Acheronta  - Revista de Psicoanálisis y Cultura
Reportaje a Jorge Forbes
Realizado por Michel Sauval

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Michel Sauval: Nuestro tema para este número es Inconsciente y transferencia. Creo que, en su caso, cae justo, pues he visto en su página, que el próximo fin de semana estará en París, en las jornadas de la Ecole de la Cause Freudienne, cuyo tema es "Nuestro Sujeto Supuesto Saber".
La primera pregunta que quisiera formularle atañe a la noción misma de inconsciente….

Jorge Forbes: … muy sencillo (risas)

MS: Bueno, voy a tratar de precisarlo un poco. Nos interesa la relación entre la intensión y la extensión.

JF: Eso me gusta

MS: Podríamos tomar dos posiciones extremas.
Por un lado, podemos entender las formaciones del inconsciente, respecto del inconsciente, como la orina respecto del riñón, es decir, como las producciones de un órgano o instancia del individuo, de modo que un fallido, o un lapsus, producido en público, implicaría, o remitiría al "mismo" inconsciente al que remitiría o implicaría el abordaje de la misma formación en análisis. La diferencia estaría en como se lo aprehende, se lo trata. Pero esta continuidad de "referencia" habilitaría para hacer consideraciones, incluso intervenciones, en el campo de la cultura o lo social, autorizadas desde el "saber" analítico.
La otra posición extrema es la que acota la noción del inconsciente al dispositivo analítico, considerando, por ejemplo, que el analista forma parte de la noción de inconsciente. Es decir, si no hay analista, no hay inconsciente.

Como el inconsciente es la noción más difundida del psicoanálisis, la más popular, la que ha tenido más incidencia en la cultura, las dos preguntas que surgen son, por un lado, la pertinencia, o no, de una correlativa extensión de las intervenciones de quienes se reclaman de dicha noción, es decir, los analistas, en todos esos campos de la cultura, y por el otro lado, la incidencia que tiene en la práctica del análisis, esta extensión de la polis analítica, esa extensión de la participación de los analistas en la cultura.

¿Como piensa Ud esta encrucijada?

JF: No se si te respondo como brasilero, en dos palabras, o como francés, durante una hora (risas)

Recuerdo, cuando hacia mis estudios regulares en Francia, tenía un profesor que me llevaba al hospital. Y yo siempre tenía preguntas para hacerle, siempre tenía unas 5 o 6 preguntas, y nunca me respondió más que la mitad de la primera (risas)

Bueno, el inconsciente, lo veo de la siguiente manera.

Hay tres nociones de inconsciente.

La primera es la criticada por Lacan, el inconsciente como si fuera una caja de sensaciones primitivas, de donde sacaríamos cosas, fantasías. Y uno tendría que madurar esas sensaciones primitivas. La idea del inconsciente como una caja de fantasías primitivas, infantiles. Lacan lo critica, en los años 50, diciendo que los analistas se quedaron mucho más fascinados con lo que aparece que con la estructura que hace eso.

De ese modo pasamos del inconsciente como una caja de fantasías a un inconsciente con una estructura de lenguaje. Es la famosa definición del inconsciente estructurado como un lenguaje, que plantea la dificultad del hombre para decir de su satisfacción. En las fallas, en esta dificultad, encontraríamos el inconsciente. Esta sería la segunda definición, el inconsciente estructurado como un lenguaje.

Y hay una tercera definición que es la del "parlêtre", no se como traducirlo

MS: A veces se lo traduce como "hablanteser". Como suele ocurrir con los neologismos, los problemas que implica toda traducción quedan aquí magnificados.

JF: Es el inconsciente como un real, mas allá del inconsciente estructurado como un lenguaje. Porque el inconsciente estructurado como un lenguaje deberíamos pensarlo, todavía, en el análisis, como la asociación libre y como un sentido a más, que vendría de la lógica del significante.

Esta concepción de inconsciente como real es la más actual y la más interesante, desde mi punto de vista. Quiere decir la imposibilidad definitiva del hombre de justificar su existencia por una prueba de hechos. Es decir, no hay justificativos para una opción, a no ser la responsabilidad subjetiva personal. Lo que quiero decir con eso es que nunca podré explicar una determinada opción por algo que sea racional, que sea justificado de la forma "los hechos me llevan a tal punto". Los hechos no me llevan hasta tal punto, siempre hay una responsabilidad subjetiva de la cual no me puedo desentender.

