Acheronta  - Revista de Psicoanálisis y Cultura
A propósito de "semblanza" por "semblant"
Ignacio Gárate Martínez

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Dos apenados lectores que se preocupan por el rigor de los conceptos y la dificultad de los traspasos de una a otra lengua, nos invitan, a los autores de Lacan en castellano  1, con críticas acaso pertinentes, a dejar un concepto en francés (le semblant) para no dar traspiés en castellano (la semblanza)  2.

La cosa es meritoria y engendra un acuerdo de principio que nos parece inmediato por lógica de Perogrullo : lo mejor es leer en versión original, a condición de poseer por completo el idioma del escritor; claro que acaso lo mejor sería leer en la propia lengua lo que uno mismo ha escrito, a condición de reconocerse, al leerse, como autor de lo escrito, siendo evidente que siempre que escribimos algo nuevo, nos extraña el resultado cuando nos lo leemos, e incluso nos cuesta autorizarnos a pensar que viene de nosotros: tan es así que llegamos hartas veces a decir que nuestros propios enunciados provienen de otro que habla en nosotros mismos, sabe Dios, sólo Dios lo que se quería decir al escribirlo. ¿Tiene esto algo que ver con lo que Jacques Lacan en su idioma materno, tras tamizarlo con el paso por el idioma académico, nos intenta decir en la lengua del análisis?

La primera vez que "semblant" aparece en sus escritos como nombre común, "le semblant" (nosotros lo traducimos por semblanza), es el 7 de noviembre de 1955 en "La Cosa freudiana…" en donde dice:

« Acaso es tan grande la diferencia entre el pupitre y nosotros en cuanto a la conciencia, que adquiere tan fácilmente la semblanza, al ser puesto en juego entre mi y ustedes, como para que mis frases hayan permitido que nos equivoquemos (o engañemos) con ello (on s’y trompe). Lo mismo que al colocarse con uno de nosotros entre dos espejos paralelos se le verá reflejarse indefinidamente, lo que quiere decir que se parecerá mucho más de lo que uno cree a aquel que mira, puesto que al ver repetirse de la misma manera su imagen, éste también se ve a través de los ojos de otro cuando se mira ; ya que sin ese otro que es su imagen, no se vería verse. »

Dos años después, en "el psicoanálisis y su enseñanza", Lacan introduce de nuevo la expresión, en relación con la muerte esta vez:

« Así la muerte adopta la semblanza del otro imaginario, y el Otro real se reduce a la muerte. Figura límite de las que responden a la pregunta sobre la existencia. »

En 1967 en su discurso a la E.F.P. afirma :

« Lo que no soporta la semblanza es el acto »…/…  « la creencia es siempre la semblanza en acto »

En el 74 en « La Troisième » Lacan dice que no hay « ningún discurso en donde la semblanza no dirija el juego. » Lo que implica que la semblanza también funciona como director de envites en el propio discurso analítico, cosa que no se ha de olvidar si no se quiere caer en la tentación rigurosamente idólatra de una actitud de reverencia hacia los conceptos, siempre encapotados por la semblanza, incluso en el discurso del psicoanálisis, tanto como en los otros tres. Hay un déficit que no se puede taponar, porque, y Lacan lo expresa en Lituraterre a propósito de los japoneses, « Nada es más diferente del vacío socavado por la escritura que la semblanza. El primero es cubilete 3 siempre dispuesto a acoger el gozo, o por lo menos a invocarlo a partir de su artificio. »

Tanto la biografía como la autobiografía, son semblanzas en donde el autor refleja en la escritura la propia imagen que le produce su percepción, del otro o de sí mismo. Si se tratase de dibujos, se le diría bosquejo. Semblanza, ya lo hemos dicho, proviene de "semejar", por transición del "similis" latino al "similaris". El participio activo de semblar, semblante, ya se usaba por "parecido" en los castigos de D. Sancho en el siglo XIV. También apariencia de algo desde el XIII y en la misma época es, sobre todo, "rostro". La semblanza es un intento de acercarse, en la escritura, a la figura real: todos sabemos que el intento es siempre fallido, porque los significantes se encadenan pero, deslizándose, producen ripios, y no se sabe muy bien de quién se habla al forjar la semblanza, si del objeto que se enuncia o del sujeto que lo enuncia, huidizos ambos; tampoco es fácil, capturar a ese sujeto, pues el significante es semblanza que representa a un sujeto para otro significante que también es semblanza.

