Acheronta  - Revista de Psicoanálisis y Cultura
Ricardo, la cura de un fetichista.
Del fetichismo al masoquismo
Emiliano del Campo

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CONJETURAS DEL RE-ANÁLISIS DE RICARDO.-

NO HAY TEORÍA SIN CLÍNICA. CONCLUSIONES-

En el ‘Caso Ricardo, desde la lectura texto de Deleuze concluyo:

El fetichismo y el masoquismo hacen la complejidad de la estructura de ‘las perversiones’. El masoquismo sería la perversión dominante, la estructura mismo de la perversión. En Sade, el héroe sádico’ es el instrumento de alcanzar el ‘Dios Suprema maldad’que fundamenta su pensamiento político.

En el sadismo estamos en presencia de un verdugo que domina a la víctima y goza cuanto menos dispuesta y persuadida está su victima. Pero en el sadismo, el sádico es un instrumento de ‘otro’. En la clínica lo vemos al sádico subsumido como un ‘momento’ del fantasma perverso masoquista. El fantasma perverso fetichista y el masoquista buscan el goce incestuoso con la madre.

Es necesario diferenciar la estabilidad del fantasma perverso fetichista de Ricardo de las vacilaciones del fantasma perverso del neurótico, diferencia crucial en la clínica. Es por ello que distintos colegas, más aún lacanianos que, durante años, en mis diferentes presentaciones del caso Ricardo, depurada ya la clínica de las conjeturas teóricas ‘del Libro’, no cesaron en considerarlo como ‘una neurosis obsesiva’. Obsesión que oscureció del fetichismo de Ricardo. Más aún, que una perversión ¿por qué una perversión no es analizable? ¿Freud no partió acaso, de la escisión del Yo, la Verleugnung?

Retomo a Lacan que sostiene un aserto de "La Tesis Doctoral": "Nada se asemeja tanto a una sintomatología neurótica como una sintomatología pre-psicótica." Aseveración que guía mi clínica, vinculada con lo que funciona como un axioma: "Lo comprensible es un término fugitivo, inasible, es sorprendente que nunca sea calibrado como lección primordial, una formulación a la entrada de la clínica. Comiencen por creer que no comprenden. Partan de la idea del malentendido fundamental". Solo es posible establecer la diferencia entre la neurosis y la pre-psicosis partiendo del malentendido fundamental del lenguaje oscurece la diferencia entre el "automatismo del pensamiento" pre-psicótico con los pensamientos obsesivos de las neurosis, no se tiene en cuenta que: "la verdad delirante ahuyenta las tinieblas, disipa el miedo y da una finalidad de movilidad a la vida".

Es lo que intento, parafraseando a Lacan respecto a la pre-psicosis: nada se asemeja tanto a una sintomatología neurótica como una sintomatología perversa, (asemejar es solo presentar una cosa como parecida a otra)

Ricardo es a la vez, estructuralmente, poseído por diferentes fantasmas, que hacen de él ‘un neurótico, un fetichista y un masoquista’. Es necesario descifrar cuando es uno y cuando es otro. Más aún, en ‘las formaciones del objeto a por forclusión‘, donde Nasio sitúa los ‘trastornos psicosomáticos’, trastorno que hacen a otro Ricardo. Queda en suspenso ‘la forclusión local’ del padre; la que conjeturamos desde la alucinación infantil: ‘los zuecos que caminan solos’.

Por ‘comprender’ desde la teoría y no del malentendido de la clínica, estos colegas han caído en el prejuicio de confundir la estructura perversa con perversidad sexual. O bien porque confundían la ritualización fetichista, el ‘Contrato’ del que nos habla Deleuze, con obsesiones, sin saber que el fetichista, como lo sostiene Lacan, está ‘coagulado-detenido’ en el fantasma que se le sustrae. Como el ‘masoquista con la ‘mujer verdugo’, se comporta como un ‘religioso con su fetiche que lo captura y le abre las puertas al incesto.

En el caso de las perversiones lo fundante es la estructura perversa del fantasma que, al estar más allá de lo factual, sostiene la práctica de la escenificación perversa, como una escena sobre la escena. No es lo mismo el secreto de la perversión fetichista: "el brillo del pié bien calzado", que Ricardo calzando el pié de sus mujeres. Es diferente a la ‘condición fetichista’ del fantasma perverso del neurótico.

Lacan sostiene que: "No es porque sueñen con la perversión que ustedes son perversos. El soñar con la perversión puede servir a otra cosa y, principalmente, cuando se es neurótico: ¡a sostener el deseo, de lo cual, cuando se es neurótico se tiene mucha necesidad!" (12 III 68) Ricardo como fetichista, está comprometido con el deseo como voluntad de goce ‘más allá de la castración’. Comprometido con el sufrimiento, Ricardo va develando en su análisis su pasión masoquista, que lo conduce al ‘Poder del Uno Materno Incestuoso’.

Una aseveración freudiana nos replantea la cura de las perversiones y de las psicosis partir de la Verleugnung freudiana, "la Spaltung del Yo" en el "Esquema del Psicoanálisis"-1938.

