna manera, un nazi y que, si había continuado pagando sus cuotas al partido, era porque en un totalitarismo de esa calaña, hacerlo de otra manera equivalía a ofrecerse como cordero sacrificial.

El interrogatorio fue inquisitorial. Hubo un exceso. ¿Quién tenía el derecho de juzgarlo? Heidegger sabía que Lampe tan sólo se estaba vengando. Heidegger sabía que Jaspers, en 1933, también quería formar parte de la revolución nacionalsocialista y renovar la Universidad de Heidelberg 51. Pero también sabía que él mismo, cuando fue rector en la Universidad de Freiburg, había actuado en pro de los nazis, que había promovido el voto por Hitler y que muchas personas, y entre ellas muchos miembros de la Universidad, habían votado por Hitler a fines de 1933 debido a que él, el rector, los invitó a ello. El había apoyado, realmente, a los nazis. A unos nazis que, si bien es cierto en ese momento aún no eran los asesinos de judíos con los cuales, en la actualidad, el pensar occidental los asocia, ya eran unos nazis que molestaban y excluían injustamente a los mismos por el solo hecho de su pertenencia racial. El peritaje de Jaspers obligó a Heidegger a recordar esa verdad.

Sabía que Jaspers había dicho verdad aunque no fuese el indicado para decirla.

Y con ese movimiento Jaspers le hizo un enorme regalo a Heidegger.

Apenas puedo imaginarme qué hubiese sido de su filosofía posterior si hubiese podido sostener tal mentira 52. Quizás toda su filosofía hubiese sido espuria a partir de ese momento. Heidegger se había lanzado por la pendiente de la "irresponsabilidad" ante la Comisión de depuración. Pero Jaspers lo detuvo. Y eso lo salvó. Y a su filosofía posterior también.

Asimismo, es probable que su recuperación fuese tan rápida porque, simplemente, fue obligado a reconocer una verdad. Apenas tres semanas después de iniciado el tratamiento, Heidegger recupera la salud y abandona la clínica de v. Gebsattel.

Según he averiguado fue Jaspers el primero que reprochó a Heidegger su silencio respecto a su relación con los nazis en los años treinta. Y, desde mi punto de vista, en este caso, el reproche sí es correcto 53. Durante el viaje de Heidegger de 1936 a Italia, en el cual Heidegger narra a Jaspers los pormenores de su estancia turístico-académica, la situación de Jaspers empeoraba. Cuando, en 1937, Jaspers fue pensionado (en los hechos se trató de una prohibición de enseñanza) Heidegger no reaccionó: ni un carta, ni una palabra, sólo silencio. Jaspers, quien era amigo de Heidegger y con el cual éste quería publicar, en 1922, un "anuario realmente crítico", en el cual sólo ellos dos escribiesen, esperaba seguramente algo más que el silencio. Y el silencio de Heidegger produjo el silencio de Jaspers. Jaspers le escribió dos cartas que nunca envió (12 de octubre de 1942 y 1 de marzo de 1948) en las cuales, entre otras cuestiones, expresaba su decepción por la conducta de su antiguo amigo.

Parece que Heidegger no sabía gran cosa de lo que a Jaspers acaecía, o quizá sabía algo y no quería saber más debido a su fracaso en la gestión del apoyo a Elisabeth Blochmann. 54

Después de la guerra fue Heidegger juzgado y Jaspers no tuvo la menor consideración por él, dijo todo lo que sabía e incluso lo que era apenas verosímil. El dictamen negativo de Jaspers fue clave para el veredicto del Senado universitario y el gobierno francés de ocupación.

En los años cincuentas, una vez reestablecido Heidegger en su puesto como profesor, la relación con Jaspers nunca se renovó plenamente. Y aunque Jaspers realmente no quiso volver a tener contacto cercano con Heidegger, no pudo, en su fuero interno, separarse de él. Cuando él murió se encontró en su mesa de trabajo un texto titulado Notizen zu Martin Heidegger, en el cual, hacia el final, reconoce que sufría una frerocité (Haliebe, odioamor) con respecto a Heidegger:

"Alto en la montaña, en una amplia y rocosa altiplanicie, se encontraban desde antaño los filósofos de la época ... El aire es tan puro que absorbe todo lo turbio, tan fresco que no deja subir ningún humo, tan claro que se produce una elevación del pensamiento a los espacios inconmensurables ... Allí entablan los filósofos una lucha sorprendente, despiadada. Están poseídos por fuerzas que combaten entre sí a través de sus pensamientos; los pensamientos humanos combaten entre sí... En nuestros días parece que ya no puede encontrarse a nadie ahí. Pero a mí me ocurrió que, buscando en vano en las especulaciones eternas a hombres que las encontraran importantes, hallara sólo a uno y a nadie más. Y éste era mi cortés enemigo. Pues los poderes, a los que servíamos, eran inconciliables. Pronto se reveló que no podíamos hablar entre nosotros. La alegría se hizo dolor, un dolor particularmente desconsolado, como si una posibilidad, que estaba al alcance de la mano, fuese desperdiciada. Así me fue a mí con Heidegger. Ahí encuentro las críticas sólo por él conocidas, insoportables sin excepción, que se encuentran en cada estrato. Ahí buscó las críticas que se convierten en la sustancia del pensar mismo; ahí busco la lucha que rompe la incomunicabilidad de lo incompatible; ahí busco la solidaridad que aún entre los extraños es posible, si de filosofía se trata. Tal lucha y tal crítica es quizás imposible. Quisiera, sin embargo, captar algunas sombras" 55.

