Acheronta  - Revista de Psicoanálisis y Cultura
El amor, la transferencia y el diagnostico
María Cristina Bacchetta

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"El amor de transferencia permite interrogar y ordenar la clínica, y no lo inverso"
G. Pommier

"Cuando uno se encuentra frente a un psicótico,
o mejor dicho frente a un sujeto cuyo diagnóstico es incierto,
lo primero que debe buscarse es la neurosis infantil.
Cuando uno no la encuentra,
tiene una razon para ser prudente en su diagnóstico de una neurosis adulta."
Colette Soler
en "Finales de Análisis".

Ernesto era uno de esos pacientes a los que solemos catalogar como "difíciles".

Era difícil determinar su estructura; era difícil que él quisiera hacer un análisis, más bien "lo mandaban" "lo conminaban".

Ernesto era un tipo difícil de enamorarse, aunque ahora él asegurara que sí lo estaba.

Llegó tenso, nervioso, las manos le transpiraban. Se sentó en la punta de la silla más alejada y comenzó a hablar.

-"En realidad yo no creo que haga ningún tratamiento, no creo en esto…pero me siento muy mal y me dije, tengo que probar, tengo que hacer algo para salir de todo esto. Además ella, mi novia, me dijo que si yo no hacia algo se terminaba todo, y yo la quiero…me angustia pensar no verla más, no se qué haría. Aunque a veces pienso que es mejor estar solo, para qué sufrir tanto…Aunque yo se que ésta es mi última oportunidad, yo se que después de ella, si esto se rompe, no volveré a tener ninguna otra pareja…y a veces pienso que tal vez sea muy lindo tener hijos…A veces pienso que me estoy perdiendo la oportunidad de tener una familia, de tener hijos. Esta es mi ultima oportunidad…"

Ernesto estaba en la tercera década de su vida, se trataba de su segunda pareja. La primera había sido 10 años atrás, de aquella mujer se separó porque ella insistía en casarse y además se fue con otro.

Vivía solo desde hacia algunos años. Antes había vivido siempre con sus padres. Era el hijo mayor y tenía un hermano pocos años menor que él. Trabajaba, quería ascender en su trabajo y era sumamente cuidadoso con el dinero.

Ernesto pensaba que todo había comenzado en unas entrevistas de pareja que algún tiempo atrás tuvieron con su novia a pedido de ella. Antes de eso él "era feliz"... Cree que la culpa la tuvo el psicólogo "...bueno también me sirvió para darme cuenta de mis rollos... ", "metió púa, a propósito, claro...", "le decía a ella e insistía ‘y usted por qué va a soportar eso?, y usted por qué acepta todo eso?’", Ernesto en su relación de pareja no aceptaba la convivencia, no soportaba vacaciones compartidas y un sábado por medio necesitaba tenerlo libre de "ella". Además, dice, la convivencia implicaría responsabilizarse de ella y tener hijos. Paternidad que lo atrae pero al mismo tiempo rechaza.

Había algo a resignar, y Ernesto no podía.

Y continúa: "Además el psicólogo se equivocó y en lugar de decir ¡qué bien! de alguien que le decía que estaba bien en su trabajo, con su familia (yo le dije eso), los dos últimos años habían sido perfectos para mí, me dice ‘¡no, no se engañe!, eso va a durar muy poco’ ... y... (se ríe) y duró poco efectivamente."

En la segunda entrevista dice que él sabe donde comenzó todo " ... a partir de los 14 años. Me miré al espejo y supe que era feo, y lo peor que también era feo para los demás. Yo me di cuenta de eso. Desde chico yo quería lograr que nadie me viera; estar en un lugar pero que no me vieran, no se fijaran en mí. Ser anónimo. Y lo logré...", "... todos mis compañeros tenían novia, yo estudiaba. Me juré que algún día yo saldría con la más linda de todas."

"La pareja no es fácil, pero las otras situaciones más puntuales ahí no hay problemas, puede ser muy variado...". "Han habido muchas, muchas mujeres..."

