Acheronta  - Revista de Psicoanálisis y Cultura
Reportaje a Robert Lévy
Realizado por G. Herreros

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Gerardo Herreros: Porque viniste al lacanoamericano?

Robert Lévy: Vine al lacanoamericano por varias razones. Antes de todo, es una posibilidad para mí, desde hace mas de 10 años, de poder intercambiar con gente que conoció a Lacan de otra manera. Es decir, con una tradición de lectores. Y eso para mí es muy importante, porque me interesa mucho el hecho de poder seguir lo que se llama la transmisión; y pienso que la cuestión misma de la transmisión es un punto muy complicado que pasa por varias ventanas, varias maneras de transmisión. Hemos tenido con Freud algunas de estas ventanas, abiertas o cerradas, y hemos conocido – hace poco tiempo, yo diría – lo que va a ocurrir con Lacan. Poco tiempo en el sentido de que con Freud tenemos ya una posibilidad de seguir, de ver, de entender, lo que pasó a nivel institucional, lo que pasó con las traducciones y como la traducción puede ayudar para una orientación institucional distinta. Con este mismo tema, con Lacan, estamos en un momento, yo diría, de juventud.

En ese sentido pienso que los sudamericanos conocen Lacan mejor que nosotros en Europa, en el sentido de lectura. Puedo darme cuenta, cuando vengo, desde hace ya muchos años, que el conocimiento y el saber que los colegas de Argentina, especialmente, tienen de Lacan es algo que yo podría que los franceses tengan ahora.

Gerardo Herreros: Esta práctica de la lectura de los que leímos a Lacan, pone en cuestión el problema de las versiones y las traducciones. Desde el numero 13 de Acheronta, por ejemplo, venimos presentando un trabajo de comparación de cuatro versiones del seminario Encore. Ahora cambian muchas cosas al disponer del registro sonoro de los seminarios

Robert Lévy: Pero hay que darse cuenta también que nosotros si no tenemos varias traducciones, tenemos varias maneras de aceptar el texto de Lacan. Porque textos hubo un montón. Lo que circuló, aparte del texto de Miller, es un montón de versiones distintas. Hay algo que tiene que ver con lo que se plantea en términos de traducción. Para mí, Lacan es un gran taductor de Freud. Pero un traductor un poco particular en el sentido de que él mismo utilizó, en todos los sentidos, una manera de traducir que le interesaba a él, no solo para el "retour a Freud", sino para construir su propia teoría.

Yo creo que, cualquiera sea la lengua, o cualquiera sea la versión que tengamos de Lacan, es alguien que, como autor, permite, no una variación de traducciones, sino que, como autor, él permite discursividad. Y ese es el punto que me parece más importante. Un autor es alguien respecto al cual la discursividad es posible, y así, cada uno puede, con esa discursividad, seguir trabajando.

Es una manera de plantear el texto, una manera totalmente distinta de la ortodoxia, de la biblia, que no tiene nada que ver con la discursividad, justamente.

Y eso, para contestar a tu pregunta, es algo que me interesa mucho. Es decir, como las lenguas presionan para que las traducciones produzcan algo nuevo. Pasar de una lengua a la otra, de una versión a la otra, es una posibilidad de que algo nuevo surja, igual que lo que podemos esperar de un análisis: que algo nuevo surja en un sentido de sorpresa. Es decir, no se esperaba lo que pasa.

Y esa, me parece, es la cuestión principal de lo que es el inconsciente.

Gerardo Herreros: Me decías que una de las cosas que te interesaba del lacano es que los sudamericanos no están atravesados por la presencia física de Lacan

Robert Lévy: Ese es otro punto. Tengo la idea – pero no pienso que la tenga solo yo – que la transmisión pasa por varias vías. Las principales son las del lector y analizante. Me pregunto que pasa con una transmisión de Lacan, pasando, justamente, solamente por el texto, sin su presencia.