Esta tercera concepción me parece la más interesante hoy día porque quiebra un poco la distinción entre intensión y extensión. Extensión e intensión son dos términos que Lacan utilizó para hablar de lo que se llamaba el análisis puro, que sería la intensión, y el análisis aplicado, que sería la extensión. Esta distinción mantiene la distinción cartesiana de dentro y afuera. Esa distinción, que Lacan hizo en la primera parte de su enseñanza, no me parece que se puede sostener en la segunda parte de su enseñanza, después de los años 65 y 70, cuando el inconsciente como real toma la parte más importante del proyecto de Lacan, que ya no es más un proyecto iluminista, como lo era al empezar, y lo indica en los Escritos. En este momento el inconsciente ya no es para traer más sentido, sino menos sentido. El analista es una presencia que saca sentido, y no que da un nuevo sentido.

Hasta hoy, la gente, normalmente, piensa que hace análisis para comprenderse mejor. La gente continúa hablando de esta manera. Pero hoy me parece que la gente hace análisis para posicionarse en la vida en un desconocimiento absoluto de si mismo, que confirma, fundamentalmente, lo imposible de este conocerse mejor. Hay un punto que es posible reconocer frente al cual hay que hacer una apuesta, frente al cual hay que inventar. Pero no inventar de una manera cualquiera sino de una manera responsable.

Por eso es necesario un nuevo concepto de responsabilidad, que no tiene nada que ver con la responsabilidad anterior.

Normalmente, la responsabilidad jurídica es una responsabilidad a partir del conocimiento. En esa responsabilidad, uno solo es responsable por aquello que conoce. Si estamos en un auto, y perdemos el control del mismo porque había aceite en la pista, y el auto va sobre una parada de ómnibus donde hay 10 personas, no somos responsables, porque no estaba en nuestro conocimiento la presencia del aceite. Entonces, desde el punto de vista jurídico, primero es necesario conocer para después ser responsable.

En este momento, curiosamente, el psicoanálisis invierte el hecho jurídico. Primero es necesario ser responsable por todo lo que no conozco del encuentro, y después tal vez hay dirección. Entonces es necesaria una nueva teoría de la responsabilidad. Una responsabilidad que no sea la normal, del superyó, o jurídica.

Entonces, el inconsciente real, propio del proyecto de Lacan posterior a los años 70, no va más en el sentido de apurar una lógica del significante, que dé un sentido coherente al ser humano, sino que va contra la posibilidad de tener ese sentido. El real pasa a ser dominante, y el trabajo del psicoanalista cambia mucho, porque no dirige más un análisis en el sentido de conocerse mejor, sino en el sentido de cambiar de posición frente al goce que se da por esa posibilidad de conocimiento. Este imposible de conocer es lo que justifica la cuestión lacaniana que el análisis va a la identificación con el síntoma, síntoma no como lo descifrable, sino síntoma como una piedra en el camino

MS: Síntoma con h, sinthome.

JF: Tenemos entonces la cuestión, también, de cómo tratar la angustia, la angustia frente a lo indecible. Diría que la angustia es como el colesterol: hay colesterol bueno y colesterol malo. Hay angustia buena y angustia mala. ¿Cómo cambiar una angustia paralizante para una persona, cómo tomar esa angustia, y evitar que se quede inhibido, y frente al encuentro pueda hacerse cargo de una invención? Las dos cosas más importantes: inventar algo y obtener algo por eso, incluindo-o e se responsabilizando por eso nel mundo. ¿Como hacen los artistas? Inventan un mundo.

Volviendo al principio, entonces, no me parece posible sostener la distinción entre intensión y extensión, de la manera en que lo hicimos antes.

Creo que el psicoanálisis es la disciplina más preparada, en este momento, para responder a la angustia del hombre en la globalización. He construido un gráfico comparativo del hombre en el mundo moderno y en el mundo actual. Y pienso que el psicoanálisis es la disciplina que puede responder a la angustia del hombre que yo llamo "desbrujolado", " deboussolé", no se cómo se podría traducir.

MS: No se me ocurre, en castellano una traducción literal, es decir, que incluya la palabra o la referencia a la brújula. La traducción por el sentido sería "desorientado".

JF: En el lunfardo portugués se dice "desbundado", como una manera de decir que estoy perdido.

