Acheronta  - Revista de Psicoanálisis y Cultura

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Mariela López Ayala: ¿Cómo fue tu participación en Convergencia?

María del Carmen Meroni: ¿Te referís al Congreso o al movimiento de Convergencia?

MLA: A las dos cosas, si nos podés contar

MDCM: En cuanto al movimiento de Convergencia me parece un movimiento que surgió en una especie de emergencia, unos diez años atrás, porque la dispersión cultural que producía un lugar problemático para el psicoanálisis junto con la dispersión a la que dio lugar la muerte de Lacan, no dejó al psicoanálisis lacaniano parado, ubicado, de la manera en la que por lo menos desde esta parte del mundo muchos tenían pensado el porvenir. Y claro, de alguna manera se produjo una especie de sorpresa que torcía esa expectativa del futuro alrededor del año ochenta cuando murió Lacan y en el ochenta y pico y los años siguientes. Esa expectativa que había sobre cuál iba a ser el futuro del movimiento lacaniano y cuál iba a ser el lugar que algunos iban a ocupar en ese futuro, recibió, digamos, un golpe importante. Tanto del lado de la cultura como del lado de cómo ocurrieron las cosas a la muerte de Lacan. De modo que Convergencia parece un movimiento producto de una situación que fue una especie de emergencia.

Este congreso me parece interesante dentro del espectro que Convergencia abarca que es el de un movimiento latinoamericano, no solo argentino, bastante creativo y pujante respecto del psicoanálisis y un movimiento europeo que no lo es tanto. Digamos, en todas las instituciones que se nuclean en Convergencia del lado europeo, incluso del lado norteamericano, son instituciones muy pequeñas, que padecen en carne propia según el testimonio de sus miembros, el aislamiento en el cual el discurso del psicoanálisis está quedando en cuanto al avance de las leyes del capitalismo. Son grupos pequeños y grupos que sufren de cierto aislamiento y eso se ve reflejado en la presencia y en las intervenciones de los miembros transatlánticos presentes en el congreso

MLA: ¿De qué modo? ¿En qué sentido?

MDCM: En el sentido de que hablan mucho, muchas veces del impacto bajo el cual están. Del impacto acerca del lugar en el que está ubicada la práctica del psicoanálisis para ellos. Es muy importante que en las universidades, en los hospitales, etc. algunos de ellos, sobre todo los que tienen más edad, es evidente que no tienen el papel que solían tener o el que podían esperar que continuara y no continuó. Ahora...

Sara Hassan: En relación a lo que estás diciendo, se me ocurre pensar que tal vez, depende lo que entendamos por emergencia, sigue habiendo una emergencia, pero que la emergencia es otra en este momento. En relación a aquella primera emergencia digamos que ubicaste como punto de partida

MDCM: Sí. A mí me parece que en ese sentido ya no está... me parece que en aquel momento la emergencia era en relación al impacto en el lacanismo, después de la organización que quedó a partir de la muerte de Lacan y en este momento la emergencia es el impacto cultural que todos estamos recibiendo. Pero me parece que es distinto cómo lo estamos recibiendo de este lado del océano que cómo lo están recibiendo del otro lado. Y en ese sentido es interesante el congreso, pero de todas maneras es evidente que del lado de acá del océano, en la Argentina y en Brasil también la posibilidad de dialogar entre distintas instituciones y entre distintos pensamientos, no es la misma a la que están acostumbrados en Estados Unidos o en Europa. Es decir, me parece que parte de lo pequeño y aislado de algunas de las instituciones del otro lado del océano se debe a cierta manera de dialogar que nosotros en Argentina, Brasil, etc. no tenemos la misma manera. Desde hace mucho tiempo tenemos un diálogo con los que no piensan igual que nosotros, y ese diálogo por supuesto tiene sus inconvenientes también porque muchas veces no se puede establecer bien la diferencia en la franja que va entre llegar a un punto de choque o de silencio con el otro, y banalizar el discurso para que ese punto no aparezca. Es difícil ubicarse en esa franja que es delgada. Entonces no es que el diálogo más fluido que tenemos acá no tenga sus inconvenientes, pero es distinto a que el diálogo no se produzca.

