Acheronta  - Revista de Psicoanálisis y Cultura
Sufrimiento psíquico.
Aproximaciones psicoanalíticas
Rosa Imelda de la Mora Espinosa

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Aunque me cuesta trabajo reconocerlo,
debo admitir que el psicoanálisis tiene su chiste

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A lo largo de su historia los sujetos humanos han sido profundamente capaces de crear civilizaciones sin iguales: ciencia, tecnología, arte; muestra de todo ello lo vemos a diario en las ciudades, campos, bibliotecas, medios masivos de información, universidades e institutos tecnológicos, en el Internet, en los museos, las grandes construcciones, las fábricas, las carreteras, nuestras casas, autotransportes y artefactos electrónicos. Sin embargo, aunque toda esa productividad y creatividad ha vuelto nuestras vidas más cómodas, versátiles e hipermodernas, el sufrimiento psíquico sigue ocurriendo en nuestras vidas.

En los albores de la humanidad, suponemos, que en algún momento de su vida, algún sujeto que sintió sufrimiento psíquico le habló de ello a otro sujeto, quien era presumiblemente el que ostentaba la investidura de saber que podría ayudarle en ese entonces. En virtud de que ese sujeto que mostraba un saber psicológico y cumplía diversas funciones simultáneas, tales como hechicería, medicina, brujería, guía espiritual, confidente, podríamos nominarlo: médico-brujo-chamán-psicólogo-sacerdote, quien escuchaba y se hacía cargo de ese decir y le daba curso de alguna manera, con ensalmos y con implementos con los que podía contar.

En la actualidad esta disciplina creada por el médico-brujo-chamán-psicólogo-sacerdote, se ha dividido en diversas disciplinas, a saber: las psicologías, psiquiatrías, magias, religiones y los psicoanálisis. Cada una de las cuáles abordan y le dan cabida al sufrimiento psíquico de manera diversa.

Se utiliza el plural porque no hay una psicología unigénita, existen varias corrientes en la psicología; situación que también ocurre con la psiquiatría, la magia, la religión y el psicoanálisis.

La psicología clínica, precisa estudiarse en la universidad y hacer la carrera correspondiente y dependiendo de la formación que impere en la universidad que se estudie se será psicólogo conductista, gestaltista, humanista o de cualquier otra de las corrientes, incluso hay psicólogos eclécticos. Una vez titulado, el psicólogo clínico puede atender sujetos humanos que sufren psíquicamente a través de psicoterapias que correspondan a la corriente teórica en la cual se formó.

La psiquiatría implica un camino un poco más largo, se requiere estudiar primero medicina y una vez concluidos estos estudios, cursar la especialidad de psiquiatría, –se requieren alrededor de diez años para formarse como psiquiatra–, en la cual también hay diversas corrientes, como: psiquiatría organicista, antropológica, organomecanicista, psiquiatría psicoanalítica o antipsiquiatría, dependerá la universidad en la que se estudie para retomar alguna de estas corrientes en el ejercicio profesional. Como puede traslucirse, el psiquiatra es un médico y cómo tal puede recetar medicamentos psicofarmacológicos, es el único de todos los expertos del campo psi que puede recetar dichas medicinas.

A diferencia de las psicologías y las psiquiatrías en las que predomina el saber académico, en las magias, aparte de los conocimientos que precisan estudiarse, no necesariamente en una escuela (es menester comentar que, por ejemplo, en nuestro país algunos magos-herbolarios tienen amplísimos conocimientos de la flora y sus aplicaciones, conocimientos dignos de considerarse estudios universitarios), decíamos, aunado a los conocimientos, prevalece el orden iniciático, es decir, el brujo-mago-hechicero elige a su sucesor y le enseña sus conocimientos incluso de manera vivencial. Una vez iniciado, el mago procederá con ensalmos, hierbas, conjuros con el sujeto que sufre psíquicamente y que lo haya consultado.

