Acheronta  - Revista de Psicoanálisis y Cultura
La angustia
Seminario 19621963, de Jacques Lacan
(Versión Crítica)
Ricardo E. Rodriguez Ponte

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16 de enero de 1963 1, 2

Quisiera llegar a decirles hoy cierto número de cosas sobre lo que les he enseñado a designar por medio del objeto a, ese objeto a hacia el cual nos orienta el aforismo que promoví la última vez en lo que concierne a la angustia: que ella no es sin objeto. Es por eso que el objeto a viene, este año, al centro de nuestro discurso. Y si, efectivamente, se inscribe en el marco de aquello cuyo título he tomado como siendo la angustia, es justamente en razón de que es esencialmente por este sesgo que es posible hablar de él, lo que quiere decir, además, que la angustia es su única traducción subjetiva.

*a* 3, que viene aquí, ha sido sin embargo introducido desde hace tiempo, y, en esta vía que se los trae, se ha anunciado por lo tanto en otra parte: se ha anunciado en la fórmula del fantasma a, [S barrado] deseo de a. Esta es la fórmula del fantasma en tanto que soporte del deseo. 4

Mi primer punto será por lo tanto recordar, articular, añadir una precisión más...

ciertamente para los que me han escuchado, no imposible de conquistar *por sí mismos*, aunque subrayar*lo* hoy no *me* parece inútil 5

...al primer punto ÿ espero llegar *hasta un punto cuatro* 6 ÿ y para precisar esta función del objeto en tanto que la definimos analítica mente como objeto del deseo. *El espejismo* 7 surgido de una perspectiva que podemos llamar subjetivista, quiero decir que, en la constitución de nuestra experiencia, pone todo el acento sobre la estructura del sujeto, esta línea de elaboración que la tradición filosófica moderna llevó a su punto más extremo, digamos en el entorno de Husserl, por medio del despejamiento de la función de la intencionalidad, 8 es lo que nos vuelve cautivos de un malentendido, concerniente a lo que conviene llamar objeto del deseo. El objeto del deseo *no puede* 9 ser concebido a la manera con la que se nos enseña que no es ningún *noema* 10, ningún pensamiento de algo que se haya vuelto hacia algo 11 ÿ úni co punto alrededor del cual *puede volver a encontrar, el idealismo, ¿su camino hacia lo real?* 12 ¿Acaso es así en lo que concierne al deseo?

Para ese nivel de nuestra oreja, que existe en cada uno y que tiene necesidad de intuición, diré: "¿Acaso el objeto del deseo está delante?". Ese es el espejismo en cuestión, y que ha esterilizado todo lo que, en el análisis, ha creído proponerse en el sentido de la llamada relación de objeto. Es para rectificarlo que yo pasé ya por muchos caminos. Es una nueva manera de acentuar esta rectificación la que voy a proponerles ahora. No la produciré tan desarrollada como convendría, sin duda, reservando, lo espero, esta formulación para cierto trabajo que podrá llegarles por otro camino. 13 Pienso que, para la mayor parte de las orejas, será suficiente con escuchar las fórmulas masivas por medio de las cuales creo poder contentarme con acentuar hoy este punto que acabo de introducir.

Ustedes saben cuántas dificultades produjo, en el progreso de la epistemología, el aislamiento de la noción *de* causa. No es sin una sucesión de reducciones, que terminaron por llevarla a la función más tenue y más equívoca, que la noción de causa pudo mantenerse en el desarrollo *de lo* que, en el sentido más amplio, podemos llamar nuestra física. 14

Está claro, por otra parte, que, sea cual fuere la reducción a la que se la someta, la función, si podemos decir, mental de esta noción, no puede ser eliminada, reducida a una especie de sombra metafísica. Sentimos bien que hay algo, de lo que es demasiado poco decir que sea un recurso a la intuición lo que la haga subsistir, que permanece {reste} alrededor de esta función de la causa, y yo pretendo que es a partir del nuevo examen que podríamos hacer de ella, *a partir de* 15 la experiencia analítica, que toda crítica de la razón pura , puesta al día de nuestra ciencia, podría *restablecer un justo estatuto de la causa* 16.

Apenas me atrevo a decir, para introducirlo ÿ pues, después de todo, lo que voy a formular no es ahí más que hecho de discurso, y apenas anclado en esta dialéctica ÿ diré entonces, para fijar nuestro objetivo, lo que pretendo hacerles entender: el objeto... el objeto a, este objeto que no hay que situar en nada que sea análogo a la intencionalidad *de una noesis* 17, que no es la intencionalidad del deseo, este objeto debe ser concebido por nosotros como la causa del deseo, y, para retomar mi metáfora de recién, el objeto está detrás del deseo.

Es de este objeto a qu e surge esta dimensión cuya *omisión* 18, cuya elisión, cuya elusión en la teoría del sujeto produjo la insuficiencia, hasta ahora, de toda esa coordinación cuyo centro se manifiesta como teoría del conocimiento. ** 19

Del mismo modo, esta función del objeto, en la novedad topológica estructural que exige, es perfectamente sensible en las formulaciones de Freud, y especialmente en las que conciernen a la pulsión.

Que me baste para... si ustedes quieren controlarlo sobre un texto, voy a remitirlos a esa lección XXXIIª de la Introducción al psicoanálisis, la que se encuentra en lo que se llama la nueva serie de las Vorlesungen, la que cité la última vez. 20, 21

Está claro que la distinción entre el Ziel, 22 la meta de la pulsión, y el Objekt es algo muy diferente de lo que se ofrece primero al pensamiento: que esa meta y ese objeto estarían en el mismo lugar. Y las enunciaciones de Freud que ustedes encontrarán en ese lugar, en la lección que les designo, emplean términos muy impactantes, el primero de los cuales es el término eingeschoben, el objeto se desliza ahí adentro, pasa a alguna parte ÿ es el mismo término que sirve para la Verschiebung, *que* 23 designa el desplazamiento. 24 El objeto, en su función esencial de algo que se sustrae, en el nivel de aprehensión que es propiamente el nuestro, *está* 25 ahí, como tal, puntualizado.

Por otra parte, hay, en ese nivel, la oposición *expresa* 26 de los dos términos: aüÿeres, externo, exterior, e inneres, interior. Es precisado que el objeto, sin duda, debe ser situado aüÿeres, en el exterior, y, por otra parte, que la satisfacción de la tendencia no encuentra cómo cumplirse más que en tanto que ella alcance algo que hay que considerar en el Inneres, *el interior del guante* 27; es ahí que encuentra su Befriedigung, su satisfacción. Esto es también decirles que lo que he introducido para ustedes como función topológica nos sirve para formular de manera clara que lo que conviene introducir aquí, para resolver este impase, este enigma, *es la noción anterior {de} una cierta interiorización del exterior que se sitúa aquí [a], antes de que el sujeto, en el lugar del Otro {Autre}, se capte en esta forma especular *que* 28 introduce para él la distinción entre el yo {moi} y el noyo {nonmoi}*29. 30

Es a este exterior, a ese lugar del objeto anterior a toda interiorización que pertenece ÿ si ustedes quieren tratar de retomar la noción de causa ÿ que esta no ción de causa, les dije, pertenece.

 

Voy a ilustrarlo inmediatamente de la manera más simple, para hacerlo escuchar por vuestras orejas, pues, también, me abstendré hoy de hacer metafísica.

