Acheronta  - Revista de Psicoanálisis y Cultura
Dilemas conceptuales alrededor del acting out y un modelo lógico de solución al problema
Julio Ortega Bobadilla

 

RESUMEN.

El término "acting out" es la traducción del original freudiano "agieren", que denota la puesta en acto de los conflictos inconscientes del paciente en psicoanálisis. La aceptación generalizada de la expresión inglesa, no se encuentra exenta de problemas, algunos de los cuales se mencionan en el presente artículo. Asimismo, se construye una propuesta lógica de definición basada en la teoría lacaniana.

Summary.

The concept "acting out" is used world wide and is the translation of the freudian expression: "agieren", wich means the development of unconcious conflicts into actions, in the pacient submitted to psychoanalysis. Nevertheless, the general acceptance of this english translation is discussed here as a problem. The paper also proposes a simple logical solution for the definition of the notion.

El término "acting out" es utilizado con frecuencia en el contexto de la clínica psicoanalítica y ha trascendido al discurso psiquiatrico y la psicología en general. En la literatura sobre el tema, se encuentra a menudo la expresión, e incluso variantes, tales como: "acting in" o "acting put" (Carrera 1975).

Blos (Op. Cit. Carrera 1975) hace notar que la expresión se halla cargada de referencias y significados, que hacen difícil una definición tajante y han llevado al término a un punto conceptual inoperante. Conductas delincuentes, patológicas o impulsivas son calificadas sin un criterio fijo como "actings". Naiman (1966) señala: "desde la formulación original hecha por Freud, el uso del término acting out se ha extendido hasta incluir ciertas formas de conducta que pueden ocurrir en determinados individuos, fuera de análisis y formar parte de este problema cuando éstos acuden a él. Sin embargo, no parece existir un consenso sobre una definición rigurosa que permitiese especificar que clase de conducta debe ó no ser así etiquetada".

Laplanche y Pontalis (1968) hacen notar que el término adoptado por los psicoanalistas de las distintas lenguas plantea de inmediato algunos problemas terminológicos que ubican en tres niveles:

1) La traducción del término del alemán al inglés.

2) La contradicción en las diferentes acepciones del término.

3) La dificultad de encontrar en los idiomas latinos una expresión que proporcione todos los matices del término.

El equivalente más conservado en la traducción francesa, sería según los autores: "mettre en acte" (pasaje al acto) no sin hacer notar que tiene el inconveniente de haber entrado ya en la clínica psiquiátrica dónde se tiende a reservarlo en forma exclusiva para designar actos impulsivos violentos, agresivos o delictivos (crimen, suicidio, atentado sexual, etc.); dónde el sujeto pasa de una representación, de una tendencia al acto propiamente dicho.

Puede irse conformando el rompecabezas: existe una delimitación del concepto imprecisa y variable según los autores, siempre relacionada con otros conceptos de la obra Freudiana, tales como, el fenómeno de la compulsión a la repetición y la transferencia . La bibliografía sobre el tema es extensa.

El "Lexikon der Psychologie" texto de Eysenck Meili (1971), define al fenómeno como:

"Agieren.- El intento del paciente en la terapia o el psicoanálisis de no permitir hacer conscientes sus conflictos inconscientes, buscando soluciones aparentemente rápidas en la realidad."

Para mayor información sobre el tema, remite a: "Acting Out" ". La solución de reenviar al término inglés, podría ser pasada por alto, pero justamente llama la atención que en un texto escrito en la lengua original de Freud, se borre el análisis de los matices del término alemán remitiéndonos a la expresión en el idioma de Shakespeare. Tal parecería que la traducción inglesa del término es más propia que el "agieren" freudiano. Después de todo, la traducción de Strachey (1975) ha sobrevivido hasta nuestros días con el nombre de "Standard Edition".