3. "Vino el decano de la Facultad de medicina, Beringer (el cual había comprendido las intenciones y patrañas de los acusadores) y me condujo a Badenweiler..."

Luego del veredicto del Senado universitario, la reacción no se dejó esperar: Heidegger sufre un desfallecimiento en la Universidad misma y el decano de la Facultad de medicina, Kurt Beringer, lo auxilia. Lo lleva a Badenweiler a la clínica donde trabajaba V. F. von Gebsattel para que fuese rehabilitado. Pero el desfallecimiento ya había hablado. Estaba dirigido a la Universidad, aquella que lo enjuiciaba, aquella que Heidegger intentó revolucionar. El desfallecimiento es un acting out que esperaba a su lector. El colapso estaba dirigido a un Senado universitario que creía que tenía la autoridad moral para juzgar, uno que había olvidado que en 1933 "nazi" no quería decir lo mismo que en 1945, que en 1933 significaba: "nacionalista, preocupado por el futuro de Alemania, opositor a la República de Weimar y rebelde a los tratados de Versalles", y no necesariamente "racista" 56.

4. "...al sanatorio donde laboraba von Gebsattel."

En el sanatorio Schlo Haus Baden de Badenweiler, un antiguo hospital ubicado en las cercanías de las termas romanas, trabajaba Victor Freiherr von Gebasattel (1883-1976), el cual era un psiquiatra cristiano cercano a Binswanger (en el homenaje por el 75 aniversario de von Gebsattel realizado en la Universidad de Würzburg dijo Binswanger: "nuestro amigo, y de nuevo para decirlo con las palabras de Goethe, es un hombre colmado de Dios"), un miembro del grupo de Binswanger, el cual quería fundar una psicoterapia basada en la filosofía de Heidegger y el psicoanálisis de Freud. Desde 1950 fue profesor en Würzburg y se ocupaba de la fenomenología de la existencia humana y el significado de los estados psicopatológicos. En su libro Cristianismo y humanismo, analiza de la siguiente manera la crisis occidental de la posguerra:

"...el hombre moderno ha sido lentamente arrastrado a la autonomía y la desidia. Se encuentra en una crisis, la cual es, en primer lugar, la crisis del hombre alemán, una crisis del pensamiento inmanente y de sus consecuencias humanas" 57.

Según von Gebsattel el fundamento de esta crisis está en la deformación del mundo medieval:

"Así pues, ¿cómo se llega a la deformación del mundo medieval? Las fases de dicha deformación aparecen claramente ante nuestros ojos: primero humanismo, renacimiento, reforma; luego racionalismo, ilustración y clasicismo; posteriormente las figuras del siglo XIX: liberalismo, positivismo, materialismo y nihilismo. Hasta que el nacionalsocialismo cierra este largo camino" 58.

Y él tiene una propuesta contra la crisis:

"...si vuelve el hombre a Dios se realiza a sí mismo, vuelve a casa, a sus fuentes, y eso lo realiza" 59,

y por eso predice:

"...lo que se está preparando, si todos los indicios no mienten, es un humanismo de corte cristiano" 60.

5 . "¿Y qué hizo él? Subió conmigo las montañas a través del bosque nevado."

El tratamiento de v. Gebsattel fue sui generis . Heidegger narra que von Gebsattel tan sólo lo condujo por los caminos boscosos y nevados de la Selva negra que circunda Badenweiler. Heidegger quedará marcado por esa experiencia.

6. "Aparte de eso, no hizo nada."

¿Realmente no hizo nada más von Gebsattel? Él acompañó a Heidegger a través del bosque nevado, a través de esos bellos caminos que atraviesan la Selva negra. Lo acompañó y calló. Sin enjuiciarlo, es decir, sin repetir lo que el Senado universitario y a la Comisión de depuración hicieron. Von Gebsattel ofreció a Heidegger su presencia. Esa compañía proporcionó a Heidegger la fuerza que requería para superar su estado.

7."Pero me ayudó como hombre."

Esta última frase es enigmática. Probablemente Heidegger se refiere a la psicoterapia cristiana de von Gebsattel. En su libro Prolegomena einer Medizinischen Anthropologie von Gebsattel indica:

"...el neurótico va al médico con la confianza, la fe y la creciente exigencia de simpatía, derivada de su necesidad de ayuda. Él encuentra en la persona del médico el interés y la comprensión que, desde hacía tanto tiempo, echaba de menos; él encuentra en sus humanas convicciones el lugar de descanso donde puede ser como es, sin rechazo que temer. Él reconoce en el médico la sabia y, en todo tiempo, paciente escucha; él siente que ahí está alguien que ha cancelado la urgencia de sus asuntos y tareas personales […] que siempre guarda la distancia y que sabe muy bien que las reglas de conducta fundadas por uno mismo no están apartadas de la legalidad razonada de la vida" 61.

