Acheronta  - Revista de Psicoanálisis y Cultura
Comentario acerca del surgimiento del psicoanálisis en el marco de la ciencia moderna
Sebastian Sica

 

Existe una formulación efectuada por Lacan en su escrito "La ciencia y la verdad" – es decir, la lección de apertura del seminario sobre "El objeto del psicoanálisis", dictado entre los años 1965/66- y sostenida de una u otra manera a lo largo de gran parte de su enseñanza, referida a las condiciones de posibilidad para el surgimiento del psicoanálisis:

"(…) es impensable que el psicoanálisis como práctica, que el inconsciente, el de Freud, como descubrimiento, hubiesen tenido lugar antes del nacimiento, en el siglo que ha sido llamado el siglo del genio, el XVII, de la ciencia."

Cabe interrogarse, entonces, acerca de cuales han sido las nuevas coordenadas que se desplegaron a partir del nacimiento de la ciencia moderna para que Lacan pueda realizar dicha afirmación.

Configuración del paradigma de la ciencia moderna: influencia de Koyré

La enseñanza de Alexandre Koyré ha tenido una gran influencia sobre el pensamiento de Lacan. A diferencia de otros pensadores como Crombie o Gilson, que sostienen la tesis de continuidad entre el pensamiento medieval y el moderno1 ,Koyré, defendiendo la tesis de la ruptura, afirma que hay un corte entre la episteme antigua y la ciencia moderna, subrayando que Descartes ha fundado, definitivamente, el pensamiento moderno.2

Como consecuencia del quiebre producido en los campos religioso, político y cultural acaecido en los siglos XV y XVI, la época histórica que Descartes traduce a pensamiento ha sido calificada por Koyré como tiempo de "incertidumbre y desarraigo". Tal quiebre fue seguido de fuertes tensiones de opuestos: geocentrismo/heliocentrismo, tradición/renacimiento, fe/razón, teocentrismo/an -tropocentrismo, etc. En aquellos alborozados tiempos coexistían, por una parte, la mayor pasión por el descubrimiento en inventores, geógrafos, artistas y científicos; por otra, la mayor estrategia de la censura: la inquisición y la tortura. De un lado, la libre interpretación defendida por la Reforma, como una ventana abierta en el claustro medieval a la libertad de pensamiento; de otro, la hoguera para quien piensa por sí mismo sin atenerse a lo que dicta la auctoritas ( por ejemplo, Giordano Bruno fue quemado vivo en Roma en 1600, tras ser detenido por la Inquisición en Venecia en 1592). 3

El pensamiento medieval reconocía como valedero y decisivo el llamado criterio de autoridad, es decir, se admitía que lo dicho por ciertas autoridades- Aristóteles, la Iglesia, la Biblia- era verdad por el solo hecho de que tales autoridades lo afirmasen; que ciertos libros o ciertos autores o instituciones no podían equivocarse, de manera que bastaría citarlos para enunciar la verdad, eximiéndose de cualquier crítica o explicación ulterior. Por ejemplo, cuando se publicó la obra de Copérnico Acerca de las revoluciones de las esferas celestes, en 1543, donde enunciaba la tesis según la cual la tierra gira alrededor del sol, se le objetó que la teoría era falsa porque en la Biblia está dicho que Josué mandó detener el sol, y si lo mandó detener, quiere decir que es el sol el que se mueve y no la tierra. En 1616 la Iglesia condenó la obra de Copérnico.

Koyré plantea que la revolución metodológica llevada a cabo por Descartes procede de una concepción nueva del saber, fundándose ahora en la razón. A partir del Discurso del método se produce una reubicación del saber y de la verdad, instaurándose un nuevo modelo en ambos aspectos. Observando las producciones teóricas más importantes del siglo XVII- el Novun Organum (1620) de Bacon, el Diálogo sobre los dos máximos sistemas del mundo (1632) de Galileo, el Discurso (1637) de Descartes, así como los Principia (1687) de Newton, se puede concluir que en todas ellas lo que prima es una crítica explícita a los métodos tradicionales, de modo que el fundamento de la verdad ya no tiene que ser referido a la autoridad.

En el Discurso del método leemos : "Pero con relación a todas aquellas opiniones que hasta entonces había aceptado, no podía hacer nada mejor que proponerme de una vez abandonarlas, con el fin de sustituirlas luego, o bien por otras mejores o bien por las mismas, pero después que las hubiera sometido al juicio de la razón.". Al tiempo que cuestiona el modelo tradicional de verdad, basado, como se dijo, en la autoridad, Descartes inaugura uno nuevo: la evidencia; asimismo, la nueva exigencia del saber, será la exigencia matemática , de ahora en más, rasgo fundamental de la ciencia4. Refiriéndose a Galileo, escribe: "Encuentro en general que filosofa mucho mejor que el vulgo en que abandona cuanto le es posible los errores de la Escuela, y trata de examinar las Materias Físicas por razones matemáticas. En esto estoy enteramente de acuerdo con él y considero que no hay otro medio de encontrar la verdad."5 . Vale recordar, en esta misma línea, la conocida afirmación de Galileo:"El libro de la naturaleza está escrito en caracteres matemáticos", así como también el título que Spinoza da a su trabajo sobre la ética: "Etica demostrada según el orden geométrico".

