Acheronta  - Revista de Psicoanálisis y Cultura
¿Porqué supervisar un caso?
Norma Ferrari

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Voy a valerme esta vez de tres trabajos que he realizado sobre este tema , dos publicados en Poubellication Lacaneana y uno presentado en las Jornadas sobre Transferencia que organizó la Secretaría Científica de APBA hace un tiempo. A estos trabajos he agregado lo que resultó de transitar la pregunta que me formulé en ocasión de este encuentro. (1)

¿Por qué supervisar un caso?

El tema de la supervisión es uno de esos con los que a la hora de pensar en fundamentarlos, se produce el encuentro con una escasez llamativa en cuanto a los aportes escritos que los analistas hemos efectuado al respecto.

Poco escrito, si se lo piensa en relación a otras temáticas tan profusamente abordadas.

Es importante señalar que es una práctica que responde al campo del psicoanálisis, aunque se ha extendido a otras orientaciones de la práctica de los psicólogos.

Respecto a estas orientaciones es de señalar que en ellas es aún mayor la ausencia de fundamentación respecto a lo conceptual y al hacer mismo de la supervisión.

Tratando de ubicar las razones de esa escasez, retomé la noción del trípode freudiano: análisis, supervisión y formación, con el que Freud sustenta la práctica analítica.

Sobre la clínica analítica y la formación , la literatura analítica no cesa de producir.

Pero, respecto a este trío,¿que particulariza a la supervisión?

Voy a plantear algunos puntos que considero centrales para después trabajarlos con más precisión.

Ubico un punto fundamental en la singularidad del campo transferencial que en la supervisión se despliega. Campo de cruce, campo de intersección de dos transferencias:

La del análisis que se supervisa y la que supone la supervisión misma.

¿Cómo transmitir entonces esa complejidad? Este es un punto que expone la posición con la que ca da analista sostiene el lugar al cual llega una demanda.

A esta demanda la podríamos pensar al mismo tiempo afectada y por afectar.

Afectada porque aquel que se propone supervisar un caso, se encuentra al tanto del destino de destitución que el lugar al que se dirige tiene en el horizonte.

Y por afectar, porque la demanda de supervisión padece del " ya lo sabía, pero aún así", que en el curso del trabajo de supervisión será una vez más atravesado por quien en esa estructura ocupa el lugar del supervisante.

El tema de la supervisión, que concierne tan profundamente a la clínica analítica, plantea constantemente la necesariedad del replanteo, de la revisión, de la apertura. Y esto fundamentalmente porque tanto la clínica que se nos presenta, como nuestro modo de abordarla, de intervenir al respecto, se encuentra en constante interrogación y reformulación.

Podemos pensar que la histeria, tal cual se manifestaba en el tiempo en el que Freud construía su método, no es la histeria como se presenta en nuestros días. Que las fobias intensificadas y multiplicadas en sus modos de presentación , guardan diferencias con aquellas con las que se las veían los primeros analistas. También podemos puntuar, que en algunos casos , sólo se trata de eso: cambios en los modos de presentación de las diferentes estructuras.

Esto implica entonces que se haga necesario volverse todo el tiempo sobre nuestra práctica interrogándola, como en un movimiento contrario al adormecimiento, a la comodidad de los supuestos asentamientos conceptuales.

Y aquí retornamos a la pregunta de ¿ por qué supervisar un caso?

Si recurrimos a las categorías lógicas: ¿dónde ubicaremos a la supervisión.?

Pretendo plantearles que en la práctica analítica, la supervisión atraviesa un trayecto que en el mejor de los casos podría estar trazado entre lo contingente y lo necesario.

Lo contingente es lo que cesa de no escribirse

Lo necesario es aquello que no cesa de escribirse,

Qué caracterizaría " fenomenológicamente" a lo contingente?

La urgencia, la dificultad que no se resuelve, la confusión o la inseguridad frente al caso, la idea de inexperiencia, etc.

Esto supone entonces que se supervisa para salir de ese atolladero, para atravesar ese obstáculo. (Después veremos en qué campos situaremos el obstáculo)

En este punto, el del obstáculo y su superación, podemos decir que la supervisión está concernida, pero ¿ de qué modo? ¿ Cómo algo que se asocia a una intervención respecto la cantidad de experiencia, a la acumulación de "conocimientos" de quien supervisa?