Nosotros hemos tenido, en París especialmente, a la vez la inmensa suerte de tener su presencia, y también lo contrario, la desgracia en el sentido del peso que pueda tener la presencia de un hombre tan importante, de un hombre tan presente en su escuela, tan analista en sus curas, de un hombre que ocupaba tantos lugares a la vez. Ese es el peso de la presencia de Lacan

Respecto de este tema fue algo casi igual con Freud. La gente que se analizó con Freud, o que se encontró con Freud, tuvo estas dos versiones de la transmisión: a la vez la suerte del contacto personal y la dificultad del peso de Freud viviendo.

Gerardo Herreros: Y como empezaste a venir a las reuniones?

Robert Lévy: Personalmente tengo un lazo particular con la lengua castellana, porque la vida produjo algo que me hizo ir a España, hace ya mas de 25 años. En ese momento era uno de los primeros miembros de la EFP, de la escuela de Lacan, en ir a España. Era alrededor del 76, es decir, en pleno momento de la salida de los argentinos de su país, por el proceso militar. Y hubo un encuentro histórico fuerte con la llegada de los argentinos y la muerte de Franco, lo cual era un momento histórico absolutamente increíble, es decir, algo que se abría para los españoles, el peso de un montón de años de fascismo, con la llegada de los colegas argentinos que huían de Argentina, justamente para tener un poco de aire...

Gerardo Herreros: Además, los que huían eran gente que pensaba.

Robert Lévy: Y que pensaba mucho. Y fue un momento muy interesante para mí, en el cual yo me encontré con gente como Tato Pavlovsky, como Pacho O’donnel, que son amigos cercanos, y con quienes hemos compartido muchas cosas. Y muchos otros argentinos, que también han tenido análisis y supervisión conmigo. Todo lo cual, ahora me da un plus de interés por los lazos, especialmente con los argentinos. Y yo sigo, todavía, yendo a España.

Nací en Paris, soy francés, pero voy a España, desde hace mas de 25 años, una vez por mes o mes y medio, para análisis y supervisiones, y también dando seminarios. Y la gente viene también de España a París.

Gerardo Herreros: O sea que trabajás parte en España, en Madrid ...

Robert Lévy: Parte, son algunos días. Pero es algo de muchos años.

Gerardo Herreros: Vos eras miembro de la EFP, y viajas a España, y que pasa?

Robert Lévy: De ahí se da algo muy fuerte, un encuentro de dos civilizaciones. En ese momento, el fascismo de Franco había de un tal peso, que los españoles estaban totalmente arrasados, aplastados.

Pero todo lo contrario con los colegas argentino, que habían conocido mucha cultura, mucho desarrollo del psicoanálisis, de la lectura, y de todas las posibilidades que ofrecía el pensamiento libre o abierto. Incluso, un pensamiento muy ligado a la política, también.

Gerardo Herreros: Un compromiso

Robert Lévy: Un compromiso con la política. El hecho es que el tema de la política, con respecto a los españoles, era algo muy complicado, porque las generaciones, desde Franco, fueron tan ahorcadas que la gente, no se si esperaba algo, pero en ese momento, abrir la cabeza, abrir a la Europa también, fue un momento de apertura de España. España tenía un retraso de muchos años, con Franco, porque eran muy pobres en todos los sentidos. La posibilidad de abrir, con la posibilidad de algunos que tienen la misma lengua – bueno, mas o menos – pero algo que tenía mucho que ver, fue muy interesante para mí.

Gerardo Herreros: Lo conociste a Masotta?

Robert Lévy: No conocí a Masotta sino por la presencia de él en las palabras de mis colegas argentinos. Lo cual, aún sin conocerlo a Masotta, fue mucho más importante que si lo hubiese conocido.

Gerardo Herreros: Masotta va a Barcelona

Robert Lévy: Y yo iba a Madrid. Nos hemos cruzado.