En lo que respecta a las religiones, aunado al saber académico, que en algunas de ellas implica muchos años de altos estudios universitarios, sobresale el orden dogmático, el cuál es imprescindible, pues si no se cree en la religión que se profesa, es difícil que esta se sostenga para quien la ejerce, y en lo que concierne al sufrimiento psíquico, es ineludible asimismo el orden dogmático para aquél religioso que se aboque a atender el padecer psíquico de sus feligreses. Asimismo, los fieles se sostienen en su religión por medio de la creencia.

Todas estas disciplinas han sido creadas por muchos hombres y mujeres interesados en lo psíquico del sujeto humano, más específicamente en el sufrimiento psíquico del sujeto humano con la idea de darle curso y proporcionarle cabida.

En lo que concierne al psicoanálisis, este saber fue creado por un solo hombre, a saber: Sigmund Freud, después de él se han creado otros psicoanálisis. Para formarse como psicoanalista, se precisa estudiar la teoría psicoanalítica en seminarios con otros psicoanalistas, algunos cursos teóricos pueden tomarse en universidades, –que no en todas–, que le han dado cabida al psicoanálisis – desde su fundación en 1967, la Facultad de Psicología de la Universidad Autónoma de Querétaro, es precisamente una de las universidades que incluyó al psicoanálisis; incluso desde 1972-73 materias psicoanalíticas forman parte del Plan de Estudios del Área de Psicología Clínica–; se requiere asimismo, y de manera primordial, pasar por la experiencia del análisis personal, así como en el momento de empezar a atender pacientes, se requiere hacer otro acto analítico, a saber: el control que implica hacer una demanda a un analista para poder trabajar lo mejor posible con los analizantes.

Como puede observarse, en lo que corresponde al análisis personal, éste sólo puede realizarse directamente con el analista, jamás se puede llevar a cabo frente a terceros; además el analista, como parte imprescindible de su ética, debe realizar el análisis con irrestricto secreto profesional. Asimismo el análisis personal no puede llevarse a cabo en alguna Universidad dado que no puede ser sujeto de evaluaciones de índole académica o cualquier otra.

Posterior a Freud, se han creado otros psicoanálisis que han establecido escuelas de su saber, como el de Melanie Klein y sus seguidores, como el psicoanálisis del yo y posteriormente el psicoanálisis de Lacan.

Es menester comentar que psicologías, psiquiatrías y psicoanálisis comparten la misma raíz etimológica, a saber: psique, del griego psykhé 3, que significa alma, es además una diosa de la mitología griega, pero ¿quién era esta diosa?

Eros está enamorado del alma (Psique), como lo relata Apuleyo en un cuento muy célebre (El asno de oro, libro IV, 28-libro VI, 24). Psique tenía dos hermanas. Las tres eran de una gran belleza, pero Psique era la más bella, tan bella que asustaba a los jóvenes y no encontraba marido. Fue consultado el oráculo, quien pidió adornar a la joven y exponerla sobre una roca donde un monstruo llegaría a desposarla. Psique se prestó a la experiencia y fue llevada a un palacio magnífico. Allí fue servida como una princesa. A la noche, se acostó y sintió una presencia junto a ella. No le pareció la del monstruo que temía. Sin embargo, no podía verle, y él se lo pidió expresamente. Fue muy feliz hasta el día que la tentación fue demasiado grande. Escondió una lámpara y miró a su compañero; era un bello adolescente, Eros en persona. Este desapareció inmediatamente. Psique, abandonada, padeció mil tormentos a partir de entonces. Pero Eros no podía olvidarla y, un día que ella se había dormido, la llevó al Olimpo y pidió a Zeus casarse con ella 4

A grosso modo puede decirse que este mito significa la lucha, el padecimiento, el sufrimiento del alma por el amor. No es de extrañar que la psicología clínica, la psiquiatría y el psicoanálisis hayan tomado esta raíz y este mito, dado que estos saberes están dedicados a sujetos que sufren psíquicamente.