MLA: Y en ese sentido ¿cómo se piensa la organización en el congreso por ejemplo de las mesas, del tiempo de exposición? Una cosa que ví participando del congreso y que charlaba con otra gente que vino a escuchar es que queda muy poquito tiempo para la discusión. Se presentan varios trabajos en las mesas y luego el tiempo queda muy corto para poder dialogar

MDCM: Bueno, eso justamente, me parece que enganchás bien con la última parte de lo que venía diciendo. No es que el diálogo a la manera que solemos tenerlo acá no produzca problemas. Efectivamente en el hecho de admitir todas las voces se genera un problema, y es que la polifonía es tal que muchas veces la conversación no puede establecer ejes. Porque al establecer ejes, la polifonía debería limitarse. Entonces, hay un punto muy estrecho donde si uno elige demasiado el coro polifónico de voces, se limita la posibilidad de que surjan ejes de discusión, ejes de trabajo, que se establezcan lo que podríamos llamar significantes amo, que no es el patrón, ni el tirano, sino el eje sobre el cuál uno empieza a hablar, eso es el S1, no es un señor que manda. Entonces la polifonía hace cierta barrera a que se establezcan ejes. Una de las manifestaciones de eso es, me parece, cuatrocientos trabajos, con cinco minutos para hablar. Ese es uno de los problemas que son el resultado del tipo de diálogo que logramos en la Argentina, en Brasil, etc. que es elogiable por algunos rasgos pero que tiene sus problemas, ¿no? Que todo el mundo pueda hablar muy poco, que todo el mundo quede en pié de igualdad, que cualquiera que quiera agregar un poquito más sea visto inmediatamente como el tirano que quiere imponerse y entonces se lo tiene que silenciar, pero bueno, en fin, puede ser que no sea alguien que quería tomar dos horas, puede ser alguien que quería tomar dos minutos más. Pero el problema que tiene la democracia generalizada y el coro polifónico es que ni bien surge algún eje o alguna diferencia, inmediatamente se cree encarnado allí una especie de tirano y entonces hay que destronarlo.

MLA: En relación a los ejes de trabajo ¿cómo se pensó el tema de convocatoria y qué te pareció lo que pudiste escuchar de la presentación de trabajos? Si respondía o no a la convocado, si se plantearon cosas nuevas, originales...

MDCM: Me pareció que en algunos trabajos sí escuché algunas cosas nuevas, pero desde luego fue en los trabajos –pero creo que esto es inevitable, para mí personalmente- de la gente a la que no escucho cotidianamente, porque en la gente que escucho cotidianamente el efecto de novedad es lógico que no se produzca tanto. Los trabajos más interesante que escuché, respondieron a la convocatoria del tema, que fueron trabajos sobre inhibición y sobre pulsión, que me parece que es un tema que tiene mucho que ver con el tipo de subjetividad reinante hoy día, por lo menos fuertemente promovida por el actual malestar en la cultura. La cuestión de la inhibición o la proliferación de la impulsividad, que sabemos que viene del lado de la pulsión. Escuché trabajos interesantes respecto del eje inhibición-pulsión, creo que responden a la convocatoria del congreso y creo que el tema del congreso no está mal elegido respecto de la preocupación de lo que la cultura hoy en día promueve y del resultado que da eso, que es la fragilización del sujeto por la impulsividad, el desborde, o la inhibición. Ahora, estoy de acuerdo en que el mismo congreso se ha visto tomado, digamos, por una de las formas posibles de este desborde. Que es la cuestión de admitir tantas voces y admitirlas de tal manera que hay muy poca oportunidad de que se trace algún eje. No de que alguien venga y lo trace, sino de que quede trazado. Para eso hace falta tiempo.

