Acheronta  - Revista de Psicoanálisis y Cultura
Sobre el reportaje a Germán García
Martín Wolf-Felder

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Leí con agrado el reportaje publicado en el número14 (de diciembre de 2001). Me sorprendió. Germán García como siempre muy abierto y chispeante, habla de casi todo lo que tiene que ver con el psicoanálisis, la política, el poder, la universidad, París, Bogotá, el mercado, el dinero, el goce de Lacan después del Anti-Edipo, pero ni una palabra del Área de Psicoanálisis ni de la Clínica Psicoanalítica de la Universidad de la República Oriental del Uruguay.

¿Habré estado tan parco hace tres años, cuando por invitación de Germán hablé con él mismo allí en Buenos Aires en forma coloquial y casi intima de cómo se podría pensar el movimiento de los que nos dedicamos al psicoanálisis desde un "departamento" o "Área de Psicoanálisis de la Facultad de Psicología de la Universidad de la República"? Pienso que no fue suficiente lo que le conté, pero algo sí le hablé de ese lugar para el cual la exigencia democrática uruguaya me hizo el honor de su transparente elección -hace casi ya diez años ahora- como el primer Profesor Titular de Psicoanálisis (G.5, efectivo) en la historia del país.

La anécdota vale la pena por el hecho que para hacer posible lo mencionado -que sólo culminaba un largo proceso colectivo anterior de resistencia universitaria contra la dictadura- fue fundamental que la democracia no cediera y se diera en cambio un llamado libre y abierto a aspirantes como se hace para el mayor escalafón docente de un departamento o área de una disciplina universitaria y así la transferencia, la identificación y las maniobras de instituciones monodisciplinarias corporativas que obran con inusitada falta de prolijidad, no logran acudir con soltura en apoyo del ejercicio clandestino del poder, muy similar en estilo al de los personeros del régimen derrotado. Alguien muy conciso y chistoso exclamó: "/.../!Epa, la Ipa no pudo subir su opa a upa ni con la Apa!/.../". Fue literal porque sucedió que el candidato que tenía, a último momento, al enterarse de quiénes se presentaban, decidió no hacerlo. Y efectivamente la rigurosidad a enfrentar no era para alguien de una cierta lograda comodidad poco proclive a un considerable esfuerzo en la elaboración de una propuesta.

No era fácil:

Por supuesto que el orden profesional copado sólo para tales circunstancias por las influencias de la Ipa – como vuelve a suceder en este momento, diez años después, aunque peor por la pasividad de argentinos frente al c orralito de la Ipa en la propia comisión asesora contra la inigualable dotación de meritos en la reciente presentación anterior a la actual de Doris Hajer - prefirió no exhibir la notoria evidencia de porqué su candidato, su representante institucional, habría de constituir para un "público de mas de cinco mil psicólogos y un número similar de estudiantes" una clara pérdida de imagen, si es que aún a la Ipa, en lo cotidiano del ámbito de la Universidad que es sólo "mercado" para ella, le queda alguna. Y es obvio que, por otro lado, los docentes y los estudiantes que no tenían nada que perder, sí lo prefirieron.

Fue así que, superada esa previa durísima pugna y convocados entonces en el salón Aída Fernández, el más amplio de la Facultad, frente a centenares de estudiantes primero y docentes después, nos dispusimos a una suerte de serie de verdaderos sucesivos breves diálogos acerca del psicoanálisis, diálogos con o sin continuidad temática, promovidos por las intervenciones de los asambleístas que, dirigidos por la mesa electa por ellos mismos pero sobre todo por sus propias inquietantes interrogantes, hacían caer una tras otra la enunciación de sus preguntas a boca de jarro y en forma muy espontánea, desprejuiciada, con o sin jerga, y siempre a manera de lluvia sin parar y sin el más mínimo sesgo de favoritismo que nos pudiera amparar a cada aspirante -por separado- durante horas y horas en que con un gran respeto formal, la atención y el interés permanente pudieron gobernar la trascendencia comunitaria de la situación. Estudiantes de Ingeniería, Arquitectura, Letras y Bellas Artes, invitados a presenciar el evento por militantes del Centro de Estudiantes Universitarios de Psicología, lo catalogaron de un triunfo de la vida democrática a favor de la autonomía universitaria frente a la incidencia del poder privatista de las instituciones corporativistas del medio social. Un estudiante en particular dijo: " Así como se eligió en esta Facultad al grado 5 de psicoanálisis tendríamos que elegir a todos los profes que no sabemos ni como son, ni como llegaron a sus cargos en nuestra Facultad".

Pero vuelvo al reportaje porque en su persistencia de negación implícita, insiste en hacerme dudar. ¿Será verdad que hube de relatarle a Germán todo eso? ¿Se lo conté o no? ¿Deliro? ¿O soy como aquel del tango que ni murió ni fue guerrero?