Ahora bien, ¿en qué sentido es posible afirmar que la exigencia matemática es el rasgo fundamental de la nueva ciencia?

Descartes no duda por ser escéptico, sino que debe convertirse en escéptico porque pone lo matemático como fundamento absoluto y busca, para todo saber, un sostén correspondiente. Esto supone no tolerar nada que le fuera dado de antemano, es decir, fundar una axiomática. Lo axiomático pertenece a la esencia de lo matemático, como la posición de principios sobre los cuales se fundamenta todo lo restante como consecuencia evidente. Esto significa que lo matemático quiere fundamentarse a sí mismo en el sentido de su propia exigencia interna; quiere destacarse él mismo, expresamente, como norma de todo pensar y formular las reglas que derivan de ello. El filósofo francés participa esencialmente de este trabajo de la reflexión de lo matemático en su significación fundamental.6

Fue René Descartes quien, sin duda, ha captado mejor lo matemático como rasgo fundamental del pensar de su época. Al fundar el saber en la razón y erigiendo el nuevo modelo de verdad en la evidencia, Koyré argumenta que el filósofo francés se ha constituido en el primer pensador moderno, sentando las bases de la ciencia moderna.

El sujeto cartesiano

"No digo que Freud haya introducido el sujeto en el mundo(…) pues fue Descartes"7

Hasta Descartes, cada cosa presente por sí se tomaba como "sujeto"8. La filosofía griega expresaba un ideal impersonalista, porque dentro de su horizonte el hombre no era en definitiva sino una cosa entre las otras. Posteriormente, en el medioevo, hallándose la filosofía bajo el dominio de la teología, Dios constituía el eje central de las argumentaciones. Desde el "Pienso, luego existo" como fundamento axiomático, se configura, pues, otra imagen del mundo. El mundo moderno ya no es ni el mundo griego, percibido por el hombre como una cosa entre las cosas, ni el mundo del pensamiento medieval, creado por Dios. Produciéndose un desplazamiento de responsabilidades -de Dios al sujeto- el hombre, ahora dueño de sus actos, encuentra su certeza en la función racional del pensamiento. La figura esencial de la época moderna se alza sobre el hombre transformado en sujeto, esto es, en el punto de referencia de la existencia como tal y de su verdad.

Basado en estas consideraciones, el sintagma "sujeto cartesiano" es utilizado por Lacan para designar al sujeto de la ciencia, sujeto sobre el cual opera el psicoanálisis:

Conclusiones

Lacan sostiene que la ciencia moderna brindó el marco necesario para el surgimiento del psicoanálisis, debido al hecho de que en ese período quedó inaugurada una nueva modalidad de sujeto, el llamado sujeto de la ciencia, que será el resultado de la nueva perspectiva asumida en torno al saber y la verdad a partir del siglo XVII, es decir, la evidencia como criterio de verdad y la exigencia matemática respecto del saber.

La experiencia freudiana, jugada en relación al saber y la verdad, toma su estatuto a partir del estatuto del sujeto cartesiano.11

La importancia del cogito que destaca Lacan, está referida a un cierto momento histórico que define como tal las relaciones del sujeto al saber.12 Es partir de Descartes que se puede hablar de un sujeto que se funda sobre la acumulación de saber, lo cual es subvertido por Freud, en tanto su descubrimiento dice que el inconsciente es cierto punto de saber que el sujeto rechaza, el saber del sexo.13

"Allí donde yo pienso, no sé lo que yo sé, no es allí donde discurro; es en los tropiezos, en los intervalos de ese discurso donde encuentro mi estatuto de sujeto. Allí me es anunciada la verdad, donde no presto atención a lo que viene de mi palabra"14

Si bien el paso dado por Descartes constituyó la condición de posibilidad del descubrimiento hecho por Freud, el sujeto freudiano, a diferencia del cartesiano, no es sustancia, como así tampoco síntesis ni unidad.

