Acheronta  - Revista de Psicoanálisis y Cultura
Adicción y homosexualidad, dos posibles salidas a las psicosis
Juan Ignacio Martinez

Presentación de un caso clínico en el Círculo Psicoanalítico de Alicante,
dentro del espacio "Conferencias Clínicas". 29-5-99.

 

Introducción

En primer lugar he de pedir disculpas por el atrevimiento de lo que aquí se va a decir, puesto que este discurso se plantea desde un desarrollo teórico, que todavía necesita de una mayor reflexión y comprobación práctica. Espero que la discusión que pueda provocar, aprovechando el caso clínico presentado, pueda arrojar más luz a la exposición.

Esta presentación se hace además, ante un público conocido que será benevolente y que utilizará todo lo dicho en esta introducción, para que el debate posterior sea más animado.

El título no definitivo, establece dos posibles "salidas" a la psicosis, en distinto plano. Hay que matizar esta cuestión, que se hace desde la provocación al diálogo, a la reflexión en grupo. Sabemos que existen muchos sujetos con una estructura psicótica que se desencadena mediante un brote muy tarde, y muchas veces no se desencadena nunca. El ejemplo paradigmático es el que nos enseña Lacan en su Seminario sobre el Síntoma, en el que analiza el caso de Joyce, que gracias a su forma de escribir puede realizar una buena suplencia, y conseguir una estabilización duradera. También hay otros casos (1) que consiguen una estabilización después de un brote psicótico. En todos ellos es muy interesante el estudio de las vías de la estabilización. Pero también el estudio de las estructuras familiares, que pueden dar lugar a las distintas estructuras clínicas. Este es el cometido de este trabajo: a partir de un caso intentar plantear algunas hipótesis sobre como se puede condicionar la "elección" de estructura desde la constelación familiar.

Y desde aquí cómo se pueden clasificar: las toxicomanías y la homosexualidad. En el caso que se presenta, desde una posible homosexualidad latente en el caso mismo y el alcoholismo en la parte masculina de la familia de la sujeto.

Se dice, - sin situarlas en el mismo plano- que la homosexualidad y la adicción sobre todo a drogas duras, puede ser entendida como lugares de protección, de suplencia, contra la psicosis. Sujetos en los que hay una quiebra en la metáfora paterna, desde la importante perspectiva que ofrece la constelación familiar.

A menudo se ha hablado de los yonquis como hijos de viudas, adictos ante una figura materna que se vive como devoradora, extremadamente gozante, y ante la cual solo pueden poner la barrera del goce del objeto de la adicción, que desde una posición pseudoperversa, escapa a ser el objeto del Otro. La adicción permite un escondite ante el deseo de la madre. Ante el objeto del fantasma materno al oponer un sustituto imaginario de la madre más potente, del cual también se hace objeto, en sus diferentes formas: el alcohol, la heroína, la cocaína...

Hay otro camino confluyente que trataría de buscar otro parapeto primero, ante el DM, para después establecer una forma de funcionamiento. Me refiero a la homosexualidad en oposición al DM, como construcción frente al intento de instrumentalización como objeto de la madre. Hablaré por tanto de la homosexualidad desde esta posición sin intentar dar una explicación a la homosexualidad, que es múltiple y diversa, según el caso. Dentro del interés por buscar alguna de las raíces de la homosexualidad femenina, tema poco estudiado y en particular en esta paciente, en la que también está presente esta cuestión.

La dificultad reside en la identificación con el falo de la madre (perversión), o con el objeto del fantasma de ésta (psicosis) (2). Pero esta cuestión plantea una ambigüedad; "La perversión añade una recuperación de la función fálica... Sólo nuestra fórmula del fantasma permite hacer aparecer que el sujeto aquí, se hace el instrumento del goce del Otro" (3). La fórmula del fantasma $ <> a, incluye el objeto a de tal forma que incluye el falo, en el caso de la perversión, y si no queda incluido hablamos de la psicosis. Esta inclusión obliga al sujeto a ser el instrumento del goce del Otro.

Para oponerse a esta instrumentalización se puede generar una respuesta diferente, que son las dos apuntadas y que necesitarían una argumentación mucho más compleja y extensa.