Lamento haber tenido que explicitar así algo muy personal pero me resulta inevitable dar a conocer esta pequeña partecita que también como latinoamericano me involucra en el movimiento psicoanalítico porque nunca se suele recordar la importancia que Lacan le asignaba a la universidad de los países subdesarrollados en contraposición a las del denominado primer mundo, precisamente en tiempos del Che Guevara y no casualmente muy poco antes del mayo francés de 1968. Y digo esto porque no es ajeno a lo que hacia el final de su vida en 1980 dice sobre la desidentificación en relación a la Escuela para emprender la Causa freudiana en el entendido de que aquello que dice de que los que quieran sean lacanianos pero que él es freudiano, no se puede banalizar. Va a analizar –si este calambur no yerra- con dicha toma de posición, el propio fenómeno religioso que vivió su Escuela a imagen y semejanza de la Ipa, en tanto hecho de creencia o fe por la suma de atribución de "sentido" y adhesión o "encolado" colectivo por identificación. ¿Y por qué podría remitir esto a la culpa que le atribuye Lacan a Freud por lo de la Internacional? Porque Lacan habla de la "verdadera" Iglesia y ello implica el discurso derivado de la Occidental, la de Roma, la fundante de nuestra cultura, cuyo "sentido" según él el marxismo renovaría y porqué no después el propio freudismo; es precisamente por eso que disuelve su Escuela: ante el riesgo de la posibilidad que fuera su institución, como la Ipa que Freud se viera obligado a fundar contra sí mismo, la que recogiera dicha herencia de sentido. Porque quizás el montón unificado por identificación, a su edad, le resultara ya insoportable. Nuestra querida amiga Aída Fernández, fundadora del primer grupo de lectura de Lacan fuera de la Ipa, no dejaba de asombrarse de que sus compañeras más jóvenes se vistieran todas igual y hablaran con una cadencia "idéntica": "como si se hubieran tragado todas la misma percha, como verdaderas monjas marca Ipa", decía. Lacan lo señala como Freud, aunque sin historiarlo: es la Iglesia. Pero digo: también la Iglesia que apunta contra el psicoanálisis desde la Facultad de Medicina de la Universidad de Viena a comienzos del siglo XX. Es como si la cosa pasara por ese dicho de alguien que decía considerarse judío en la misma medida en que así se lo señalaran los antisemitas. Fue la Universidad de Viena y luego la de Budapest y más tarde la de Berlín las que excluyeron al psicoanálisis de sus ámbitos multidisciplinarios y lo forzaron a un desarrollo aislado de entre iguales en torno a Freud que por algo pensó en Jung por no judío para presidir la naciente Ipa. El Área de Psicoanálisis de la Universidad de la República es lo más distante a un deshilvanado antojo a-histórico y por otra parte es también muchísimo más y distinto que sólo el lugar que se le otorga a su Profesor o Profesora Titular.

Porque es bueno que se conozca entonces que se trata de la articulación de una serie de lugares absolutamente privilegiada para el desarrollo político independiente del psicoanálisis en relación a las pirámides transferenciales y los embudos identificatorios de la transmisión teológica tradicional de las instituciones corporativas monodisciplinarias. Lejos de ser una panacea –lo que le sucediera a Ferenczi que fue el primero en poder iniciar algo en la universidad, así lo indica- sólo constituye un riquísimo conjunto de espacios virtuales para el ensayo de un aporte sensato a los fines del necesario pero complejo rescate histórico de un gran espacio real público, cuya fundante inscripción textual en un contexto institucional multi e interdisciplinario le fuera vedada al psicoanálisis por el conflicto entre la ideología católica y la vocación positivista de los universitarios y lo que aquél nuevo saber constituía a comienzos del siglo XX en Viena, Budapest y Berlín como amenaza de transformación del mencionado conflicto en la propia trama discursiva de su fuente de poder del saber médico de la histeria, ya puesto además por esos años en cuestión por las propias almas sufrientes de las demandantes de una atención no semiológica ni clínica en la línea de una "talking cure" o no que, bien o malentendida podía articularse o no con un trabajo de atención a una problemática de lazo social.

¡Bueno, Germán, ahora me permito dirigirme a ti no sin sonreir con muchas ganas y no con menos simpatía para preguntarte si ¿no te habrás contagiado de Fedida cuando afirmaba en la Facultad en 1990 (en ese momento todavía Instituto, IPUR) que –palabras aproximadas-: "/.../no/.../" había posibilidad de "/.../un camino del medio entre la Ipa-Cola y la Lacan-Cola/.../"? mientras yo, entendido mal por él en pleno malentendido le decía que aquí tomábamos agua autóctona natural que sale casi en toda casa por mas de una canilla o en todo caso agua Salus y que si el humor validara un juego con la alusión y así el "líquido" deviniera metáfora yo me preocuparía casi nada por el sentido y si mucho en cambio porque se le asociara como significante por contiguidad con "liquidar"! ¡Te lo conté, Germán! ¡No seas malo! ¡Sacámela un poquito!, diría un botija. Está bien que me guste ir a la playa Ramírez y al parque Rodó todos los días porque si no extraño esas arenas y palmeras entre las que deambulo mientras trabajo, pero eso no quiere decir que por esa necesidad estética para ejercer el psicoanálisis, no lo haya encontrado como forma de vivir. Me gustó lo que dijiste de la policía y de los prejuicios porque también tus amiguitos franceses quisieron saber de qué pelo era para venir o no a Montevideo. ¡No jodas, Germán! Escúchame un poco porque supongo que mi estilo de hablar no te cautivó entonces y la entrevista te agarró un poco distraído y te olvidaste lo que creo haberte dicho acerca de la universidad como institución política clave de la civilización cristiana occidental.