SH: Claro, post efecto

MDCM: Claro, pero también es cierto que se puede armar un congreso no sólo efecto a posteriori sino que se puede armar en el mismo congreso el ámbito donde por ejemplo haya espacios para que algunos que hayan coincidido en un eje se junten a conversar. Puede haber un congreso donde esté previsto un espacio de tiempo para que eso ocurra. Puede haber un congreso donde en un plenario de dos horas, no tengan que presentar sus ponencias seis personas. O en un plenario de una hora y media no tengan que presentar su ponencia nueve personas. Por ejemplo, que sé yo, uno podría exigir –lo cual no entroniza a ningún tirano- que un grupo de trabajo elabore, se tome el trabajo de elaborar, antes del plenario o de la hora y media que tiene, algo, un escrito, algún pequeño escrito, que más o menos presente la posición del grupo y que después cada uno intervendrá en el diálogo durante la hora, o los cincuenta minutos, que puede quedar para la discusión.

MLA: Hubo algún caso

MDCM: A mí no me tocaron

MLA: A mí tampoco, pero me comentaron que alguna mesa funcionó con esa modalidad.

SH: Hubo una mesa en la que se trabajó "Semblant, sexuación" en que cada uno presentó su trabajo, aunque los participantes venían de un grupo de trabajo anterior y eso, de alguna manera, se notó en que los trabajos: aunque diferentes, me pareció que guardaban alguna relación entre sí, probablemente por estar discutiendo textos en un momento anterior.

MDCM: Pero entonces no hubo una sola presentación sino nueve.

MLA: Claro, al revés.

SH: Sí, pero de grupos de trabajo previamente formados. Cada uno presentó su trabajo en un segundo momento en relación a un primer momento de interlocución anterior de ellos.

MDCM: Ah, ¿entonces en el momento de la conversación cada uno habló, pero en el primer momento hicieron una presentación del grupo?

SH: No. Habían trabajado juntos antes y cada uno presentó su trabajo.

MLA: No, claro, yo lo que decía es al revés, es un grupo de gente que trabajó junta un tema y presentó un solo escrito y después debatieron

MDCM: ¿Vos presenciaste eso?

MLA: No, me lo contó una colega.

MDCM: Ah, por que yo tampoco, y estuve en muchos grupos de trabajo.

MLA: No, yo no lo presencié, pero hubo un caso que me comentaron y justamente la persona que asistió marcaba la diferencia, me decía que le resultaba más provechosa esta modalidad

MDCM: Sí, puede ser más provechoso, pero el tema es que exige en algún punto deponer la propia palabra para retomarla, en tod o caso después, durante los cincuenta minutos que queden. Me parece que es un problema digamos, el que cualquier vínculo (dentro o fuera de un congreso) se base en promover un tipo de escenario donde deponer la propia palabra durante un instante siempre sea considerado una cosa grave, que no tiene que ocurrir. O que se estaría violando o atropellando a alguien que tendría la obligación o el derecho a hablar. Bueno, creo que esto no es necesario, es una manera de configurar la escena y de pensar las cosas y creo que ese es un problema del tipo de lazo que solemos armar entre los más conocidos que vivimos acá. Por eso digo, hay una ventaja en el tipo de lazo que hacemos del lado de acá y es que es menos aislante y al mismo tiempo hay una desventaja y es que la polifonía no permite el tiempo y la suspensión necesaria para que un eje se constituya. A mí no me tocó presenciar una mesa de trabajo donde se haya presentado un breve informe y se haya podido conversar mucho. Me tocaron esas mesas de trabajo de nueve personas hablando siete minutos y donde había una hora y media pero finalmente para el diálogo terminan quedando diez minutos.

MLA: Una última pregunta antes de terminar, ¿cuál es la relación de la Reunión Lacanoamericana con Convergencia? Las relaciones y las diferencias que haya entre ambos