El término freudiano, sin duda, ha corrido con una suerte de aceptación general en su versión inglesa. Lagache (1968) no puede esconder su entusiasmo y señala que el término "acting out": "... perteneciente al tesoro de la lengua inglesa; merecería pasar al patrimonio común del psicoanálisis". Su argumentación, se basa en la interpretación de que "act out", es un término utilizado generalmente en el teatro inglés y conlleva la significación de representar una obra hasta el final y el verbo "actuation" francés es relativamente poco utilizado, considera además que otros equivalentes latinos como el "actuar" del español y el sustantivo "actuação" portugués no son suficientemente explícitos para denotar la intención freudiana. Sin embargo, el análisis del verbo "act out", nos remite a la topología de una esfera y por tanto a la problemática del borde, es por ello que algunos autores (Zelings 1957) nos hablaran de un "acting in" en contraposición al "acting out"

En un reporte hecho por Kanzer (1957) que se ha convertido en un clásico sobre el tema, J. Frosh coordinador de la mesa inició la discusión expresando, que, los conceptos referentes al "acting out" y otros desarreglos impulsivos han adquirido una serie de significados que con frecuencia son usados en forma intercambiable, haciendo patente con su afirmación, la confusión existente entre los especialistas para delimitar el concepto.

. La reseña ofrecida por Monsseau y Moreau (1976) presenta un caso de extrema pérdida de foco del problema, al indicarnos que el término ha sido adoptado de la lengua inglesa por los psicoanalistas franceses y diciéndonos que el término no expresa la realidad a la que representa, pero jamás definiéndonos de qué realidad se trata.

Tenemos así, que diferentes autores ante la anfibología del concepto adoptan principalmente dos posiciones: establecer definiciones con una significación precisa o simplemente pasar por alto el problema. Adoptar la segunda de las soluciones, remitirnos al hecho de que la traducción es un ejercicio ingrato que siempre estará destinado al fracaso y que no hay traducción que no haga evidente el deseo de quien traduce la consideramos una salida falsa. Creemos necesaria una precisión mayor en el delimitamiento de los fenómenos transferenciales que subyacen al "agieren". Merced a Lacan y su seminario dictado durante veintisiete años, sabemos de la importancia de leer a la letra el texto freudiano y utilizarlo como base interpretativa.

Por otro lado, ha sido precisamente ese trabajo el que ha inspirado a los editores a retomar sucesivas veces la obra de Freud y proponer nuevas traducciones que se acerquen al sentido de la obra. Nada menos y nada más el término alemán "verwerfung", central para comprender el mecanismo estructural de la psicosis, ha sido traducido caóticamente al español por López Ballesteros - quien ha contado con la aprobación de Freud mismo para su trabajo de traducción -, nombrándolo a veces: "juicio de desestimación", otras: "condena"; la vemos aparecer en la versión hipertexto de las Obras Completas como: "rechazo" y "juicio de repudio"; y se traduce con vacilación al inglés por Strachey, quien no decide si usar: "rejection" o "repudiation". Es conocida la solución de Lacan, que adopta un término jurídico acorde a la intención freudiana y lee de manera consistente dondequiera que aparece en Freud "verwerfung" como "forclusión" (traducido en algunos textos de habla española como "preclusión"). Por supuesto, este es sólo un ejemplo entre varios posibles de citar, por caso mencionemos: "verleungung" (¿"desmentida o renegación"?) y "versagung" (¿"frustración o denegación" ?).

Estos ejemplos, nos alertan sobre la necesidad de discutir la traducción de ciertos términos claves del psicoanálisis y remitirse al original freudiano al detalle, a fin de recoger en la fuente el contexto en que el concepto es introducido. En el caso del término que nos ocupa, incluso Lacan, cuidadoso en extremo de seguir al origen los conceptos, nos habla una y otra vez de "acting out", posición que verdaderamente extraña.

Las apariciones del término "agieren" en la obra freudiana son escasas, pero significativas. En la "Psicopatología de la vida cotidiana" (Freud 1901) nos presenta ejemplos de actos fallidos realizados por personas "sanas y neuróticas" , explicándonos éstos por la acción de fuerzas inconscientes y quizá allí podría ubicarse la prefiguración del concepto, pero no es sino hasta el "Fragmento del Análisis de un caso de Histeria" (Freud 1905) que el concepto hace su aparición:

"...sie agierte so ein wesentliches Stück ihrer Erinnerungen und Phantasien, anstatt es in der Kur zu reproduzieren".