Me invitaron también para hablar de ello en la Universidad de Costa Rica en el 2000. Allí por suerte sorprendió que a pesar del cuadrípodo yo hablara de discurso del Señor y no del Amo y entonces pudimos tomar más literalmente a Hegel –que habla de "Señor" y siervo y no de amo y esclavo- y lo que tiene que ver con lo civilizatorio o con la Kultur como vos bien decís y así pudo evidenciarse de manera más palmaria lo que hace entre nosotros a la dimensión de la creencia como esa que vos tenés en Miller. In God we trust le hace decir todavía hoy Roma a Washington y arrasa con vos y con él, ambos creyentes aunque por suerte herejes que están en el medio; esa consigna del traste y el papel en que se inscribe, Germán, los arrasa a pesar de la seria preocupación que tienen en subrayar por fin de una vez por todas que, la producción de Lacan es, en su vivo decir, la elaboración retórica más responsable y original del freudo-marxismo contemporáneo. Pues se trata de disminuir los prejuicios y poder soportar que, te guste o no, la universidad –que vos por suerte, no sé si buena o mala, no tuviste que vivirla- es una institución probada como la misma iglesia de Roma que la impulsara desde la de Bolonia de 1119 en su lucha contra la oriental de los denostados sabios de Bizancio y el imperio musulmán. La universidad es integrante de la trama del discurso del Señor en las líneas que se entrecruzan por el giro de aquél hacia el discurso del Médico y de éste hacia el de la Histérica como el de éste hacia el del Psicoanalista y el de éste, ya de vuelta, según los 90, 180 o 270 grados del giro, hacia cualquiera de los otros tres, si es que leo el matema de Lacan desde él mismo en 1980 y desde lo que decís en tu reportaje ahora casi en el 2002. Bienvenido entonces tu triángulo entre la universidad, las editoriales y la prensa y me alegra de verdad que mi visita –olvidos mediante- no haya sido en vano.

Reconozco tu ascendencia en mi herejía. Hablo de psicoanálisis y de política. Es decir de la cuestión del poder en cuanto democrático como aspiración al ejercicio de una praxis participativa hacia un horizonte de una concepción del psicoanálisis como producto de secreción del vivir histórico-mítico de una de las culturas de los hablantes de este perdido pequeño planeta desconocido. De esta civilización, la nuestra, la de la apariencia de hegemonía que conversa en forma tan peculiar con su tierra, su agua y su aire. Hablo de esto que es, digamos, se acepte o no la idea, una cultura en el estilo de hacer de cuenta que nos pertenecieran los elementos y que pudiéramos hacer con los mismos a nuestro antojo como si fueran también ellos hablantes, creyentes y conquistables a la manera de cosa nuestra. ¿Te imaginás la atmóstera, la tierra, el agua: politiqueros? ¡Qué agujero –el de ozono, para la risa- entre ellos! ¡Política, Germán, no es lo que se hace así porque sí y entre iguales! Me alegra que leas a Lenin y a Trosky, además de Marx y que por allí te encuentres entonces con Maquiavelo y te abras a la complejidad infinita e inabordable con la que nos enfrentamos a la hora de pretender ejercer la política. ¡No es fácil! Sin embargo la mujer de Constantino la vió muy clara. Hizo un casting a la perfección. Jacques Lacan tuvo el honor de reconocérselo y no sería inconveniente que su hija de no mejor visión que la mujer de Constantino pudiera actualizarlo. Hablo de casting, no de casta. No lo digo entonces por lo que pudiera derivarse en forma tonta del trabajo de su tío Marc-Francois Lacan como co-autor del Vocabulario de Teología Bíblica. Hablo muy precisamente de Jacques Lacan que en 1980 decía que "/.../ La estabilidad de la religión viene de que el sentido siempre es religioso./.../". Y es esto lo que no te conviene olvidar. Se trata del quehacer con la creencia. Adónde apostar. Vos lo decís y no te das cuenta. A lo grande. La politiquería tiene patas cortas. No aguanta los casi mil años que tiene la universidad. Y yo sé que vos por lo menos no caés en la chantada fanática de entreverarla con ese discurso que Lacan se equivocó feo al denominar universitario y no médico, como si en París no se hubiera enterado de la existencia de una "patología " de la arquitectura o la construcción o de una "clínica" de tenis. Y siempre hay algo que es más grande o importante que lo anterior y te pongo un ejemplo citado por ti mismo de Lacan sobre el retorno de los psicoanalistas judíos a Europa, o si vos querés no lo consideremos por su supuesta dimensión macro porque entre la naríz de Cleopatra y la teoría del caos, lo micro puede cambiarlo todo y por mucho tiempo, como es el caso del suceso princeps que ocurriera para dar nacimiento a la institución psicoanalítica y cuyo principal testigo lo dijera así: "/.../Dichas asociaciones deben su existencia, precisamente, a la exclusión de que el psicoanálisis ha sido objeto, por la universidad. Es evidente, pues, que seguirán cumpliendo una función útil mientras se mantenga dicha exclusión./.../".