Y la conducta del terapeuta, según von Gebsattel no es ningún engaño:

"...el psicoterapeuta, entonces, trata al sufriente no sólo a través de medidas médicas sino, en primer lugar, a través de la imagen que de él se produce en el alma del enfermo. Por ello no puede ser afirmado, de ninguna manera, que el efecto curativo del médico, debido a derivar de una imagen del sufriente está basado en un factor ilusorio. La imagen que se hace de nosotros la personalidad ajena el paciente es en sí misma una realidad" 62.

Lo dicho durante esa cura es también enigmático. Quizás Heidegger habló de su equivocada fe en Hitler ("sus maravillosas manos" 63), de su error narcisístico (creerse El filósofo de Alemania y por ello pretender convertirse en el Führer de la Universidad 64), de su error filosófico (creer que había alcanzado "la experiencia del ser" en el nacionalsocialismo 65) o, incluso del odio hacia los miembros de la Comisión de depuración o hacia Jaspers. Lo cierto es que Heidegger retomó su vínculo con Jaspers e incluso se disculpó por no visitarlo (no por el hecho de que su mujer era judía sino por "vergüenza" 66). Asimismo Heidegger, durante décadas, no dijo gran cosa de su vínculo con el nazismo (¿que más debía decir si ya había sido juzgado y castigado?) y prefería aquellos estudios sobre su vida que no mencionaban su periodo nazi, lo cual se reiteró en la entrevista realizada por el Spiegel.

8. "Y luego de tres semanas volví curado."

Hoy ya no existe el Sanatorium Schloß Haus Baden donde Heidegger estuvo internado y no logré tener acceso a los archivos del antiguo sanatorio, no obstante, es posible suponer que el vínculo con von Gebsattel no se interrumpiese en 1946. Algunos años después, aparece un artículo de Heidegger en el volumen 6 (1958-1959) del Jahrbuch für Psychologie und Psychotherapie dedicado a los 75 años de von Gebsattel. Entre artículos que describen y elogian la obra del psiquiatra, Heidegger publica "Grundsätze des Denkens". En este volumen se refiere, además, que no sólo L. Binswanger intervino como conferencista en el Festakt (homenaje a v. Gebsattel) sino que también lo hizo Heidegger 67. También se encuentran cartas de Heidegger a H. Arendt enviadas, años después, desde Badenweiler. Aunque, ciertamente, esto no prueba que Heidegger haya continuado un tratamiento con von Gebsattel. Existe, sin embargo, un elemento particularmente interesante. Hace muy poco el filósofo François Fedier me refirió que en los años 60 su maestro Jean Beaufret se encontró, en una reunión, con von Gebsattel y el psiquiatra le dijo a Beaufret: " Savez vous que c’est vous qui, après la guerre, avez gueri Heidegger?" (¿sabe que es Usted quién, después de la guerra, curó a Heidegger?). Esta frase, que puede resultar enigmática en primera instancia, después de lo que hemos revisado, se revela clara: Beaufret salvó a Heidegger al reconocerlo como Professor. Es conocido que, en los años en los cuales Heidegger tenía prohibido impartir clases en Alemania, fueron Jean Beaufret y Frédéric de Towarnicki los primeros que distinguieron a Heidegger en esa posición. Cuando Heidegger ya no podía ser Professor en Alemania, Beaufret y de Towarnicki le mostraron que, para ellos, aún lo era. De esa manera lo salvaron.

Luego del tratamiento con von Gebsattel, Heidegger inicia un periodo en el cual su pensar se proyecta fuera de Alemania. Francia y Suiza serán los países que, primordialmente, asilarán su pensamiento. Y, gracias a ese asilo, su pensar recupera, ostensiblemente, el hálito de la pregunta que da origen a Sein und Zeit. Asimismo su reflexión se hace más mesurada y recupera la humildad: en vez de pretender "alcanzar la estrella" se trata tan sólo de "ponerse en camino hacia una estrella, sólo eso". 68 En esos años escribe que el pensar implica no un forzar a la naturaleza, como hace la técnica, sino tan sólo "permitir que se muestre". Tal es el viraje a la serenidad ( Gelassenheit). Desde tal pensar, el hombre ya no se arroja temerariamente al abismo sino que tan sólo "hace puentes".69

IV. Conclusiones

Ciertamente Heidegger apoyó al nacionalsocialismo en un periodo de su vida, y dado que, como sabemos, la obra es inseparable del autor, una parte de la misma es nacionalsocialista. 70 Pero un autor cambia, y su obra con él. Por ello considero erróneo afirmar - como hace Farías - 71 que toda la filosofía de Heidegger es nacionalsocialista. Hay en ella también, y en su mayor parte, pensar universal.

Heidegger pagó caro el apoyo brindado al nacionalsocialismo durante su periodo de rectorado. La persecución que sufrió durante la posguerra y el colapso subsecuente fueron la secuela de dicho error. Tal colapso, sin embargo, en tanto formación sintomática, constituyó un texto que era menester descifrar. Por tal razón, y para concluir, recapitulemos: ¿qué es lo que devela el colapso de Heidegger? Desde mi punto de vista esta pregunta se responde, al menos, en tres niveles:

  1. Este colapso devela la locura de una filosofía que cree que puede dirigir a los dirigentes, una locura narcisística que sufrieron Sócrates, Platón, Hegel y muchos otros. Una filosofía que olvida que su tarea no radica en dirigir 72 sino en reflexionar sobre el mundo y el hombre. "El búho levanta el vuelo al atardecer" señaló Hegel, 73 para dar cuenta de tales límites de la reflexión filosófica.