Si bien tanto las psicologías, las psiquiatrías, las magias y las religiones atienden a los sujetos con sufrimiento psíquico desde sus propios postulados, con sus propias técnicas psicoterapéuticas, en este artículo se plantean aproximaciones sobre cómo se trata el sufrimiento psíquico, en el psicoanálisis en Freud y en Lacan.

El psicoanálisis fue creado por Freud a finales del siglo XIX, precisamente escuchando el sufrimiento psíquico de pacientes histéricos, quienes le mostraban a Freud sus síntomas de conversión, síntomas en los que los pacientes se quedaban ciegos, sordos, paralíticos, contracturados, y en los que no había daño orgánico.

Debido a las peculiaridades de los síntomas conversivos, sobre todo a que desaparecían de manera intempestiva y a que no implicaban daño orgánico, en aquellos tiempos a estos pacientes; se les consideró simuladores y con facilidad se les despedía de la consulta médica. Freud, así como Charcot, Janet, Breuer y otros psiquiatras de la época dieron crédito y escucha al sufrimiento psíquico de estos pacientes, si bien los fueron tratando de manera diversa, fue Freud el que no sólo les dio crédito, sino que gracias a ellos pudo conceptualizar el inconsciente, y aunado a lo anterior le dio cabida a la sin razón del hombre sin separarla de la razón.

Ya en 1890 Freud nos hablaba de su tratamiento psíquico o tratamiento del alma; en esa escritura nos muestra su preocupación cuando no se le presta atención a las cuitas del alma y sólo se trata el cuerpo, y nos advierte entonces cómo hay enfermos que son un gran desafío para los médicos, nos dice:

no pueden realizar una labor intelectual a causa de dolores de cabeza o fallas de la atención; les duelen los ojos cuando leen, las piernas se les cansan cuando caminan; sienten dolores sordos o se adormecen; padecen de trastornos digestivos en la forma de sensaciones penosas, vómitos o espasmos gástricos; no pueden defecar sin purgantes, se han vuelto insomnes, etc. Pueden sufrir simultánea o sucesivamente todos estos achaques, o sólo algunos de ellos. Pero sin ninguna duda, en todos los casos se trata de la misma enfermedad. Los signos de esta suelen ser variables; se relevan y sustituyen unos a otros: el mismo enfermo que hasta cierto momento no podía hacer nada a causa de sus dolores de cabeza pero tenía una digestión bastante buena, al día siguiente puede tener su cabeza despejada, pero no soportar en lo sucesivo casi ningún alimento. Además, un profundo cambio en sus condiciones de vida puede librarlos súbitamente de sus achaques; estando de viaje pueden sentirse a maravilla y gustar sin daño de toda clase de manjares, pero de regreso a casa quizá se vean forzados a no probar más que leche cuajada. En algunos de estos enfermos, la perturbación, un dolor o una debilidad del tipo de una parálisis puede mudar repentinamente de costado: saltar del lado derecho al izquierdo simétrico del cuerpo. Pero, en todos, puede observarse que los signos patológicos están muy nítidamente bajo el influjo de irritaciones, emociones, preocupaciones, etc. Tanto que pueden desaparecer, dando sitio a un estado de plena salud y sin dejar secuelas aunque hayan durado mucho tiempo 5

Y en ese momento Freud nos dice que tales estados han recibido el nombre de nerviosidad, posteriormente se le llamó neurosis; se incluyeron también las llamadas psicosis, que implican formas discursivas de locura con delirios y/o alucinaciones, y las perversiones que hacen referencia a la diversidad sexual. Freud nos advierte, además, que es imprescindible considerar el estado psíquico de los pacientes en todo momento.