Para figurarlo {l’imaginer}, no es por azar que me serviré del fetiche como tal, donde se devela esta dimensión del objeto como causa del deseo, pues no es el zapatito, ni el seno, ni nada en lo cual encarnen ustedes el fetiche lo que es deseado, pero el fetiche causa el deseo que va a engancharse a él, donde puede, sobre aquélla *en la que* 31 no es absolutamente necesario que sea ella la que lleve el zapatito: el zapatito puede estar en sus alrededores. Tampoco es necesario que sea ella la que lleve el seno, el seno puede estar en la cabeza. Pero lo que cualquiera sabe, es que, para el fetichista, es preciso que el fetiche esté ahí; que él es la condición de la que se sostiene el deseo.

E indicaré aquí, al pasar, este término, creo que poco usual en alemán, y que las vagas traducciones que tenemos en francés dejan escapar completamente, esto es, cuando se trata de la angustia, la relación que Freud indica con la Libidohaushalt. 32 Ahí nos las tenemos que ver con un término que está entre Aushaltung, que indicaría algo del orden de *la interrupción* 33, del levantamiento, e Inhalt, que sería el contenido. No es ni lo uno ni lo otro, es el sostén de la libido. Para decirlo completamente, esta relación con el objeto del que les hablo hoy, está aquí dirigida, indicada de una manera que permite hacer la síntesis entre la función de señal de la angustia y su relación, a pesar de todo, con algo que podemos llamar, en el sostén de la libido, una interrupción. Vamos a volver sobre esto, puesto que éste es uno de los puntos que entiendo avanzar hoy ante ustedes.

Suponiendo que me hice entender suficientemente, por medio de esta referencia al fetiche, sobre *esta diferencia masiva* 34 que hay entre dos perspectivas posibles en lo que concierne al objeto como objeto del deseo, *dos precisiones* 35 de lo que está en cuestión.

 

Cuando pongo a primero en una precesión esencial... lo ilustraré un poco más adelante ÿ toda la continuación de nues tro discurso no cesará de ilustrarlo cada vez más ÿ pero ya quiero hacerles entender bien de qué se trata, a dónde va a conducirnos nuestra in vestigación... esto es que, es en el lugar mismo donde vuestros hábitos mentales les indican buscar al sujeto...

ese algo que pese a ustedes se perfila, como tal, como sujeto, en el lugar donde, por ejemplo, Freud indica la fuente de la tendencia

...en fin, ahí donde está lo que, en el discurso, ustedes articulan como siendo ustedes, ahí donde ustedes dicen yo {je}, es ahí, hablando con propiedad, que, en el nivel de lo inconsciente se sitúa a. En ese nivel, ustedes son a, el objeto, y cualquiera sabe que ahí está lo que es intolerable, y no sólamente para el discurso mismo, que después de todo lo traiciona.

Voy a ilustrarlo inmediatamente por medio de una observación destinada a introducir algún desplazamiento, alguna sacudida incluso, en lo que concierne a los carriles donde ustedes están habituados a dejar las funciones llamadas del sadismo y del masoquismo, como si ahí no se tratara más que del registro de una suerte de agresión inmanente y de su reversibilidad. Es justamente en la medida en que conviene entrar en su estructura subjetiva que van a aparecer los rasgos de diferencia, el esencial de los cuales es el que voy a designar ahora. 36

Si el sadismo puede ** 37...

en una forma que no es más que un esquema abreviado de las mismas distinciones que organiza el grafo, en una fórmula de cuatro vértices del tipo de la que aquí designo: tenemos aquí [derecha] el lado de A, del Otro {Autre}, y aquí [izquierda] el del, digamos, sujeto S, de ese yo {je} todavía inconstituído, de ese sujeto justamente, a interrogar, a revisar en el interior de nuestra experiencia, del que sabemos sólamente que no podría, en ningún caso, coincidir con la fórmula tradicional del sujeto, a saber, lo que *puede* 38 tener de exhaustivo en toda relación con el objeto.

...si algo hay ahí [\\] que se llama el deseo sádico [d], con todo lo que comporta de enigma, éste no es articulable, no es formulable más que por esa esquizia, esa disociación que él apunta esencialmente a introducir en ** 39 el otro imponiéndole, hasta un cierto límite, lo que no podría ser tolerado. En el límite exactamente suficiente donde se manifieste, aparezca en *el otro* 40 esa división, esa hiancia que hay entre su existencia de sujeto y el hecho de que él sufre, que puede padecer en su cuerpo. Y es hasta tal punto de esta distinción, de esta división, de esta hiancia como esencial que se trata y que se trata de interrogar: que, de hecho, no es tanto el sufrimiento del otro lo que es buscado en la intención sádica, como su angustia.

Precisamente aquí, yo articulo, designo, anoto este pequeño signo *ø* *que* 41, en las primeras fórmulas que, creo en mi segunda lección de este año, introduje en lo concerniente a la angustia, les enseñé a leer por medio del término, no o, *les decía* 42, sino cero. 43

La angustia del otro, su existencia esencial como sujeto por relación a esta angustia, he ahí lo que el deseo sádico entiende que hace vibrar, y es por eso que, en uno de mis pasados Seminarios, 44 no vacilé en relacionar su estructura como propiamente homóloga a lo que Kant articuló como condición del ejercicio de una razón pura práctica, de una voluntad moral, para hablar con propiedad, y, para decirlo del todo, para situar allí el único punto donde puede manifestarse una relación con un puro bien moral.

Me excuso por la brevedad de esta evocación. Los que asistieron a esa aproximación se acuerdan de eso; los que no pudieron asistir a la misma verán, pienso que dentro de no demasiado tiempo, aparecer lo que pude retomar de eso en un prefacio a La filosofía en el tocador, que era precisamente el texto alrededor del cual yo había organizado esa aproximación. 45

Lo que es importante hoy, y lo único sobre lo cual entiendo aportar un rasgo nuevo, es que lo que caracteriza al deseo sádico es propiamente que él no sabe que en el cumplimiento de su acto, de su rito ÿ pues se trata propiamente de ese ti po de acción humana en la que encontramos todas las estructuras del rito ÿ *lo que él no sabe* 46, es lo que busca, y lo que busca es, hablando con propiedad, realizarse, hacerse aparecer él mismo ÿ ¿a quién? puesto que, en todo caso, a él mismo, esta revelación sólo podría permanecer obtusa ÿ hacerse apa recer él mismo como puro objeto, fetiche negro. Es a esto que se resume, en su último término, la manifestación del deseo sádico, en tanto que aquel que es su agente va hacia una realización.

Del mismo modo, si ustedes evocan lo que pasa con la figura de Sade, se darán cuenta entonces de que no es por azar si lo que se desprende de ella, lo que queda de ella, por una suerte de transubstanciación con el correr de los años ÿ *con* la elaboración imaginaria en las generaciones de su figura ÿ es una for ma precisamente ÿ Man Ray no encontró nada mejor, el día que se trató de hacer su retrato imaginario ÿ una forma petrificada. 47

 

Muy diferente es, ustedes lo saben, la posición del masoquista, para quien esa encarnación de él mismo como objeto es el fin declarado, que se haga perro bajo la mesa, o mercancía, item del que se trata en un contrato cediéndolo, vendiéndolo entre otros objetos a colocar en el mercado, en resumen, ** 48 su identificación a ese otro objeto que he llamado el objeto común, el objeto de intercambio. Es la ruta, *es la vía donde él busca justamente lo que es imposible* 49, que es aprehenderse por lo que es, en tanto que, como todos, es un a.