Son, para mí, del 76 al 91, varios años de trabajo. Y en el 91 fui invitado por la Escuela Freudiana de Buenos Aires, para dar unas charlas, aprovechando el lacano de Uruguay.

Gerardo Herreros: Como te contactas con la gente de la EFBA

Robert Lévy: Fue por la gente exiliada primero, y también, tengo que decirlo, por mi amigo Gerard Pommier, que también tenía sus lazos y su trabajo con los colegas argentinos.

Gerardo Herreros: Pommier estaba en París

Robert Lévy: Gerard estaba en París, y también en Barcelona. No se si en ese momento, en el 76, tabajaba ya en Barcelona. Pero trabajó y trabaja todavía en Barcelona, como yo en Madrid.

Gerardo Herreros: No pudo venir a este lacano, por problemas personales

Robert Lévy: Si, no pudo venir por problemas personales de familia muy duros.

Gerardo Herreros: Tu primer lacano fue el de Montevideo?

Robert Lévy: Si. Y a partir de ahí, los lazos fueron cada vez más fuertes, y cada vez que ocurre el lacano, yo aprovecho para venir a visitar a mis amigos y dar algunas charlas en algunos lugares. Y también, un momento importante para mí, fue la traducción de mi libro en castellano.

Gerardo Herreros: Quien lo editó en castellano?

Robert Lévy: Lo editó Kliné, de la Escuela Freudiana de Argentina.

Y fue un gran gusto y placer, para mi, que este libro salga primero en Buenos Aires. Antes de salir en Francia salió en Buenos Aires, en castellano.

Gerardo Herreros: Ocurre muchas veces algo así. Parece que Argentina es una plaza muy fuerte de psicoanálisis y hay muchos analistas que publican primero en castellano y después en francés.

Es mas, hay una analista famosa, francesa, que no tiene ningún libro editado en francés y tiene varios libros editados en castellano

Robert Lévy: ¿Quién es?

Gerardo Herreros: Colette Soler

Robert Lévy: Que curioso. Que raro.

Gerardo Herreros: Sigamos con el lacano

Robert Lévy: Un punto que olvido, que está incluido en las razones de mi interes hacia lo que pasa en Argentina y América del sur, es el hecho de que es una parte muy importante de la transmisión de Lacan respecto a los no Millerianos. Por eso también me interesa mucho el tema.

Gerardo Herreros: Porque?

Robert Lévy: A ver, como plantear el tema. El hecho de que una parte muy importante de los colegas argentinos, y brasileros también, pero argentinos sobre todo, tuvieron los problemas que tuvieron con Miller, me interesa para ver, a partir de esta separación, que ocurre con el texto de Lacan, justamente. Es decir, como se puede trabajar. Y pienso el trabajar de una manera totalmente distinta, un texto que aparentemente es el mismo, o un análisis que aparentemente es el mismo análisis.

Igual pasa en Francia, pero el peso de la traducción tiene una modalidad particular que a mi me interesa.

Gerardo Herreros: ¿Cómo fue tu historia institucional?

Robert Lévy: Fui uno de los mas jóvenes miembros de la EFP. Y cuando la disolución ocurrió, fue a la vez mi primera asamblea general y la última. Fue un momento muy fuerte e interesante. Un momento institucional y también un momento de análisis. Ahí la gente se comprometió en lo que cada uno tenía de mas profundo, en su compromiso hacia Lacan y hacia el psicoanálisis. Y eso me enseñó mucho con respecto al tema institucional, y también respecto del análisis, que no puedo disociar en esta transmisión de Lacan. Sería casi un error disociar el tema institucional del tema analítico. Son dos caras de la misma moneda. Entonces, eso me enseñó mucho. Y en ese momento había dos posibilidades, bueno, tres. Una era no hacer nada, es decir, quedarse en el aire. La segunda era seguirlo a Miller. Pero para mi, ya antes de la disolución, la opción era muy clara: con Miller nunca. Porque ya en el momento de la sección clínica, o en los varios momentos en los cuales Miller apareció, era muy claro para mí que no tenía nada que ver esa modalidad de plantear el tema lacaniano con lo que me interesaba o con lo que yo pensaba eran las razones por las cuales Lacan me interesaba. Es decir que ya mucho antes de la disolución las cosas estaban muy claras para mí: con Miller nunca.