"…yo era el más feliz cuando después de salir un sábado a la noche, el domingo estaba con ella"

Respecto a su familia Ernesto dice que su padre es un tipo genial, brillante y de su madre una mujer resignada. En una época sus padres discutían mucho pero ella tuvo que aguantarle que él tuviera sus salidas. No cree que el padre tuviera amantes, sólo salía con los amigos. El mejor amigo del padre murió y ahora no tiene a quién preguntarle sobre esa vida del padre.

El padre nunca les habló directamente, siempre decía frases, lo que está bien, lo que está mal, pero nunca una conversación.

Trae un recuerdo de los 5 años. El padre se había enojado mucho, no ubica bien el por qué. La cuestión es que los echó a él y a su hermano. "Los dos caminamos de la mano por el pasillo que daba a la puerta, yo pensé que mi papá iba a decir que volvamos, pero no…Llegamos a la puerta, seguimos caminando por la vereda, mi hermano lloraba, yo tenia mucho miedo, íbamos contra la pared, así seguimos como una cuadra, hasta que se acercó un señor y nos preguntó qué nos pasaba…no me acuerdo más …"

Se recuerda de chico solo, jugando al football con unos broches de la ropa, no recuerda haber compartido su infancia con otros.

Piensa que su hermano la hizo bien, como es el menor, le fue bien (aunque ahora no tanto porque se casó y tiene hijos) porque no hizo lo que él había hecho, no cometió los mismos errores. Lo quiere mucho.

Hace unos años Ernesto se fue de la casa para no ver morir a su padre, a quien se le declaró una enfermedad cardiaca de la cual sobrevive hace 10 años, en perfectas condiciones. Pero para Ernesto desde entonces el padre está por morir de un momento a otro

Podría tratarse de un neurótico obsesivo, pero ¿por qué no termina de parecerlo?. Tal vez se trate de lo que nos muestra Masotta, en relación a Schreber y el Hombre de las Ratas "…Pero la diferencia es de estilos, y si estos son distintos, el objeto, en cambio, permanece el mismo…" llamando objeto a una relación, que es la que el sujeto tiene con el padre.(1)

Casos que denominamos graves, de mal pronóstico, desbordados de angustia o desesperación, con sensaciones corporales, situaciones sin salida, rituales inconmovibles. Que no llegan a manifesta rse como psicosis pero que tenemos la "impresión" de que podrían hacerlo, o de que sería absolutamente factible la existencia de un "brote" en años anteriores, de su infancia o adolescencia.

Angustia desmedida, ansiedad desmedida, soledad, el mundo y sus horrores, nunca sus alegrías, vistos con lente de aumento, hipercríticos hacia sí y hacia los otros, la vida se viene encima y uno "casi" puede sentir como a sus pies se les abre un vacío sin fin.

"Yoes" que siempre están al borde de perder los límites, de perderse en el otro y/o del más profundo aislamiento.

¿Cómo soportar los cimbronazos que el amor o el enamoramiento implican y conllevan?. La fusión, la ficción, la idealización, la entrega al otro. Estar dispuesto a caer en el abismo de la falta allí donde la ausencia dejaría sin tope mi caída libre, así como la presencia me llevaría hasta lo sublime poniendo a prueba mi tolerancia a un sentimiento de completud, para volver a soportar la ausencia y el riesgo de la pérdida que siempre es definitiva.

Sus vínculos, cuando los hay, son angustiosos, dolorosos, de una dependencia abismal. El otro es una necesidad que se torna terrorífica, allí donde se acerca demasiado. Sus relaciones son conflictivas y rayanas en la paranoia, nunca un objeto amoroso protector o protegido, el otro los puede abandonar en cualquier momento, se trata de un otro odiado - necesitado, "desconfiable", pero fundamentalmente es un otro que hace y deshace a su antojo, que si quisiera podría determinar que el mundo girara al revés.