MS: Bueno, son diferencias "culturales": los franceses se "orientan" por las brújulas y los brasileros por los culos (risas)

JF: Entonces, este hombre, que ha perdido los ejes que eran paternales, que lo orientaban, hoy día, la segunda clínica de Lacan, creo que tiene una incidencia muy grande para todos estos sectores, para hablar de qué es esta nueva familia, esta nueva empresa, esta nueva política.

Pienso que estamos en la época del analista ciudadano. No hay tanta distinción entre la lectura de la incidencia de lo real en todos estos puntos con la práctica analítica. La práctica es la misma, uno hace un análisis y también está incidiendo en todos estos campos de la sociedad. En este momento estamos con una nueva civilización, y estamos dando viejas soluciones. Y estas viejas soluciones son terribles.

MS: Pero, si me permite, podríamos hacer un corrimiento y reconducir la pregunta inicial respecto del inconsciente a la referencia que Ud trae de la responsabilidad.

La responsabilidad que resultaría del análisis, del diván, es lo que en otros tiempos y lugares se llamó "permiso de perversión", es decir, orientarse en función de la resolución que, al final del análisis, se le de a la satisfacción pulsional.

Pero cuando Ud. refiere al hombre desorientado de la "actualidad"l, esto remite a cuestiones más bien culturales, resultantes de cambios en la organización social y económica. Podemos hablar de pérdidas de referencias simbólicas como efectos de la globalización, la disolución de las fronteras nacionales o la disolución de las referencias materiales de la riqueza como consecuencias de la expansión y dominio del capital financiero, el quiebre de las instituciones y la disolución de todo tipo de límites, etc.

Por ejemplo, el taxista que me trajo, venía hablando de un robo a ancianos que hubo ayer, de la necesidad de afrontar el problema que suele llamarse de la "inseguridad"; y cuando pasamos por la mezquita (1), dijo que deberíamos hacer como los islámicos y aplicar penas corporales, por ejemplo, cortarle las manos a los ladrones, con el razonamiento de que probablemente esto le pondría un freno a los robos. Ahí tenemos un ejemplo de la pérdida - y consecuente reclamo - de "límites" en lo social, y un razonamiento simple y popular sobre lo que es del orden de la responsabilidad.

La pregunta que me hago es cómo podría haber una responsabilidad articulada a lo social, a lo colectivo, que no se ordene sobre la base de un acuerdo o pacto, es decir, sobre la base de un cierto saber, o conocimiento, previo. Porque la responsabilidad que Ud. asociaba al fin del análisis es una responsabilidad, por decirlo de algún modo, autista. Es una responsabilidad sobre el goce, es decir, estrictamente singular, como podría ser la resolución que, por ejemplo, alguien le dé a su posición voyeurista en sus relaciones sexuales.
¿Cómo pasar de esa responsabilidad, singular, a una responsabilidad colectiva?
Una cosa es encontrar una resolución al goce encerrado en un síntoma de cleptomanía y otra es encontrar una resolución al problema de los ladrones en una gran ciudad.

Podríamos incluso razonar inversamente: ¿Por qué alguien que, vía análisis, hubiese podido encontrar una solución para su goce, habría de ser también honesto en el ejercicio de algún cargo en la función pública? ¿Acaso el psicoanálisis tendría que producir "funcionarios honestos"? ¿Acaso el psicoanálisis tendría que producir "personas solidarias"? ¿Acaso hay alguna referencia o atributo, requerido por lo colectivo, que también pudiera ser referencia u objetivo del psicoanálisis? ¿La "responsabilidad" habría de ser esa "referencia" común?

JF: Ese es mi objeto de investigación desde hace más de 3 años. Yo trabajo mucho con filósofos y juristas, discutiendo sobre la responsabilidad, la ética, las consecuencias políticas. Por ejemplo, he publicado un libro, titulado "La invención del futuro" (2), donde trabajo ese tema.

Hans Jonas es un filósofo que tiene un libro titulado "Principio responsabilidad". Es un libro denso, y muchas cosas de las que estoy hablando están tratadas ahí. Llama la atención el título: "Principio responsabilidad" y no "Principio de responsabilidad". Es "Principio responsabilidad" de la misma manera que uno dice "principio divino" (3).

MS: En el título, en alemán, ¿tampoco está el equivalente a la preposición "de"?