Resumidamente, nos estamos refiriendo a la locura que portamos los sujetos humanos, locura que en algún momento fue denominada por el psicoanalista Jean Allouch, con el neologismo de pernepsi 6, (es la condensación de tres nombres, a saber: perversión-neurosis-psicosis, es una transliteración de un "padre psi nato", o sea Freud, a partir del cual se produce una cadena de mordeduras y creyentes, es decir, reproducciones de la ocurrencia en el psicoanálisis), haciendo referencia a que estas nominaciones sólo son caras de la normalidad como fueron mencionadas por Lacan 7

Con el pasar del tiempo Freud se fue adentrando cada vez más a este sufrimiento psíquico, y fue dejando de lado su ejercicio como médico, de tal manera hasta que creó el psicoanálisis, un saber nuevo y distinto de las psicologías, de las psiquiatrías, de las magias y de las religiones. Freud mismo nos dice en qué consiste:

Psicoanálisis es el nombre: 1) de un procedimiento que sirve para indagar procesos anímicos difícilmente accesibles por otras vías; 2) de un método de tratamiento de perturbaciones neuróticas, fundado en esa indagación, y 3) de una serie de intelecciones psicológicas, ganadas por ese camino, que poco a poco se han ido coligando en una nueva disciplina científica 8

Estos procesos psíquicos 9 difícilmente accesibles por otras vías, de los que Freud habla son procesos inconscientes, que fue lo que Freud descubrió al trabajar con sus pacientes con sufrimiento psíquico. Estos procesos inconscientes se manifiestan como actos fallidos en la vida cotidiana, los más conocidos de esta clase son los lapsus linguae, incluyen también equivocaciones escritas, leídas, oídas, olvidos; también son manifestaciones del inconsciente los sueños, los chistes, los síntomas psíquicos, las ocurrencias. El asunto que nos concierne, es que estas manifestaciones del inconsciente producen sufrimiento psíquico, y a este hay que darle escucha, cabida y procurar aliviarlo en la medida de lo posible. No podemos olvidar tampoco que grandes tragedias ocurren en las vidas de los sujetos humanos; tragedias traumáticas como la muerte de alguien amado, el abandono al que a veces se enfrenta uno cuando se ama, las palabras, actos u omisiones de familiares, amigos, colegas y/o enemigos en momentos cruciales; traiciones, desprecios, vejaciones y un sinnúmero de desventuras psíquicas que son inherentes a la vida humana.

La manera de trabajar con el sufrimiento psíquico en el psicoanálisis es a través de su regla fundamental, llamada asociación libre, y en sesión analítica; otro requisito primordial es lo que se conoce como transferencia, es decir, el sujeto que sufre y que quiere ser ayudado, es preciso que sienta por lo menos cierta afinidad amorosa con el analista que lo va a tratar; es decir, el análisis se hace con un interlocutor, el analista, al que se siente inclinado, y en el que confía porque le supone un Sujeto-Supuesto-Saber, como nos advierte Lacan. Aunado a lo anterior, el analista, asimismo, hará intervenciones con ese decir del paciente, sin olvidar, que el inconsciente, –dice Lacan–, está estructurado como un lenguaje, es decir, no es un lenguaje; está estructurado a través de una serie de significantes inconscientes que han sido transmitidos, de manera inconsciente, al sujeto por otros sujetos importantes de su vida 10.

Continuando con el pensamiento de Lacan, él nos comenta en torno al sufrimiento psíquico, que es algo serio, digno de tomarse en cuenta, dice: "(Souffrance, en francés, es a la vez sufrimiento y espera). La realidad está ahí sufriendo, está aguantada, a la espera" 11

Siendo el psicoanálisis un saber que se dedica a sujetos que padecen de sufrimiento psíquico, entonces éste es un asunto realmente substancial, es primordial, y para quien lo padece es difícil, complicado, la vida puede convertirse en un verdadero infierno:

Cualquiera que fuera, la diferencia está en que si eso que nosotros hacemos, nosotros los analistas, opera, es justamente porque el sufrimiento no es el sufrimiento y para decir lo que es necesario, es necesario decir: "El sufrimiento es un hecho". Ello tiene el aire de decir algo casi parecido, pero no es enteramente parecido, al menos si han entendido bien lo que les he dicho hace un momento acerca de lo que era un hecho. Seamos más bien modestos. Hay sufrimiento que es hecho, es decir que encubre un decir. Es por esta ambigüedad que se refuta el que sea insuperable en su manifestación, que el sufrimiento quiere ser síntoma, lo que quiere decir "verdad". Yo hago decir al sufrimiento, como hago decir a la verdad; en una primera aproximación, es necesario atemperar los efectos del discurso. Yo le hago decir aunque en términos para el uno o la otra modulados, no del mismo tono, yo hablo, lo evoco por haber recientemente retornado allí. Tratemos de ser más rigurosos en nuestro avance. El sufrimiento tiene su lenguaje y es muy desdichado que cualquiera pueda decirlo sin saber lo que dice. Pero, en fin, éste es precisamente el inconveniente de todo discurso. Es que a partir del momento en que él se enuncia rigurosamente como el verdadero discurso, es un discurso sin palabras, como lo he escrito este año en el frontispicio; no importa quién pueda repetirlo después que ustedes lo hayan sostenido, eso no tiene ya consecuencias 12

Es así como este averno personal puede llevarnos a la más extrema desesperación. Por qué no decirlo, a una locura intensa, que insiste, que se hace presente de una manera o de otra y como dice Lacan: el sufrimiento es un discurso sin palabras, es por ello que se vuelve realmente trascendental suministrarle un sostén psíquico y la manera de hacerlo es con otro sujeto que se haga cargo de ese discurso sufriente sin palabras del sujeto que sufre, es decir, el analista.

Retomando la lectura que hace Lacan del sufrimiento psíquico expresado por Freud a través de las manifestaciones del inconsciente, nos encontramos con la castración psíquica del sujeto humano, con su vulnerabilidad e incompletud, con su ser deseante e insistente y a fin de cuentas castrado. Lacan nos dice:

Ven que esta teoría tiene consecuencias prácticas; ella permite articular objeciones estructuradas, contra algo que se presenta como no siendo sin efecto clínico, hasta un cierto punto bienhechor, en tanto todo el peligro está en satisfacer la demanda que vemos manifestarse en el neurótico. Cuando yo retome esta dialéctica de lo posible y lo imposible, les mostraré que no está en otra cosa que en la oposición del principio del placer al principio de realidad; que el sufrimiento neurótico sea un placer, no puedo demostrar cómo es posible, si no es por malas jugadas (entourloupettes), pero puedo manifestarlo poniéndome en el lugar donde hago imposible la demanda, donde se oculta ese sufrimiento. No iré más lejos sobre los detalles clínicos, porque es necesario que concluya. No diré como el fóbico está bajo la relación de la demanda del Otro. Les he hablado suficiente del significante faltante. Para cerrar y terminar lo que tengo que decirles sobre ese punto donde culmina todo el discernimiento que ha tenido Freud del fenómeno inconsciente, cuando él habla del deseo que habita el sueño, que es el verdadero deseo del Otro. Deseo de que durmamos. No es por nada que es en el momento en que un sueño llega a ese punto culminante, es en esta figura inmóvil que encarna el fantasma de la realidad. Si el fantasma nos despierta en la angustia, es porque la realidad no aparece. Pueden ustedes sólo estar así despiertos para que el sentido de esa palabra a venir en mi designio desde ahora les toque. No desembarazaré al Otro ni de su saber, ni de su verdad. El término del análisis, si es eso que he inscripto en el S significante del A barrado, el Otro sabe que él no es nada de eso 13

Es precisamente cuando se trata el sufrimiento psíquico en análisis, que los sujetos humanos podemos asumirnos como S barrados $, como sujetos con castración psíquica, es decir, sujetos deseantes, sujetos en falta, sujetos en incompletud, sujetos determinados por los significantes inconscientes de otros, pero a fin de cuentas sujetos abiertos a la posibilidad de vivir, a la posibilidad de ir transitando por la vida con todo lo que esta conlleva.