Exaltación narcisística, incapacidad de salir de si. Sujeto arrasado, barrido, coagulado en los movimientos del Otro. Tambié n se trata del vacío, del desinvestimiento narcisístico (2)

Transferencias tan "masivas" como lábiles. ¿A qué venimos llamando transferencia masiva?, si no es al efecto de la falla o ausencia del significante paterno, en tanto no ha lugar a la falta, que hace tomar al otro como una pura presencia, transferencia que no termina de ser recubierta ni desde lo imaginario ni desde lo simbólico. Cuando un paciente psicótico dice: Ud. Me quiere separar de mi madre, esto no es ni imaginario, ni simbólico, para el paciente es bien real

Cuando el Hombre de las Ratas, le dice a Freud que pensó que la mujer que había encontrado en las escalera s antes de entrar al consultorio, sería su hija y que él quería que se casara con ella, no hay un poco más que fantasía en la fantasía?, ¿es realmente una fantasía?. ¿No hay un Real que se impone en tanto puesta en acto, como si le viniera de afuera?, y al mismo tiempo bajo transferencia, poniendo en acto lo inconsciente en tanto realidad sexual, confirmando con ello la interpretación freudiana.

Freud describía los síntomas del Hombre de las Ratas como deliria.

Algo resiste a entrar en la dialéctica del engaño y de la ficción. En el "como si". No puede. El otro es siempre alguien no confiable. Esto es lo que nos produce en lo contratransferencial, la sensación de inestabilidad en los tratamientos y la impresión de una ausencia de transferencia. Sin embargo transferencia hay aunque no se trate de la neurótica, donde esperamos ser reconocidos(3). El deseo de análisis, el deseo de saber, parece estar más bien de nuestro lado. Mientras que el saber no termina de sernos atribuido. Por momentos es la certeza de parte del sujeto "Yo se donde comenzó todo", dijo Ernesto en dos oportunidades. Y también por momentos, nuestra palabra toma el carácter de un Saber absoluto, no supuesto, de un Sujeto no supuesto.

En estos casos se trata más de la búsqueda de un Padre que ordene, que delimite; para que algún tratamiento sea posible, el analista quedará identificado a un Padre, soporte o transmisor de la Ley, en tanto transferencia positiva, amorosa. Pero también transitamos por las figuras de un padre abandónico, abusador, violador o seductor, de eso se trata. La entronización de Tánatos en una culpa que no le pertenece. Castigo y tortura que no lo dejan.

Transferencias que pondrán al tratamiento siempre al borde de la ruptura abrupta y violenta y sin embargo no es sin algo de todos estos fantasmas, puestos a jugar que la transferencia se produce, que el análisis se produce. Pero no hay juego, es todo bien real ...

El lugar en la transferencia, está allí, en el sostén de una función paterna , de la palabra, de un "no", de la Ley; freno al Super Yo sádico, función que permita la articulación de un Yo, al borde siempre de la desorganización así como la habilitación de un sujeto deseante en tanto algo ha sido prohibido. El sujeto habla y se dirige a otro, pero esta vez se t rataría de un Otro barrado. Este ‘parche’ de función paterna permite una vuelta de su mensaje que lo identifica y sostiene en la frase, en tanto búsqueda del reconocimiento del Otro. Permitir la brecha que dé lugar al Ideal. El Psicoanálisis y el Analista estarán del lado del Ideal, haciendo espacio entre el Yo Ideal y el Ideal del Yo… Pero no se trata de convertir el análisis en "religión", no se trata de encarnar el Ideal

Una pregunta me hago de entrada: ¿podrá "yo" soportar el lugar en que la transferencia de este paciente me "hará lugar"? ¿podrá "yo" soportar los amores " traumatizantes" de esta persona que como paciente depositará sobre mi figura tarde o temprano? Porque eso que él relata, lo peor de su relato, ese odio, en algún momento, mi "posición perversa" de analista, lo provocará, en sus sentimientos más profundos, para luego decirle ¿qué?, algún "no" a través de la interpretación, la construcción.

Tampoco podré decirle: es sólo una ficción, un juego, odio y amor son reales.

Alguna parte de mi cuerpo, de mi voz, de mi mirada, del contacto al darnos la mano, lo ha despertado y alguna de mis palabras, en tanto algo he escuchado, ha enlazado a éstas que hoy se revelan ante mis ojos en la forma más descarnada ¡y me son dirigidas! y "yo" nunca se siente bien con estas cosas, nunca todo esto es placentero ni gratificante.

Argumentos miles, a los que no podré recurrir, porque ya será demasiado tarde para retrotraer la escena a "aquellos años felices".