Pensar la supervisión de este modo supondría asociarla con los primeros tiempos de la práctica , pero esto nos vuelve a enfrentar con la indicación del trípode freudiano, que no fue planteado para algún momento, sino para la puesta en juego de la práctica analítica. En cualquier momento .

Y aquí entonces pasamos a la categoría lógica de la necesariedad.

Este trayecto entre lo contingente y lo necesario que me parece que todos los que nos proponemos como analistas atravesamos uno por uno.

Tal vez una de las cuestiones orientadoras en este punto sea la expresión lacaniana en cuanto a que es "indispensable que el analista sea al menos dos: el analista para producir efectos y el analista que teorice esos efectos"

En todo caso, la supervisión es uno de los lugares donde el analista se vuelve , teoriza, construye en relación a los efectos de sus intervenciones.

Supervisión entonces, segundo momento en la práctica analítica.

Para seguir pensando la necesariedad lógica de la supervisión voy a pasar a uno de los artículos que les mencioné a un punto donde podremos pensar la noción de obstáculo: En la supervisión de lo que se trata es de la posición del analista en la dirección de la cura.

Ciertamente, suelen surgir en el marco de la supervisión cuestiones no trabajadas por el supervisante en su análisis, que pueden ser causa de una dificultad en la escucha en un momento dado.

Estas situaciones, en las que emergen los denominados "puntos ciegos" ( expresión que Freud toma de Stekel para ubicar " represiones no vencidas en el analista"), pueden ser puntuadas y relevadas en el dispositivo de ña supervisión , pero considero que no es ése el espacio pertinente para su despliegue y análisis.

Este modo de trabajo, difiere con el de ubicar las dificultades en la conducción de un análisis en términos de error, equivocación o falla del supervisante, o bien de referirlos a la puesta en juego de sus posibles síntomas como sujeto.

Estas dos últimas posibilidades determinan diferentes posiciones respecto a la supervisión.

Si el obstáculo se concibe en términos de error, déficit o falla del supervisante, da lugar a cierta versión de la jerarquía donde el supervisor " que sabe" marcaría la falla .

Si convenimos según la indicación freudiana en atender a los significantes, repararemos en la diferencia que se establece al nombrar a quien supervisa un caso "supervisando" o "supervisante".

El término supervisando carece del matiz de actividad que el sufijo "ante" le confiere a supervisante.

"Supervisando", por otra parte, nos envía rápidamente a otra conocida dupla, la del "educador-educando".

Conocido es el deslizamiento que puede producirse en algunas supervisiones donde el supervisante queda ubicado en un lugar de "alumno" y el supervisor ejerce cierta forma de la maestría.

En este punto cabe señalar que los obstáculos que pueden presentársele al analista en la conducción de un análisis reconocen varias causas.

Algunas de ellas suelen nombrarse en términos de "momentos de la formación", "recorrido analítico" " experiencia clínica incipiente", etc.

Pero , por otra parte, el trabajo analítico opera en relación a un obstáculo que responde a la estructura misma del inconsciente, y que por lo tanto no es evitable ni depende de la formación o experiencia del analista.

Antes bien, el modo de trabajar respecto a ese obstáculo es contando con él ( contando con el malentendido que instala la palabra, con la naturaleza de la pulsión, con el movimiento de apertura y cierre del inconsciente – que se relaciona con la concepción freudiana de la transferencia como condición del análisis y a la vez como resistencia , en tanto amor de transferencia

Es importante incluir aquí, otra dificultad que surge en la supervisión : la comunicación del caso, esto es, el modo como se transmiten los problemas de la clínica.

En el Seminario Problemas cruciales para el Psicoanálisis , Lacan se refiere a la comunicación entre analistas. Allí señala que dado el campo de no sentido ( pas de sens, que alude al pas como no y como paso ) en el que el analista realiza su tarea, nada lo prepara para "discutir su experiencia con su vecino"

Esto es: no es una dificultad menor dar cuenta de las razones que hacen a una estructura psíquica. Tampoco lo es la transmisión de los avatares del posicionamiento en relación al lugar del Otro, y respecto del lugar del objeto de deseo en una estructura, entre muchas otras dificultades.