Deseo, aspiración y política no de Miller con su ... ¿cómo dijiste? ....único departamento de psicoanálisis en una universidad....como si no existiera el de la de Frankfurt o el de la de Klagenfurt o el de la de Boston o el de la de Bogotá o también el Área de la de la República Oriental -que a su vez es original en su integración en el pregrado como transmisora de una disciplina básica-, Área por la cual bregamos, como efecto de un andar, por lo menos desde 1958 en que se aprueba en el parlamento uruguayo el proyecto de Ley Orgánica de la Universidad que establece su autonomía en relación al poder político del Estado, es decir su propio poder en régimen democrático transparente mediante elecciones internas de estudiantes, docentes y egresados. Se trata de una larga marcha, la política, Germán.

En el 58 yo me enteré porque hicimos una asamblea en el secundario para ver si se aceptaba o no que viniera un dirigente obrero del puerto a hablarnos de la importancia que tenía para el país el mencionado proyecto de Ley que la clase obrera –no sólo su organización y sus dirigentes- estaba dispuesta a apoyar. En 1964 culmina un largo proceso de unificación del movimiento sindical con la creación de una central única: la Convención Nacional de Trabajadores (CNT). La Asociación de Docentes de la Universidad de la República (ADUR) integra la CNT. No es casual que recién después en 1971 se creara el Frente Amplio y que en 1973 la derecha diera un golpe de Estado que durara hasta 1985. Antes de la dictadura en la Facultad de Humanidades y Ciencias había un Instituto de Psicología que tenía una Licenciatura de Psicología de excelente articulación interdisciplinaria pero con apenas una materia que se llamaba psicología profunda I y ahí dieron clase primero Baranger y después Garbarino pero como maestros sueltos sin ningún equipo. La dictadura no dejó ni eso en pie aunque al final tuvo que transar con la Iglesia que quería sacar adelante una universidad católica y forjó una Escuela de Psicología en la Universidad de la República que tenía dentro de su programa dos materias, Psicología Crítica I y II que siguieron vigentes luego de la reconquista de la democracia en 1985 con la inserción en ellas de psicoanálisis, hasta que años después culmina un minucioso trabajo de reparación creativa de un Claustro Unico de la Psicología Universitaria, claustro democrático de Docentes, Estudiantes y Egresados que decide llamar a las cosas por su nombre y forja un Área de Psicoanálisis en la estructura, el plan de estudios y el presupuesto de un Instituto que debería en un plazo pertinente transformarse en la Facultad de Psicología de la Universidad de la República. Testigo y co-autora privilegiada de dicha muy exigente producción investigativa-histórica-psicoanalítica de carácter organizativo fue Doris Hajer, presidenta de la Asociación de Psicólogos Universitarios del Uruguay (APUU) (una U mas que la Apu de la Ipa) en la clandestinidad durante la dictadura y luego precisamente entonces convocante de dicho Claustro. Doris es la actual encargada del Área de Psicoanálisis que hoy cuenta con un equipo múltiple de cerca de veinte docentes efectivos (con salario permanente estipulado en el presupuesto oficial de la Universidad) que accedieron a sus cargos por concurso de méritos y pruebas públicas de oposición y otros tantos docentes voluntarios (sin salario) por llamado a aspirantes. Las garantías de transparencia y ecuanimidad de los tribunales fueron absolutas desde su propia integración. Y en los concursos ganaron freudianos, lacanianos y kleinianos sin ningún caballo de comisario. Cero corrupción, Germán. Y a joderse, porque entró gente que yo no quería que entrara y no entró gente que sí yo hubiera querido que entrara y no hubo tu tía y punto y me tuve que quedar en el molde sin la más minima intención de chistar, porque me era absolutamente imposible hacerlo en contra de mi propio proyecto que había sido electo a su vez –como ya dije- por llamado abierto y libre sin restricciones. Cuando me nombraron Profesor Titular, sólo por ese hecho el cargo que pasé a ocupar se convirtió en inamovible, efectivo, presupuestado, pero era el único porque todos los demás, los cerca de veinte ya mencionados, eran aún interinos, pasibles de desaparecer como lugares exclusivos para el psicoanálisis en la Universidad. Fue un trabajo político lograr convertir todos esos cargos interinos en efectivos. Era necesario convencer al Consejo de la Facultad y por ende no sólo a los representantes en él de los estudiantes, sino también a los de los docentes y los de los egresados afines o no al psicoanálisis, no transferenciados con nosotros, ni con el Área, ni con la Facultad y ni siquiera con la propia Universidad de la República y esto último no sólo por una lectura poco rigurosa de Lacan, porque los que más se oponían venían más de lado de una postura no de sumisión a una supuesta teoría psicoanalítica sino a una institución más o menos dependiente de la Ipa o de algunas corrientes psicoterapéuticas que se habían expandido por una cierta dificultad de entendimiento de los analistas entre sí en todo el período anterior a la constitución efectiva del Área. Llamar esos casi veinte cargos a concurso era de hecho el paso final para terminar de instalar para siempre -mientras exista- el psicoanálisis en el lugar de transmisión más respetado y reconocido por todo el conjunto de la sociedad uruguaya que lo sostiene con plusvalía y plus de goce de sus integrantes.