  2. El colapso de Heidegger devela la locura del pueblo alemán, el cual, a causa de los excesos de los tratados de Versalles, cayó en una locura reivindicatoria que lo llevó a exterminar, inicialmente, al extraño en casa, es decir, a los judíos, esa comunidad humana que, en tanto se considera "el pueblo elegido", no se mezcla con los otros (y no olvidemos que la Alemania nazi no hizo sino continuar la larga tradición europea de expulsión de los judíos: erradicados de España, encerrados en ghettos en Italia, discriminados en Polonia, etc. Tampoco olvidemos que la ideología de la sangre y el suelo de Hitler muestra en espejo la ideología de la sangre y el suelo del pueblo hebreo, esa que, en la actualidad, alimenta a la guerra árabe-israelí y que, también, indica que solamente una mujer judía puede transmitir la raza a sus descendientes, es decir, que solamente se es judío por la sangre. Si un hombre judío decide casarse con una no judía sus hijos están condenados a no pertenecer a su propia comunidad). Por otro lado, el pueblo alemán se unió a Hitler porque éste prometió hacer de Alemania una verdadera nación, no el pueblo pobre y humillado que dejaron los tratados de Versalles, esos tratados que castigaron al pueblo alemán y que lo consideraron culpable de una guerra que no inició, una guerra que, como todas las guerras, se había efectuado entre varias naciones y por diversos intereses.

  3. El colapso de Heidegger devela que el Senado universitario y la Comisión de depuración no tenían el derecho de juzgar. Tal senado había olvidado que, al comienzo del nacionalsocialismo, "nazi" no quería decir "asesino de judíos" sino tan sólo "nacionalista"; asimismo olvidó que el nazismo era una consecuencia del desarrollo de occidente.74 Esos jueces, además, al obligar al nacionalismo alemán a borrarse, producen el neonazismo ya que, como bien sabemos, esos movimientos florecen en la oscuridad. Considero que sólo se puede abandonar la locura nacionalista permitiendo que se desarrolle y se agote por sí misma. En la actualidad un alemán que se diga "nacionalista" no puede evitar que el otro lea, en su afirmación, un reconocimiento del nazismo, parece que, en la actualidad, el nacionalismo alemán solamente puede realizarse en la oscuridad… y eso es peligroso pues favorece la aparición del neonazismo.

El Heidegger pensador, ya no filósofo, el Heidegger de la Gelassenheit, es una consecuencia del colapso de 1945.

Y en la obra de este pensador, pesar del periodo en el cual se acercó al nazismo, encontramos planteadas, de manera renovada, cuestiones centrales del pensar humano: el ser, la verdad, la libertad, el tiempo, la historia.

tamayo58@hotmail.com

Cuernavaca, 8 de diciembre del 2001.

Notas

1 Este trabajo es el producto de una estancia postdoctoral realizada en la Universidad Albert-Ludwig de Freiburg, Alemania (con el apoyo de la Stipendienwerk La teinamerika-Deutschland). Los elementos centrales de este ensayo fueron publicados en el No. 3 de me cayó el veinte, revista de l’école lacanienne de psychanalyse, México, 2001.

2 F. Fédier, F., Regarder Voir, Les belles lettres/Archimbaud, Paris, 1995, p. 358. Todas las traducciones del francés y del alemán son mías salvo cuando se indique lo contrario.

3 Lo que en Der Feldweg (1949) (Klostermann, Frankfurt, 9ª edición, 1991) Heidegger denominó la apertura al misterio .

4 En el §57 de El ser y el tiempo (FCE, México, 1983, p. 302) Heidegger, al resaltar la unidad Dasein-Cura, muestra que el autor y su obra son inseparables.

5 V. Farías, Heidegger y el nacionalsocialismo, FCE, Chile, 1998.

6 G. Figal, Heidegger zur Einführung, Junius, Hamburg, 1992, p. 7.

7 Inicialmente recordemos como define Heidegger, en su estudio sobre la poesía de Trakl, el vocablo "locura" (Wahnsinn): "Locura no significa pensar (Sinnen) lo sin sentido (Unsinniges). "Wahn" proviene del alto alemán "wana" y significa "sin". El loco piensa (sinnt) y lo hace como ningún otro. Pero se queda sin el parecer (Sinn) de los otros. El es de otro parecer (Sinnes). "Sinnan" significa originalmente: viajar, aspirar a..., seguir una dirección; la raíz indogermánica "sent" y "set" significa "camino". El solitario el protagonista de la poesía de Trakl es el loco porque está en camino hacia otra parte (subrayado mío). (M. Heidegger, Unterwegs zur Sprache, Neske, Stuttgart, 1997, p. 53).

8 H.-W. Petzet, Auf einen Stern zugehen. Begegnungen und Gespräche mit Martin Heidegger, Societäts Verlag, Frankfurt am Main, 1983, p. 52.