Hay una resistencia del analista en relación a su acto, resistencia constitutiva, que se releva en el trabajo de supervisión

En cuanto a esto, así como el análisis resulta para aquel analizante que aspira a ser psicoanalistala experiencia princeps que, junto a otras, sustenta y fundamenta su tarea, también la supervisión opera sobre la práctica de cada analista al modo de un atravesamiento necesario, que a la vez que sustenta, también como el análisis , interroga y pone en cuestión su trabajo.

Freud, por su parte, había relevado las dificultades en la enseñanza, la transmisión y el entrenamiento de los analistas, ubicando un punto nodal de esa dificultad en el hecho de que lo que constituye fundamentalmente ese corpus tiene como referencia esencial el campo transferencial entre el analista y su paciente. Campo al que sólo se accede "de oídas" mediatizado por la palabra de quien lo comunica.

En Lecciones Introductorias al Psicoanálisis plantea Freud como vía regia de acceso al Psicoanálisis, el emprendimiento del propio análisis, "dejándose analizar por un psicoanalista competente". Así , " a la vez que experimentan en su propio ser los efectos del análisis, tendrán ocasión de iniciarse en todas las sutilezas de su técnica".

Conocemos además, el trabajo constante que en reunión con otros analistas, realizaba Freud respecto a su clínica y al progreso de sus investigaciones.

Su copioso intercambio epistolar con Fliess nos dice también de la necesariedad lógica de una interlocución para los dilemas que le psicoanálisis plantea.

Esta búsqueda de interlocución está presente en toda demanda de supervisión.

Ahora bien, ¿cuáles son las características de esa demanda y el particular campo transferencial que instala?

Freud ubicó a la transferencia como motor y a la vez obstáculo del análisis ( en particular en su versión de amor de transferencia). Condición de posibilidad y expresión de la resistencia. Apertura y cierre del inconsciente.

Dice Lacan : " La transferencia tiene siempre el sentido de indicar los momentos de errancia y también de orientación del analista".

Uno y otro ponen de relieve la función de la transferencia tanto en el analizante como en el analista.

Lacan articuló dos cuestiones: transferencia y saber en su concepto de Sujeto supuesto Saber. Con su entrada en función se pone en curso un análisis.

El analista funcionará en ocasiones como semblante del SsS, ubicándose para operar y afectar su estructura.

En la supervisión, puede aparecer esta estructura del SsS con frecuencia "encarnada" en la figura del supervisor a quien se le atribuye cierto saber.

La demanda que se le dirige está articulada con esta atribuciòn de saber.

Ahora bien: ¿ de qué saber se trata?

Freud indicó a los analistas abordar cada caso como si fuera el primero, sin ninguna acumulación de saber, escuchando la singularidad.

Esta indicación obviamente no descarta el trabajo del analista respecto a la teoría y a la técnica a las cuales se ve enviado una y otra vez por su propia clínica, pero sigue dejando en primer plano el estatuto del saber en psicoanálisis, aquel que responde a la estructura misma del inconsciente.

Saber que se despliega en el lapsus, en el sueño, en la equivocidad-equivocación del sujeto. Un saber que no hay quién lo sepa. Respecto del cual el sujeto es indeterminado.

Lacan plantea que "lo que el psicoanalista encubre, porque con ello se cubre, es que algo pueda decirse sin que ningún sujeto lo sepa".

Un saber que no es del académico, del sabio, del erudito o del oficio . Es un saber que al generarse, se consume.

Vale entonces diferenciar esta particularidad del saber en la práctica analítica, de aquella que se asocia a la excelencia en la formación y a la amplitud de la experiencia que frecuentemente se buscan y requieren en un supervisor.

Se trata de dos órdenes distintos de saber: el uno asociado a la estructura del inconsciente; el otro , al recorrido de la práctica de quien se propone la tarea de supervisor

Y vale hacer la diferencia en tanto que el supervisor trabaja constantemente en esos bordes.

Tanto la demanda que se le dirige, como el lazo transferencial que se establece con el supervisor están atravesados por estos dos estatutos del saber.

El abordaje de esas cuestiones se relaciona con el modo como se concibe la práctica de la supervisión

Pasemos a pensar otro punto que sería el estatuto de la transferencia en el campo de la supervisión:

La cuestión de la transferencia en el marco de la supervisión supone encontrarse con una particular complejidad.