No podemos dejar de mencionar que la vida humana está en perenne continuidad, al mismo tiempo que se presenta azarosa e incierta y de que el hecho de que alguien sienta que ya ha vivido todas las tragedias que supone, no implica que no vuelva a verse inmerso en desdichas, infortunios, accidentes, sucesos imprevistos, de ahí, que no se pueda pensar que uno podría dejar de sufrir en la vida. El verdadero asunto consiste en que, si uno ha transitado por la experiencia del análisis sabría en algún momento qué hacer con ese sufrimiento.

La manera en que Freud concibió el ir atenuando cierto malestar del sufrimiento psíquico, es como sigue:

Así como salud y enfermedad no se diferencian por principio, sino que sólo están separadas por umbrales de sumación determinables en la práctica, no puede postularse para el tratamiento ninguna otra meta que una curación práctica del enfermo, el restablecimiento de su capacidad de rendimiento y de goce. En caso de que la cura o sus resultados sean incompletos, se obtiene básicamente una importante mejoría del estado psíquico general, mientras que los síntomas pueden persistir, aunque su importancia habrá disminuido para el enfermo y no le pondrán el marbete de tal 14

En el pensamiento de Lacan implicaría sobre todo que uno pueda asumir su locura, que uno pueda asumir su incompletud, que uno pueda asumir cuáles son las formas de reacción repetitiva que insisten en forma inconsciente frente a cierto tipo de hechos, encarar sufrimientos y hacer una reescritura de los mismos para poder hacer algo por entero diverso y poder continuar en la vida.

En virtud de que vivimos en el siglo XXI, es menester incluir aproximaciones con respecto al sufrimiento psíquico en la postmodernidad.

En estos tiempos de comunicación instantánea e internacional, de globalización de mercados, de fabricar modos y formas de percepción e interacción virtual, de hiperespecialización de alta tecnología y eficiencia profesional y farmacológica, en donde el sufrimiento humano, se ve reducido a un objeto de estudio manipulable e impersonal, previamente catalogado y tan especializado, que incluso las razones personales de alguien pasan a ser secundarias para su diagnóstico y tratamiento, y éste se convierte solamente en el depositario de esa enfermedad.

En nombre de la postmodernidad, el sufrimiento psíquico pierde la oportunidad de ser escuchado por alguien, de darle el sentido subjetivo, se reduce la posibilidad de darle acogida a las razones de las "locuras" por no ser fácil encontrar a alguien que las soporte y las escuche sin retroceder ante ellas.

Incluso el sufrimiento psíquico puede convertirse en una forma de vida, cuando sin saberlo, se repite una y otra vez, y cada vez que se repite se tiene el anhelo de que ya no va a ocurrir de nuevo algo que produzca sufrimiento psíquico; el anhelo de que algo cambie, conlleva también la repetición del dolor, que en el análisis se llega a conocer y poder hacer algo con eso.

En la actualidad hay un nuevo sujeto que el filósofo francés Dany-Robert Dufour ha denominado el sujeto autorreferencial, un sujeto con un yo que se define en referencia a sí mismo, en el quien "el yo es quien dice yo", en quien el sujeto es igualmente el predicado, nos dice Dufour:

Si postmodernidad significa el fin de todas las modalidades de referencia, entonces sí creo en ella: seguramente lo veremos más claramente si hacemos un paralelismo entre el surgimiento de la autorreferencia, la entrada de la posmodernidad y el advenimiento de la democracia de masa 15