Gerardo Herreros: Porque?

Robert Lévy: La cuestión Miller, mas allá de la cuestión herencia, y todo lo que se contó, que son puntos muy importantes, para mi no es lo más importante. Para mí lo más importante, es la versión milleriana de Lacan, con la cual, ya algo estaba presente antes de la disolución. Uno no puede decir que no se puede seguir a Miller ahora. Ya Miller tenía su versión lacaniana. Que sea Lacan el que le ha dado la herencia, eso no importa. Lo que yo sabía era que Miller no tenía nada que ver con las razones que me apasionaron en el trabajo de Lacan, y que me apasionaron también con mis compromisos en la escuela de Lacan. Yo diría que desde la sección clínica, que fue un momento muy claro para mí, de no seguir, ni interesarme en Miller.

Gerardo Herreros: ¿Cómo entras a la escuela?

Robert Lévy: Entré en la escuela después de muchos años de trabajo. Es decir, no me autoricé a pedir mi entrada antes de haber trabajado mucho con seminarios, carteles y todo. Y fue en los momentos en que mi análisis estaba, en mi opinión, suficientemente avanzado, que pude autorizarme a pedir mi entrada en la escuela. Por ejemplo, para mí fue claro que había toda una manera, en la cultura francesa, de comprometerse con Lacan, en la moda un poco fashion. Pero no era ese mi compromiso. Mi manera lacaniana era el análisis lacaniano.

Entonces, para mí, fue entrar en un momento posible en el desarrollo de mi análisis. Yo no veía las razones, afuera de eso, para entrar en la escuela.

Gerardo Herreros: Estamos haciendo regresión, porque cada vez vamos mas atrás. De donde viene tu formación? De que campo?

Robert Lévy: Del campo de la psicología, y de la psiquiatría también, en un momento, en París, alrededor de los años 68 y 70, en el cual el compromiso fue la manera de interrogar la psiquiatría a partir del psicoanálisis. Hemos pasado de un momento de encierro, casi siglos de psiquiatría, a una posibilidad de abrir las puertas. Y eso fue posible gracias al psicoanálisis, y particularmente gracias a Lacan.

Ese fue mi punto de entrada con el psicoanálisis y con Lacan

Gerardo Herreros: Vos eras psiquiatra?

Robert Lévy: Era psicólogo, pero con mucho compromiso con la psiquiatría, en los hospitales.

Gerardo Herreros: Y ese análisis que venía avanzado, según tu parecer, era con un analista de la escuela?

Robert Lévy: Sí.

Gerardo Herreros: Ingresas en la escuela y viene la disolución. Que pasa contigo?

Robert Lévy: Como contaba, había tres posibilidades. Seguir con Miller, eso ya no era posible desde antes. No hacer nada no era mi compromiso, porque la cuestión institucional me parecía, no solamente importante, sino incluida en la cuestión misma del psicoanálisis.

Entonces esperaba ver, con los colegas del momento, lo que iba a suceder.