Germán, vos sabés y yo no te lo tengo porqué decir que, por su etimología, política procede de los términos que tanto en griego como en latín configuran el signo de la ciudad en el sentido de lo propio social de la ciudadanía. Procede pues de la sedimentación de esa experiencia milenaria del convivir y del intercambio que lo precediera en la misma fundación de la ciudad en el cruce de los más necesarios diversos y opuestos caminos de recorrido de las humanas mercancías. Fue esta etimológica magia la que pudo operar en la Facultad a favor del progreso del psicoanálisis y de la relación de los uruguayos de todas las clases sociales con él. ¡Pero te lo digo Germán, porque también precisamente la estratega principal de la implementación táctica de esa política estuvo en Buenos Aires hablando contigo! ¿No te acordaste? ¡¿Tampoco?! ¡ P i l l í n ! Te reitero que lo digo con cariño porque confieso que me resulta muy divertido tanto olvido y por supuesto que no te tengo que explicar porqué. Nos dedicamos a esta arena....y a estas palmeras, Germán. El olvido: ¿síntoma, política, política del síntoma, síntoma de política? ¿Política sin polis? ¿Sin ciudad? ¿Sin por lo menos más de dos casas? ¿Política sólo entre teólogos de uno o dos monasterios en el medio de la campiña cristiana de la Edad Media sin confrontación con otras creencias? ¿O política en la policreyente polis con Catedral de campanario y Universidad de varias cátedras además de la de teología, justo en la plaza central de la feria y el mercado? Me encanta pasear mientras trabajo. No tengo la religión de eso que los post-freudianos pre-lacanianos llamaron encuadre. Decí lo primero que se te pase por la cabeza, Germán. Te voy a ayudar a recordar. A Doris, cuando estuvo contigo en Buenos Aires, la acompañaba Iris Peña, hoy representante de los Docentes de la Facultad de Psicología de la Asociación de Docentes de la Universidad de la República (ADUR-Psicología) en ADUR-Central que, como ya señalé, forma parte del PIT-CNT que reúne a todos los asalariados sindicalizados del país. Dos psicoanalistas, Germán, pero también: docentes de psicoanálisis rupturistas, políticas universitarias, militantes, mujeres y, para peor, judía una y negra la otra. ¡Qué te parece! Y vos te das el lujo de olvidarte. La lucha por el poder es política pero no psicoanálisis aunque éste pueda llegar a ser el mejor método para aquella. Cuando se pretende hacer lucha mediante el supuesto sólo ejercicio del psicoanálisis no es política. Hay otras disciplinas además. Otros métodos. ¡Éste es el punto que la sugestión de nuestra historia extra-universitaria no nos permite concebir! ¡Caramba, Germán, ya lo había dicho Jesús antes de Lacan: al psicoanálisis lo que es del psicoanálisis y a la política lo que es de la política! A lo mejor se puede hacer una praxis combinada pero esta civilización está hecha para diferenciarlas por lo que opera la identificación en la propia red macro-micro cultural de lazos sociales por donde se articulan las atribuciones de sentido en los hablantes y en los discursos y por obra de estos.

Si no es así le puede pasar o ya le pasa al psicoanálisis lo que a la teología antes de 1119. Era lo único que la Iglesia admitía que se enseñara en forma orgánica. Recuerda que históricamente hacía muy poco –1054- de la separación "política" de Roma y Constantinopla por discusiones "teológico-litúrgicas". De los documentos se recoge que quizás sucediera por una pavada: el cuerpo de Cristo. La hostia, como signo. Unos sostenían que esa rodajita de esa parte cilíndrica del cuerpo de Cristo que hasta hoy se la ponen en la boca a los fieles que tienen esa creencia, debía hacerse con levadura y los otros que no, que por el contrario, que se debía hacer sin levadura. Si se leva o no se eleva esa parte del viril cuerpo de Cristo igual te la ponen en la boca tanto en la Occidental como en la Oriental. Pero no todo era joda y crimen como arrasar a los musulmanes, mujeres, ancianos y niños al estilo del debut de los cruzados que venían sobre todo de París y luego devenían "templarios". No, no, no. Había sí "Orden del Templo", de cristianos con "temple" guerrero, pero también estudiantes y docentes que querían saber otras disciplinas aparte de la monopólica Teología que regía en los monasterios aislados del campo lejos del mercado de la plaza pública dónde por suerte para Roma a ésta se le ocurre ya en aquel momento levantar Catedrales y cátedras –es hoy inevitable insistir- en medio de ese lugar del más concentrado pasaje de la gente que viene por diversos caminos a vender y a comprar desde cualquier lado y cualquier creencia. Así nace en 1119 en Bolonia: universïtas, el mismo año que los cruzados que pretenden conquistar lo que queda del Templo de Jerusalén pasan a vestir ese tan prestigioso nombre de "templarios", significante que todavía nos sale hoy algo deformado cuando hablamos de "temple" y de "templar".