Este sujeto autorreferencial es preocupante, pues si alguien solo se escucha a sí mismo y decide sobre la vida y sobre su actuar sólo con referencia de sí, es muy altamente probable incurrir en errores. En palabras sencillas, alguien que no dialoga con otros, que no busca ser escuchado, se verá inminentemente determinado por sus significantes inconscientes que lo pueden hacer llegar a actos de la más diversa índole, entre ellos actos violentos. Es incuestionable que el internet ha permitido que muchas personas que no pueden salir de sus casas tengan contacto a través de lo virtual; pero si alguien se queda solo en casa, trabaja a través del internet, encarga sus enseres domésticos, alimentos, ropa, a través del mismo, hace sus pagos y sólo "dialoga" a través de su computadora personal, en el momento que lo desee únicamente apaga su computadora y continua solo y consigo mismo. Sin embargo, el sujeto humano precisa de otros para muchas cosas, sobre todo para amar y ser amado; entonces aparece una cuestión ineludible, que pasa cuando el sujeto autorreferencial solitario precisa de manera inminente ser amado, ser acariciado… la salida al mundo exterior no es sencilla, máxime si este sujeto solo piensa a través de sus propias referencias. No en balde, Lacan ya nos había advertido que el yo se forma a través del Otro en el estadio del espejo 16, es por ello que siempre se precisa de otros.

A mi parecer este tipo de sujeto autorreferencial se presenta con más asiduidad en países del llamado primer mundo, dadas las condiciones culturales que imperan en ellos, sobre todo en lo que se refiere al orden social. Por suerte en nuestra cultura mexicana, latina, mestiza, –mezcla de referentes culturales europeos y prehispánicos–, en nuestra cultura mexicana festiva, desordenada y entrometida, las posibilidades de que un sujeto permanezca mucho tiempo solo, se reducen de manera importante, bienvenida sea entonces nuestra mexicanidad.

De estas reflexiones puede desprenderse precisamente que el psicoanálisis le da cabida, soporte y escucha siempre al sufrimiento psíquico, le otorga sostén a nuestros infiernos personales, pero es necesario solicitarlo, es menester asistir con otro interlocutor para atenuarlo.

Notas

1 Artículo que se publicará como parte del libro Diálogos Transdisciplinarios II. Arte y Sociedad, coeditado por Editorial Fontamara y la Universidad Autónoma de Querétaro, en prensa, Agradezco infinito las lecturas puntuales de esta escritura que realizaron el Master Jaime Rivas, el Dr. Julio Schara y el Dr. David Rincón Apolinar corrector de estilo.

2 Psicólogo, dedicatoria en el libro de Oreste Saint-Drôme, Como elegir su psicoanalista, Ed. Paidós, Barcelona, España, 1988.

3 Joan Corominas, Breve diccionario etimológico de la lengua castellana, Ed. Gredos, Tercera Edición 1973, 10ª Reimpresión, España, 2000, p. 480

4 Fernand Comte, Las grandes figuras mitológicas, Ediciones del Prado, Madrid, 1992, pp.93-94.

5 Sigmund Freud, Tratamiento psíquico (tratamiento del alma), 1890, Obras Completas, Tomo I, pp. 116-117.

6 Jean Allouch, "Perturbación en Pernepsi", Litoral N° 15, Saber de la locura 1988, Editorial epeele, Argentina, 1990.

7 Jacques Lacan, Seminario 9, La identificación, sesión del 13 de junio de 1962, versión inédita

8 Sigmund Freud, Dos artículos de enciclopedia: «Psicoanálisis» y «Teoría de la libido», (1923, [1922]), Tomo XVIII. p. 231

9 En su obra, Freud maneja como sinónimos procesos psíquicos, procesos anímicos y procesos del alma, a los que se refiere como procesos inconscientes

10 En muchos lugares de su obra Lacan habla de que el inconsciente está estructurado como un lenguaje,, ver por ejemplo el Seminario 19, Ou pire…,la sesión del 4 de noviembre de 1971, versión inédita, o a lo largo del Seminario 3, Las Psicosis, 1955-1956, Ed. Paidós, Argentina, 1997

11 Jacques Lacan, Seminario 11, Los cuatro conceptos del psicoanálisis, sesión del 12 de febrero de 1964, versión inédita

12 Jacques Lacan, Seminario 16, De un Otro al otro, sesión del 4 de diciembre de 1968, versión inédita.

13 Jacques Lacan, Seminario 12, Problemas cruciales del psicoanálisis, sesión del 16 de junio de 1965, Grupo Verbum, seminario no publicado, pp. 166-167.