"Probablemente tengamos derecho a conjeturar, con universal validez, que lo sobrevenido en tales casos es una escisión psíquica. Se forman dos posturas psíquicas en vez de una postura única: la que toma en cuenta la realidad objetiva, la normal, y otra que bajo el influjo de lo pulsional desase al yo de la realidad. Las dos coexisten una junto a la otra. (9.203)

Replantea la cura psicoanalítica misma, no solo de las neurosis y perversiones, sino de la estructura psicótica. Es lo que desarrollo en el ‘Caso Mariane’ desde las conjeturas de Nasio, toma su fuente en la clínica psicoanalítica de ‘las psicosis’. ( 17) Cuestiona ‘la forclusión totalizante’ de Lacan. El ‘Uno’totalizante es a lo que se Lacan mismo se opone. Lacan: "Se trata de saber hasta que punto converge, como lo he dicho siempre, con este. Uno que reina en el fundamento mental, en la aurora de los psicoanalistas, bajo la forma de la virtud unitiva que estaría al principio de todo el desarrollo, del discurso sobre la sexualidad." (12.19 IV 67)

Lacan remite a Deleuze.-

Lacan nos remitió al texo de Deleuze: "Voy a tomar un ejemplo de alguien que no es psicoanalista, G. Deleuze; presenta un libro de Sacher-Massoch, Presentación de Sacher-Massoch, escribe sobre masoquismo, incuestionablemente el mejor texto que jamás haya sido escrito. El mejor texto comparado a todo lo que se ha sido escrito sobre ese tema en psicoanálisis, seguramente, ha leído esos textos. No inventa su tema, parte en principio de Sacher-Massoch, que tiene algo que decir cuando se trata de masoquismo. Se ha recortado un poco su nombre, ya que ahora se dice masoca, marca la diferencia que hay ente masoca y masoquismo, masoquista o masoca. Como sea volveremos sobre este texto, ya que literalmente puedo decir algo de un tema sobre el cual no he permanecido mudo, puesto que he escrito Kant con Sade.

No hay más que percibir que el sadismo y el masoquismo son dos vías estrictamente distintas, se deben ambas referir a la estructura. Todo sadista no es automáticamente un masoca, ni toda masoca un sadista. No se trata de un guante que se da vuelta. Puede que Deleuze —juraría por otra parte ya que me cita abundantemente— haya sacado provecho de esos textos; no es asombroso que este texto anticipe lo que voy a decir, en la vía que hemos abierto este año, mientras que no hay un sólo texto psicoanalítico que no hay que retomarlo, rehacerlo en esta nueva perspectiva. He confirmado por el mismo autor, que no tiene ninguna experiencia de análisis.

Tales son los puntos que deseo marcar; después de todo con el tiempo pueden cambiar, toman un valor ejemplar y merecen ser retenidos, como para exigirme que dé plenamente cuenta, quiero decir, en detalle, de ellos". (12.19.V.67)

El texto de Deleuze fue publicado en Paris en 1967 con el título: "Presentation de Sacher Masoch". Traducido al castellano y editado en 1969 con el título: "Sacher Masoch & Sade. Gilles Deleuze". (4) Fue la única edición, no así en Paris.

La respuesta al enigma del masoquismo está en Deleuze; a él me condujo la cita de Lacan. Mi interrogante surgió de la afirmación de Lacan "escribe sobre masoquismo, incuestionablemente el mejor texto que jamás haya sido escrito". Efectivamente es así, pero: ¿porqué Lacan no fue más allá de su elogio?, Ya que este escrito "toma un valor ejemplar y merecen ser retenidos, como para exigirme que dé plenamente cuenta, quiero decir, en detalle, de ellos". Tampoco encontré que los continuadores de Lacan retomen esta exigencia.

No es exacto que Deleuze "me cita abundantemente"; si a Theodor Reik, pero su fundamento nace de Freud en "Malestar en la Cultura. Deleuze ha abierto otra vía que el texto de Lacan ‘Kant con Sade’; de él solo hace una cita. Lo original de Deleuze es articular los escritos de Masoch con Sade; lo que no solo faltó en el texto lacaniano sino en estudiosos del pensamiento de Sade.

Devela el reduccionismo del pensamiento de Masoch al masoquismo por Kraft-Ebing; de aquí la alteridad irreductible del sadismo y masoquismo. Deleuze me obliga a una relectura clínica del ‘reanalizas' del caso Ricardo. Deleuze es innovador, va más allá que el anudamiento del fetichismo y el masoquismo; se trata de la ‘doble presencia del padre’ en el masoquismo. Es la coexistencia del desmentido y el padre forcluido, ambos encubiertos por ´la mujer verdugo’. El padre forcluido nos lleva a la conjetura de Nasio de la ‘forclusión local’. (16)

El campo de la perversión conduce a la fobia.-

Conjeturamos que la alucinación de la ‘macula’ es heredera de la alucinación infantil de ‘los zuecos que caminan solos’ . Alucinación que se trastoca en el fantasma fetichista del "mí pié bien calzado", de allí a las formaciones fetichistas y el masoquismo

La experiencia de relación incestuosa con la madre, ha dejado huellas indelebles en Ricardo, una experiencia encubierta por los cuidados maternos. Los cuidados maternos son: "una suerte de mitología de la dependencia—como si fuera eso de lo que se trata—lo anaclítico toma su estatuto, su verdadera relación por definir, propiamente, lo que yo sitúo al nivel de la estructura fundamental de la perversión. (...) el padre, una institución, hasta una isla desierta". (12. 7 V 69) Esta primacía de la madre se anuda a la ‘forclusión parcial del padre’, el que retorna en su desequilibrante vida como padre fallido.