9Cfr. M. Heidegger, "Vita", en Gesamtausgabe, vol. 16, Klostermann, Frankfurt am Main, 2000; W. Biemel, Martin Heidegger, Rowohlt, Hamburg 1991; P. Hühnerfeld, In Sachen Heidegger, Paul List, München, 1961; R. Safranski, Ein Meister aus Deutschland, Carl Hanser Verlag, München/Wien, 1994 (en castellano: Un maestro de alemania, trad. por R. Gabás, Tusquets, Barcelona, 1997); H.-W. Petzet, op. cit., 1983; H. Ott, Martin Heidegger. Unterwegs zu seiner Biographie, Reihe Campus, Frankfurt, 1992; F. Fédier, Heidegger: anatomie d'un scandale, Robert Lafont, Paris, 1988; O. Pöggeler, Der Denkweg Martin Heideggers, Neske, Pfullingen, 1990; F. Towarnicki, A la rencontre de Heidegger: souvenirs d'un messager du fôret noire, Gallimard, Paris, 1993 y Martin Heidegger. Souvenirs et Chroniques, Payot et Rivages, Paris, 1999; Hermann Heidegger, "Bemerkungen zu Rüdiger Safranskis Buch Ein Meister aus Deutschland -Heidegger und seine Zeit", in Heidegger Studien, B. 11, Duncker und Humboldt, Berlin, 1995; L. Lütkehaus, H. Arendt-M. Heidegger. Eine Liebe in Deutschland. Basilisken Presse, Marburg/Lahn, 1999; F. Duque (comp.), Heidegger: La voz de tiempos sombríos, Serbal, Barcelona, 1991.

10Safranski se permite interpretar de esta manera los problemas cardíacos que ocasionaron primero que Heidegger fuese rechazado como jesuita en Tisis y, después, que fuese considerado inapto para la formación sacerdotal en Freiburg (op. cit., p. 39).

11 Al respecto escribe Heidegger: "Ya desde el inicio de la labor docente tuve claro que una verdadera investigación científica, libre de cualquier reserva y ligazón oculta, no es posible al mantenerse realmente el punto de vista de la fe católica. Esta llegó a ser insostenible para mí a través de la dedicación ininterrumpida con el cristianismo primitivo en el sentido de la moderna escuela histórica de religión. A los teólogos les prohibieron mis lecciones." En Heidegger, M. "Vita", op. cit., (Versión inédita en castellano de A. Xolocotzi).

12R. Safranski, op. cit ., p. 167.

13Ibidem, p. 178-179.

14Ibidem, p. 115-116.

15Ibidem, p. 154.

16 M. Heidegger, "Logik als die Frage nach dem Wesen der Sprache", Gesamtausgabe, vol. 38, Freiburger Vorlesung Sommersemenster 1934, Klostermann, Frankfurt a. M., 1998, p. 70ss.

17Cfr. K. Löwith, Mein Leben in Deutschland vor und nach 1933, Meltzer, Stuttgart, 1986, p. 29.

18R. Safranski, op. cit ., p. 424.

19Ibidem, p. 252.

20Ibidem, p. 266-267.

21Ibidem, p. 270.

22 En su estudio La guarda del espíritu. Acerca del "nacional-socialismo" de Heidegger, F. Duque deja muy claro que el nacionalsocialismo de Heidegger no era el mismo que el de los ideólogos cercanos a Hitler. La doctrina racial, por ejemplo, estaba totalmente excluida del nacionalsocialismo heideggeriano. Cfr. F. Duque, La voz de tiempos sombríos, op. cit., p. 97-102.

23R. Safranski, op. cit., p. 283-285.

24 En ese momento Heidegger no formaba parte del NSDAP ni tampoco del grupo de profesores nacionalsocialistas, aunque ya simpatizaba con el nacionalsocialismo. Heidegger fue una especie de "Rector de compromiso" y por ello obtuvo una aceptación casi unánime (de los 56 profesores que asistieron a la plenaria –13 ya habían sido expulsados por ser judíos y 24 no estuvieron presentes- 53 votaron por él, hubo un solo voto en contra y dos abstenciones).

25 R. Safranski, op. cit., p. 276-277.

26 En su Logik (curso de semestre de verano de 1934 en Freiburg) dio Heidegger su opinión respecto al racismo pregonado por el NSDAP: "‘Raza’ (Rasse) significa no sólo lo racial en el sentido de la sangre y la herencia, de la dependencia a la sangre y el impulso vital, sino que significa igualmente ‘lo que posee casta’ (Rassige). Ésta no se encuentra limitada a la condición corporal sino a lo que nombran (por lo menos los jóvenes) como ‘auto de casta’ (rassiges Auto). ‘Lo que posee casta’ presenta una categoría determinada, tiene leyes determinadas, no posee, en primer lugar, la corporalidad de la familia y el género. Racista (Rassisch), en su primer sentido, requiere, con mucho, poseer mucha casta, y, antes bien, puede no poseer raza". (M. Heidegger, Gesamta usgabe, vol. 38, p. 65). Ver también F. Fédier, Heidegger: anatomie... op. cit., p. 106ss.

27R. Safranski, op. cit., p. 314.