Y lo que sucedió es la historia que conocemos. Supongo que uds. la conocen mas o menos bien. Una parte bastante importante de los colegas, en el momento de la disolución, se fueron del lado de la justicia para impedir a Lacan la disolución. Y esos se mantuvieron juntos, después de la disolución, para fundar algunos grupos. Y otra parte que votó la disolución, como yo, pero que no eran Millerianos, se reunieron para ver lo que era posible después de la disolución. Ahí hubo varios caminos. Unos pasaron por Melman, otros por otra gente, como Dumézil, quien era ya un compañero de trabajo de muchos años, y esa fue mi elección. Elección en el sentido de una manera de sentirse próximo de personas con las cuales ya habíamos compartido un camino bastante importante. Personas que, primero, no pensaban que cualquier escuela nueva iba a poder desarrollarse, y segundo, que pensaban que la cuestión de la nominación del analista no era en ese momento posible. Y entonces fundamos los "Cartels constituants de l’analyse freudienne". Y unos años después nos hemos separado para fundar, ahora, "Analyse Freudienne", que es la institución con la cual sigo trabajando. Y la "fundación europea", pero es otra modalidad institucional. No está directamente ligada a estos momentos posteriores a la disolución.

Gerardo Herreros: Recordás cuantos miembros tenía la EFP?

Robert Lévy: Miembros? 200 o 300 miembros. Pero lo que se contaba era que, al final, cerca de los años 78, habrían unos 300 otros que pedían su entrada. Fue un momento muy importante.

Gerardo Herreros: La disolución fue un golpe

Robert Lévy: Bueno, fue algo fuerte. Un golpe?, depende de cómo lo pensamos (risas)

La verdad es que en esta escuela tan grande, tan importante, convocaba a miles de personas en cada encuentro o jornada. Es algo que no he encontrado nunca más, esa pasión y ganas de trabajar. Que no he encontrado nunca mas, diría, en Europa. En Argentina creo que lo encontré de nuevo.

En Francia, nunca más. Quizás, en parte, en el primer Interasociativo. Ahí hubo un nuevo momento de muchas ganas de unirse, de trabajar juntos, etc. Pero después, ya en el segundo encuentro Interasociativo, fue muy distinto. Y es otra historia.

Gerardo Herreros: Y la institución a la que pertenecés, en este momento, cuantos miembros tiene?

Robert Lévy: Somos alrededor de 50 o 60 miembros. Las instituciones francesas, desde la disolución, se multiplicaron, pero no se multiplicaron en el sentido del número de personas. Se multiplicaron en el sentido del número de instituciones (risas)

Pero, de alguna manera, lo que puedo ver ahora, o lo que puedo darme cuenta ahora, de lo que pasó en aquél momento, y de las razones de la disolución, me da para pensar que efectivamente, todas estas instituciones, mas pequeñas o mas grandes, de ahora, en Francia, nos dan una idea de porqué Lacan disolvió su escuela. Cada una es una versión particular de Lacan. O una manera de plantear la transferencia. Muy distintas enre si. Y tal vez, cada una, no se da cuenta que cada una fundó a partir de una versión particular de la transferencia, que ignora.

Gerardo Herreros: La institución a la que perteneces forma parte de Convergencia?

Robert Lévy: Sí, claro. No solamente forma parte de Convergencia sino que fue una de las que sostiene muy fuertemente Convergencia. Claude Dumézil es alguien que estuvo en Caracas en ese famoso momento en el cual Lacan dijo "soy freudiano, Uds. tienen que ser lacanianos".

Creo que mi institución está muy interesada con el tema de Convergencia por las razones distintas que hemos hablado ya, y seguramente también porque tengo estos lazos con todos los colegas. Y Dumézil también tiene lazos con mucha gente.

Pero se necesita que haya personas que aseguren la transmisión. La verdad que es muy complicado para las instituciones francesas trabajar con gente de quienes no se conoce la lengua, de quienes no se puede leer los textos. Y eso es una dificultad en la cual tenemos que pensar también.

Gerardo Herreros: Uno de los comentarios maliciosos fue que la formación de Convergencia podía alterar las reuniones del lacanoamericano. ¿Cuál es tu idea?