Esta experiencia del Goce incestuoso vivido en su cuerpo, es transformada con las diferentes barreras: serán las fobias de adulto que coexisten con las variantes del fetiche, suplen el significante fallido ‘del padre’. "La verdadera función de la fobia, que está en sustituir al objeto de la angustia por un significante que provoca temor. A la vista del enigma de la angustia, la relación señalada de peligro es tranquilizadora. (13 V-l69) Ricardo a sustituido ‘La Madre’ por el padre. Con las fobias, el goce incestuoso se independizó de la experiencia ‘alucinatoria’: "los zuecos que caminan solos."; la que retornará en la "Mácula". Se trata de la alucinación, una de las formaciones del objeto a de Nasio (16); punto de partida de las fobias.

La novedad de Lacan en el estatuto de la fobia: "Lo que yo quería apuntar hoy es, precisamente, que es al nivel de la fobia donde podemos ver, no enteramente, algo que sería una entidad clínica, sino de algún modo, una encrucijada, algo que elucidar en sus relaciones con eso hacia lo cual vira generalmente, a saber los dos grandes ordénese de la neurosis: histeria y neurosis obsesiva. Pero por otra parte, por la juntura que ella realiza con la estructura de la perversión que esta fobia nos esclarece sobre eso que se refiere a toda suerte de consecuencias y que no tienen ninguna necesidad de limitarse a un sujeto particular para ser perfectamente perceptibles, en tanto, no se trata de algo que sea aislable, desde el punto de vista clínico, sino más bien, de una figura clínicamente ilustrada de un modo restallante, sin duda, pero en contextos infinitamente diversos." (13.7 V 69)

En la cura de Ricardo, la fobia fue lo que instaló la transferencia, en ella surge el fetichismo. De la fobia al malestar que lo despierta en la madrugada pensando en ‘María’: es lo que nos condujo a su perversión masoquista. Pero debemos agregar a la conjetura de Lacan que la fobia es una encrucijada entre la perversión, la neurosis y también de ‘las psicosis locales’. (17) En Ricardo aparece el ‘delirio-alucinatorio’ de la infancia de ‘ los zuecos que caminan solos’.

Es la ‘forclusión local’ del padre; la que retorna en el masoquismo, pero está encubierta por las fobias y en su fetichismo.

Das Ding no es un Bien.-

Freud retoma en "Más allá del Principio del Placer", el "Proyecto...." de 1895, de este la noción de ‘das Ding’, la Cosa, que se subordina al ‘Principio de Placer’; Das Ding’ no tiene existencia como ‘Bien’ en el inconsciente; está en la línea de la ética kantiana.

Lacan: "En los escritos de Sade retorna un fantasma religioso colectivo: el Dios Supremo en maldad, es el nombre del retorno de la Cosa, lo forcluido. Es la consecuencia de establecer una relación entre la Ley y la Cosa, para ello se aleja del Ideal, hay un tono delirante para fundamentarlo. Para Sade hay un goce entre el Ser Supremo en Maldad y los seres creados. Sade, persiguiendo un fin particular, llega al principio universal de la Ley sadiana, que en el derecho sadiano al goce. El egoísmo funda el bien universal, principio del mercado capitalista. Si bien en Sade hay un gesto perverso, es el gesto del escritor, el que al escribir está más allá del personaje. Sade es el nombre del autor que escribe la Ley sadiana, la que se funda en su época" (11).

El texto de Lacan ‘Kant con Sade’ quedó incompleto al faltar allí Masoch, no solo con su pensamiento político y jurídico opuesto a Sade, sino la alteridad del sadismo y masoquismo y la singularidad del fantasma masoquista.

Freud, resuelve las paradojas kantianas, hace posible una nueva clínica. En el caso Ricardo, el fantasma perverso masoquista connatural al fetichista, hace posible descifrar en él el incremento del rigor de su conciencia moral al tiempo que va renunciando al fetichismo como al dominio de María, ‘la mujer-verdugo.

Deleuze: "Freud nos da la explicación analítica de la paradoja: el renunciamiento a los impulsos no deriva de la conciencia moral sino que, por el contrario, es la conciencia moral la que nace del renunciamiento. Por lo tanto, cuanto más fuerte y riguroso es el renunciamiento en mayor grado la conciencia moral, heredera de los impulsos, es fuerte y se ejerce con rigor. ("La acción ejercida sobre la conciencia por ese renunciamiento es tal que toda fracción de agresividad que nos abstenemos de satisfacer es retomada por el super yo y acentuada su propia agresividad contra el yo") Se resuelve así la otra paradoja, concerniente al carácter fundamentalmente indeterminado de la ley".(4.76)

Deleuze sostiene que, contrariamente a Freud, el pensamiento sadiano con ironía, eleva el ‘Ser Suprema Maldad’ la condición del ‘Bien platónico’.Es el fundamento de su pensamiento político-Jurídico. Masoch, por lo contrario, es a fuerza de observar la ley, de adaptarse a la ley, que accede al incesto. La ley no está subvertida irónicamente, sino humorísticamente: la más estricta aplicación de la ley tiene allí el efecto opuesto.

Melani Klein, siguiendo a Freud, supo colocar allí, en das Ding, el cuerpo mítico de la madre arcaica, sin confundirlo.

Si el das Ding freudiano se convierte en la meta imposible de la satisfacción pulsional; hace posible la paradoja de la sublimación. La sublimación se dirige no al bienestar de un objeto, sino a la Cosa, das Ding, más allá de todo objeto; sin alcanzarlo nunca; solo el pensamiento de Sade lo hace posible; es el reverso de Kant. Por distintos caminos, la sublimación sadiana y la perversión, se dirigen al imposible del imperativo de. das Ding.