28 En una carta de Heidegger a H. Arendt fechada en el "invierno de 1932-33" indica: "Como aclaración respecto a mi comportamiento con los judíos transmito simplemente los siguientes hechos: Tengo en este semestre de invierno exceso de trabajo y por ello di a conocer oportunamente en el verano que quería quedarme tranquilo y trabajar a salvo de otras ocupaciones ¿quién viene, sin embargo, y urgentemente debe (y puede) doctorarse? Un judío ¿Quién puede venir mensualmente conmigo para informarme del transcurso de un amplio estudio? (Sea un proyecto de disertación o de habilitación) Otra vez un judío ¿Quién hace unas semanas me envió un voluminoso estudio para que urgentemente lo revisara? Un judío. Los dos becados de la Notgemeinschaft (una asociación de apoyo a estudiantes) que en los últimos dos semestres llevo adelante, son judíos ¿Quién, a través mío, consiguió una beca para estudiar en Roma? Un judío. Quien habla en mi caso de un "rabioso antisemitismo" es, más bien, quien lo posee." M. Heidegger-H. Arendt, Briefwechsel, op. cit., p. 68-69.

29 Al respecto recuerda Hermann Heidegger: "Los profesores judíos von Hevesy y Tannhauser pudieron, mientras Heidegger era Rector, permanecer en la Universidad". Badische Zeitung, 5 de septiembre de 1996.

30En una entrevista con Antonio Gnoli y Franco Volpi publicada en el Badische Zeitung (30 de agosto de 1996), Hermann Heidegger afirmó que cuando el entierro de Husserl su padre estaba enfermo, con fiebre y en cama: "Yo no puedo decir con total certeza lo que mi padre pensaba en el momento del deceso. Yo sólo sé que, en aquel entonces, él estaba enfermo. El mismo médico que consignó la muerte de Husserl, trajo la noticia a nuestra casa de Rötebück, en la cual mi padre yacía con fiebre". Dos meses después de esta entrevista señaló H. Ott que Heidegger tampoco visitó a su antiguo maestro cuando estaba enfermo. ("Der eine fehlte, der nicht hätte fehlen dürfen: Heidegger" - "Uno faltó, de los que no podían haber faltado: Heidegger" - en Badische Zeitung, 19 de agosto de 1996). Parece que Ott olvida que el alejamiento entre Heidegger y Husserl se inició en 1928 y que las razones de la separación no fueron raciales sino la desaprobación, por parte de Husserl, de las tesis presentadas por Heidegger en Sein und Zeit.

31 Ver, al respecto, el análisis que hace F. Duque del peculiar nacionalsocialismo de Heidegger en "La guarda del espíritu. Acerca del nacional-socialismo de Heidegger" en La voz de tiempos sombríos, op. cit. p. 97ss.

32Cuando finalmente se dieron cuenta, la crítica no careció de contundencia. El ideólogo nazi Kriek afirmó que Heidegger era ateo y nihilista, un simple oportunista que se aprovechó del nacionalsocialismo, pues en su filosofía previa, es decir, en Sein und Zeit, no se decía nada acerca del "pueblo", la "raza" y otros temas relevantes para el nazismo. La crítica de Jaensch era aún más radical; para él, Heidegger no era sino un "esquizofrénico" del tipo "judío talmúdico rabulista" (R. Safranski, op. cit., p. 315).

33 En una conferencia en Tübingen, el 30 de noviembre de 1933, Heidegger se opuso frontalmente a ese decreto de Hitler al afirmar: "La revolución en las instituciones de enseñanza superior alemanas no sólo no ha terminado sino que no ha siquiera comenzado".

34 Al respecto recuerda su hijo Hermann: "En toda Alemania ni un solo rector nombrado tuvo el coraje, luego de aproximadamente medio año, de dimitir del puesto y de su protesta. Sólo Heidegger se atrevió a ello" (Cfr. "Hugo Ott hat Hausverbot im Deutschen Literaturarchiv", en Badische Zeitung, 5 de septiembre de 1996).

35R. Safranski, op. cit. p. 374.

36Ibidem, p. 340. Heidegger no estaría de acuerdo con ello. En una carta a Kommerell del 4 de agosto de 1942 le escribe: "que yo nunca ni en parte alguna podría identificarme con Hölderlin" (M. Kommerell, Briefe und Aufzeichnungen, 1919-1947, Walter, Olten/Freiburg, 1967).

37 En A la rencontre de Heidegger , narra F. De Towarnicki que en los años de la posguerra preguntó a Heidegger acerca de su compromiso con el nacionalsocialismo: "De ninguna manera molesto, Heidegger respondió que, en 1933, aplaudió un despertar nacional del cual esperaba la extracción del pueblo alemán de la miseria y el caos. Solicitado por sus colegas y elegido por unanimidad, aceptó el cargo de Rector como se acepta una misión e, incluso, "una carga", con el fin de salvaguardar la independencia de la Universidad contra toda empresa política y con el objetivo de renovar su separación del partido y de toda doctrina. Su proyecto de reestructuración despertó la hostilidad general y no fue comprendido más que su discurso de rectorado. Uno de sus seminarios sobre la ciencia fue saboteado y prohibido. Sometido a constreñimientos administrativos, particularmente luego de los primeros decretos que lo golpearon y tomaron por sorpresa, renunció en febrero de 1934 comprendiendo que, de permanecer, debería plegarse a muchos otros compromisos". (op. cit., p. 32).

38M. Heidegger, Gesamtausgabe, B. 66, Klostermann, Frankfurt, p.415-416.

39M. Heidegger, Gesamtausgabe (Vortrage und Aufsatze, 1942) B. 66, s. 122-123. Cfr. también, B. 69 s. 223, contra la doctrina racial. A fines de los 80’s S. Vieta elaboró un texto que retoma los elementos más importantes de la crítica de Heidegger al nacionalsocialismo: Heidegger Kritik am Nationalsozialismus und an der Technik, Max Niemayer, Tübingen, 1989.