JF: Tampoco. Es "Principio responsabilidad". No es un libro muy conocido en nuestro medio, mismo entre los filósofos. Es muy respetado, pero poco leído. Yo creo que interesa a los analistas, porque el psicoanálisis va en ese camino. Todavía hay mucha dificultad, y hará falta un cambio radical entre los analistas.

Volviendo a la pregunta por el inconsciente, me doy cuenta que lo que desarrollé es la cuestión del inconsciente ético. Podemos encontrar esto en Lacan, como pasamos del inconsciente estructurado como un lenguaje, a una ética real, una postura, una manera de posicionarse, ética.

Segundo punto, esta ética es una ética distinta que la anterior, porque la anterior era una ética a partir del padre. Y todo lo que yo hablé fue más allá del padre.

Pienso que la consecuencia que debemos extraer de la enseñanza de Lacan de los últimos años es que hay dos clínicas muy distintas. La primera clínica es una clínica del sentido, y la segunda clínica es una clínica de lo real, una clínica más allá del padre.

Tercer punto, ese más allá habla de una responsabilidad muy distinta. La responsabilidad de cortar las manos es una responsabilidad que tiene una consecuencia social repartida: cualquiera que haga tal cosa tendrá esta consecuencia. En tanto que en psicoanálisis no hay relación entre culpa y responsabilidad.

Generalmente si alguien te dice "sé responsable" es como si hicieras algo malo, algo por lo que seré castigado. La consecuencia, en psicoanálisis, es un hueso que cada uno tiene que conocer el gusto por si mismo.

Esto me lleva a un cuarto punto. Si ponemos esto, de la consecuencia singular para cada uno, será imposible hacer un acto social porque cada uno, finalmente, podría hacer un poco lo que quiere. Esto es lo que parece evidente. Pero no es evidente. Hay muchos científicos de las humanidades que se están preguntando cómo hacer un lazo social que no sea de estado, como en el mundo anterior. Es posible hacer una comunidad humana sin la verticalidad. Para nuestra cabeza vieja, machista y reaccionaria, parece necesario que haya un estándar desde el cual toda la gente pueda ser medida.

Por el contrario, yo pienso que es posible una comunidad, un lazo social humano sin poner la verticalidad como condición fundamental. No solo yo pienso esto. Bauman piensa esto, Lipoveski piensa esto, Negri piensa esto, con ideas distintas. Pero la sociedad se organiza hoy, no por ideales, sino mucho más por epidemias. La idea que los cambios son hechos como las virosis, a partir de una epidemia.
Malcolm Gladwell es un periodista que ha publicado dos libros sobre estas ideas. El primero se llama "Punto de mutación", y el segundo se llama "Abriéndose (Blink)" (4). Ahí habla de las decisiones que no vienen, que no son consecuencias, de un raciocinio, sino que son consecuencia de un flash, de un Blink.

MS: De todos modos seguimos con dos campos diferentes. Estos teóricos que Ud menciona intentan describir acontecimientos que ocurren como fenómeno social. Pero la cuestión ética sobre el goce se resuelve al final del análisis, al menos en el sentido en que esa responsabilidad refiere a lo que el sujeto hace de su vida después del análisis, justamente a partir del punto en que se agotó todo el sentido, todo el saber, a partir del punto en que el analista, por eso mismo, caduca. Entonces, este límite, a partir del cual se juega esta responsabilidad singular respecto de la satisfacción pulsional, ¿no es un límite que también opera como frontera, como discontinuidad entre el campo del análisis y el campo de lo social o colectivo?

Entiendo que la idea de una clínica más allá del padre, la referencia a lo real, en la enseñanza de Lacan, busca precisar el punto en que el analista se tiene que correr respecto de la clínica freudiana. Un buen ejemplo podrían ser las críticas que Lacan le hace a Freud en el caso de la joven homosexual femenina, en el sentido de cómo Freud sostiene la posición del padre – tanto del padre, respecto de la paciente, como del padre, respecto al psicoanálisis. Pensar un más allá del padre, entonces, apunta a precisar un fin de análisis diferente, es decir, a precisar el punto en el que el analista cae, a precisar un fin de análisis que no pase por enseñarle al paciente a vivir mejor, o a ser un artista. En ese sentido, entiendo que la cuestión de la responsabilidad a la que Ud. refiere es correlativo a la caída del sujeto supuesto saber.