Luego de algunas entrevistas, Ernesto cuenta lo ocurrido el fin de semana, un poco conmovido, pero como resignado y por momentos satisfecho: "fue terrible, ella se puso loca, la cara se le transformó, me quería pegar... Ella hizo mucho por la pareja, la cuidó, la regó día a día, con mucho amor aceptó mis condiciones... pero en realidad ella no aceptó nada y esperaba el momento, ahí agazapada para avanzar. Ella me dio tanto, tanto amor, me inundó de amor... me cuidó, arregló el departamento... en cada lugar que tocaba ponía amor. Cada mañana cuando me despertaba yo tenía un par de ojos verdes acá (poniendo la mano sobre su cara), la tipa a lo mejor hacía una hora que estaba así, que se había despertado y estaba ahí mirando. Yo pensé, a esta persona la tengo que recompensar con algo, yo tengo que reparar todo esto y pensé en darle un plazo fijo, no los billetes, el toco así... sino algo que es más un documento. Para que lo acepte, porque yo necesito que lo acepte, ahora sí yo necesito darle" .

‘Plazo fijo’, ‘documento’, algo simbólico, que permita en el momento, salvar "su libra de carne", pero tal vez esto sea todo lo que Ernesto puede dar, porque no puede dar su nombre a otro que entre allí en la cadena generacional, porque él mismo no se sintió incluido en esa cadena, identificado a un Ideal del Yo que parece no haberlo alcanzado. ¿Quién es esta mujer con la que se siente tan feliz el domingo después de salir (sin ella) el sábado por la noche?, que lo inunda, que avanza. ¿Por qué ahora sÍ necesita "yo" darle?. ¿Da dinero, ahí donde no puede dar hijos? Pero ahora no se trata del billete, sino más "un documento", parece que con esta mujer hay algo distinto que con otras.

Finalmente Ernesto habla. "Confiesa" de qué tratan las "situaciones puntuales", no sin dificultades. Son relaciones que no dejaría ni por el "Amor de Dios" y de las que no puede hablar absolutamente con nadie "Nadie se imaginaría de mí una cosa así".

Dios, Padre, Todopoderoso, que lo conmina, lo que no puede dejar, ¿sin que le pase algo al padre?.

Se trata de la siguiente escena: "ir a bailar". "Allí todos saben a qué van, allí uno es anónimo, si no pasa nada no importa. Siento lo mismo que en la adolescencia, la misma emoción, la misma excitación". Siente que les tiende una trampa. Elige su presa, mujeres muchas veces caricaturescas: platinadas, super maquilladas, provocativamente vestidas y al mismo tiempo ridículas. Es el grotesco del erotismo. Les habla desde algún personaje, antes se prepara, lee algún libro para no estar vacío. Pero, dice Ernesto, siempre se termina en los "lugares comunes" "siempre se termina en acostarse". Todo eso lo excita, aunque la escena del lugar común lo decepciona. Finalmente desaparece.

Algo más que la escisión de la vida amorosa. Condición erótica a la que el sujeto no estará dispuesto a renunciar. Algo en el discurso me llamaba la atención, las palabras me parecían "cosas", el no ser visto se relacionaba con el no tener un nombre, ser anónimo. ¿Desvanecimiento del Sujeto en la escena de goce?. Lo que si me quedaba claro era que alli no se trataba de ninguna elección. Las cosas parecían trazadas de antemano. ¿Las cuentas y el balance ya habian sido cerrados?, ¿la posible intervención del Sujeto había quedado excluida?.(P. Aulagnier)

Intervengo: ¿y papá qué dice?

¡Y papá ya está bien! Está muy bien (había tenido una complicación en esos días por la que tuvo que internarse).

Ernesto ya puso fecha a su viaje, para despejarse de todo esto que lo entristece. El momento de crisis fuerte ya ha pasado.

Intervengo: ¿Para qué una terapia? "y... sí, yo también lo pensé, ¿para qué?, yo quisiera profundizar en mí pero...".

Contesta con esto a una intervención que había hecho en el comienzo de las entrevistas acerca de qué es y en qué consiste un psicoanálisis, le dije: se trata del recorrido de su historia, de aventurarse, de profundizar en ella, de ser.