Decime Germán: ¿leiste "el lapsus 13..." o "Los nombres ocultos de Freud"? ¿No es casi gracioso que el viejo haya sido bautizado en su circuncisión con el nombre del rey a quien Jahvé le confiara el cuidado de la Ley mediante la construcción de aquel Templo? No jodas mas con Jacques que me hizo acordar al Jacob de los doce hijos varones y una sola hija mujer, Dina. Fíjate lo que dice Lacan de Dina. Doce tribus encabezadas por hombres y ninguna por una mujer. Al menos una que no es hombre como dios o Jacob. ¿No es hora ya de aprender algo de política? Anne Levallois en "Freud hoy en la Universidad" se pregunta: "¿Se puede ser psicoanalista sin entrar en religión?" Hace reflexionar. Nos dijo personalmente que siempre le había llamado la atención durante los seminarios la fascinación que despertaba Lacan entre los hombres presentes, en contraste con que no sucediera casi para nada eso entre las mujeres. ¿Raro? Con franqueza Germán: ¿vos creés de verdad, de corazón, que sea adecuada una institución de iguales, corporativa, sólo gobernada por quienes ejercen o aspiran a ejercer el psicoanálisis para la formación precisamente de psicoanalistas con todo lo que implica de fardo de gran peso que pasa al pase?

Lo que es bueno para el arte de la joyería no necesariamente tiene que serlo para el psicoanálisis. Y no es porque piense que el alma no sea una joya.

Estoy de acuerdo que entre iguales podría ser mucho más fácil que en la universidad porque en ésta lo que está en juego es lo real y por lo tanto lo imposible, pero de cualquier manera lo prefiero a lo imaginario posible por institución de una sola teoría con gobierno por ende monodisciplinario. ¿No es de política infantil (en el sentido de Lenin cuando se refiere a la enfermedad infantil del izquierdismo en el comunismo) heredar una exclusión tanto por saber como por no saber que fue por exclusión católica antisemita de la Facultad de Medicina de Viena que el psicoanálisis no pudo pasar a transmitirse en la Universidad?

¿Fue o no una íngenuidad de Lacan no tener esto en cuenta y querer arreglar con un pase lo que no es ni magia ni psicoanálisis sino política, es decir una cuestión de valorar los efectos derivados de un momento y un lugar determinados, como efectos y no como existentes ex nihilo con sentido per se?

Porque ¿en qué quedamos, Germán? ¿Qué tiene que ver estar o no estar a favor del pase, si la cuestión viene por una complejidad de la cual el propio pase es apenas un mero efecto de disfrazada creencia de salvación religiosa?

Porque es problema de cada quién que, poseído o no por el discurso médico, luego se encuentre o no con el psicoanalítico. El pase tiene que ver con cuidar o en el mejor de los casos con prevenir. Hoy pretendemos desde Freud desarrollar el discurso psicoanalítico en un ámbito co-producido por él mismo y en la propia palestra de sus riesgos de giro hacia otros pero no fuera de la vida del mundo que transcurre en el tiempo. En la universidad podría ser imposible o posible cualquier devenir y no hay creencia que te salve, salvo la propia del discurso del Señor, la cual, cuando querés darte cuenta ya te mató al psicoanálisis. Y es capaz que más rápido que Miller con la Ipa. Pero bueno, nuestra vocación no trata de cuidar y justamente, de esto te das más cuenta si convivís con quienes ejercen ese otro discurso y te podés así diferenciar en la cadena del saber. Porque ¿no es acaso toda una gran grosería política la propia inercia de no haber podido reconocer hasta 1997 que casi sólo en la Universidad se puede transmitir el psicoanálisis con la mayor diferenciación de identificaciones y transferencias de trabajo que hacen al cultivo de pluralidades en una ya hoy árida arena sin palmeras ni paisaje de oxigenante diversidad en el saber? Vos lo sabés Germán. Vos decís venir desde una vida obrera y literaria. Vos no mascás vidrio. Bueno, a esta altura, yo qué sé, a lo mejor sí pero así y todo estoy casi seguro que no lo tragás, o por lo menos lo atajás con alguna hostia. La Iglesia tuvo que recurrir a la política ocho siglos después que la política de Roma debiera recurrir a la Iglesia ("dad al César"). Para permanecer con su poder frente a Constantinopla y el Corán, la teología debía ceder espacios a otras disciplinas en el sentido de organización humana para la promoción del saber como poder político fundamental. Es así que nace la Universidad. Y luego permanece con las luces de la Revolución Francesa, Napoleón, Hegel y llega de manera muy distinta en torno a la primera guerra mundial a Viena, Budapest y la Córdoba argentina. En Viena rechaza al psicoanálisis de entrada, en Budapest los estudiantes hacen nombrar a Ferenczi profesor de psicoanálisis pero poco después los propios colegas catolicones médicos antisemitas de aquéllos de Viena, lo destituyen. En Córdoba –vos algo escribiste- hay revuelta universitaria que recoge postulados de un congreso estudiantil latinoamericano de 1910 en Montevideo. Lo de 1958 en Uruguay tiene que ver con la propia fundación de la Universidad en nuestro país como institución desligada de la Iglesia y con lo de Córdoba en cuanto a la búsqueda del co-gobierno estudiantil anticorporativo y una autonomía efectiva en relación al poder político del Estado. El Rector no es de confianza del partido político en el poder; tampoco de los de la oposición. Lo elige la Asamblea General del Claustro (A.G.C.), a su vez electa por decenas de miles de estudiantes, docentes y egresados de Arquitectura, Bellas Artes, Ciencias Sociales, Derecho, Ingeniería, Medicina, Psicología, etc. que, en cada Facultad, también eligen su respectivo Decano integrante del Consejo Directivo Central (C.D.C.) junto a los demás decanos, el Rector y estudiantes, docentes y egresados representantes de los tres órdenes de la A.G.C.