Un ejemplo completamente, y extremadamente opuesto, podría ser el caso, en Brasil, de los pastores religiosos que pretendían formar psicoanalistas y otorgar títulos habilitantes. Es decir, psicoanálisis y religión, donde el psicoanálisis viene a ser la parte técnica de una orientación religiosa. Este podría ser el prototipo de la idea del psicoanálisis como una pastoral, siempre y cuando percibamos que, no por presentarse declaradamente religiosa difiere mucho de las variantes más laicas y/o filosóficas que se desenvuelven en el medio analítico. De alguna manera, la concepción del fin de análisis por el arte, al estilo Kriss – para tomar un clásico – no deja de ser una forma de pastoral también, en la medida en que pretende estandarizar algún tipo de resolución de la satisfacción pulsional.

Entonces, este límite, a partir del cual se juega esta responsabilidad singular respecto de la satisfacción pulsional, ¿no es un límite que también opera como frontera, como discontinuidad entre el campo del análisis y el campo de lo social o colectivo?

Porque, a partir de que entra en juego el funcionamiento colectivo, ya no tenemos un analizante, ni siquiera un sujeto - al menos en los términos en que lo define Lacan, de ser lo que es representado por un significante ante otro significante. ¿Qué tenemos entonces?

¿O es una "subjetividad" que debe pensar desde otra formalización, desde otra referencia?

La filosofía, por ejemplo, ha sido una de las vías sociales o colectivas para pensar el estatuto de esa subjetividad – clásicamente bajo la forma del sujeto del conocimiento. Las filosofías más modernas buscan dar cuenta de cuestiones más relacionadas con los acontecimientos, el azar y el caos.

¿Pero cómo pasamos de un campo al otro?

Por ejemplo, Ud decía que los analistas tenían que cambiar radicalmente: ¿en qué sentido?

JF: Para mí, la segunda enseñanza de Lacan es un cambio muy importante, un cambio paradigmático, de 180 grados. Una cosa es hacer una clínica para conocerse mejor y otra cosa es hacer una clínica acerca de ese real.

Lacan dijo una vez que la escuela debería ser una defensa contra la civilización. Esto ya no tiene sentido en un momento en que todas las fronteras están quebradas. Por eso yo hablaba del analista ciudadano.

Pero para un psicoanalista la civilización no es lo mismo que para un economista. Cubrimos los mismos campos semánticos, los mismos campos de insistencia social, pero con enfoques distintos. Cuando un economista está hablando de economía de mercado, o de las fronteras económicas, nosotros partimos de la idea de identidad. La identidad humana no es la misma después de la globalización. ¿Por qué? Porque una identidad queda estructurada a partir del padre. Incluso la psicopatología analítica fue hecha a partir del modelo del padre. Si digo que yo llego a lo que yo quiero haciendo una negociación, soy neurótico; si llego a lo que yo quiero negando la negociación, soy perverso; y si ni negocié ni llego, soy psicótico.

Es una manera muy sencilla, genial, que Freud tuvo, de hacer un software para establecer un enlace entre el hombre y el mundo.

Lo podemos ver en este esquema

COMPLEJO DE EDIPO

Si suponemos que entre el hombre y el mundo hay cierto obstáculo, un real (R) inalcanzable, punto uno, entonces necesito, por ejemplo, un pequeño barco que permita la navegación. Si parto de nuestro hombre (izquierda), negocio con el dueño del barco (arriba), y llego hasta el mundo (derecha), si consigo hacer eso, no llegaré completamente, llegaré luego de una relación de compromiso, soy neurótico.

En cambio si llego y mato al barquero, tomo el barco y me voy con el barco hasta el otro lado, yo hice una versión paralela del padre, yo hice una perversión. Y si no encontré el barco, y no encuentro la manera de llegar a este punto, hay una Verwerfung, soy un psicótico.

De una manera muy sencilla Freud nos da un software muy potente, que tiene el nombre de "Complejo de Edipo", y que funcionó maravillosamente durante 100 años.

La pregunta que yo me hice a partir del cuestionamiento lacaniano fue: este tipo que yo recibo hoy en análisis, ¿es un tipo que responde a esta tripartición, o es un tipo más allá del padre?

MS: O sea, en vez de un más allá del padre en cuanto a dirección de la cura, Ud plantea que tendríamos un más allá del padre en la entrada, ¿una clínica que no pasaría por el padre?