En principio, en la supervisión se produce el cruce de dos campos transferenciales: el que está en juego en el caso que se supervisa ( entre analizante y analista ) y el que se despliega en la supervisión ( entre supervisante y supervisor ).

Este nuevo topos , " entre dos" transferencias, produce efectos en ambos dispositivos : el del análisis y el de la supervisión.

Un punto interesante a pensar es que quien en una estructura ( la del análisis) ocupa el lugar de ser el depositario de una suposición de saber respecto del analizante, es quien ocupa en la otra ( la de la supervisión)el lugar desde donde dirige a otro esa suposición.

Para ir despejando términos veamos algunos puntos de contacto entre un análisis y una supervisión.

Comencemos por ubicar que el supervisor a quien escucha es al analista y es a éste a quien dirige sus intervenciones.

Surge aquí una interrogación ¿podría pensarse a la supervisión como un análisis del analista?

Se impone aquí una precisión: en un análisis se trata de la singularidad de los avatares de un sujeto respecto a su deseo..

En una supervisión, no es de lo que le ocurre al analista como sujeto de lo que se trata, sino de la puesta en juego de una función y de un posicionamiento: la función deseo del analista respecto a un caso y su posicionamiento en el lugar de la palabra, el lugar del Otro.

El sujeto en juego en un análisis es el sujeto del inconsciente. Hay allí un solo sujeto, en tanto el analista opera desde su función de tal.

¿ Cuál sería entonces el sujeto en la supervisión?

Puede pensarse que en ella, el sujeto es la experiencia analítica misma .

Experiencia en la que analista y analizante, y el campo transferencial que los implica, construyen el caso que se propone a la supervisión. (3)

Al decir de Lacan, no hay Otro del Otro, ni transferencia de la transferencia . No hay recuperación analitica del estatuto de la transferencia.

Por tanto , la supervisión no supone el análisis del analista,.dado que allí ocupa el lugar de supervisante en relación a los avatares de un caso, y no respecto a sus propias vicisitudes como sujeto.

Decíamos antes que toda supervisión implica una demanda de interlocución, pero ¿cómo precisar los términos entre una demanda de análisis una demanda de supervisión?

En un análisis la demanda se presenta en relación al padecimiento en relación al síntoma.

El analista intenta escucharla , precisarla en cuanto a la modalidad de su relación al deseo) y también afectarla. De hecho no todos los pedidos de análisis se tornan en demanda y dan lugar al establecimiento de un análisis.

En la supervisión, donde también hay una demanda, ésta surgirá en relación al obstáculo en la escucha y a la relación del analista a su acto.

El supervisor opera de modo de afectar esa demanda..

Retomando entonces una puntuación sobre la transferencia:

En cuanto a la articulación transferencia y saber, la dirección apuntará a afectar la relación del supervisante al SsS, produciendo el supervisor constantes corrimientos, donde podrán registrarse desde situaciones donde sea soporte de esa estructura, hasta intervenciones que marquen la falta en esa función.

Como consecuencia de esa afectación, se produce un pasaje del saber del lado del supervisante.

Una puntuación: el supervisante es un analista , que como tal , está advertido respecto al destino del SsS, o sea, su caída.

Esto es, conoce los avatares de la transferencia, pero también su destino de liquidación.

Esa liquidación tiene como efecto la destitución del analista del lugar al cual fue inicialmente convocado.

El supervisante entonces está en condiciones de avizorar también el destino de la suposición de saber que hace recaer sobre el supervisor…

Pareciera producirse aquí una paradoja más en lo imposible de la tarea de analizar… Lo sabía, pero aún así…

Para concluír : la dirección de la supervisión pivotea sobre tres ejes fundamentales : la particularidad del posicionamiento del analista , el despliegue de la función deseo del analista en cada caso y la afectación de la posición del supervisante respecto a la estructura del SsS.

Ejes atravesados necesariamente por los avatares de la transferencia.

Norma Ferrari

 

1- Presentación del 18.11.2002 en el Ateneo Interno para los equipos Asistencia y Supervisión de la Asociación de Psicólogos de Buenos Aires.

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Revista de Psicoanálisis y Cultura
Número 16 - Diciembre 2002
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