La cura de Ricardo, conducida por el camino de ‘atravesar’ el fantasma masoquista, das Ding va deviniendo en imposible.

La cita de Michel Sauval en "La Ciencia el psicoanálisis y la Postmodernidad", pone el acento en el fundamento del psicoanálisis, se vincula con lo que sostiene Deleuze. "Y como sabemos, la única manera de plantear un ser, positivamente, en psicoanálisis, es por el lado del goce, de la satisfacción pulsional. (...) el agotamiento de la significación con la dimensión de la sexualidad." (19.1)Agotamiento’ que implica que el Goce y sus nombres no es un Bien alcanzable.

No hay matemática en el matema lacaniano, es una ficción de Goce, escribe el imposible del goce en el inconsciente"No hay noción importada por Lacan, sea del campo que sea, que en esa misma importación, no sufra transformaciones y modificaciones igualmente profundas" (18) El matema del fantasma ($<>a), escribe las múltiples formas del goce, la del fantasma perverso del neurótico como del fantasma del perverso. La escritura es combinatorias del sujeto y el objeto; no es la estructura del fantasma perverso, tal como en la cura de Ricardo surgen sus mutaciones.

No es un niño castigado; es un padre.-

En el masoquista, sostiene Deleuze: "golpear, humillar y ridiculizar en él, es la imagen del padre, la semejanza con el padre, la posibilidad del retorno ofensivo del padre. No es un hijo sino un padre quien es castigado. El masoquista se libera así para un nuevo nacimiento donde el padre no tiene ningún papel".(4.59)

Deleuze pone en negritas: ‘Un padre es castigado’. Hay un ‘padre doble’, un padre denigrado-denegado. El que toma la apariencia del padre ‘castrado’ del Historial freudiano del Hombre de los Lobos. Es el padre que bascula entre denegado y ´forcluido’. ‘Un padre es castigado’ es el que ocupa el lugar de ‘un niño es pegado’ del texto freudiano de 1919: "Pegan a un niño". Es allí donde la intuición clínica freudiana lo lleva a develar los enigmas del masoquismo como una ‘cicatriz’ del complejo de Edipo.

Esta conjetura, la que surge de la lectura de los escritos de Sacher-Masoch, amplía la de Freud. Es el Edipo, donde el padre está en el centro de la escena ‘castigado-forcluido’; para hacer posible, en el masoquismo, la unión incestuosa con la ‘Madre ’, con el disfraz de la ‘mujer-verdugo.

Esta compleja coexistencia hace la singularidad del masoquismo, ya que todas las combinaciones entre ambas son posibles .

Es oportuno recordar el pasaje de su primer análisis: "Manuela estaba disfrazada de mamá, pero al poco tiempo me la cogí a Paula, mi padre murió en esa época. Yo me la cogí después de su muerte. A Paula me la cogí con los preservativos que encontré en un cajón de mi padre, creía que me los había dejado en herencia".

En Ricardo coexiste la desmentida del padre como su forclusión velada. Es el fundamento de su fantasma masoquista.

Deleuze con Sade y Masoch.-

"Desde el momento en que se lee a Masoch, se torna evidente que su universo no tiene nada que ver con el universo de Sade". (4.12)

En ese sentido, nos preguntamos si no habrá habido en Masoch un gran clínico que fue más lejos que el mismo Sade y que aportó toda clase de razones e intuiciones propias para disociar la pseudo-unidad (4.35)

Que ‘el fetichismo pertenece esencialmente al masoquismo; no hay masoquismo sin fetichismo’, es una afirmación con grandes consecuencias en la clínica. Pero son dos fantasmas diferentes en intersección o disyunción. Todas las combinaciones son posibles. Estas conjeturas me permitieron la relectura de ‘Ricardo.

Ricardo es a la vez, estructuralmente, poseído por diferentes fantasmas, que hacen de él ‘un neurótico, un fetichista y un masoquista’. Es necesario descifrar cuando es uno y cuando es otro. Más aún, en ‘las formaciones del objeto a por forclusión‘, donde Nasio sitúa los ‘trastornos psicosomáticos ’, trastorno que hacen a otro Ricardo.

Repito: del texto de Deleuze concluyo: El fetichismo y el masoquismo es lo que hace la complejidad de la estructura de ‘las perversiones’. El masoquismo sería la perversión dominante, la estructura mismo de la perversión. En Sade, el héroe sádico’ es el instrumento de alcanzar el ‘Dios Suprema maldad’que fundamenta su pensamiento político.

En el sadismo estamos en presencia de un verdugo que domina a la víctima y goza cuanto menos dispuesta y persuadida está su victima. Pero en el sadismo, el sádico es un instrumento de ‘otro’. En la clínica lo vemos al sádico subsumido como un ‘momento’ del fantasma perverso masoquista. El fantasma perverso fetichista y el masoquista buscan el goce incestuoso con la madre.