14 Sigmund Freud, El Método Psicoanalítico de Freud, (1903-[1904]), Tomo VII, pp. 240-241.
El título de este artículo puede parecer extraño, en el sentido de que un autor escribe un trabajo en el que aborda su método e incluye su nombre propio, pero así fue, como nos aclara la nota introductoria de James Strachey, quien dice: "El método psicoanalítico de Freud (1904 [1903]).«Die Freudsche psychoanalytische Methode», Edición en alemán (1903 Fecha probable de redacción del trabajo.) 1904 En L. Löwenfeld, Die psychischen Zwangserscheinungen. Wiesbaden: Bergmann, págs. 545-51.
"Este trabajo fue originalmente una contribución al libro de Löwenfeld acerca de los fenómenos obsesivos, considerado por Freud como el «manual canónico» sobre las neurosis obsesivas, según afirma en su historial clínico del «Hombre de las Ratas» (1909d), AE, 10, pág. 173, n. 2. Explica Löwenfeld que persuadió a Freud para que hiciera esta contribución a causa de las grandes modificaciones que había experimentado su técnica desde que fuera descrita por él en Estudios sobre la histeria (1895d). El prefacio de Löwenfeld data de «Noviembre de 1903», de modo que presumiblemente Freud escribió el trabajo ese mismo año, antes de esa fecha.
La descripción que aquí hace muestra que el único resto que aún quedaba de su método hipnótico primitivo era el requisito de que el paciente permaneciera acostado. En los aspectos externos, su técnica no cambió de aquí en más.
El libro de Löwenfeld fue reseñado por el propio Freud, como descubrió el profesor Saul Rosenzweig, de la Washington University, St. Louis; la reseña apareció en Journal für Psychologie und Neurologie, 3 (1904), págs. 190-1, (Freud, 1904f.)
James Strachey"

15 Dany-Robert Dufour, Locura y democracia, Ensayo sobre la forma unaria,  Fondo de Cultura Económica. 2002, México, p. 42

16 Jacques Lacan, El estadio del espejo como formador de la función del yo (je) tal como se nos revela en la experiencia psicoanalítica, 17 de julio de 1949, Escritos 1, Ed. Siglo XXI, México, 1984, p. 87

 

Bibliografía

Comte, Fernand, Las grandes figuras mitológicas, Ediciones del Prado, Madrid, 1992.

Corominas, Joan Breve diccionario etimológico de la lengua castellana, Ed. Gredos, Tercera Edición 1973, 10ª Reimpresión, España, 2000.

Dufour, Dany-Robert, Locura y democracia, Ensayo sobre la forma unaria, Fondo de Cultura Económica, México, 2002.

Freud, Sigmund, Obras Completas, Editorial Amorrortu, Buenos Aires, 1982

_____________Tratamiento psíquico (tratamiento del alma), 1890, Tomo I

_____________El Método Psicoanalítico de Freud, (1904-[1903]), Tomo VII

_____________Dos artículos de enciclopedia: «Psicoanálisis» y «Teoría de la libido», (1923, [1922]), Tomo XVIII

Lacan, Jacques, El estadio del espejo como formador de la función del yo (je) tal como se nos revela en la experiencia psicoanalítica, 17 de julio de 1949, Escritos 1, Ed. Siglo XXI, México, 1984.

_____________ Seminario 3, Las Psicosis , 1955-1956, Ed. Paidós, Argentina, 1997.

_____________ Seminario 11, Los cuatro conceptos del psicoanálisis, sesión del 12 de febrero de 1964, versión inédita

_____________Seminario 12, Problemas cruciales del psicoanálisis, sesión del 16 de junio de 1965, Grupo Verbum, seminario no publicado.

_____________Seminario 19, Ou pire…, sesión del 4 de noviembre de 1971, versión inédita.

Orestes Saint-Drôme, Como elegir su psicoanalista, Ed. Paidós, Barcelona, España, 1988.

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