Quedan los juegos de palabra: sentido blanco (sens blanc), sangre blanca (sang blanc), que al traducirlos traicionan el quiebro, el hallazgo de quien habla; las ocurrencias nos vienen sin querer, no son forja de la voluntad de ser chistoso, más bien destellos desenmarañados del lenguaje que nos hacen pasar del "cubilete" al "jubilete" (de "godet" a "goder"), dándole hilaridad a nuestro paso del goce al gozo, transformando también lo mortífero de la repetición del gozo fálico en el júbilo (más bien comedido) del goce o de la fruición orgástica. Cuando Lacan dice "s’amblent ", utiliza un viejo término del francés, específico a las caballerías, que refiere un tipo de paso bien conocido en equitación y que, según creo, se dice en castellano "andar pasuco", cuando se le obliga al caballo, en sus andares, a mover las piernas delantera y trasera al mismo tiempo, izquierda y derecha consecutivamente 4. "Ambler" lo recoge Littré ya como antiguo, y la Enciclopedia de Diderot dice de "amble" que es un paso de caballo en el cual tiene siempre a la vez dos piernas levantadas, proviene de la forma verbal "ambler" que equivale a "aller à l’amble", de ella dice que hay ciertos caballos muy fuertes que van pasucos (qui amblent) cuando se les excita o mete prisa, pero que lo más a menudo es por debilidad natural o por cansancio. Claro que el segundo sentido de "amblar", en castellano esta vez, también en desuso, pero rico de germanía, es mover las ancas por impulso lúbrico durante la cópula; así lo refiere nuestra María Inés Chamorro en su Tesoro de Villanos, dando la definición de Oudin, "amblar la muger o el varón: remuer le cul, culeter"; y no lo recoge, sin embargo, mi Diccionario portátil del famoso abate Gattel, acaso por ser Abate, publicado posteriormente en París en 1798. Chamorro nos da tres preciosas referencias del Cancionero de obras de burlas prouocantes a risa (1519):

"Gentil dama singular/ honesta en toda dotrina/ mesuraos en vuestro amblar/ que por mucho madrugar/ no amanece mas ayna"; "Mientras que hodian: y mientras que amblavan"; "esta dessayno al Bachiller moreno afuerça de amblar entre otras cosas".

¿Que hacer, al traducir, con la polisemia que se ofrece en la lengua de origen a los deslizamientos y al resbalón significante? ¿Cómo trasladar estos efectos de sentido en donde el cuerpo tejido por los significantes de la lengua materna, de la madre envolvente, nos traiciona, nos lleva, nos levanta por chispas y por guiños retazos de represión?

No creo que se pueda trasmitir el genio de una lengua a cualquier otra, ni la escansión, ni el ritmo ni la rima. Pero el efecto de sentido, para no quedarnos con la mente en blanco, para que no se nos ponga sangre de horchata, el efecto de sentido, digo, implica un arriesgarse a decir en nombre propio, autorizarse el traspaso a la lengua de uno, que es siempre compromiso entre tres lenguas, retorno a la primera, desvelando la semblanza de la academia, refriega en la semblanza materna, por la tiranía de su llenar la oquedad del deseo que nos predestina, tornar a la lengua del análisis, para desvelar al cabo que nuestro sentido forja destino y andadura nueva, pero lo que en ese sentido tocaba a lo real, se nos escabulló para siempre en el instante mismo del hallazgo. Ir y venir vociferando es condición del ser hablante, velar en los entresijos para desvelar semblanzas, socavar oquedades, vaciarlas, puede ser el empeño de quienes enamorados de la verdad de lo inconsciente, no le piden a un discurso que se convierta en metalenguaje, desvelando para siempre la semblanza en que se teje, desatino.

Burdeos, a 17 de diciembre del 2002.

Notas

1 Gárate, Ignacio & Marinas José-Miguel ; Lacan en castellano, tránsito razonado por algunas voces, Quipú ediciones, Madrid 1999. Edición corregida y aumentada (en prensa) Lacan en Español, Biblioteca Nueva, Madrid, 2003.

2 Omar Guerrero, Cecilia Hopen : Un semblant más semblant (que el verdadero) o traducir el Sens blanc ; En el sitio web de la Asociación lacaniana internacional ; http://www.freud-lacan.com/documents/rechThemes. Septiembre de 1999.

3 Lacan dice "godet", en vez de "gobelet" o "verre", asociando sin duda con la expresión vulgar de "goder", equivalente de "prendre son pied" o sea el goce o disfrute del orgasmo, para introduce el "gozo" mortífero que se incrusta por capas sucesivas

4 O sea el "amblar" anticuado en castellano que recogen desde Roque Barcia a la Academia, pasando por Doña María Moliner.

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Revista de Psicoanálisis y Cultura
Número 16 - Diciembre 2002
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