Si el sujeto freudiano se caracteriza por una fractura debida al inconsciente, ello es así por lo mismo que el inconsciente perturba la ilusión de una transparencia del pensamiento a sí mismo: el sujeto no sabe los pensamientos que lo determinan; ahí están para verificarlo, el ejemplo del sueño o del lapsus, pero también del síntoma, como signos de una inadecuación del sujeto consigo mismo y manifestación de un saber desconocido: "Es difícil no ver introducida, desde antes del psicoanálisis, una dimensión que podría denominarse del síntoma, que se articula por el hecho de que representa el retorno de la verdad como tal en una falla del saber"15. Allí donde Descartes dice: "Estoy seguro, porque dudo, de que pienso y por pensar, soy", de una manera análoga Freud, cuando analizando sus propios sueños duda, está seguro de que en ese lugar hay un pensamiento, que es inconsciente, lo cual quiere decir que se revela como ausente16, afirmando que el inconsciente está constituido esencialmente por aquello que le es negado a la conciencia ¿Y qué nombre le da a esto? El mismo que le da Descartes a su punto de apoyo: Gedanken, pensamientos .17

La experiencia freudiana, que entraña la exclusión de la unidad del ego del cogito, supondrá su propio "método", la asociación libre, que posibilitará ir al encuentro de lo real, designado por Freud con el término castración y retomado por Lacan bajo la fórmula "no hay relación-proporción sexual", indicando la imposible armonía y complementariedad entre los sexos en los seres hablantes.18 El saber inconsciente nada puede escribir acerca de la diferencia sexual, no puede sino bordear y dibujar el agujero de la inscripción de la diferencia sexual en el sistema significante inconsciente. Así, el equívoco significante rodeará y obturará, al mismo tiempo, el acceso a la verdad en el sujeto hablante, la verdad sobre el sexo, real del que el sujeto nada quiere saber. El saber inconsciente se encuentra en disyunción con la verdad, siendo ésta una verdad solidaria del secreto del sexo, secreto que el sexo rehusa al saber inconsciente y que funda el horror al saber.19

"La verdad como causa, ¿ustedes, psicoanalistas, se negarán a asumir su cuestión, cuando es de allí de donde se levantó su carrera? Si hay practicantes para quienes la verdad como tal se supone que actúa, ¿no son precisamente ustedes? (…)¿lo que hacen ustedes, tiene sí o no el sentido de afirmar que la verdad del sufrimiento neurótico es tener la verdad como causa?"20

Posibilitada por el cambio de paradigma acaecido a partir del siglo XVII, la maniobra freudiana consistirá en concebir un sujeto dividido entre saber y verdad.21

De este modo, las nuevas coordenadas así establecidas le servirán de apoyo a Lacan para afirmar que el descubrimiento del psicoanálisis es impensable por fuera del marco de la ciencia moderna, lo cual excluye de plano toda explicación que intente reducir tan solo al genio freudiano el hallazgo del inconsciente.

Notas

1 - A. Koyré, "Los orígenes de la ciencia moderna. Una interpretación nueva", en Estudios de historia del pensamiento científico ,Siglo veintiuno editores.

2 A. Koyré. "Cosas nunca vistas e ideas jamas soñadas: el descubrimiento de nuevos astros en el espacio del mundo y la materialización del espacio", en Del mundo cerrado al universo infinito, Siglo veintiuno editores.

3 Eduardo Bello Reguera, "Estudio preliminar", en su traducción al español del Discurso del método, Ediciones Altaya.

4 M. Heidegger, La pregunta por la cosa, Editorial Memphis, pág. 70.

5 "Carta a Mersenne", 11 de octubre de 1638, citada por Eduardo Bello Reguera en su "Estudio preliminar"

6 M. Heidegger, La pregunta por la cosa, pág. 99-100.

7 J. Lacan, El Seminario, Libro 11, Editorial Paidós, pág. 52.

8 M. Heidegger, La pregunta por la cosa, pág. 103.

9 J. Lacan, "Posición del inconsciente", en Escritos 2, Editorial Siglo veintiuno, pág. 818.

10 J. Lacan, "La ciencia y la verdad", en Escritos 2, pág. 842.

11 J. Lacan, Seminario "Problemas cruciales para el psicoanálisis", clase 17, 10 de junio de 1965.

12 Ibídem.

13 Ibídem, clase 15, 12 de mayo de 1965.

14 Ibídem, clase 17.

15 J. Lacan, "Del sujeto por fin cuestionado", en Escritos 1, Editorial Siglo veintiuno, pág. 224.

16 J. Lacan, El Seminario, Libro 11, Editorial Paidós, pág. 43-44.

17 Ibídem, pág. 52.

18 Diana S. Rabinovich, "El deseo del psicoanalista: una propuesta ética", en Los rostros de la transferencia, Editorial Manantial.

19 Ibídem.

20 J. Lacan, "La ciencia y la verdad", pág. 847-849.

21 Ibíd., pág. 842.

 

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Revista de Psicoanálisis y Cultura
Número 11 - Julio 2000
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