El Área de Psicoanálisis de la Universidad de la República que es producto de estos y otros hitos y mitos de la historia de la cultura cristiana occidental tiene como uno de sus productos, precisamente, la traducción oficial al castellano de las Actas de la Asociación Psicoanalítica de Viena entre los años 1919-1923, actas que a su vez descubriera en la Biblioteca del Congreso en Washington uno de nuestros investigadores austríacos asociados al Área y actas que arrojan luz, viva luz, sobre las Clínicas Psicoanalíticas Populares de Viena y Berlín y la evolución extra-universitaria, es decir, monodisciplinaria, corporativa, de la transmisión del psicoanálisis. Lo increible Germán es que vos eras una de las dos personas que se sentaron al frente cuando dichas Actas se presentaron en la Escuela de Orientación Lacaniana –antes de ser traducidas al inglés y al francés- y vos no decís una palabra de ellas si bien te consta que constituyen de hecho un documento de lo que se puede obrar a favor del psicoanálisis en cuanto a que su enseñanza deje de ser teológica en el propio sentido literal de la misma pre-historia monacal monodisciplinaria de la Universidad por un lado y la de la pre-historia de la institución monodisciplinaria de la transmisión del psicoanálisis por otro.

Muy grandes olvidos, Germán. ¿No habrás sido monaguillo? ¿No lo seguirás siendo? ¡Hostia! ¿Todavía te gusta que te la pongan en la boca? La política se ha hecho para mejores cosas que para volver a Lacan a la Ipa. De cualquier manera, mucho antes que Miller, los integrantes de la Ipa no tuvieron otra opción mejor que leer a Lacan para volver a Freud y continuarlo y sólo así poder zafar de la boca de cocodrilo de la medicina a pesar de que por ahí saliera algún vicepresidente de la Ipa (de notoria vocación conductista) ansioso por hacerle segregar a la mamá reptil bastante saliva y conste que no hablo de Etchegoyen sino del otro rioplatense posterior a él y al que por aquí se le conoce muy bien por su tenacidad burocrática en investigar la eficacia de las psicoterapias entre los estudiantes de la Universidad... que se las hayan hecho...dichas psicoterapias, agrego, para aclarar, por las dudas, porque allí se aplica el método estadístico sin la actualización que para el estudio del vivir humano, sugiere I. Prigogine, premio Nóbel, Profesor de Mecánica estadística de la Universidad de Texas. Porque si Lacan intentó revolucionar con el clásico, el sentido asignado al significante de la revolución por el supuesto giro discursivo de 360 grados que comandaría toda pretensión para con los líos hablantes desde el discurso del Herr (que Kojeve le traduce de Hegel), relevado por el del universitario, a su vez sustituido por el de la histérica que luego deja su lugar al del psicoanalista para volver por lo ya girado otra vez al Herr, si bien lo hace pasar por el discurso de la histérica, no traducir "Herr" como "Señor" le facilita forcluir lo cristiano occidental que moldea todo discurso y pierde de vista el curar como el más clásico sentido del mayor poder vigente del saber primordial del hijo del Herr que, es, desde siempre, por ello, nuestro Herr, y así se forja que en lo real aparezca lo universitario que, precisamente, da cuenta de la presencia de la Iglesia como fundante de la institución del 1119 encargada de la transmisión del saber, cuerpo de saberes, corpus que se in-corpo-ra, corpus de quien, con su cuerpo como saber cura el cuerpo del otro, prójimo. Corpus Christi, procesión. Es por esto que te digo de paso que nos permitimos una suerte de otra consonancia en la nominación de los significantes con los cuales Lacan propuso rotular su giratorio matema de la revolución discursiva; nos parece más adecuado a una articulación lógica hablar de los discursos del Señor, del Médico, de la Histérica y del Psicoanalista. Si se entendiera bien, Germán, ¡porque sos un verdadero divino peligro con tus olvidos! mirá que hablo de Dios o de Cristo como del Señor (Padre o Hijo) de la fe o de la creencia en cuanto significante fundamental, y por otro lado sólo de Jesús (Hijo) de la medicina o de la cura o el saber, de la histeria y del psicoanálisis. Porque en la Universidad de Costa Rica se me preguntó porqué hablaba de cultura y no de discurso cuando yo allí había hablado tanto de una como del otro y me pareció allí entrever como el viejo problema entre el huevo y la gallina y una suerte de preferencia no fundamentada que podía conducir al extremo de concebir un discurso anterior a una primera cultura, discurso que vendría por supuesto que de dios y que precisamente me indicaba la intensidad del discurso de la creencia y la identificación en el mismo en la propia reflexión de alguien que se pretende poder ejercer la suspensión del sujeto, mientras que desde lo real es hablado por aquello que sintetiza mejor que nadie la llamada Ciencia Cristiana, si bien aparece como Discurso Universitario quizás por la forclusión que Kojeve favoreciera en Lacan al intentar sin querer borrar la acepción hegeliana principal de Herr que es Señor en el sentido bíblico, Diferencio pues la asignación de sentido como acto religioso digno de la palabra del Señor o de la semiología médica aplicada a la clínica como cuando se pretende diagnosticar si hay o no demanda de análisis. Y si bien ambos hacen síntoma en la histérica por la permeabilidad de la escucha de ésta, generan a su vez no una necesidad sino una suerte de necesidad, histórica de la histeria o histérica de la historia, plasmada en la impermeabilidad de escucha al sentido, como constituyente de la revolución que es la atención al sin-sentido.