Es a partir de la disyunción fundamental entre el sadismo y el masoquismo, el punto de partida de las conjeturas de Deleuze respecto a Sade y Masoch: hay intersección pero no simetría sado-masoquista. Al confrontar el pensamiento de Sade con Masoch, surge la oposición del pensamiento político y jurídico entre ambos. Es en un todo diferente a las implicancias respecto a la perversión sádica y masoquista desde los escritos de ambos. La ignorancia sobre el pensamiento de Masoch, no ha sido sin consecuencias sobre la enseñanza de Lacan. No en vano Deleuza sostiene:

"En ese sentido, nos preguntamos si no habrá habido en Masoch un gran clínico que fue más lejos que el mismo Sade y que aportó toda clase de razones e intuiciones propias para disociar la pseudo-unidad". (4.35)

Un interrogante nunca planteado: ‘Masoch un gran clínico’; una humorada a la psiquiatría y al psicoanálisis. Se ignoró esta singularidad del pensamiento de Masoch.

 

El fetichismo pertenece al masoquismo; no hay masoquismo sin fetichismo.

"Así definido por el proceso de denegación y suspenso, el fetichismo pertenece esencialmente al masoquismo (...) En cambio, no hay masoquismo sin fetichismo en el sentido más puro."(4.29)

El caso ‘Ricardo’ confirma esta conjetura, "El fetichismo pertenece esencialmente al masoquismo". En el comienzo de su análisis pasó un largo tiempo antes que el fetichismo surgiera en la transferencia, recién en su re-análisis surge el masoquismo. "No hay masoquismo sin fetichismo", implica otra estructura, la propia del masoquista; como la de los personajes que describe Masoch en sus novelas. A partir de estas dos premisas debemos descifrar la relación que se establece entre Ricardo y María, ella se va invistiendo sutilmente, y sin saberlo ni uno ni otro, que se va produciendo el lugar del fantasma masoquista, la ‘victima’ como ‘la mujer-verdugo’. Maria al encarnarlo, escapa a su subjetividad cuando ocupa el lugar del fantasma, el que ocupa en la escena masoquista como la mujer-verdugo.

"En Masoch las consigas y las descripciones encauzan hacia un lenguaje más elevado. Pero esta vez, todo es persuasión y educación. Ya no estamos en presencia de un verdugo que domina a la víctima y goza cuanto menos dispuesta y persuadida está. En Masoch las consigas y las descripciones encauzan hacia un lenguaje más elevado. Pero esta vez, todo es persuasión y educación. Ya no estamos en presencia de un verdugo que domina a la víctima y goza cuanto menos dispuesta y persuadida está". (4.20)

María ha ido ocupando el lugar de la dominación, de la madre de Ricardo, luego de su muerte. Ricardo, con su lenguaje elevado, la va ‘educando’, para que vaya ocupando ese papel. Ricardo al sufrir su esclavitud, como él la llama, su goce fetichista se potencia con la sumisión masoquista, sin saber que, con el fantasma masoquista, accede al goce incestuoso de su infancia, la veneración de su madre ‘toda potencia’. Allí su padre oscilaba entre ser desmentido-excluido. Ricardo siempre ha vacilado, desconociendo ¿qué es él como padre?.

Las perversiones.-

La compleja estructura del masoquismo se diferencia de la perversión sádica.

"El sádico, se encuentra en verdad esclavizado por esta necesidad de remitir bajo el yugo del goce lo que él apunta como sujeto. Pero no se da cuenta que en ese juego él es el engañado, haciendo cosas que están enteramente fuera de él, y la mayor parte del tiempo quedando a mitad del camino de lo que apunta, al contrario no deja de realizar de hecho, sin buscar, sin ubicarse ahí de hecho la función del objeto a, es decir estar objetivamente en una posición masoquista, como la biografía del divino Marqués lo demuestra, lo he subrayado en mi artículo." (12.14-VI-67)

Es lo que Lacan no advirtió que la posición masoquista de Sade es un momento dentro del fantasma sádico: "Si hay un especie de masoquismo en Sade y un sadismo en Masoch, recién surgen al final de la escena masoquista o sádica. El héroe sádico se hace azotar y el héroe masoquista flagela; lo que no altera estos dominios. Hay más bien una doble producción paradojal: producción humorística de un cierto sadismo al final del masoquismo, producción irónica de un cierto masoquismo al término del sadismo El sadismo del masoquismo se realiza a fuerza de expiar; el masoquismo del sadismo a condición de no expiar". (4.35)

Hay una primacía estructural del masoquismo, primacía por la complejidad del fantasma masoquista. Partiendo de que no hay masoquismo sin fetichismo y, de que no hay fetichismo sin masoquismo. Aunque no son homogéneos el fetichismo y el masoquismo, no hay uno sin el otro. Deleuze ha partido de Freud para diferenciar a Sade de Masoch. En Sade ‘la negatividad’ de la Pulsíón de Muerte, es diferente al rechazo (la Verwerfung) Pero en la perversión masoquista coexiste la desmentida con la ‘forclusión local’ del padre; conjetura de Nasio, las formaciones del objeto a.(16)

No hay masoquismo sin fetichismo.-

"No es extraño que ese proceso (el masoquismo) conduzca esencialmente al fetichismo. Los fetiches principales de Masoch y de sus héroes son las pieles, los zapatos, el mismo látigo, los gorros extraños que gustaba poner a las mujeres, los transvestismos de La Venus." (...) Más aún, el proceso de denegación masoquista va tan lejos que abarca al placer sexual en tanto que tal: retardado al máximo, el placer es afectado por una denegación que permite al masoquista, en el momento mismo en que lo experimenta, denegar la realidad para identificarse con "el hombre nuevo sin sexualidad". (4.30)