MDCM: La Lacanoamericana se fundó antes de Convergencia, a mi modo de ver se fundó para construir una especie de refugio en el movimiento lacaniano latinoamericano, frente a lo que en ese momento era una especie de impacto traumático tremendo, que fue el hecho de la aparición de Jacques Alain Miller, pretendiendo unificar bajo su comando el campo resultante después de la muerte de Lacan . En fin, algunos en ese momento, muy golpeados por ese impacto, terriblemente decepcionante respecto de cómo se habían desarrollado los acontecimientos después de Lacan, llamaron a Miller usurpador. Yo no estoy de acuerdo con esa caracterización de usurpador, incluso de "yerno usurpador", ya que Miller aparecía en vida de Lacan, diez años antes, quince años antes, como –piense uno lo que piense- contando con toda la confianza de Lacan, respecto de sus versiones por escrito de seminarios, respecto de las notas al margen que aparecían en escritos de Lacan como Radiofonía y Televisión, con la aprobación explícita de Lacan que los había revisado y autorizado, y bueno, piense uno lo que piense de eso, no fue un acto de usurpación. Bueno, otra cosa es cómo J. A Miller desarrolló el uso de ese lugar que no usurpó. Porque uno puede desarrollar el uso de ese lugar de varias maneras, ¿no?. (Por ejemplo, establecer una versión escrita de los seminarios que Lacan no pudo revisar, incluyendo posibles malentendidos, discordancias, grafías varias que pueden pasar al escrito un neologismo que fue dicho, o haciendo una versión plana, donde el texto fue decidido por un lector de borradores o grabaciones, sin consultar con otros lectores). Aún cuando el lugar que Lacan le reconocía en vida él no lo haya usurpado. Pero en fin, la Reunión Lacanoamericana fue una consecuencia del impacto traumático, para usar alguna palabra conocida, que causó el modo en que Miller irrumpió en esa época. Me parece que Convergencia se funda, en un momento en el que se reconoce también partiendo de Latinoamérica, de Argentina, de Buenos Aires específicamente, se produce un cierto reconocimiento de que no es posible no tener un contacto explícito, pretender que se podría seguir, a raíz del impacto del movimiento de Miller, seguir ajenos a todo el desarrollo del lacanismo europeo y del resto del mundo fuera de Latinoamérica. Y hacer solamente lo que nosotros hacemos en Latinoamérica y veníamos haciendo desde antes, y se terminó. Me parece que Convergencia fue un producto de cierto reconocimiento de que no es posible decir nos arreglamos entre nosotros y del otro lado no hay nada que tengamos que saber, no queremos saber nada y no nos interesa lo que esté pasando. Pero bueno, hay un problema porque los europeos están con sus problemas, acá nosotros estamos con los nuestros, la organización que los europeos se dan respecto de que escuchan de manera distinta algunas palabras establecidas como más importantes o a quienes ellos reconozcan más (es una tradición patronal muy fuerte que tienen, en los hospitales franceses a un jefe de servicio se lo llama "el patrón") no es el mismo tipo de organización que nosotros solemos darnos (con una fuerte idealización de los valores democráticos) que en principio, hace que sea más importante el reparto igualitario antes que cualquier otra cosa, para que estemos dispuestos a escuchar, o bien: de cualquier otra cosa que no sea el reparto igualitario de los tiempos, los lugares, etc. se sospecha fuertemente de entrada y eso hace barrera. Esto produce que haya cierto choque entre el tipo de subjetividad y lazo social al que ellos son más propensos y el tipo de lazo social al que nosotros somos más propensos. Y esto se cristaliza a veces en desencuentros inevitables, se cristaliza cuando el diálogo se interrumpe.

SH: ¿Cuando hablás de "nosotros" estás hablando de Argentina?

MDCM: De Argentina y también de Brasil. Yo conozco mucha gente en Brasil que comparte esta manera, digamos, con cierta poca simpatía hacia el modo que prefieren darse los europeos...

SH: Si, tal vez mas en Argentina?

MDCM: Más en Argentina, estoy absolutamente de acuerdo

La peor acusación que se les podría hacer, que partiría de nosotros hacia ellos, es la de monárquicos, por ejemplo de que no pueden olvidar a Napoleón, y la acusación de banalizar todo discurso, de no poder llegar a establecer ningún eje porque todo tiene que quedar puesto en el mismo plano, esa podría ser la peor acusación recíproca, de ellos hacia nosotros. Me parece que hay un diálogo posible cuando se logra ubicar una franja atravesando la fijación en esas dos cristalizaciones, que serían esas acusaciones recíprocas.

MLA: Bueno María del Carmen, te agradecemos mucho por tu tiempo.

MDCM: No, al contrario.

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Revista de Psicoanálisis y Cultura
Número 26 - Diciembre 2010
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