Cuando Lacan dice: "/.../a causa del hecho de que tenemos una atención flotante, oímos lo que el analizante ha dicho/.../", quiere decir justo eso que reafirmará algunos años después en relación precisamente al creer, es decir, a desidentificarse del creer como equivalente de ser freudiano en contraste con lo que les sucede a los lacanianos que por ello lo encierran hacia la única salida de la disolución que no es otra que la de salir de "la creencia en cuanto asignación de sentido". Cuando percibe lo religioso de sus adeptos se vuelve más radicalmente que nunca hacia Freud como maestro de la no asignación de sentido en cuanto suspensión flotante pareja de la atención a la palabra del otro, para no hundirse en la búsqueda de la atracción por el sentido que uno asigna a lo que valga la redundancia cree escuchar. Porque tanto en el Señor como en el Médico hay un saber de entrada que opera como autorización a la atribución de sentido (como acto de transferir). Y esto último, Germán, para ver si lo lees en su recorrido y no te olvidas, deriva de aportes clave de Doris Hajer (Señor-Siervo, no Amo-Esclavo; Übertragung) que, además de lectora de Hegel, Marx y Freud en alemán (fue quien tradujo las Actas) está en la mira del club de Tobi internacional del psicoanálisis que ya no sabe qué hacer para impedir que continúe en su cargo actual de encargada del Área de Psicoanálisis de la Universidad de la República (Facultad de Psicología) como Profesora Titular (G.5 efectiva). Quiero finalizar con una suerte de corte: hoy dicha compañera, por sensatez y madurez de la mayoría absoluta de los psicólogos universitarios que ejercen el psicoanálisis en el país, es la única anotada para el concurso de méritos y pruebas de oposición por el cual el Área de Psicoanálisis volvería a tener su cargo docente de máximo escalafón, ocupado. No sería serio no hacer serie en el rescate de lo que la "verdadera" Iglesia enseña al ensañarse en señalar.

Como lo más importante de la política es la polis, la ciudadanía, es importante que tenga información de lo que se trata en este preciso momento en el Uruguay en relación al psicoanálisis. Hay gente interesada en postergar el acceso de Doris Hajer al lugar que le corresponde y en el cual en realidad ya está aunque todavía en forma interina. Es necesario que el Consejo de la Facultad de Psicología de la Universidad de la República Oriental del Uruguay haga lo que le corresponda: RECOGER LA DECISIÓN REAL DE LA MAYORÍA DE CADA UNO DE SUS ÓRDENES (DOCENTES, ESTUDIANTES, EGRESADOS) Y DEFENDER CON DICHAS ASAMBLEAS LA AUTONOMÍA DEL BIEN PÚBLICO.

¡¡¡Ahora no te olvides también de esto en tu próximo reportaje, Germán; sería demasiado!!! Chau. Salud.

Muchas gracias, Acheronta. Un abrazo, Michel.

Martín Wolf-Felder,

Punta del Este, Febrero, Carne-vale, 2002.

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Revista de Psicoanálisis y Cultura
Número 15 - Julio 2002
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