JF: No hago distinción, yo pienso que es la misma cosa. Yo pienso que este software que Freud ideó, en este momento no lee este mundo. Yo pienso que esta tripartición no se sustenta más, ni es útil como un elemento de pasaje. Hay una serie de fenómenos de la globalización que no consigo leer con ese software. No consigo leer la bulimia, no consigo leer el fracaso escolar, no consigo leer los ataques de pánico, no consigo leer las toxicomanías, no consigo leer la depresión actual. Porque son nuevos síntomas más allá del padre.

Antes, cuando veía un toxicómano, los psicoanalistas lo interpretaban dentro de una clave edípica, por ejemplo, la oralidad. Hoy eso no resuelve el problema. ¿Cómo operar con esa persona? ¿De qué manera hacer un trabajo con esa persona?

O por ejemplo, el otro día un matrimonio me procura para ver si yo podía atender al hijo, un chico normal, tranquilo, que nada había en él que llamara la atención, pero que luego de ir a unas fiestas de junio, unas fiestas con fuego, prendió fuego en la escuela. Yo pensé, prendió fuego a algo en la escuela, pero no, él había prendido la escuela, había quemado la escuela entera.

¿Es psicótico, es perverso? Estas categorías no son suficientes, no encajan.

MS: Pero, justamente, un análisis implica analizar todo eso que falla. Porque, ¿cómo llegamos al real si no es por el análisis y reducción del saber que trae cada caso? No hay análisis si no es con un sujeto supuesto saber

JF: Hasta cierto punto, y yo quisiera poner en cuestión eso también.

MS: Ahh, bueno. Porque uno puede decir que el software del complejo de Edipo anda más mal que de costumbre, pero la invención del psicoanálisis, justamente, responde a los fracasos de ese software, no de su éxito. Si hablamos de complejo de Edipo es en la medida en que este falla. Si no fallara no hablaríamos de él. Por supuesto, hablar de cualquier tipo de falla, genera la suposición de su solución. El complejo de Edipo parece el nombre de una solución exitosa, pero no es más que una forma de referirse, generalizadamente, a las diferentes formas en que las soluciones fracasan.

El real en psicoanálisis obtiene su estatuto de la reducción de un saber. De ahí que no se puede llegar a ningún real si no se parte de alguna suposición de saber – y su correlativa suposición de sujeto – a partir del cual poder desprender ese núcleo de real.

Y si no está la suposición de saber del paciente, indefectiblemente será nuestra suposición – es decir, nuestros propios prejuicios – la que ocupe ese lugar.

JF: Es claro que acuerdo contigo. Pero no quiero acordar (risas)

Concuerdo en que venimos de la misma inercia conceptual, pero creo que es necesario ir más lejos.

No me preguntes cómo. Hago esto como un ejercicio: me gustaría no concordar, y ver cómo podría ser esto sin una suposición de saber, cómo operar a partir del real.

MS: Pero dijimos que ese real resulta de la suposición de saber. Solo podemos operar con la suposición de saber del paciente, dejando de lado nuestras propias suposiciones, posición que se supone podemos lograr por haber pasado previamente por una experiencia similar, donde hemos descubierto la "falsedad" – entre comillas – de nuestras propias suposiciones de saber, y de nuestra propia suposición del sujeto.

JF: No tengo un desarrollo suficiente para responder a eso, y me incomoda, porque pienso que no es lo mismo que, a una persona que diga "yo me siento muy tonto", preguntarle - como haría un analista convencional – qué le hace pensar que es tonto, que responderle, como hizo Lacan, ¿y porque no quiere ser tonto?. Me gustaría pensar que hay una diferencia en la manera de trabajar con la suposición de saber.

Yo busco, pero no alcanzo todavía otra manera.

Por eso, concuerdo contigo, pero no quiero concordar, porque creo que hay una diferencia.

MS: Las situaciones pueden ser muy variadas. Hay pacientes respecto de los cuales podríamos decir que vienen con una suposición de saber muy fragmentada, y para los que la sola rectificación subjetiva que implica un reordenamiento interpretativo de su mundo, ya tiene una función "terapéutica". Es decir, el sujeto supuesto saber es algo que hay que poner en forma, para que pueda haber análisis. Ese es el sentido de las llamadas "entrevistas preliminares". Como señala Lacan en la conferencia en Ginebra, no es cualquier demanda la que podemos acostar en el diván.