Para saber en qué le interesa de tal modo, ese reconocimiento que de todos modos sigue siendo imposible, esto es, por supuesto, lo que muchas condiciones particulares en su análisis podrán revelar. Pero antes incluso de poder comprenderlas, a estas co ndiciones particulares, hay ciertas conjunciones que se trata precisamente de establecer aquí, y que son las más estructurales. Esto es lo que vamos a tratar de hacer ahora.

Entiendan bien que yo no he dicho, sin más, que el masoquista alcance su identificación de objeto: como *para* el sádico, esa identificación no aparece más que sobre una escena. Pero, incluso sobre *esta* 50 escena, el sádico no se ve, él no ve más que el resto.

Hay también algo que el masoquista no ve, ÿ quizá veremos qué en se guida, pero esto me permite introducir *inmediatamente* algunas fórmulas, la primera de las cuales es ésta, que reconocerse como *objeto de su deseo* 51, en el sentido en que *hoy* yo lo articulo, es siempre masoquista. 52 Esta fórmula tiene el interés de volverles sensible la dificultad de esto, pues es muy cómodo servirse *de nuestro* 53 pequeño guiñol y decir que si hay masoquismo, esto es porque el superyó es muy malo, por ejemplo. 54 Sabemos, por supuesto, que hacemos, en el interior del masoquismo, todas las distinciones necesarias ÿ el masoquismo erógeno, el masoquismo femenino, el masoquismo moral ÿ pero como el solo enunciado de esta clasificación produce un poquitito el efecto de lo que yo podría decir si di jera: "está este va so, está la fe cristiana, y está la baja de Wall Street", esto debe dejarnos de todos modos un poquito con las ganas.

Si el término masoquismo puede tomar un sentido, convendría encontrar para él una fórmula que fuese un poco más unitaria, y si dijéramos que el superyó es la causa del masoquismo, no abandonaríamos demasiado esta intuición satisfactoria, excepto que, *como hemos dicho antes ÿ que el objeto es la causa del deseo ÿ veríamos* 55 que el superyó participa... al menos que participa de la función de este objeto en tanto que causa, tal como lo he introducido hoy, para hacerles sentir hasta qué punto esto es verdadero. *Yo podría hacerlo* 56 entrar en el catálogo, en la serie de estos objetos tales como tendremos que desplegarlos ante ustedes ilustrándolo, a este lugar, con todos los contenidos, si ustedes quieren, que puede tener y que son enumerables.

Si no lo he *hecho* 57 al comienzo ** 58 fue para que ustedes no perdieran la cabeza, al verlos como contenidos, creyendo que son las mismas cosas en las que ustedes siempre se volvieron a encontrar en lo concerniente al análisis, pues no es cierto. Si ustedes creen que pueden saber la función del seno materno, o la del escíbalo, saben bien qué oscuridad queda en vuestras mentes en lo que concierne al falo, y cuando se trate del objeto que viene inmediatamente después ÿ se los paso de todos modos, pues debo dar pasto a vuestra curiosidad ÿ es de cir, *el ojo* 59 en tanto que tal, ustedes no saben más, ahí, absolutamente nada.

Es por esto que no conviene aproximarse más que con prudencia, y con causa: es ese objeto del que se trata cuando al fin de cuentas, si ése es el objeto sin el cual no hay angustia, es que es precisamente un objeto peligroso. 60 Seamos por lo tanto prudentes, puesto que falta {il manque}. Esto será para mí, en lo inmediato, la ocasión de hacer aparecer en qué sentido he dicho ÿ esto retuvo la escucha de uno de mis oyentes ÿ he di cho, hace dos lecciones, esto: que el deseo y la ley eran lo mismo {la même chose}.

 

Es por esto, y en este sentido, que el deseo y la ley tienen su objeto común. No es suficiente, por lo tanto, aquí, darse a uno mismo el consuelo de que estos son, el uno por relación al otro, como los dos lados de la muralla, o como el derecho y el revés: esto es hacer demasiada economía de la dificultad, y, para ir directamente al punto que se los haga sentir, diré que no es para otra cosa que hacerlo sentir, que vale el mito central que ha permitido al psicoanálisis ponerse en marcha, que es el mito del Edipo.

El mito del Edipo no quiere decir otra cosa, esto es: que en el origen, el deseo, deseo del padre y la ley no son más que una sola y misma cosa, y que la relación de la ley con el deseo es tan estrecha que sólo la función de la ley traza el camino del deseo; que el deseo, en tanto que el deseo de la madre, por la madre, es idéntico a la función de la ley. Es en tanto que la ley la prohibe {l’interdit} que impone desearla... Pues, después de todo, la madre no es en sí el objeto más deseable. Si todo se organiza alrededor de este deseo de la madre, si es a partir de ahí que se postula *que* 61 la mujer que uno debe preferir ÿ pues es de esto que se trata ÿ sea otra que la madre, ¿qué quiere decir esto? si no que un mandamiento se impone, se introduce en la estructura misma del deseo; que, para decirlo del todo, se desea por el mandamiento. ¿Qué quiere decir todo el mito del Edipo? sino que el deseo del padre es lo que ha hecho la ley.

El masoquismo adquiere, en esta perspectiva, el valor y la función de aparecer, y de aparecer claramente, es su único valor, para el masoquista, cuando el deseo y la ley se encuentran juntos. Pues lo que el masoquista entiende hacer aparecer ÿ y yo añado: sobre su peque ña escena, pues no hay que olvidar nunca esta dimensión ÿ es algo donde el deseo del Otro hace la ley.

Vemos inmediatamente uno de sus efectos: es que él mismo, el masoquista, aparece en esa función que llamaré la del deyecto {déjet}, de lo que es este objeto {objet}, el nuestro, el a del que hablamos, en la apariencia de lo deyectado {déjeté}, de lo arrojado {jeté} al perro, a la basura, a la bolsa de residuos, al desecho del objeto común, a falta de poder ponerlo en otra parte. Ese es uno de los aspectos con que puede aparecer el a tal como se ilustra en la perversión, y esto no agota, de ninguna manera, lo que no podemos delimitar más que al contornearlo, a saber la función del a.

Pero, puesto que he tomado este sesgo del masoquismo, puesto que lo he introducido, es preciso que nos remitamos a otros puntos de referencia para situar esta función del a. Ustedes ven uno de estos a nivel del masoquismo. Les recuerdo que es preciso ante todo tomar para su función de correlación masiva que el efecto central de esa identidad conjugada del deseo del padre... esa identidad que conjuga el deseo del padre con la ley, es el complejo de castración, en tanto... en el momento en que la ley nace por esa *mu...* 62 mutación misteriosa del deseo del padre después de que haya sido asesinado. La consecuencia es ÿ tanto en la historia del pensamiento analítico como en todo lo que podemos concebir como el más seguro vínculo ÿ es en to do caso el complejo de castración. Es por esto que ustedes ya han visto aparecer en mis esquemas la notación () en el lugar mismo donde a falta.

 

Entonces, primer punto hoy, les hablé del objeto como causa del deseo. Segundo punto, les he dicho: reconocerse como el objeto de su deseo, es siempre masoquista. Les indiqué, a propósito de esto, lo que se perfilaba, para nosotros, como presentación, bajo cierta incidencia del superyó: les indiqué una particularidad, de alguna manera depreciada, de lo que ocurre en el lugar de ese objeto a bajo la forma del ().