40 Cfr. Einführung in die Metaphysik (Introducción a la metafísica), Gesamtausgabe, B. 40, Klostermann, Frankfurt, 1983, p. 208.

41 Al respecto W. Biemel (Erinerungen an Heidegger, Allg. Zeitschrift für Philosophie, 2/1, 1977, p. 10) recuerda: "Por primera vez entre 1942 y 1944 escuché de los labios de un catedrático de la Universidad una aguda crítica al régimen, tildado por él de criminal (verbrerisch)", citado por F. Duque, op. cit., p. 94.

42 F. Duque, op. cit. p. 86.

43 En su Martin Heidegger. Souvenirs et Chroniques, refiere, al respecto, F. de Towarnicki: "En 1937 un estudiante, espía de la Gestapo, le confió, mientras Heidegger desarrollaba su curso sobre Nietzsche, que se encontraba en un lugar peligroso de la lista negra", op. cit., p. 74.

44 Al respecto escribe F. de Towarnicki: "se le ha acusado siempre de que, luego de su dimisión del rectorado de 1934, continuó pagando sus cuotas al partido (NSDAP). Sin embargo, muchas voces se elevaron, en Alemania, sorprendidas por el candor de aquellos que simplemente parecían olvidar que, en una dictadura tal, era simplemente ‘inimaginable’ regresar la afiliación al partido. Un antiguo estudiante de Freiburg narró que Heidegger lo disuadió seriamente de adherirse al movimiento poniéndolo en guardia: ‘Ud. no podrá salir’". Martin Heidegger…, op. cit., p. 37-38.

45 Ese alistamiento no era sino una condena a muerte. En su orden de alistamiento se informaba que era considerado por el gobierno nazi "el profesor menos importante de la Universidad" (F. Fédier, comunicación personal, 10 de diciembre de 1999).

46 Carta a K. Jaspers del 15 de diciembre de 1945, citada por H. Ott, op. cit.,p. 135.

47 R. Safranski, op. cit., p. 376.

48 K. Jaspers, "Die Schuldfrage", en Erneuerung der Universität. Reden und Schriften 1945/46, Lambert Schneide, Heidelberg, 1986, p. 167.

49 Respecto a Staudinger F. Duque recuerda: "El Rector había intentado (10.02.34) –con malas artes, ciertamente– descalificar y aún expulsar de la Universidad a Hermann Staudinger, químico de reconocido prestigio, acusándolo de pacifista y poco patriota (se refugió en Suiza durante la Gran Guerra)" La voz de tiempos sombríos, op. cit. p. 108. Respecto a Baumgarten la cuestión no es tan clara. Según la versión de H.-J. Dahms, Heidegger escribió: "El Dr. Baumgarten es bien conocido mío y su actitud intelectual proviene del círculo intelectual liberal-democrático de Heidelberg que circunda a Max Weber. Durante su estancia aquí él fue todo menos un nacionalsocialista. Después de que Baumgarten fracasó conmigo volvió, muy animado, a Göttingen a sus ocupaciones con el también despedido, el judío Fränkel. Supongo que Baumgarten ha sido despedido en Göttingen, por lo que sus relaciones actuales permiten derivar. Considero, entretanto su incorporación a la SA como imposible, así como su ingreso al profesorado". (H. Ott, op. cit., p. 183). La autenticidad de esta carta ha sido firmemente puesta en cuestión, y no sólo porque Heidegger siempre afirmó que esa carta era calumniosa. La única copia de la cual se dispone es la que supuestamente el mismo Baumgarten extrajo de los archivos. Además, si la carta fuese válida, de todas formas no muestra a un Heidegger que ataca a un profesor judío o a uno protector de los mismos sino a uno que deseaba incorporarse plenamente al nazismo (en 1933 Baumgarten escribió Von der Kunst der Kompromisses, donde sostiene la importancia de incorporarse al movimiento). El caso de Staudinger, uno de los químicos que más apoyaron al tercer Reich, no es, respecto a este punto, muy diferente.

50 A medidos de 1951 fue reconsiderado su caso y fue perdonado. Se le levantó la prohibición de enseñanza y se reincorporó como Professor en la Universidad de Freiburg.

51 Safranski, citando la carta de Jaspers a Heidegger del 23 de agosto de 1933, refiere que Jaspers aprobaba la introducción del principio de caudillaje en la Universidad y "la nueva organización", asimismo "había preparado él mismo tesis relativas a la reforma de la Universidad". En la última visita a Heidegger, "le había hablado de ello, con la esperanza de que moviera a las instancias gubernamentales a que contactaran con él" (op. cit., p. 295-296). Jaspers intentó insertarse en el movimiento nacionalsocialista, pero no pudo hacerlo, pues, como él mismo escribe, "me dicen que yo, no perteneciendo al partido y estando casado con una judía, a lo sumo estoy tolerado y no soy acreedor a ninguna confianza" (Heidegger-Jaspers, Briefwechsel, op. cit., p. 260).

52 P. Schirowski narra en su libro Naître coupable, naître victime (Nacer culpable, nacer víctima) los devastadores efectos de una mentira lograda. Rudolf (nacido en 1950 en Sudamérica), hijo de un importante nazi que logró escapar a los juicios, no puede llevar una vida normal. Sus padres mueren trágicamente y él sufre una existencia destruida (Points, Seuil, 1987).