Robert Lévy: Hay algo muy humano que consiste en pensar, cada vez que algo nuevo surge, va a alterar al pasado. Es muy humano pensar eso. También lo podemos pensar cuando surgió y se fundó la Fundación Europea. Hubo una bronca terrible de parte del Interasociativo, que pensaba que iba a alterar al Interasociativo. Ahora los franceses podrían pensar también que la Convergencia va a alterar al interasociativo. Bueno, todo es posible en ese sentido de que algo nuevo altera.

Mi opinión es que la Convergencia, en vez de alterar, complementa. La Convergencia no es el lacano, tampoco es el interasociativo francés, tampoco es la fundación europea. Al contrario, creo que todos esos lugares distintos se pueden relacionar, con mucho interés para el porvenir del psicoanálisis. Mi impresión no es que altera, sino más bien pensar como vamos a hacer, todos, en esta posibilidad de asegurar un porvenir de un psicoanálisis no milleriano. Y eso me parece que no va a pasar por Argentina, ni tampoco por Francia, ni tampoco por una ciudad de tal o cual país.

El porvenir de un psicoanálisis no milleriano, en el mundo, será posible si podemos pensar que no nos alteramos cada uno.

Gerardo Herreros: Estás diciendo entonces que todas estas agrupaciones o encuentros, o lazos, es para sostener el psicoanálisis no milleriano?

Robert Lévy: No solamente. Es una parte importante del trabajo, efectivamente. Pero también para sostener el psicoanálisis.

Mas allá, está el psicoanálisis que nos interesa a todos, y creo que esa es una responsabilidad que un analista tiene en el hecho mismo de autorizarse. Es decir, autorizarse, de si mismo, y algunos otros, incluye una responsabilidad, no solamente con respecto a sus pacientes, a su institución, sino al psicoanálisis y a su futuro

Gerardo Herreros: Pensás que el futuro del psicoanálisis está amenazado?

Robert Lévy: Si, yo lo creo.

Gerardo Herreros: Porque?

Robert Lévy: Creo que está amenazado por la globalización, que tiene un lugar en su apoyo al discurso de la ciencia. El discurso de la ciencia tiene su formación económica que se llama globalización. Hay algo muy ligado entre el discurso de la ciencia y la globalización. Es muy complicado de separar.

La amenaza al psicoanálisis está planteada con respecto a las ofertas de la globalización. Es decir: más rápido, con menos dinero, y con mayor eficacia. Tres modalidades del mismo discurso, que es el discurso de la ciencia.

También está amenazado el psicoanálisis con las divisiones que tenemos entre nosotros.

Está amenazado también cuando podemos pensar que en Francia tenemos la verdad y los argentinos no la tienen, o al revés. Cada uno puede pensar que uno tiene algo que los otros no tienen, el psicoanálisis está amenazado.

Gerardo Herreros: Siempre cuento la misma anécdota. Cuando dos ingenieros se juntan para hablar de un tercero siempre dicen que la obra que hizo es mala, o cualquier otra crítica, pero nunca cuestionan que sea ingeniero. En cambio cuando dos psicoanalistas critican a un tercero, el tercero deja de ser psicoanalista. Se entiende?

Robert Lévy: Cortamos la rama sobre la cual estamos sentados. Cada vez que uno piensa que el otro no es psicoanalista corta su propia rama. Por eso tenemos un riesgo muy fuerte.

Pero este riesgo lo introdujo Lacan, como necesidad. Autorizarse de si mismo, a la vez es algo muy interesante, y también una especie de locura. Eso quiere decir que nunca un momento llega en el cual uno pueda decir "yo, por fin, y definitivamente, soy analista". Y eso es algo que nos diferencia mucho de la IPA, y por supuesto de la ciencia. La ciencia da diplomas: un ingeniero es un ingeniero, y ya está, tiene el papel.

Nosotros, el papel que tenemos, con cada paciente, es puesto en juego. Creo que eso también tiene que ver con esa modalidad que tenemos de hablar de nosotros.