Llegamos a nuestro tercer punto: el que concierne justamente a *esta posibilidad* 63 de manifestación del objeto a como falta. Ella {esta posibilidad} le es estructural, y es para hacerlo concebir que este esquema, esta imagen destinada a volvérselos familiar es, desde hace ya algún tiempo, para ustedes, presentificada y recordada. 64

El objeto a...

en el nivel de nuestro sujeto analítico, de la fuente de lo que subsiste como cuerpo, que en parte, para nosotros, nos hurta, si puedo decir, su propia voluntad

...este objeto a, es esa roca de la que habla Freud, esa reserva última irreductible de la libido...

cuyos contornos es tan patético ver literalmente puntuar en *sus* 65 textos cada vez que lo vuelve a encontrar ÿ y no termi naré mi lección hoy sin decirles dónde conviene que vayan ustedes a renovar esta convicción

...este a minúscula, en el lugar donde está, en el nivel donde podría ser reconocido, si fuera posible ÿ pues, por supuesto, recién, les dije, que reconocerse como objeto de su de seo es siempre masoquista ÿ si esto fuera posible...

...el masoquista no lo hace más que sobre la escena, y ustedes van a ver lo que se opera cuando ya no puede permanecer allí, sobre la escena. No siempre estamos sobre la escena, a pesar de que la escena se extiende muy lejos, y hasta en el dominio de nuestros sueños. En tanto que no sobre la escena, y permaneciendo más acá, y buscando *leer* 66 en el Otro de qué retorna, no encontramos ahí 67 más que la falta.

Es este vínculo, coordinación del objeto con su falta necesaria ahí donde el sujeto se constituye en el lugar del Otro...

es decir, tan lejos como es posible, más allá incluso de lo que puede aparecer en el retorno de lo reprimido y constituyendo la Urverdrängung, lo irreductible de lo incógnito, puesto que tampoco podemos decir absolutamente lo incognoscible, puesto que hablamos de eso

...es ahí que se estructura, que se sitúa, lo que, en nuestro análisis de la transferencia, produje ante ustedes por medio del término ÿÿÿÿÿÿ {agalma}. 68 Es en tanto que este lugar vacío es apuntado como tal que se instituye esta dimensión, siempre, y con razón {et pour cause}, más o menos descuidada, de la transferencia. Que este lugar, en tanto que pueda ser delimitado por algo que está materializado en esta imagen, 69

cierto borde, cierta apertura, cierta hiancia donde la constitución de la imagen especular muestra su límite, ése es el sitio elegido de la angustia.

Este fenómeno de borde, en lo que se abre como esa ventana que, en algunas ocasiones privilegiadas, marca el límite ilusorio de ese mundo del reconocimiento, de ése que llamo la escena. Que esto esté ligado a ese borde, a ese encuadramiento, a esa hiancia...

que se ilustra en este esquema al menos dos veces: en este borde aquí, del espejo, y también en este pequeño signo,

...que ése sea el lugar de la angustia, es lo que ustedes deben retener siempre como la señal de lo que hay que buscar en el medio.

El texto de Freud ** 70 al que les ruego que se remitan, pues es un texto cuya lectura provoca cada vez más estupefacción, por esa doble faz ** 71: de las debilidades, insuficiencias que, para los novicios, se producen ante todo como las primeras a poner de relieve en el texto de Freud, y de la profundidad con la cual todo aquello sobre lo cual él viene a encallar, revela hasta qué punto Freud estaba ahí alrededor de este campo mismo que nosotros tratamos de delinear.

Por supuesto, conviene ante todo... que ustedes se familiaricen con el texto de Dora 72 puede, a quienes escucharon mi discurso sobre El Banquete, 73 recordar esa dimensión siempre eludida cuando se trata de la transferencia, y la otra dimensión ** 74, a saber que la transferencia no es simplemente lo que reproduce una situación, una acción, una actitud, un traumatismo antiguo, y lo que lo repite. Es que siempre hay otra coordenada, aquella sobre la cual puse el acento a propósito de la intervención analítica de Sócrates, a saber, especialmente, en los casos que yo evoco, un amor presente en lo real. Y que no podemos comprender nada en la transferencia si no sabemos que es también la consecuencia de ese amor; que es a propósito de ese amor presente ÿ y los analistas deben acor darse de ello en el curso del análisis, de un amor que está presente de diversas maneras, pero al menos que se acuerden de ello cuando él está ahí, visible ÿ que es en función de es te amor, digamos, real, que se instituye lo que es la cuestión central de la transferencia, a saber la que se formula el sujeto en lo concerniente al ÿÿÿÿÿÿ {agalma}, a saber, lo que le falta. Pues es con esa falta que él ama ÿ no es por na da que, desde siempre, les machaco que el amor, es dar lo que no se tiene. Este es incluso el principio del complejo de castración: para tener el falo, para poder servirse de él, es preciso justamente no serlo.

Cuando se vuelve a las condiciones en que aparece que se lo es ÿ pues se lo es también para un hombre, de esto no hay duda, y para una mujer, volveremos a decir por qué incidencia ella es llevada a ser lo ÿ y bien, esto es siempre muy pe ligroso.

Que me baste pedirles, antes de abandonarlos, que vuelvan a leer atentamente ese texto enteramente consagrado a las relaciones de Freud *con su paciente, con esa joven,* 75 se los recuerdo, de la que él dice que el análisis hace aparecer que es esencialmente alrededor de una decepción enigmática, concerniente al nacimiento en su familia, a la aparición en su hogar *de un niñito* 76, que ella se orientó hacia la homosexualidad. 77

Con un toque de una ciencia de la analogía absolutamente admirable, Freud percibe lo que hay en ese amor demostrativo de la joven por una mujer de reputación sospechosa seguramente, respecto de la cual ella se conduce, nos dice Freud, de una manera esencialmente viril. Y si uno se atiene a leer simplemente lo que ahí es, mi dios, virilidad: estamos tan habituados a hablar de ella sin saber, que no nos percatamos que lo que él entiende acentuar ahí, es lo que yo traté de presentificar ante ustedes de todas las maneras al acentuar cuál es la función de lo que se llama el amor cortés. 78 Ella se comporta como el caballero que sufre todo por su dama, se contenta con los favores más extenuados, los menos sustanciales, que prefiere incluso no tener más que estos, y que, en fin, cuanto más el objeto de su amor puede ir *mucho más allá* 79 *en* 80 lo que se podría llamar la recompensa, más lo sobrestima, eleva a este objeto de eminente dignidad. 81

Cuando manifiestamente, todo el rumor público no puede dejar de imponerle, *a ella* 82, que efectivamente, la conducta de su bien amada es de las más dudosas, esta dimensión de exaltación no ve más que añadirse el objetivo suplementario y reforzado de salvarla. Todo esto está admirablemente subrayado por Freud. Y ustedes saben cómo la joven en cuestión fue llevada a su consulta: fue en tanto que un día este vínculo, llevado al conocimiento y verdaderamente al desafío de toda la ciudad...

estilo del que inmediatamente Freud advirtió su relación de provocación por relación a alguien de su familia ÿ y aparece muy rápi damente y muy ciertamente que es su padre