Pero Ernesto aun no desiste, avanza "podría seguir así, para qué una pareja, ahora viene el tiempo de hacer lo que se me ocurra, pero tampoco estoy bien, me siento una porquería, las voces me hablan. Antes estaba ella de este lado (señala un lado de su cabeza) y las voces de este otro, ahora de un lado hay silencio y del otro sólo las voces".

"… un sujeto atrapado en el propio narcisismo", ahora es solo goce.

Y ¿qué dicen las voces?

Que soy una porquería, un desastre, que estoy subido al colectivo de la joda, que ésto así no puede seguir.

Pareciera que Ernesto me está haciendo un lugar, pero ¿cuál?, ¿el de "ella"?, ¿la que puede estar del otro lado de las voces?.

¿Qué me sostiene?, la derivadora, valorada por él y valorado el psicoanálisis a través de ella. También me sostiene el grupo de supervisión, la referencia institucional y mi propio análisis.

¿Qué me ocurre contratransferencialmente y qué he hecho hasta ahora?

El discurso de Ernesto era descarnado, donde predominaba el negativismo, la decepción, la muerte. La muerte, el deterioro del cuerpo y la decrepitud, eran los temas más desarrollados por él.

De alguna manera el análisis era un lugar que podía constituírse en un otro lado de "las voces", Mi posición habia sido de escuha, pero no de silencio, en el intento de armar un imaginario, una trama de enlace de diálogo. Acompañaba sus teorías, muchas veces acordé enfáticamente con sus verdades contundentes y sin salida respecto a la relación imposible entre hombres y mujeres, a la hipocresía de ambos, a cómo la familia mata el deseo. Me manifesté en desacuerdo con la soledad. Hacía semblante de dejarme llevar por sus palabras cuando se tornaba poético y en esto parecía consistir su seducción. Intentaba el lugar de la interlocución, ante una soledad demoledora.

En cada entrevista al irse Ernesto decía, "muchas gracias, adiós", era yo la que agregaba "hasta el viernes".

¿Cuáles han sido mis sentimientos?, además de el de inestabilidad que sigue las generales de la ley; el relato más difícil de soportar ha sido el de las relaciones puntuales, el lugar de las mujeres allí, la descripción de esas mujeres. Algo allí me hizo pensar en la perversión.

Erótica al borde de la obscenidad, "mujeres pintarrajeadas que le producen vergüenza si tiene que "caminar junto a ellas".

Si el "velo" cumple la función de provocar el amor de los hombres, en la medida que posibilita proyectar sobre él un más allá de ausencia, pienso que Ernesto no logra ve lar suficientemente la castración, mas bien aparece enfrentado todo el tiempo a ella.

Al mismo tiempo creo que las "relaciones puntuales" operan en Ernesto como una salida, como apertura, el terreno al que una ley despótica y terrorífica no puede acceder, su coto de caza, pero simultáneamente esto lo deja fuera, ahí él no es, es anónimo, ahí sostiene a un Otro completo, brillante, pero no hay sujeto.

No sabía si Ernesto vendría luego del relato de las "relaciones puntuales" y "las voces". Vino, comenzó diciendo "acá ando, sigo subido al colectivo de la joda" y había sintetizado una intervención mía acerca de la exigencia desmedida como "¿y por qué no?", por qué no andar de joda. En esa entrevista yo tenía el pelo más corto. A Ernesto se lo notaba un poco tenso y se movía en la silla más que de costumbre, habló de teorías generales y el discurso por momentos parecía vaciarse de sujetos.¿Así hablaría el padre?. En parte esto tuvo que ver con mis preguntas que eran acerca de la paternidad del hermano, pero también con el cambio en mi imagen.

El cambio en la imagen del analista es una intervención que consideramos fuerte, ya que afecta el armado imaginario que el paciente ha logrado establecer hasta ese momento. Efecto que puede tornarse más o menos disruptivo en pacientes graves. En este caso parecía haber producido una especie de "desconocimiento", de desconfianza momentánea, si el otro es otro del que era, podría también no reconocerlo, el paciente se ve enfrentado a una especie de "reconstrucción".

En la salida volvió a pedir por un cambio de horario.