Gerardo Herreros: Hablando de asegurar el psicoanálisis, cual es tu balance de los lacanos hasta ahora?

Robert Lévy: El balance que puedo hacer es que el lacanoame ricano es un dispositivo muy válido, que permitió a mucha gente poder hablar de nuevo. Y también, como lo señalaba Isidoro Vegh, en la reunión que tuvimos de Convergencia, él decía que el lacanoamericano era una manera, para mucha gente joven, de poder, por primera vez, plantearse con respecto a sus "padres" y también a sus "pares". Y para alguna gente mas avanzada, la posibilidad de ser escuchada por los otros.

Bueno, eso se mantiene. El lacano sostiene esa posibilidad de dispositivo que ofrece algo, pero no mas de lo que puede ofrecer. Por eso la Convergencia no es ni un paso mas, ni un paso menos, sino un paso nuevo para otro dispositivo que permite cosas que el lacano no puede ofrecer. Por eso me interesa esta complementaridad entre los dispositivos.

El balance del lacano es que todavía es una posibilidad maravillosa de mantener en pocos días, de una escucha del trabajo de los dos últimos años, de los colegas que venimos de varios países, y la evolución de su pensamiento. NO conozco ningún otro dispositivo que lo permita tan fácilmente.

Porque las jornadas que hacemos en una misma institución, o dos o tres instituciones, o de la misma ciudad, o del mismo país, no tienen nada que ver con la oferta del lacanoamericano

Gerardo Herreros: Me decías que uno de los problemas era asegurar el psicoanálisis. Además de la relación con la ciencia, que otros problemas cruciales enfrenta el psicoanálisis? Políticos, clínicos.

Robert Lévy: Los problemas clínicos serían, respecto a Francia, por ejemplo, este absoluto paso atrás que encuentro en la psiquiatría, borrando todos los aportes del psicoanálisis de los años 70 y 80, para entrar de nuevo – porque ya era algo presente en Francia – en lo que concierne a la neurobiología, sin ningún respeto, sin ningún interés por el tema del sujeto.

Claro que también eso tiene que ver con los efectos del discurso de la ciencia. Pero es muy fuerte. Por ejemplo, en los años 70 y 80, sobre 10 psiquiatras en formación, había casi 9 en análisis, lo cual es mucho. Ahora, si hay uno, es mucho. Lo cual, pensando en el futuro, me parece muy fuerte este tema. Porque para mí, el psicoanálisis y su futuro, también tienen que ver con la psicosis y el hospital. Es decir que un porvenir del psicoanálisis afuera del lugar de la locura es algo que, para mí, es imposible. O es posible, pero como se lo encuentra en los Estados Unidos, por ejemplo, es decir, como un lacanismo de la literatura. Para mí el psicoanálisis no es esa tendencia, sino algo completamente comprometido con la clínica, con el ámbito de la locura, y ahí donde la psicosis se desarrolla, es decir, los hospitales.

También la cuestión universitaria tiene su peso en Francia, porque en la formación de los psiquiatras o de los psicólogos - respecto de la cual también tengo un lugar, porque soy profesor en la Universidad – es muy fuerte, porque ahora la Universidad está muy comprometida con los cognitivos. Es el otro riesgo, con respecto al tema del psicoanálisis.

Y finalmente, el tema de la clínica tiene que ver con la desaparición, en España especialmente, de la referencia al inconsciente en la cultura. En España, el inconsciente no forma parte de la cultura.

Gerardo Herreros: Uno podría tomar esos datos y hacer una especie de cruzada pro psicoanalítica. Me pregunto, no tendríamos que pensar qué tenemos que ver, nosotros mismos, en eso?

Robert Lévy: Claro. Tienes absolutamente razón. Creo que pasaron años durante los cuales, por ejemplo, poca gente se quedó en los hospitales. Había una moda para no participar en ese quilombo hospitalario, aunque Lacan mismo hacía sus presentaciones en el hospital. Pero la gente acepto las palabras de Lacan al revés, como que era una manera de no sostener la cuestión hospitalaria.