...este vínculo finaliza por medio de un encuentro. La joven en compañía de su bien amada, se nos dice, se cruza, en el camino de la oficina del padre en cuestión, con este padre, quien le arroja una mirada irritada. La escena, a partir de ahí sucede muy rápido. La persona ** 83, para quien, sin duda, esta aventura no es más que una diversión bastante oscura y que comienza manifiestamente a tener bastante al respecto y que no quiere, sin duda, *oponerse* 84 a grandes dificultades, dice a la joven que esto ha durado suficientemente, y que en adelante hay que atenerse a ello, que ella deje de enviarle, como lo hace todos los días, flores sin cuenta, de pegarse estrechamente a sus pasos. Y en ese punto, la joven inmediatamente se abalanza por encima de un sitio del que ustedes se acuerdan que, era un tiempo en el que yo exploraba minuciosamente los planos de Viena, para permitir dar su pleno sentido al caso del Pequeño Hans. 85 No llegaré hoy hasta decirles el sitio donde muy probablemente se encuentre algo comparable a lo que ustedes ven todavía por el lado del boulevard Pereire, a saber, una pequeña fosa en el fondo de la cual hay unos rieles para un pequeño ferrocarril, que ahora ya no funciona. Es de ahí que la joven se abalanza, niederkommt, se deja caer {se laisse tomber}.

Hay varias cosas para decir a propósito de ese niederkommen. Si yo lo introduzco aquí es porque es un acto del que no basta decir, recordar su analogía con el sentido de niederkommen en el hecho del parto para agotar su sentido. Este niederkommen es esencial a toda súbita puesta en relación del sujeto con lo que él es como a.

No es por nada que el sujeto melancólico tiene tal propensión, y siempre cumplida con una rapidez fulgurante, desconcertante, a abalanzarse por la ventana.

La ventana, en tanto que nos recuerda ese límite entre la escena y el mundo, nos indica lo que significa ese acto por *el cual* 86, de alguna manera, el sujeto retorna a esa exclusión fundamental en la que se siente, *en el momento mismo en que se conjuga* 87, en lo absoluto de un sujeto ÿ del que sólo nosotros, los analistas, podemos te ner idea ÿ esa con junción del deseo y de la ley.

Esto es propiamente lo que sucede en el momento del encuentro de la pareja... de la caballera de Lesbos y de su objeto "kareniniano", si puedo expresarme así, con el padre. Pues no basta decir que "el padre arrojó una mirada irritada", para comprender cómo ha podido producirse el pasaje al acto. Hay algo que ahí se sostiene, en el fondo mismo de la relación, en la estructura, pues, ¿de qué se trata? Digámoslo, en pocos términos ÿ los creo suficientemente preparados para que ustedes los en tiendan: la joven, para quien el apego al padre, y la decepción en razón del nacimiento del hermanito, si mi recuerdo es bueno, por el cual esa decepción ha sido en su vida el punto de viraje, ¿va por lo tanto a hacer qué? {Va a} hacer de su castración de mujer lo que hace el caballero respecto de su dama a quien, precisamente, ofrece el sacrificio de sus prerrogativas viriles, para hacer de ella el soporte de lo que está ligado, en la relación de una inversión, a ese sacrificio mismo, a saber, la puesta, en el lugar de la falta, justamente de lo que falta en el campo del Otro, a saber, su garantía suprema, esto: que la ley es perfectamente el deseo del padre; que uno está seguro de ello, que hay una *ley* 88 del padre, un falo, absoluto ().

Sin duda, resentimiento y venganza son decisivos, en la relación de esta joven con su padre. El resentimiento y la venganza son eso: esa ley, ese falo supremo, ** 89 he aquí dónde yo lo sitúo. Es ella quien es mi dama, y puesto que yo {je} no puedo ser *tu* 90 mujer sumisa y yo {moi} tu objeto, soy aquél que sostiene, que crea la relación idealizada con lo que es de mí misma insuficiencia, lo que ha sido rechazado. 91 No olvidemos que la joven ha cesado, ha aflojado el cultivo de su narcisismo ÿ sus cuidados, su coquetería, su belleza ÿ para con vertirse en caballero servidor de la dama.

Es en la medida en que todo esto *se sostiene* 92 en ese simple encuentro y a nivel de la *mirada del padre* 93, *para quien, sin embargo,* 94 toda esta escena ÿ que ha ganado todo el asentimiento del sujeto... donde esta escena llega a las miradas del padre, que se pro duce lo que podremos llamar, refiriéndonos al primer cuadro que les dí de las coordenadas de la angustia, el supremo embarazo. 95


Que la emoción...

remítanse a ese cuadro, verán sus coordenadas exactas

...la emoción, por la súbita imposibilidad de hacer frente a la escena que le hace su amiga, añadiéndose allí, las dos condiciones esenciales de lo que se llama, hablando con propiedad, pasaje el acto...

y aquí me dirijo a alguien que me pidió que adelantara un poco lo que puedo tener para decir sobre esta distinción con el actingout, tendremos que volver sobre esto

...las dos condiciones del pasaje al acto como tales están realizadas. Lo que llega, en ese momento, al sujeto, es su identificación absoluta a ese a al cual ella se reduce. ** 96 La confrontación de ese deseo del padre, sobre el cual está construido todo en su conducta, con esa ley que se presentifica en la mirada del padre, es eso por lo cual ella se siente definitivamente identificada ** 97, y al mismo tiempo rechazada {rejetée}, deyectada {déjetée} fuera de la escena.

Sólo el dejar caer { laisser tomber}, 98 el dejarse caer {se laisser tomber} puede realizarlo.

Me falta tiempo, hoy, para indicarles en qué dirección va esto, a saber, que la célebre observación por parte de Freud en el duelo, de la identificación al objeto... 99

como siendo algo sobre lo cual lleva algo que él expresa como una venganza de aquél que experimenta el duelo

...no es suficiente. 100 Llevamos el duelo, y experimentamos los efectos de devaluación del duelo, en tanto que el objeto por el cual llevamos el duelo era, sin que lo supiéramos {à notre insu }, aquel que se había hecho... que nosotros habíamos hecho el soporte de nuestra castración. Esta nos vuelve y nos vemos como lo que somos, en tanto que habríamos vuelto esencialmente a esa posición de la castración.

Bien se dan cuenta ustedes que el tiempo me apremia y que aquí no puedo dar más *que* 101 una indicación... pero lo que designa bien hasta qué punto es de eso que se trata, son dos cosas: es la manera en que Freud siente que, por espectacular que sea el avance que haga la paciente en su análisis, eso le pasa, si puedo decir, como el agua sobre las plumas de un pato. Y si él *designa* 102 particularmente este lugar, que es el del a en el espejo del Otro, por medio de todas las coordenadas posibles ÿ por supuesto, sin tener los elementos de mi topología, pero no se puede de cirlo más claramente, pues él dice: "aquí, aquello ante lo cual me detengo, tropiezo *(dice Freud)* 103, es algo como lo que sucede en la hipnosis". 104 Ahora bien, ¿qué es lo que sucede en la hipnosis? Es que el sujeto, en el espejo del Otro, es capaz de leer todo lo que está ahí, a nivel de ese pequeño florero en puntillado. Todo lo que es especularizable: ¡va allí! No es por nada que el espejo, *el tapón de garrafa* 105, incluso la mirada del hipnotizador, son los instrumentos de la hipnosis: la única cosa que no se ve en la hipnosis, es justamente el tapón de garrafa mismo, ni la mirada del hipnotizador, que es la causa de la hipnosis. La causa de la hipnosis no se revela en las consecuencias de la hipnosis.