Señala Freud en Introducción al Narcisismo "La Psicosis es el caso de la incapacidad de ocupar libidinalmente los objetos extraños al Yo". Un sujeto atrapado en su libido, encerrado en su narcisismo. "La libido sustraída del mundo exterior fue conducida al Yo y así surgió una conducta que podemos llamar narcisismo… Así nos vemos llevados a concebir el narcisismo que nace por repliegue de las investiduras de objeto como un narcisismo secundario, que se edifica sobre la base de otro primario, oscurecido por múltiples influencias".

Nos preguntamos por lo que estructura y diferencia los estados límites o "patologías narcisísticas" de las psicosis, pero muchas veces vemos que los efectos, en lo que a la clínica se refiere, no están tan distantes. ¿Es muy distinto lo que para el sujeto pueda manifestarse en su subjetividad? ¿en su pérdida de identidad, en su caída en el vacío, en sus penosas restituciones y reconstrucciones?. Desesperación, delirios, alucinaciones costos del llenado de un vacío imposible de atravesar ¿no lo llevan a manejar su vida y sus relaciones en la misma soledad y los mismos riesgos que aquél?, ¿no lo llevan a una desorganización tal donde los fenómenos pseudopsicóticos muchas veces se hacen presentes?

En varios momentos Freud nombra a las psicosis como "psiconeurosis narcisísticas".

Al mismo tiempo, es fundamental diferenciarlos

Pensamos la falla en la estructuración narcisista, y en esto la capacidad o no de amar de un sujeto, en tanto falla en la Identificación primaria. Especie de denegación en la identificación primaria (5) que no es igual a una ausencia del Padre. La madre quiso algo, que no era el mismo sujeto. Pero el "no deseo" de la madre, el hecho de una madre que "se pega y cuida" que no ama, ¿qué deja, sino vacío como resultado? Una madre resignada, un padre que desea otra cosa que a la madre, pacto perverso que no es amor.

El narcisismo es lo que recubre el vacío que la separación de la madre produce (6). Allí donde se espera la constitución de un objeto diferente como correlato de una identificación "inmediata" y "previa a toda relación de objeto". Identificación que es más a un modelo, a un esquema, al lenguaje, de ahí que Freud hable del padre (7). El Otro como polo de identificación porque no es objeto de necesidad, ni de deseo.

Algo allí del reconocimiento del lugar del padre en la palabra de la madre no se produce, del deseo del padre por la madre, no se efectiviza. Dejando al Sujeto en una vacilación entre la identificación a un modelo y la identificación al falo imaginario, que completa a la madre. Si la madre, en la estructuración edípica, no cae del lado de ser prohibida en tanto "mujer del padre", puede tratarse de un padre que limita, castiga, etc., pero no prohíbe lo que hay que prohibir (O. Masotta p. cit.). Prohibición que habilitaría el deseo del sujeto por alguna mujer posible.

Una madre que se resigna, ¿qué resigna?, ¿su deseo?, un padre que tiene sus salidas, pero Ernesto no cree que se trate de amantes, y entonces, ¿el deseo, dónde está?. Y simultáneamente ¿el amor dónde se refleja?

Pareciera que sí hay falta en la madre, que sí lo da, pero que el retome del padre en tanto identificación al Ideal del Yo, a los emblemas paternos, en relación al nombre del Padre, transmisión de un padre en la cadena significante, no se produce (8). En el relato que Ernesto hace de sus 5 años - no es cualquier momento en la infancia de un sujeto -, parece representar la escena fundante en la relación con el padre. El padre se enoja y lo echa, junto a su hermano, queda afuera, pero no sólo afuera de la madre, también afuera de él. Es un señor quien le habla, le pregunta, ¿lo salva?, un anónimo.

El padre hablaba, pero no le hablaba, no lo incluía en la cadena, no estaba dirigido a él, eran frases dichas.

Así como el padre no hablaba con él, el tampoco puede hablar con el padre, de esa vida.

Alrededor de la 10ma. entrevista Ernesto comenta que se ha encontrado nuevamente con su novia, y dice: "Ella no acepta mis condiciones, todo sigue igual…. Ya saqué el pasaje". "La semana que viene me voy".