Recuerdo un caso que un colega presentó en un seminario como ejemplo de una situación de análisis donde no habría funcionado el sujeto supuesto saber. Ya no recuerdo los detalles del caso, salvo que era un paciente muy "border", con grandes dificultades para hacer lazo social, para hablar, etc., y que mejoró notablemente luego de varios años de análisis o tratamiento. El punto es que este colega entendía la fórmula del sujeto supuesto saber en el simple sentido imaginario de que el paciente suponga que el analista sabe. Y ese paciente se caracterizaba por no creer eso, por discutirle cualquier cosa al analista. Sin embargo, en su presentación del caso, este colega había considerado pertinente recordar, en el comienzo del tratamiento, la escena en que él le había asegurado al paciente que hablar le iba a hacer bien y le iba a ayudar a resolver sus problemas, sin percibir que esa propia convicción en el inconsciente era el "préstamo" que él mismo había hecho, en términos de formular una suposición de saber y de sujeto, gracias a la cual había progresado el tratamiento. Si el discurso del amo también es necesario en un análisis es porque ese discurso es el del inconsciente. Para que haya análisis, "alguien" tiene que creer en el inconsciente.

JF: El punto es si tenemos que pasar por todas estas cosas. Yo me pregunto, hoy en día, si la clínica progresa en el sentido de profundizar esto o si podemos sostener una posición frente a ese real desde la primera sesión.

MS: ¿Entonces la responsabilidad de la que Ud hablaba se jugaría en cada sesión?

JF: Yo creo que en los hechos, aparece, pero que no se sostiene.

Yo trabajo en la clínica psicoanalítica del genoma humano, en Sao Paulo. Es un proyecto mundial importante. Ahí recibo personas que tienen diagnósticos positivos, de carácter genético: "Usted tiene tal cosa".

MS: Ayer leí en el diario el caso de una mujer que se hizo mastectomía porque tiene un gen al que se asocia un 90% de probabilidad de producir cáncer de máma. Se ve que esa mujer no apuesta mucho al 10% que le predicen con la misma seguridad que el 90%!! (risas)

JF: Es en eso que estoy trabajando. Es increíble, porque una persona está bien, y cuando le dan el diagnóstico, por ejemplo "ud tendrá una parálisis en 10 años", la persona, cuando sale del consultorio, ya empieza a tener parálisis. Es increíble ese fenómeno.

Entonces, cuando me invitaron a crear esa clínica yo dije, "creo que hay un problema fundamental, que es el nuevo virus social, o vírus, R de resignação, e C de compaixão". Después del diagnóstico la persona se queda resignada e a familia fica compadecida, en esa posición, y la familia también. Y con eso, la persona empeora inmediatamente ao mesmo tempo que abre o caminho para o avanço da doença. Quizás vaya a tener una parálisis, pero ya sale paralizada. Há uma diferença entre a determinação genética e a sua expressão, o que se chama a "epigenética". Nesse intervalo a psicanálise tem uma incidência importante.

Entonces ahí hay lugar a lo que se llama la posición ética, porque sino todos tendrían el mismo comportamiento.

Entonces, me envían un paciente que estaba muy deprimido, con una avanzada parálisis desde la cintura por una enfermedad progresiva, y que se peleó con toda la familia. Yo dije, ¿porqué yo, qué puedo hacer? (risas)

La persona entra, con sus muletas, con todo el parche de dolor y depresión, un sufrimiento muy grande. Entra en el consultorio. Yo tuve la buena educación de no preguntar cómo le va – estaba muy claro como iba (risas)

Se sienta muy cerca de mí y me dice, "doctor, ¿ud tiene una idea de lo que es cada mañana, tomar el bastón, mirar la puerta entreabierta del baño, estoy solo, y me pregunto si todavía podré hacer los pasos necesarios entre mi cama y el baño, ud tiene una idea?". Y me mira.

Lo miré a los ojos y le dije: "no tengo la menor idea".

Sentí que hubo una crispación porque yo le respondía desde un lugar que él no esperaba, porque él estaba acostumbrado a que todos "comprendan", y entiende que la comprensión es un afecto, la buena cosa. Entonces cuando le dije "no tengo la menor idea", el no sabía que era lo que yo quería.