Esta explicación nos aclararía mucho ambas respuestas, que no están en el mismo plano, según he explicado, ya que puede haber variaciones, incluso responder con ambas unidas, para conseguir una mayor potencia de oposición; es decir ser homosexual y adicto.

El caso del que voy a hablar curiosamente no se trata ni de una homosexualidad manifiesta, ni de una adicción, pero ambas cuestiones están presentes en un continuum en su estructura familiar, desde las que se responde no solo desde estas posiciones, sino desde las que se elige objetos de amor, dentro de estas posiciones.

El caso que voy a presentar además, tiene los inconvenientes de ser un caso en análisis y de llevar pocos meses de tratamiento, (cinco meses). En él aparecen en su familia las posiciones descritas anteriormente, permitiéndonos hablar de los dos temas transversales propuestos: las adicciones y la homosexualidad femenina.

EL CASO

Se trata de una mujer que acude a la consulta para curarse de una depresión que le provoca continuas ganas de llorar, aunque no puede desprender ninguna lágrima, además de tristeza y migrañas de tipo psicógeno.

La consecuencia de su estado la achaca a todo lo que ha venido acumulando en este último tiempo: problemas con el hermano, muerte de su madre (hace 16 meses), problemas de pareja, y el haber hablado con su mejor amiga, que ha estado unos días con ella y quien le recomienda el tratamiento. Hace tiempo ya había hecho una terapia durante dos años en su país.

Los síntomas depresivos ceden fácilmente, a las pocas entrevistas ya está mejor, sin dolor de cabeza, sin ganas de llorar, aunque siente cierta opresión en el pecho. Todo ello deja traslucir la verdadera demanda de análisis: quiere saber sobre como ser mujer, que la sitúa dentro de una posición histérica con matices. En la histeria el deseo está en el centro mismo de su preocupación. El cómo ser mujer viene referido a su vez, por dos preguntas: sobre la maternidad y sobre la sexualidad (homosexualidad).

Quizás el triunfo más importante de este siglo en la mujer, haya sido poder separar la maternidad de la sexualidad, esta posibilidad obtenida fácilmente por el uso de los anticonceptivos, posibilita una sexualidad placentera sin riesgos innecesarios, unida a la mayor facilidad de acceso al mercado laboral, con lo cual podría por fin conseguir su autonomía e independencia.

La vida de esta mujer va a estar marcada colateralmente, desde el principio hasta el fin, por el problema de la toxicomanía. Desde el principio, por que funciona en el discurso familiar que su padre empieza a beber cuando nace ella (sic.), en un momento que todo funciona en la economía doméstica. Sus padres se habían planteado no tener más hijos, por haber perdido dos en el parto y ser su madre ya mayor (43 años). La explicación que funciona en la familia del alcoholismo del padre, es que él empieza a beber por que le convidan en el trabajo. Es tan bueno que se deja tentar y cae en la bebida.

Su infancia es muy triste, no recuerda apenas nada de ella, sus padres son mayores y hay pocas diversiones, tiene presente excesivamente la cara de su padre cuando volvía borracho a casa y se acostaba. Vive sin lugar físico prácticamente en su familia, hasta que se va de casa. Su casa funciona como una especie de pensión donde se alquilan las habitaciones, ella duerme en una cuna unos años, hasta que pasa a dormir en dos sillones juntos y luego con su madre (su hermano en un sofá). Es curioso como la topología familiar, marca el problema de su lugar como sujeto. No sabe donde se ubica, dudando de su lugar sexual.

A los 9 años tiene lugar el suceso familiar que la conmociona más: el suicidio de su padre, del cual hay pocas explicaciones, su madre muy preocupada por el que dirán trata siempre de tapar, y aquello es visto como un suceso lamentable al que se llegó con resignación: "igual que se pilla la gripe, pilló el alcoholismo, luego como era tan buena persona se suicidó"...