Otra referencia: la duda del obsesivo. ¿Y sobre qué incide, la duda radical que hace también que los análisis de obsesivos se prosigan durante años y años, y muy bellamente? Es una verdadera luna de miel, una cura de obsesivo, siempre, entre el analista y el analizado, en tanto que ese centro donde Freud nos designa muy bien qué tipo de discurso sostiene el obsesivo, a saber: "verdaderamente está muy bien, este hombre, me cuenta las cosas más lindas del mundo. La macana es que yo no creo para nada en eso".106

Si es central, es porque ella está *ahí* 107, en el caso de la joven homosexual. Lo que está en juego, es justamente lo que debe esclarecernos, a saber, cierta promoción del falo, como tal, en el lugar del a.

Y está ahí...

tengo escrúpulo en decirlo, porque también es un texto tan maravillosamente esclarecedor. No tengo necesidad de darles sus otras propiedades, pero les ruego que no tomen por uno de esos estribillos, a los que se nos ha habituado desde entonces, *aquello sobre lo cual está él entonces en trance de descubrir

...aquello de lo que se trata* 108, concluye su texto, a saber la distinción de los elementos constitucionales y de los elementos, poco importa cuáles, históricos de la determinación de la homosexualidad, y el aislamiento, como tal ÿ siendo el campo propio del análisis ÿ *de la Objektwahl, la elección*109 del objeto, distinguiéndola como tal, como comportando unos mecanismos que son originales. Todo gira efectivamente alrededor de la relación del sujeto con a.110

La paradoja es la que confina con lo que, la última vez les indiqué como el punto donde Freud nos lega la cuestión de saber cómo operar a nivel del complejo de castración, y designada por esto que está inscripto en la observación, y por lo que me asombra que no sea el objeto más común del asombro entre los analistas que ese análisis se termine en esto, que Freud la deja caer {la laisse tomber }.

Pues, con Dora ÿ volveré sobre esto, ahora podemos articular me jor lo que ha pasado ÿ todo está lejos, muy lejos, *de ser* 111 torpeza, y podemos decir que si Dora no ha sido analizada hasta el fin, Freud ha visto claro hasta el fin. Pero, aquí, donde la función del a, del objeto, es de alguna manera tan prevalente, *en la observación de la homosexual* 112, que ha llegado hasta pasar a ese real, un pasaje al acto cuya revelación simbólica él comprende sin embargo tan bien, Freud se da por vencido: "No llegaré a nada", se dice, y la pasa a una colega femenina. Es él quien toma la iniciativa de dejarla caer.

Los dejaré sobre este término para entregarlo a vuestras reflexiones, pues bien sienten ustedes que esta preocupación apunta a una referencia esencial en la manipulación analítica de la transferencia.

Notas

1 Para los criterios que rigieron la confección de la presente Versión Crítica, consultar nuestro Prefacio: «Sobre una Versión Crítica del Seminario 10 de Jacques Lacan, L’angoisse, y nuestra traducción». Para las abreviaturas que remiten a los diferentes textosfuente de esta Versión Crítica, véase, al final de esta clase, nuestra nota sobre las FUENTES PARA EL ESTABLECIMIENTO DEL TEXTO, TRADUCCIÓN Y NOTAS DE ESTA 8ª SESIÓN DEL SEMINARIO.

2 Esta 8ª sesión del seminario ocupa el capítulo VIII de JAM/S, y quien estableció dicho texto lo tituló: LA CAUSE DU DÉSIR {LA CAUSA DEL DESEO}, antecediéndolo con el siguiente índice temático: El objeto detrás del deseo / La identificación sádica al objeto fetiche / La identificación masoquista al objeto común / El amor real presente en la transferencia / El dejar caer de la joven homosexual.

3 JL, AFI y CHO: *Si a*

4 Jacques LACAN, Seminario 5, Las formaciones del inconsciente, 19571958. Cf. la sesión del 26 de Marzo de 1958.

5 Los términos entre asteriscos en este párrafo fueron añadidos por Lacan a la dactilografía.

6 AFI: *hasta otro punto* / Versión CHO: *al cuarto*

7 {Le mirage} / *el milagro {le miracle}*

8 Edmund HUSSERL, Meditaciones cartesianas, Ediciones Paulinas, Madrid, 1979.

9 Al revisar la dactilografía, Lacan sustituyó *¿puede?* por los términos del texto.

10 Al revisar la dactilografía, Lacan añadió el término entre asteriscos.

11 JAM/S: [Se nos enseña, en efecto, que no hay ninguna noesis, ningún pensamiento, que no esté vuelto hacia algo.]

12 AFI y CHO: *puede girar el idealismo en su camino hacia lo Real.*

13 Nota al margen de ROU: "se trata verosímilmente de «Kant avec Sade», redac tado en septiembre de 1962, aparecido en Critique, nº 191, avril 1963 [cf. p. 82 {de la versión ROU}]" ÿ Jacques LACAN, «Kant con Sade», en Escritos 2, Siglo Veintiuno Editores. Este escrito debía servir de prefacio a La philosophie dans le boudoir (La filosofía en el tocador), en una edición de las obras completas de Sade publicadas por el Cercle du Livre Précieux, pero, según Lacan, el mismo fue rechazado por el editor, Jean Paulham, por lo que Lacan lo publicó en la citada revista, perteneciente a Bataille.

14 Los términos entre asteriscos de este párrafo fueron añadidos por Lacan a la dactilografía.

15 Al revisar la dactilografía, Lacan añadió los términos entre asteriscos.

16 Al revisar la dactilografía, Lacan sustituyó *sostenerse* por los términos entre asteriscos del texto. / *hacerse*

17 Al revisar la dactilografía, Lacan añadió el término *noesis* / AFI: *del noema* / CHO: *de un noema*

18 Al revisar la dactilografía, Lacan sustituyó el término *opción* por el del texto.

19 AFI, CHO y JAM/S: *gnoseología*

20 Sigmund FREUD, Nuevas conferencias de introducción al psicoanálisis (1932), en Obras Completas, Volumen 22, Amorrortu editores, Buenos Aires, 1979.

21 Jacques LACAN, Seminario 10, La angustia, 19621963, Versión Crítica de Ricardo E. Rodríguez Ponte para circulación interna de la Escuela Freudiana de Buenos Aires, clase 7, sesión del 9 de Enero de 1963, p. 2.

22 Al margen, ROU reproduce una nota manuscrita de Lacan, que apenas puede descifrarse, en un margen de JL: "se pronuncia tsîîl".

23 Al revisar la dactilografía, Lacan añadió el término entre asteriscos.

24 Al margen, ROU reproduce una nota manuscrita de Lacan, que apenas puede descifrarse, en un margen de JL: "Verschiebung = el desplazamiento {déplacement} en el sentido de deslizamiento {glissement}".