La coexistencia del masoquismo con el fetichismo, se adorna con la enigmática ‘Mujer-verdugo’. Es lo que establece los héroes de Masoch con ella con el ‘contrato’. "Se establece un contrato con la mujer verdugo, renovando la idea de los antiguos Juristas según los cuales la propia esclavitud se basa en un pacto".(4.68)

La ‘espera’ masoquista hace posible el ‘contrato’, y vise-versa, con ellos la esclavitud; el humor de la ley que castiga el incesto que obliga. Es la condensada complejidad de ‘mujer-verdugo’ en la escena masoquista. Deleuze la descifra: una condensación entre la crueldad que inflige los castigos al ‘héroe masoquista’, pero que a su vez encarna a la ‘Madre todo poder’, la que detenta la ley del padre forcluido. El Padre es a la vez ‘denegado’ y ‘forcluido’. Se cumple el goce del incesto y el parricidio. En el fundamento de la perversión masoquista, se realiza el goce lacaniano del encuentro incestuoso con el ‘Uno de la Madre incestuosa’.

El ‘padre forcluido’ nos remite a las conjeturas de Nasio sobre la ‘forclusión local’: solo hay ‘momentos forclusivos’ y no una ‘forclusión totalizante ’. (16) Es lo que permite en la clínica pensar las ‘Psicosis transitorias’ de Nasio. (17) Corresponde ‘al momento alucinatorio en el masoquismo’; el retorno desde fuera, del padre alucinado, La ‘forclusión local’ de Nasio".(16)

Pero ¿qué es ese hombre nuevo ‘sin sexualidad’? Ricardo no está ajeno a este lugar, lo es cuando está a la espera de que María le conceda una relación sexual, sus palabras: "Siento mi sexo adormecido, además miro fotos de modelos para ver si me caliento con "el pié bien calzado", pero nada".

La mujer verdugo del masoquismo.

En la ficción de las novelas de Masoch su estampa es clara, pero en la clínica es un sujeto que debe ser descubierto, ya que se encuentra con los más diversos disfraces. Encubriendo como María, por su estampa, su lugar en la perversión masoquista. ¿A quién representa la mujer-verdugo?.

"Es importante saber por qué tantos psicoanalistas quieren encontrar a cualquier precio la imagen del padre encubierto en el ideal masoquista y desenmascarar la presencia paterna bajo la mujer verdugo". (4.50) En el masoquismo no hay una identificación con la madre, no es objeto de identificación, sino que es la condición con la cual en el fantasma masoquista se expulsa, literalmente, al padre de la escena masoquista para lograr el incesto con ‘La Madre’.

"A la denegación magnificante de la madre ("No, la madre no carece simbólicamente de nada"), corresponde una denegación anulante del padre ("El padre no es nadie", es decir, es privado de toda función simbólica) "(4.57) Es el masoquismo quien mejor interpreta lo afirmado por Lacan del significante del ‘Uno Materno del Incesto’, así como Nasio la ‘forclusión local’ del padre.

Lacan: "Si el acto sexual es lo que se nos enseña que como significante, es la madre. Vamos a darle, porque reencontramos en el pensamiento analítico y aún por todas parte su huella, todo eso que ese término significante de la madre entraña de pensamiento de fusión, de falsificación de la unidad, en tanto que nos interesa solamente el pasaje de esta unidad contable a la unidad unificante, vamos a darle el valor Uno.

¿Qué quiere decir el valor Uno como unidad significante?. Estamos en el significante y sus consecuencias sobre el pensamiento. La madre como es el pensamiento del Uno de la pareja, serán los dos una sola ca rne, es un pensamiento del orden del A materno. Tal es su media y extrema razón que religa el agente a lo que es el paciente y receptáculo en el acto sexual en tanto acto, dicho de otra manera, en tanto tiene una relación con la existencia del sujeto. El Uno de la unidad de la pareja es un pensamiento determinado al nivel del uno de los términos de la pareja real".(12.22 II.67)

Lacan sostiene que el acto sexual tiene por meta el encuentro con "La madre como es el pensamiento del Uno de la pareja, serán los dos una sola carne", el encuentro con el ‘Uno materno’, es el fantasma masoquista quien mejor lo escenifica. Pero es necesario acentuar que para lograr esta ‘unión’ es necesario la ‘forclusión parcial’ del padre. Es Raik quien destaca la ‘forclusión’ del padre.

Deleuze: El sujeto, dice Reik, está "desilusionado"; habría que decir que está ‘des-fantasmatizado’, pero también alucinado, alucinizado. Y que, lejos de ser la verdad del masoquismo, lejos de sellar su alianza con el sadismo, el retorno ofensivo de la imagen del padre marca el peligro siempre latente que amenaza desde el exterior al mundo masoquista, y que desmorona las "defensas" que el masoquista ha construido como condiciones y límites de su mundo perverso simbólico. (4.58)

La ‘des-fantasmatización’ del padre, ‘su forclusión parcial’, la oposición que Nasio establece entre la ‘alucinación’, como una ‘formación del objeto a’ por ‘forclusión’, diferente del fantasma producido por ‘represión’.