"En el trabajo dejé un papel donde anoté qué quiero que hagan con todas mis cosas…me voy de viaje" "Llamé a una amiga que vive en B., me voy para allá. En realidad no la conozco mucho, la conocí en unas vacaciones, hace dos años…" "Nada ha cambiado, todo sigue igual…"

Para Ernesto se trata de un padre castrador, depositario de toda la potencia fálica. Padre que podría matarlo, someterlo, gozarlo, que no por ello ha permitido que él pudiera separarse del destino de terminar siendo lo que empezó, aquello que completa, consuela y resarce de todas las penurias a esa pobre madre víctima, y al mismo tiempo de quedar atrapado en ella, en esa cara que se desfigura y se convierte en lo siniestro.

Ernesto tiene razón en posponer su paternidad, no se si lograría soportar el enfrentamiento con este padre allí donde se trate de "ser" él mismo un padre. No se si lograría metaforizar a este padre esta vez, a pesar de haber atravesado algunas pruebas anteriores como el recibirse y obtener un título. Ernesto llega en el punto de tener que enfrentarse a la muerte del padre y a su pregunta sobre la paternidad, conjunción que pone al rojo el complejo paterno.

Al mismo tiempo, el terror a la muerte real nos da la pista que para él sería muy difícil no quedar expuesto "al amor que lo inunda" al "avance" de esta madre que se completa en él, de un Otro todopoderoso.

¿Neurosis Obsesiva grave? ¿Psicosis? Perversión que hace de límite a una despersonalización siempre en ciernes?

Lo que estructura al sujeto neurótico se produce en un recorrido, en el sentido de marcas en la diacronia de una historia, que incluso le antecede, presencia ausencia que regula, hiato, silencios y la cadena continúa, pero pareciera que la de Ernesto estuviera al borde de detenerse, de cristalizarse. Los tiempos están compactados en una especie de presente continuo. Lo único que puede hacer ante la frustración es retirarse, desvanecerse, se va a otro lado.

La vida no se define en un momento, ni en dos, no es un solo acto, ¿por qué tendría que serlo la estructuración psíquica de un sujeto? La Metáfora paterna, la muerte simbólica del Padre, es el recorrido de diversos anudamientos. Anudamientos que vuelven a ponerse en crisis cada vez que el sujeto deba enfrentarse a todo aquello que lo Nombre, la paternidad, la maternidad, lo real de la muerte, los títulos. Todo aquello que ponga en juego el Ideal, la Identificación primaria, y esto se produce una y otra vez en la cotidianeidad de la vida, en la cotidianeidad de nuestros consultorios.

Creo que una vez más, lo que venimos a decir no es grato, y es que no hay garantías.

Ernesto regresó de su viaje, lo esperé en el horario que había acordado. Llamó por teléfono: "doctora, no voy a poder ir, por ahora voy a suspender. Además ya está todo decidido". Inútil fue querer combinar una última entrevista.

Unos meses después, por la derivadora me llega la noticia de que el padre de Ernesto había fallecido.

Era ya la primavera y ese año, el fin del milenio.

Mayo, 2007

Notas

(1) O. Masotta, Ensayos Lacanianos, Cap. IV Ed. Anagrama

(2) S. Freud, Introducción al Narcisismo, Ed. Amorrortu

(3) Sigmund Freud: en La Interpretación de los Sueños:" La representación inconsciente es absolutamente incapaz, como tal, de llegar a lo preconsciente Solo puede exteriorizarse en él un efecto, enlazándose con una representación preconsciente a la que transfiere su intensidad y detrás de la cual se oculta. A este hecho damos el no mbre de transferencia...". Ed. Amorrortu

(4) S. Freud: Dinámica de la Transferencia y Amor de Transferencia. Ed. Am orrortu

(5) J. Kristeva : Historias de Amor. Ed. Siglo XXI

(6) J. Kristeva : Historias de Amor. Ed. Siglo XXI

(7) S. Freud: Cap 7. La Identificación, en Psicología de las Masas…Ed. Amorrortu

(8) E. Fernandez, Seminario sobre Psicosis, en El Sigma.

BIBLIOGRAFÍA

Freud, Sigmund

Lacan, Jacques

Martin, Guillermo

Masotta Oscar

Pommier, Gérard

Aulagnier Piera

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Número 24 - Diciembre 2007
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