53 A partir de entonces han sido muchos los que han exigido a Heidegger una disculpa: Marcuse, Adorno, Farías. Pero ¿qué más pretendían ellos si Heidegger ya había sido juzgado y sentenciado?

54 E.Blochmann era una amiga de los Heidegger que, debido a ser semijudía, fue constreñida, por la ley que excluía a los judíos de los puestos públicos, a emigrar a Inglaterra. Heidegger no pudo hacer nada al respecto a pesar de haberlo intentado con todos los medios a su alcance. Cfr. Martín Heidegger-Elizabeth Blochmann, Briefwechsel 1918-1969, Gallimard, cartas del 12 de abril, 10 de mayo, 30 de agosto, 23 de septiembre y 16 de octubre de 1933.

55 K. Jaspers, Notizen zu Martín Heidegger, Piper, München/Zürich, 1989, Notiz 252, p. 267-268.

56 F. Fédier en su Heidegger, anatomie d’un scandale, recuerda que en el pleibiscito del 12 de noviembre de 1933: "Todo el rencor lentamente acumulado por el pueblo alemán por la derrota y los tratados de Versalles se manifiesta en ese pleibiscito; 96% de los electores asisten a las urnas y el 95% de los electores aprueban la política de Hitler" (Op. cit. p. 34), Pero ese apoyo a Hitler no estaba referido necesariamente a la política racial: "En un informe del cónsul general de los USA en Stuttgart luego de la Noche de los cristales rotos (9-10 de noviembre de 1938) donde la comunidad judía sufrió una de las más terribles violencias desde la instauración del régimen hitleriano, se puede leer: ‘Las reacciones de la población han mostrado una división en los modos de sentir. La enorme mayoría de los alemanes no judíos, quizás el 80%, manifestó un completo desacuerdo con estas violentas manifestaciones antijudías. Muchos bajaban la cabeza de vergüenza. Por otro lado, cerca del 20% de la población se mostró satisfecha con la aplicación de tales medidas radicales"(op. cit. p. 35-36).

57 V. F. v. Gebsattel, Christentum und Humanismus, Klett, Stuttgart, 1947, p. 171.

58 Ibidem, p, 163.

59 Ibidem, p. 182.

60 Ibidem, p. 171.

61 Victor Freiherr v. Gebsattel, Prolegomena einer Medizinischen Anthropologie, Springer Verlag, Berlin/Göttingen/Heidelberg, 1954, p. 271.

62 Ibidem, p. 272.

63 "Cómo puede ser gobernada Alemania por un hombre de tan escasa formación como Hitler?, pregunta desconcertado Jaspers a Heidegger con ocasión de su última visita en mayo de 1933. Y Heidegger responde: ¡La formación es indiferente por completo..., mire usted solamente sus maravillosas manos!". (R. Safranski, op. cit., p. 276.

64 Pöggeler sostuvo en su "¿Dirigir al dirigente? " que el anhelo de poder de Heidegger no se restringía al ámbito universitario. Cfr. O. Pöggeler, "Den Führer führen? Heidegger und kein Ende", Philosophische Rundschau 32, 1985.

65 Vide supra el apartado: Heidegger: Rector de la Universidad de Freiburg.

66 El 7 de marzo de 1950 escribió Heidegger a Jaspers: "Desde 1933 no he visitado su casa, no porque ahí viva una mujer judía, sino simplemente por vergüenza. Desde aquél entonces no sólo no he visitado su casa sino, incluso, la ciudad misma de Heidelberg, la cual es para mí lo que es, gracias a su amistad." (Briefwechsel, Piper, München, 1990, p. 196).

67 E.-W. Strauss, "Victor Freiherrn von Gebsattel zum 75. Geburstag" en el Jahrbuch v. Psychologie und Psychotherapie, vol. 6, Karl Alber, Freiburg/München 1958/1959, p. 303ss.

68 M. Heidegger, Des de l’experiencia del pensament (Aus den Erfahrung des Denkens), Península, Barcelona, 1986, p. 67.

69 R. Safranski, op. cit., p. 492.

70 Cfr. M. Heidegger, Reden, Klostermann, Frankfurt a. M., 2000.

71 V. Farías, Heidegger y el nazismo, FCE,. México, 1998.

72 Cfr, M. Heidegger, Introducción a la filosofía, Frónesis, Valencia, p. 22-23.

73 G. W. F. Hegel, Fenomenología del espíritu, FCE, México, 1983.

74 "El nazismo no nació en el desierto. E incluso si, lejos de todo desierto, hubiese brotado como un hongo en el silencioso bosque europeo, lo habría hecho a la sombra de árboles enormes, al abrigo de su silencio o su indiferencia, pero en el mismo suelo. De esos árboles que pueblan en Europa un inmenso bosque negro (...). En su taxonomía... ellos llevan el nombre de religiones, filosofías, regímenes políticos, estructuras económicas, instituciones religiosas o académicas, en resumen, todo eso que se denomina, confusamente, la cultura o el mundo del espíritu." J. Derrida, Heidegger et la question, Flammarion, Paris, 1990, p. 139.

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Revista de Psicoanálisis y Cultura
Número 15 - Julio 2002
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