A partir de los 13 años pasa al polo opuesto, de ser la más avanzada de la clase, a la rebelde en casa. No soporta a su madre, es una sensación de piel, no soporta la hipocresía, ni que se guarden tanto las apariencias, aunque la admire por haberlos sacado adelante a su hermano y a ella. Se siente muy influida por ella durante toda su vida; pensaba en la opinión de su madre (4), para cualquier cosa que hacía. Su madre no volvió a tener pareja, decía que no podía traer un hombre a casa estando su hija, que ya era una mujer. La visión de su madre sufrirá un cambio importante cuando ésta se demencia, entonces cambia con ella su conducta.

A su madre la ha valorado después, la admira por haber trabajado tanto, y haberle transmitido la seguridad de poder resolver su vida, pero echa de menos el calor materno. Cuando se demenció ingresó en un geriátrico, su hermano aprovechó para vender la casa de la madre sin darle cuentas a ella, cree que con el dinero pagó deudas e hizo una desintoxicación alcohólica en Madrid, pero no sabe y no ha querido saber más, desde entonces no le habla.

Su adolescencia es muy exacerbada, muy promiscua sexualmente, se acuesta con varios chicos, aquellos con los que siente cierto "vínculo", sufre una violación en el trabajo por un jefe (5), sin darle excesiva importancia. Dice que tenía de sí misma una imagen muy desvalorizada, no se gustaba nada. Desde entonces tiene como una falta de respeto por su cuerpo.

A los 17 años se queda embarazada para salir de casa. Vive con sus suegros un periodo hasta que se separa y vuelve un tiempo con su madre. Finalmente decide venirse a España y deja a su hijo con 10 años con su padre. Su hijo ya era problemático por no haberle puesto límites dice, y tenía mucho miedo a la adolescencia. Le impactaba mucho pensar en cuando creciera y se convirtiera en un hombre, le impactaría verlo como ser sexuado. Un psicólogo le dijo que tenía que vivir con él para que cambiara, lo cual la asustó más, no se sentía capaz de educarlo. Finalmente hay grandes silencios entre ellos grandes épocas en los que no se dirigen la palabra, el vive muy lejos, viajar es difícil, el tiempo pasa por que ella no sabe como actuar, no sabe que hacer para ayudarlo, pensando en que le reprocharía todo el tiempo anterior, en el que no se hizo cargo.

Se siente culpable por todo ello y no sabe que hacer para ayudarle en la situación en la que está actualmente su hijo, también alcohólico y también con deudas, como su padre, mantenido por los suegros... "Consecuencia lógica de un padre –su exmarido- que también era un desastre: había quemado gran parte de la fortuna de su familia". Le gustaría ayudarle pero se siente incapaz de ello. Si que trata de ayudar económicamente a sus dos nietos. Durante 4 años está sin hablar directamente con él (sabía de su familia por intermediarios), hasta el año pasado que lo ve cuando el sepelio de su madre.

En la novela familiar ya relatada, aparecen como temas fundamentales: el alcoholismo y la sexualidad, aspectos que la persiguen como he dicho, desde el principio, marcando una serie siniestra de alcohólicos: padre, hermano, hijo, problemas de drogas con su pareja. Todo ello resalta de forma muy significativa la línea del varón, la línea masculina.

Ella se pregunta ¿qué tiene que ver con todo esto? – no tiene problemas de drogas, consume ocasionalmente sin necesitarlo (la coca me da mal rollo en cambio el spitz me gusta y por eso sé que no lo tengo que tomar, salvo en ocasiones especialísimas).

Ella, es la hipótesis de la que hablo, corresponde a las mujeres – madres que anulan con su eficacia al hijo, inconscientemente lo dejan sin espacio tratando de hacer de él un objeto de satisfacción personal, en sentido amplio. Esto puede llevar a la anulación subjetiva que produce la imposibilidad de permitir el acceso al significante del Nombre del padre, y por ende a la psicosis. No obstante la diferencia aquí sería y esta es mi humilde contribución, que esperan a pesar de todo una respuesta de él. Un punto de actividad en el hijo que le permita ir más allá y pueda construir una suplencia.