25 {est} / JL: *y {et}*

26 *extrema*

27 AFI, CHO y JAM/S: *el interior del cuerpo*

28 Al revisar la dactilografía, Lacan añadió el término entre asteriscos.

29 AFI y CHO (lo mismo JAM/S, con variaciones de redacción): *es la noción de un exterior anterior a cierta interiorización; del exterior que se sitúa aquí, en a, antes de que el sujeto en el lugar del Otro, se capte en X en esta forma especular que introduce para él la distinció n entre el yo y el noyo* ÿ la X remite a la Fig. 14, p. 117, de AFI, que no difiere de la figura proporcionada por CHO, p. 3:

30 Sigmund FREUD, op. cit., p. 89: "La meta puede alcanzarse en el cuerpo propio pero por regla general se interpone un objeto exterior en que la pulsión logra su meta externa; su meta interna sigue siendo en todos los casos la alteración del cuerpo sentida como satisfacción".

31 Al revisar la dactilografía, Lacan añadió los términos entre asteriscos.

32 Sigmund FREUD, op. cit., p. 76: "En lo que se refiere a la expectativa angustiada, la experiencia clínica nos ha enseñado un nexo regular con la economía de la libido en la vida sexual". La nota de ROU por relación a este punto indica que Libidohaushalt, que traduce "economía de de la libido", es homofónico de aushalten: "sostener, soportar, aguantar". / JL: *Libidoaushalt* / Nota de AFI: "Probable error de Lacan entre Libido Aushalt y Libidohaushalt; cf. el texto de Freud". / CHO: Libido Aushalt.

33 JL: *la interdicción*

34 AFI, CHO y JAM/S: *esta diferencia máxima* / *las diferentes máximas*

35 Al revisar la dactilografía, Lacan sustituyó *precisión* por los términos del texto. / AFI y CHO: *en una precisión*

36 Los dos esquemas que siguen ROU los reproduce uno debajo del otro al margen del párrafo siguiente.

37 *figurarse*

38 Al revisar la dactilografía, Lacan sustituyó el término *podría* por el del texto.

39 JAM/S: [el sujeto,]

40 JAM/S: [es sujeto]

41 JL: *del que, los*

42 JAM/S: [la letra]

43 El esquema que sigue se encuentra en ROU al margen del párrafo siguiente.

44 Jacques LACAN, Seminario 7, La ética del psicoanálisis, 19591969. Cf. la sesión del 23 de Marzo de 1960. Igualmente, Jacques LACAN, Seminario 9, La identificación, 19611962, Versión Crítica de Ricardo E. Rodríguez Ponte para circulación interna de la Escuela Freudiana de Buenos Aires, clase 11, sesión del 28 de Febrero de 1962, p. 3.

45 Jacques LACAN, «Kant con Sade», op. cit., véase nota anterior.

46 JAM/S: [lo que el agente del deseo sádico no sabe]

47 Véase al final de esta clase el Anexo 1: Man Ray, Retrato imaginario de Sade.

48 JAM/S: [lo que él busca, es]

49 Al revisar la dactilografía, Lacan sustituyó los términos *la vía que busca justamente, ese imposible* por los del texto.

50 Al revisar la dactilografía, Lacan sustituyó el término *una* por el del texto.

51 JAM/S: [objeto de deseo]

52 Los términos entre asteriscos de este párrafo fueron añadidos por Lacan al revisar la dactilografía. Por otra parte, ROU reproduce en un margen de su versión una nota manuscrita firmada por Lacan que efectivamente encontramos en la versión JL: "[lo] que el masoquista no ve (anotado para ti) ÿ es que él invoca la an gustia del Otro".

53 {de notre} *de otra {d’une autre}*

54 Al margen, CHO anota *Nacht*, sea porque efectivamente Lacan hubiera pronunciado ese nombre (sería el único registro al respecto), sea por que el transcriptor supone que es el autor aludido por Lacan en este párrafo. En cuyo caso habría que referirse a: S. NACHT, El masoquismo, Editorial Sudamericana, Colección Indice, Buenos Aires, 1968.

55 JAM/S: [es preciso todavía tener en cuenta lo que les he enseñado hoy sobre la causa. Digamos entonces]

56 Al revisar la dactilografía, Lacan añadió los términos entre asteriscos.

57 Al revisar la dactilografía, Lacan añadió el término entre asteriscos.

58 En este lugar Lacan, al revisar la dactilografía, añadió en forma manuscrita, al margen: *a saber enumerado* (fuentes: ROU y JL).

59 Al revisar la dactilografía, Lacan sustituyó el término *él {lui}* por el del texto {l’oeil}.

60 En este lugar Lacan, al revisar la dactilografía, añadió en forma manuscrita, al margen: *aquí se trata del superyó. Me he expresado con muchas oscilaciones poco didácticas.* (fuentes: ROU y JL).

61 Al revisar la dactilografía, Lacan añadió el término entre asteriscos.

62 JL, AFI y CHO: *muda {mue }* / JAM/S: [muda o]

63 Al revisar la dactilografía, Lacan sustituyó los términos *las posibilidades* por los del texto. / JAM/S: [las posibilidades]

64 Al margen, ROU vuelve a reproducir el esquema que estaba en el pizarrón al comienzo de la sesión.

65 JL, AFI y CHO: *esos*

66 JL: *leerla*

67 Aclaración de AFI y CHO: *en X (esquema)* / JAM/S: [en x]

68 Jacques LACAN, Seminario 8: La transferencia en su disparidad subjetiva, su pretendida situación, sus excursiones técnicas, "corregido en todas sus erratas". Versión Crítica de Ricardo E. Rodríguez Ponte para circulación interna de la Escuela Freudiana de Buenos Aires.

69 Indicación de Lacan sobre la dactilografía: "en el pizarrón". Al margen, ROU proporciona la imagen siguiente.

70 JAM/S: [sobre Dora]

71 JAM/S: [que presenta]

72 Sigmund FREUD, «Fragmento de análisis de un caso de histeria» (1905 [1901]), en Obras Completas, Volumen 7, Amorrortu editores, Buenos Aires, 1978. Por su parte, y al margen, ROU remite a Jacques LACAN, Seminario 4, La relación de objeto, 19561957, sesiones del 9, 16 y 23 de Enero de 1957.

73 Jacques LACAN, Seminario 8, La transferencia..., op.cit. ÿ Véase también: Ricardo E. RODRÍGUEZ PONTE, «El Banquete de Lacan. Una puntuación de la Primera Parte del Seminario sobre La transferencia...», en Princípios, Revista de Filosofía, v. 10, nos 1314, Jan./Dez. 2003, Universidade Federal do Rio Grande do Norte, Natal (RN), EDUFRN – Editora da UFRN, 2003, o en Biblioteca on line de la Escuela Freudiana de Buenos Aires, www.efba.org

74 CHO: *entre paréntesis*

75 JAM/S: [con su paciente llamada la joven homosexual.]

76 JAM/S: [de un hermanito]

77 Sigmund FREUD, «Sobre la psicogénesis de un caso de homosexualidad femenina» (1920), en Obras Completas, Volumen 18, Amorrortu editores, Buenos Aires, 1979. ROU vuelve a remitir al Seminario 4, La relación de Objeto, sesión del 9 de Enero de 1957.

78 Jacques LACAN, Seminario 7, La ética del psicoanálisis, sesión del 10 de Febrero de 1960.

79 AFI y CHO: *más a lo opuesto*

80 Al revisar la dactilografía, Lacan sustituyó el término *de* por el del texto.

81 Al margen de la dactilografía, Lacan añadió la siguiente nota manuscrita: "se trata de sobrepasar el límite de la prueba" (fuentes: JL y ROU).