Desde Freud es de donde debemos pensar la coexistencia de estas dos formas de ‘presencia’ del padre, formaciones en la temporalidad del masoquismo; lo que la hacen el paradigma de las perversiones. Si ‘un padre’ es el ‘forcluido-alucinado’, el que retorna desde fuera, es diferente al ‘Padre simbólico’ desmentido. La cita de Raik no altera el masoquismo como perversión, la enriquece clínicamente; no podemos, de acá en más, ignorar el potencial ‘delirante-alucinatorio’ en las perversiones. El ‘caso de Raik’ se vincula al ‘Historial del Hombre de los Lobos’, también al ‘caso Mariane’ (3)

"Pero ¿qué hace el masoquista para prevenirse contra ese retorno, contra la realidad y la alucinación del retomo ofensivo del padre? El héroe masoquista tiene que usar un procedimiento complejo para proteger su mundo fantasmático y simbólico y para conjurar los alcances alucinatorios de lo real (se hablará también de los alcances reales de la alucinación) Ese procedimiento se da constantemente en el masoquismo: es el contrato hecho con la mujer que, en un momento preciso y por un tiempo determinado, confiere a ésta todos los derechos. Pero en realidad lo que el masoquista busca es conjugar el peligro del padre y asegurar la adecuación del orden real y vivido temporal al orden simbólico, donde el padre es anulado para siempre. (4.58)

Lo original de Deleuze es el secreto del ‘contrato’ con ‘la mujer-verdugo’,"Reik comenta ese caso como sí probara que el padre es la verdad de la mujer verdugo, que está oculto en la imagen de madre". Es la razón del transvestismo de la ‘mujer-verdugo’; lo oculta y lo devela, pero ante la inminencia de su retorno, "el masoquista se hace golpear ". El masoquista ante ‘la mujer verdugo’, un ser transvestido, así se protege del retorno alucinatorio del padre. Es en esto que la conjetura de Nasio de las ‘psicosis parciales’ cobra un fuerte valor clínico, nos ilumina la paradoja de las perversiones.

Fundamento de las perversiones.-

Concluyo que: con el ‘padre desmentido-florcluido’ del masoquismo; no del sadismo, las perversiones no presentas dos oposiciones, el fantasma sádico y el fantasma masoquista. Es el eje del fetichismo y el masoquismo el fundamento de las perversiones.

De acá en más debemos pensar que hay intersección entre el fetichismo y el masoquismo, pero también disyunción; esto es esencial remarcarlo.

"Si la preeminencia es del masoquismo, este va más allá del fetichismo; el masoquista hace valer el ‘fetiche’ al servicio del fantasma masoquista. "No es extraño que ese proceso (el masoquismo) conduzca esencialmente al fetichismo. Los fetiches principales de Masoch y de sus héroes son las pieles, los zapatos, el mismo látigo, los gorros extraños que gustaba poner a las mujeres, los transvestismos de La Venus." (...) Más aún, el proceso de denegación masoquista va tan lejos que abarca al placer sexual en tanto que tal: retardado al máximo, el placer es afectado por una denegación que permite al masoquista, en el momento mismo en que lo experimenta, denegar la realidad para identificarse con "el hombre nuevo sin sexualidad". (4.30)

Por lo contrario, si la preeminencia es del fetichismo, este va más allá del fantasma masoquista, pero implica necesariamente los condiciones antes vistas del masoquismo; es lo que acontece en Ricardo.

Que ‘el fetichismo pertenece esencialmente al masoquismo’es una afirmación con grandes consecuencias en la clínica. Pero son dos fantasmas diferentes en intersección o disyunción. Todas las combinaciones son posibles.

Estas conjeturas no solo me permitieron la relectura de ‘Ricardo, sino un replanteo de la estructura de las perversiones. Es partiendo de los dos ejes freudianos: el texto de 1927, "El fetichismo", y la preeminencia progresiva del Masoquismo a partir de la Pulsíón de Muerte. Ambas deben ser leídas desde Freud en "Esquema del Psicoanálisis". En el texto de 1938 universaliza en todas las patologías la escisión del Yo, la coexistencia de dos corrientes contrarias en el inconsciente: la represión y/o la desmentida o el rechazo, (la forclusión lacaniana)

Ricardo es a la vez, estructuralmente, poseído por diferentes fantasmas, que hacen de él ‘un neurótico, un fetichista y un masoquista’. Es necesario descifrar cuando es uno y cuando es otro. Más aún, en ‘las formaciones del objeto a por forclusión‘, donde Nasio sitúa los ‘trastornos psicosomáticos’, trastorno que hacen a otro Ricardo.

El masoquismo a diferencia del sadismo, "No se trata de negar el mundo o de destruirlo, ni tampoco de idealizarlo; se trata de denegarlo, de suspenderlo denegándolo, y para brindarse a un ideal también interrumpido en lo fantasmal." (4.30)

El masoquismo como el fetichismo producen una ‘denegación parcial’, creando el primero el ideal de la ‘mujer verdugo’. El fetichismo de Ricardo, ‘inventó’ el fetiche de ‘la mujer bien calzada’, así convive sexualmente con ‘una mujer’. Es la operación que concuerda con la moral de Masoch, opuesta a la de Sade.

La sublimación en la Obra de Sade.

La lectura de Lacan ilumina los enigmas de la sublimación en Sade. Son sus escritos los que abren el camino a la sublimación. Deleuze pone el acento en Sade como en Masoch en su pensamiento Político y Jurídico. En Masoch su genio novelesco. Lacan sostiene la novedad que la pulsión perverso-polimorfa descubierta por Freud, abre las puertas satisfacción pulsional; lo imposible de alcanzar, la pulsíón de muerte, das Ding. Abre la vía para la sublimación en la creación poética. Las perversiones en la clínica, como el ‘caso Ricardo’, cree alcanzar el Goce en el ‘pié bien calzado’, la producción en el trabajo en transferencia en los distintos momentos de la cura, es la vía sublimatoria..