Guillermo Rubio expone un caso de un toxicómano (6) que dice, dentro de esta línea: "yo tenia tres posibilidades: matar a mi padre, volverme esquizofrénico o hacerme toxicómano; y elegí ser toxicómano"(...) "El psicótico, en ausencia del anclaje en lo simbólico que supone el Nombre del Padre recurre a la construcción de un nombre propio, se hace un nombre propio, para protegerse del goce del Otro. En este caso me parece que "ser toxicómano" le permite al sujeto hacerse una identidad y hacer frente al goce del padre".

Estoy de acuerdo con él, de ahí la dificultad en el tratamiento de muchas toxicomanías, sabiendo que no todas llegarían por el mismo camino. Pero las que llegan y esta es la parte que aporto, sería como he dicho, apoyadas por una apuesta activa de la madre, por esperar algo más, que supone la posibilidad de otra salida distinta de la psicosis, aunque también sea patológica. Esta posible salida supone establecer una barrera, y en ella también puede estar incluida la homosexualidad.

La relación de pareja

Las relaciones de pareja puede ser que también estén mediatizadas por esta cuestión. Después de una sexualidad descontrolada, la elección de un alcohólico, un toxicómano, siguen la serie junto con elecciones homosexuales. Sabiendo además la relación de la homosexualidad con el alcoholismo, ya que uno no suele emborrarcharse sólo.

Ella y su pareja actual, comparten una tienda que va bien y que ella maneja sola perfectamente, sabiendo mejor que nadie que se debe comprar, como colocar el género, el trato al público, etc. El ayuda pero es torpe en todos estos cometidos sobre todo cuando "va puesto" ("se le cae todo"..). Dice que parece que tenga que darle tareas para mantenerlo ocupado y no se deprima. Sin embargo dice cuando está él bien, yo me abandono, espero que el tenga iniciativas. Finalmente hace algo que consigue darle placer a él, a pesar de ella. Este funcionamiento de madre con su pareja, también tiene su vertiente en las parejas de yonquis, en las que se da una relación muy especial, muy de tipo sadomasoquista.

La sexualidad

El otro tema: la sexualidad, viene marcado por la falta de deseo inicial desde siempre, aunque sin embargo llega fácilmente al orgasmo. Ha tenido varias relaciones homosexuales, que califica de muy bonitas, hasta que su pareja se enteró y ella cortó finalmente, considerándolas como experiencias sin más. Este tema le provoca gran desasosiego, sudando especialmente y poniéndose nerviosa cuando habla de él: "no me siento homosexual porque no podría mantener una relación con una mujer...". No parece vivirlo con culpa. Reconoce excitarse con fantasías homosexuales. Puede tener fantasías a raíz de recordar escenas que fueron violentas entonces, a los 14-15 años (abuelos exhibicionistas), luego éstas podían ser el origen de una fantasía homosexual.

La homosexualidad femenina se conoce poco, tanto sobre sus causas como sobre sus peculiaridades aún siendo posiblemente más generalizada que la masculina (por ser la madre el primer objeto de amor), y es un tema de continua preocupación en los análisis de muchas mujeres, que descubren ser excitadas también o especialmente por las personas de su mismo sexo.

Notas

(1) Ya presenté un caso de psicosis con un tipo de suplencia no tan sólida, titulado Estrategias imaginarias con valor de suplencia en las psicosis. Publicado en la revista Palabras cruzadas nº 2. marzo 1996.

(2) Ver trabajo de E. Laurent: "El niño y su madre". Revista El analiticón nº 3.

(3) Lacan, J. Subversión del sujeto y dialéctica del deseo en el inc. Freudiano". Escritos. Ed. Siglo XXI:

(4) Esto me recuerda el caso de Freud de la joven paranoica, ("Sobre un caso de paranoia contrario a la teoría psicoanalítica"), en el que teoriza sobre el superyó arcaico de la mujer en relación con la madre.

(5) Pasó a sus 15 años; era un jefe indirecto impotente y no pudo eyacular. Ella no dijo nada y continuó en el trabajo normalmente. Trabajar y tener su dinero era muy importante para tener independencia.

(6) Es un caso: "Un caso de adicción en la psicosis", que me envió por Internet, no sé si está publicado, Guillermo trabaja en un servicio de toxicomanías de Bruselas.

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Revista de Psicoanálisis y Cultura
Número 10 - Diciembre 1999
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