82 Al revisar la dactilografía, Lacan añadió los términos entre asteriscos.

83 JAM/S: [amada]

84 CHO y JAM/S: *exponerse*

85 Jacques LACAN, Seminario 4, La relación de objeto, véanse especialmente las sesiones del 8 y 15 de Mayo de 1957.

86 Al revisar la dactilografía, Lacan añadió el término entre asteriscos.

87 JAM/S: [El salto se produce en el momento mismo en que se cumple]

88 JAM/S: [gloria]

89 JAM/S: [El mayúscula]

90 Al revisar la dactilografía, Lacan sustituyó el término *su* por el del texto.

91 JAM/S: [Puesto que he sido decepcionada en mi apego a ti, mi padre, y que no puedo ser, yo {moi}, tu mujer sumisa ni tu objeto, es Ella quien será mi Dama, y yo seré, yo {moi}, aquél quien sostiene, quien crea, la relación idealizada con lo que de mí misma ha sido rechazado, con lo que de mi ser de mujer es insuficiencia.]

92 Al revisar la dactilografía, Lacan sustituyó el término *viene* por el del texto. / AFI: *viene*

93 JL: *mirada*

94 *en el momento en que*

95 Al margen, ROU proporciona una versión de este cuadro. En su lugar, optamos por reproducir el cuadro de la clase 6, p. 17 de esta Versión Crítica, al que el lector añadirá por su cuenta los vectores de la dificultad y el movimiento. / JAM/S altera la redacción e introduce precisiones que no se encuentran en los demás textosfuente: [Es todo esto, toda esta escena, que viene a la mirada del padre en este simple encuentro sobre el puente. Y esta escena, que había ganado todo del asentimiento del sujeto, pierde sin embargo su valor, por la desaprobación sentida de esa mirada. Es en esta medida que se produce entonces lo que podríamos llamar, refiriéndonos al primer cuadro que les dí de las coordenadas de la angustia, el supremo embarazo.]

96 JAM/S: [Es precisamente lo que llega a la joven en el momento del encuentro. La segunda es la confrontación del deseo y de la ley. Se trata aquí de]

97 JAM/S: [a a]

98 AFI: laissez tomber {dejad caer}, supongo una errata.

99 Sigmund FREUD, «Duelo y melancolía» (1917 [1915]), en Obras Completas, Volumen 14, Amorrortu editores, Buenos Aires, 1979, pp. 246247.

100 "Quizá por afán de venganza contra el padre, que le perturbaba su amor, pero más probablemente, sin duda, contra la madre, cuando quedó embarazada del hermanito. En efecto, para el enigma del suicidio el análisis nos ha traído este esclarecimiento: no halla quizá la energía psíquica para matarse quien, en primer lugar, no mata a la vez un objeto con el que se ha identificado, ni quien, en segundo lugar, no vuelve hacia sí un deseo de muerte que iba dirigido a otra persona" ÿ cf. Sigmund FREUD, «Sobre la psicogénesis...», op. cit., p. 155.

101 Al revisar la dactilografía, Lacan añadió el término entre asteriscos.

102 {désigne} / AFI: *descuida {néglige}*

103 Al revisar la dactilografía, Lacan añadió los términos entre asteriscos.

104 "La impresión que daba su análisis se asemejaba a la de un tratamiento hipnótico en que la resistencia, de igual modo, se ha retirado hasta una determinada frontera donde, después, resulta inexpugnable" ÿ cf. Sigmund FREUD, «Sobre la psicogénesis...», op. cit., p. 156.

105 Al revisar la dactilografía, Lacan añadió los términos entre asteriscos.

106 cf. la "táctica rusa" a la que se refiere Freud a continuación del párrafo citado en la nota anterior.

107 AFI: *ahí, en X* / JAM/S: [ahí, en x] / *el centro está en X*

108 AFI y CHO: *de las Objektwahl. Este hombre del que se trata*

109 AFI: *del objeto, Objektwahl, la elección* / *de la elección del objeto* / *de la Objektwahl*

110 En la parte superior de la página dactilografiada, a propósito de esto Lacan redactó la siguiente nota manuscrita (fuentes: JL y ROU): "Alusión al cuadro de Freud sobre el determinismo de [la homosexualidad?]
1/ Caracteres sexuales somáticos (hermafroditismo físico)
2/ Caracteres sexuales psíquicos (actitud masculina o femenina)
3/ Género de la elección objetal (Art der Objektwahl)".
ÿ cf. Sigmund FREUD, «Sobre la psicogénesis...», op. cit., p. 163.

111 Al revisar la dactilografía, Lacan añadió los términos entre asteriscos.

112 Al revisar la dactilografía, Lacan añadió los términos entre asteriscos.

 

 

FUENTES PARA EL ESTABLECIMIENTO DEL TEXTO, TRADUCCIÓN Y NOTAS DE ESTA 4ª SESIÓN DEL SEMINARIO

JL Jacques LACAN , L’angoisse, Séminaire 19621963. Lo que Lacan hablaba era recogido por una taquígrafa, luego decodificado y dactilografiado, y el texto volvía a Lacan, quien a veces lo revisaba y corregía. De dicho texto se hacían copias en papel carbónico y luego fotocopias. La versión dactilografiada que utilizamos como fuente para esta Versión Crítica se encuentra reproducida en http://www.ecole-lacanienne.net/index.php3 , página web de l’école lacanienne de psychanalyse.

ROU Jacques LACAN , L’angoisse, dit "Séminaire X", Prononcée à Ste. Anne en 19621963, Paris, 2003. Por razones de índole legal, los autores de las transcripciones no se identifican a sí mismos. No obstante, esta versión se atribuye con suficientes razones a Michel Roussan, quien efectuó un notable trabajo de transcripción y aparato crítico a partir de varios textosfuente, entre ellos la dactilografía y notas de asistentes al Seminario, como Claude Conté, Françoise Doltó, Ginette Michaud, Jean Oury, MarieClaire BoonsGrafé, y probablemente Wladimir Granoff, Piera Aulagnier y François Perrier. Esta transcripción crítica destaca también que en la versión dactilografiada de este Seminario La angustia encontramos, entre los muchos añadidos manus critos sobre y en los márgenes de la dactilografía que tras muchas copias y copias de copias llamamos JL, y con alguna posibilidad de identificarlas, las anotaciones manuscritas y correcciones del propio Lacan.

AFI Jacques LACAN , L’angoisse, Séminaire 19621963. Publication hors commerce. Document interne à l’Association Freudienne Internationale et destiné a ses membres. Paris, 1998.

CHO Jacques LACAN, L’angoisse, Séminaire 19621963. Fuente fotocopiada atribuída a M. Chollet, se encuentra en la Biblioteca de la E.F.B.A. codificada como CG181/1 y CG181/2.

IA Jacques LACAN, Seminario 10, La angustia, impreso exclusivamente para circulación interna de la Escuela Freudiana de Buenos Aires, Traducción: Irene M. Agoff, Revisión Técnica: Equipo de Traductores de la E.F.B.A. y la colaboración de Isidoro Vegh y Juan Carlos Cosentino. Esta versión publicada originalmente en fichas, cuya fuente francesa es presuntamente CHO, se encuentra en la Biblioteca de la E.F.B.A. codificada como C0698/01.

JAM/S — Jacques LACAN, LE SEMINAIRE livre X, L’angoisse, 19621963, texte établi par JacquesAlain Miller, Éditions du Seuil, Paris, 2004.

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Revista de Psicoanálisis y Cultura
Número 24 - Diciembre 2007
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