El pensamiento de Sade gira en torno a su pensamiento político, basándose en un principio moral, ya que toda ley está al servicio del ‘Tirano’, aspira a una ‘Revolución’ sin las leyes tiránicas apelando a u ‘Ser Suprema Maldad’ para llevar a cabo su cometido ‘delirante-sublimatorio’. No se trata de la perversión sádica.

Lacan toma de Sade: "Préstame la parte de su cuerpo que pueda satisfacerme un instante y goce, si eso le place, da la cual el mío que pueda agradarle". (11.244) Es la ironía sadiana, como la de Ricardo: alzanzar el goce mismo en una parte del cuerpo. Lacan sostiene: "Es desde este punto, del lugar del a, que el perverso interroga la función del goce. Sin jamás captarla más que de una manera parcial y si puedo decir en la perspectiva no del perverso, ya que ahí los psicoanalistas no comprenden nada. ¿Acaso no había uno que planteaba la ecuación que no podría a la vez el perverso ser sujeto y goce, y que en la medida en que fuera goce no sería sujeto?. El perverso permanece sujeto todo el tiempo que dure la prueba que plantea como cuestión al goce: a que apunta es quizá el goce del Otro en tanto que él es el resto". (12 31 V 67)

El ‘perverso no es sujeto, está sujeto a Otro, los héroes de Sade al ‘Ser Suprema Maldad’, los de Masoch a la ‘mujer-verdugo’. El fantasma perverso ha creído poder reducir el Otro del Goce a un objeto parcial, goza de un resto de goce, el a., que es él. Lo interroga, o se interroga con insistencia como Sade, Masoch y Ricardo sin alcanzarlo jamás en el ‘pié bien calzado’.

"En Sade, la noción de pulsión de muerte es una sublimación creacionista" (12) Es lo paradójico, que sea Tánatos y no Eros. La Pulsíón de Muerte es ‘muda’, es su mutismo alienante que obliga a sublimar, al resignar alcanzar lo inalcanzable. Eros busca la ‘unificación’.

"Hay un ‘universo’ en los escritos de Masoch opuesto al de Sade. "Las especificidades clínicas del sadismo y del masoquismo no son separables de los valores literarios propios a Sade y o Masoch". (4.13)

Es la razón por la que la cura de Ricardo en la travesía del goce del fantasma perverso, más aún en el re-análisis, va develando una y otra vez el Goce que lo habita, un Goce del que siempre resta por algo por decir, hasta donde no se pueda decir más nada; el goce de la perversión masoquista. Es allí donde está la causa, la causa perdida del goce, que abre la vía sublimatoria, Ricardo en su re-análisis, ha logrado separar su vida sujeta a las variantes del fantasma perverso hasta su caída, lo que el llama "la sexualidad ( perversa) adormecida", una sexualidad que se va agotando, se va haciendo imposible la sexualidad-perversa con los antiguos goces fetichistas-masoquistas.

Lo antedicho nos permite descifrar el enigma de la producción creacionista-sublimatoria en el análisis de Ricardo, una perversión fetichista-masoquista.

 

Bibliografía.-

1-del Campo Emiliano- El Final en la Cura de un Fetichista. Ediciones Kargieman. 1982
2-del Campo Emiliano- Deleuze:Presentación de Masoch con Sade (Inédito)
3-del Campo Emiliano- La problemática de las psicosis: las ‘Psicosis Transitorias’ a la luz del concepto de ‘forclusión local’ de J. D. Nasio
4-Deleuze Gilles- Sacher Masoch & Sade. Editorial Universitaria de Córdoba. 1969
5-Freud Sigmund- La Negación. 1925. TomoXIX. Obras Completas Amorrortu Edit ores.
6-Freud Sigmund- Lo ominoso. 1919 TomoXVII . Obras Completas Amorrortu Editores.
7-Freud Sigmund-- Fetichismo. 1927. Obras Completas Tomo XXI Amorrortu Editores.
8-Freud Sigmund Construcciones en el análisis 1937. Tomo XXIII Obras Completas Amorrortu Editores.-
9-Freud Sigmund - Esquema del Psicoanálisis.1938. Obras Completas. XXI. Amorrortu Editores.
10-Lacan Jacques- Seminario de la Angustia
11-Lacan Jacques- El Seminario VII. La ética del psicoanálisis. Ediciones Paidos
12-Lacan Jacques Seminario XIV. La Lógica del Fantasma 1966/67. (Inédito
13-Lacan Jacques Seminario XVI. De otro al Otro. Inédito
14-Nasio Juan David El libro del amor y el dolor. Gedisa Editorial
15-Nasio Juan David Enseñanza de los 7 Conceptos Fundamentales del Psicoanálisis 1989. Gedisa
16-Nasio Juan David- Les yeux de laure. Le concept d’objet a dans la theorie de J. Lacan Aubier Paris 1967.
17-Sous la direction de J. D. Nasio- Les Grans Cas de Pychose. Editions Patoy & Rivages. 2000
18 Sauval Michel- Ciencia, psicoanálisis y postmodernismo. Revista Acheronta 6.
19-Sauval Michel- Seminario Psicoanálisis y Ciencia.
20-Freud Sigmund- Las fantasias histéricas y su relación con la bisexualidad.1908. Tomo IX Obras Completas Amorrortu Editores.

 

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Revista de Psicoanálisis y Cultura
Número 12 - Diciembre 2000
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