Muchos se fueron del hospital, y dejaron los hospitales libres para la gente de Miller y para los neurobiólogos. La universidad pasó casi la misma cosa. Era una vergüenza ser profesor en la universidad, para los lacanianos no millerianos. Y también hemos ofrecido el lugar a quien lo quería.

Gerardo Herreros: Pero voy a avanzar un poco más. Eso es dejar lugares. Pero hay otra vertiente mas que sería que sería si no dejamos de ocuparnos del diálogo, o del intercambio, como hacía Lacan mismo.

Robert Lévy: Dejar el lugar no es solo dejar el lugar físico, es dejar el lugar del pensamiento. Lo cual es mucho más fuerte.

Se encuentra el mismo problema con el lugar de la política. Política en el sentido, primero de la política del psicoanálisis, en el mundo - cual es su porvenir, con qué vamos a asegurar ese porvenir, con qué dispositivos, con qué teoría, etc. – y segundo, el tema de la política en la ciudad, que tiene que ver con la dificultad que los analistas, particularmente en Europa, para comprometerse. Es como que eso también es vergonzoso, "no se hace". Desde hace poco, se puede "hacer" de nuevo, a través de los temas como la cuestión femenina, la cuestión de la pedofilia, con temas como esos, de nuevo hay una entrada del compromiso de los analistas en el discurso político. Pero es una novedad. Novedad con la cual, yo mismo, y mi asociación, estamos muy en acuerdo.

Por ejemplo, hace poco la fundación hizo unas jornadas sobre el tema de la homosexualidad, mi asociación hizo unas jornadas sobre el tema de la pedofilia, etc.

Yo creo que será a través de temas un poco comprometidos en la clínica que se va a desarrollar una política, porque hay un paso interesante. El tema político no se puede enfrentar directamente. Tiene que pasar por nuestras herramientas.

Gerardo Herreros: Parece que los lacanianos adquirimos un idioma que no nos permite dialogar.

Robert Lévy: Eso también tiene que ver con la dificultad de Lacan mismo. Estuvimos casi un siglo para digerir a Freud. Y no llevamos tanto tiempo con Lacan. Por eso la gente tiene dificultades. Es un texto muy interesante y complicado, en el sentido positivo, porque hace referencia a muchas cosas de la cultura, del conocimiento, etc.

Y la verdad es que poca gente puede, actualmente, utilizar los significantes lacanianos a partir de sus propios significantes. La gente se mantiene, un poco, comentando los significantes de Otro. Y sabemos que, sea Lacan, o cualquier Otro, cuando uno comenta los significantes de Otro no se entiende.

Ojalá sea una cuestión de tiempo

Gerardo Herreros: Justamente, en un reportaje que le hice a Gustavo Etkin, de Salvador, me decía que uno de los balances que hacía de los lacanos, es que en este lacano se hablaba menos lacanés antiguo que en los anteriores.

Robert Lévy: Yo no diría eso. Me parece que todavía la fascinación del texto se mantiene. Es muy complicado que haya, no originalidad, porque ese no es el tema, que haya la posibilidad de hacer trabajar Lacan mas allá de Lacan.

Gerardo Herreros: Todavía no somos postlacanianos?

Robert Lévy: Es posible que no. Y eso es un problema fuerte. Porque todo el trabajo de Lacan en este retorno a Freud, fue nombrar a Freud a través de significantes lacanianos. Y eso lo tenemos que hacer nosotros con respecto a Lacan.

De nuevo, ojalá que sea cuestión de tiempo. Es lo que espero.

Gerardo Herreros: Muchas gracias por el reportaje

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Ver también el artículo De l'Etat et/ou de quelques autres

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Revista de Psicoanálisis y Cultura
Número 14 - Diciembre 2001
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