Fue un momento muy tenso, y finalmente él me dijo, "es verdad, ud no puede saber". Y entonces yo le pude decir "y ud me puede contar". Ahí me empezó a contar, y a partir de ese momento cambió mucho.

Una persona que vive tiene la experiencia radical del cambio paradigmático de por donde se interpreta a si mismo su dolor. Y el quiebre de esta posición …

MS: … de una suposición de saber.

JF: Si, pero es una manera de trabajar con la suposición de saber. Creo que tenemos que cambiar la manera en que trabajamos con la suposición de saber.

MS: Me pareció interesante la presencia del término "nuestro" en el título "Nuestro sujeto supuesto saber ", de próximas jornadas de la Ecole de la Cause Freudienne, cuestión que subrayaba Guy Trobas en una pequeña presentación de dichas jornadas, que leí en el sitio de la ECF.

Ya nos decía Freud que no convendría hacer del psicoanálisis un Baedecker, una guía, a partir de una cosmovisión. Y la pregunta es cuanto de las preocupaciones por pensar la actualidad no implican esa ambigüedad en el sentido de si estamos intentando leer las coordenadas de un problema o proyectando un fantasma.

JF: Yo pienso que estamos construyendo una ética, que no es una cosmovisión, pero es una ética. Yo creo que el psicoanálisis ofrece al mundo globalizado una manera de sobrevivir a este tiempo mejor que cualquier otra. ¿Por qué?

Veamos el siguiente esquema

En el mundo moderno tenemos la familia verticalizada, la empresa verbalizada, con jerarquías, y el país verticalizado. En cambio, en el mundo globalizado no existe más la empresa jerárquica, ya no existe más el que vive por más de 20 años en la misma empresa en la que iría progresando. De la misma manera, no existen más los sentimientos patrios. Quien podría imaginar que en Francia iban a aceptar cambiar el franco por el euro. El mundo globalizado presenta un orden horizontal.

De la misma manera cambiamos de una orientación paterna para un cálculo colectivo, y pasamos de una verdad como una construcción racional, hacia una certeza. Si una verdad viene de más allá del fantasma es una certeza. Eso da como resultado ciertas políticas. Por ejemplo, Bush dice, "me ponen una bomba en un edificio y yo destruyo un país", de impotencia para potencia. En cambio el psicoanálisis conduce de la impotencia al imposible. Donde soy impotente, no respondo con potencia, sino que respondo sino con los imposibles. El psicoanálisis indica cómo tendría que ser un nuevo líder mundial, a diferencia de Bush, que es un dirigente del viejo tiempo.

También pasamos del diálogo a los monólogos articulados, la posibilidad de estar juntos sin comprenderse, estar juntos a pesar de no comprenderse.

Pasamos de razonar a resonar (que en francés es homofónico), de un mundo estático a un mundo interactivo, de un mundo de jerarquías, para un mundo de diferencias radicales.

De un mundo de la razón aséptica a una razón sensible, y de un mundo donde el futuro es proyección del presente para un mundo donde el futuro es una invención del presente.

Esto me orienta, me responde un poco, sobre los problemas del mundo globalizado, en cualquier esfera, sea en la clínica individual, en la familia, en el estado del país. Yo pienso que es siempre lo mismo: la presencia de lo real en todos los ámbitos, embora a sua abordagem clínica seja diferente. É um campo aberto para a psicanálise.

MS: Dejamos aquí? Muchas gracias por su amabilidad

JF: Gracias a ti.

Notas de la Redacción

(1) Refiere a la gran mezquita que Arabia Saudita ha construido en los terrenos que el presidente Menem le donara cerca de "la Rural" y los bosques de Palermo, en Buenos Aires

(2) Jorge Forbes, A Invenção do Futuro (Ed. Manole, 2ª ed 2005)

(3) El título en alemán es "Das Prinzip Verantwortung", cuya traducción es "Principio de Responsabilidad". Ese principio es un principio de derecho ambiental, cuyo texto tiene el modo del imperativo kantiano: "Obra de tal modo que los efectos de tu acción sean compatibles con la permanencia de una vida humana auténtica en la Tierra". Ver más en Wikipedia y en esta "introducción".

(4) Ver "The tipping point" y "Blink" (cuyo subtítulo es "El arte de pensar sin pensar") (ver más aquí)

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Revista de Psicoanálisis y Cultura
Número 24 - Diciembre 2007
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