Traducido el párrafo por Etcheverry (1978) como:"De tal modo actuó un fragmento escencial de sus recuerdos y fantasías, en lugar de reproducirlo en la cura"; lo encontramos, enriquecido por la alusión al lenguaje, en la versión de López Ballesteros (1972) como: "La paciente actuó así de nuevo un fragmento escencial de sus recuerdos y fantasías en lugar de reproducirlo verbalmente en la cura".

El Langenscheidt grosswörterbuch spanisch - deutsch y el Slaby - Grossmann wörterbuch der dutschen und spanischen sprache proporcionan en síntesis la siguiente información: agieren es un verbo intransitivo tomado del latín del verbo "ago", y que, aproximadamente se traduce al español por "hacer". Indica la idea de un traslado de un lugar a otro. En el alemán se integra como un culteranismo tardío con el sentido de "actuar". Del participio perfecto del verbo se deriva en el alemán el verbo: "tun" (hacer). Sin embargo, Freud prefiere el uso de "agieren" y al ponerlo en letra cursiva en el original, parece poner en aviso al lector de la dificultad a la que le enfrenta, al introducir con este término un novísimo uso conceptual. Tal parece que, en este concepto se juega el movimiento de un registro - el de la palabra -, hacia otro: el de el acto. Lo no dicho en sesión, se convertirá acto fuera de ella. La asociación inevitable que viene a la memoria es la distinción hecha por Lacan en el Seminario del "Acto Analítico" (1967 - 1968), dónde hace una distinción entre acción y motricidad, en la cuál se destaca que el acto es: no una mera respuesta refleja, sino un doblaje del pensamiento. Así, la distancia que en Aristóteles (Cit. Abbagnanno 1985 ) existía entre la potencia y el acto se vería desde esta perspectiva injustificable, la acción no ocupa un papel dentro de una dicotomía: superior - inferior, ni se sitúa por debajo del pensamiento, el acto es significante en movimiento y como tal está reglado por las leyes que ordenan la cadena simbólica.

Podría pensarse que si el sueño es representación, el "agieren" sería una forma homóloga, equivalente, de hecho es la posición de Greenson (1980). Sin embargo, observamos que Freud distingue entre "agieren" (actuar) y "darstellen" (poner en escena), utilizando este último término siempre que se refiere a la formación onírica. "Agieren" no es equivalente a una escenificación, en el caso de la actuación el sujeto accede a la dimensión de lo Real y a su fantasma fundamental (definido como la relación entre el sujeto y el objeto de su deseo), casi sin intermediación de los otros registros, el giro dramático que cierra el film de Ingmar Bergman El Rito (1968) , nos parece particularmente elocuente en este sentido, pues en él se pone de manifiesto la dimensión mortífera de este acceso impulsivo. En la literatura latinoamericana, y de manera magnífica, Onnetti nos ha proporcionado un ejemplo triste y bello en su cuento: "Un sueño realizado" .No se trata de un psicodrama, dónde la distancia con la representación siempre es debidamente guardada, aquí se pierde la distancia entre actor y espectador - problema que a Lagache (1968), debía haberle interesado un poco más -, que es la cubierta que hace posible al teatro mismo (Freud 1905 -06).

El sujeto del acting accede a la escena como el espectador empujado, actor improvisado por la demanda del Otro hecha deseo. Maci (1979), explicita que aquello que Freud definió como "agieren" (actuar) no es equivalente a la escenificación puesto que el sujeto aparece realizado en lo Real. El fantasma según el análisis de este autor, no seguiría las reglas de la represión (verwerfung), sino aquellas de la expulsión (ausstosung) y retornaría directamente desde el registro de lo Real.

"Recordar, repetir y reelaborar" (Freud 1914), texto central en la comprensión del tema, abre la discusión explicando las transformaciones que la técnica psicoanalítica ha experimentado, y nos expone la finalidad de la técnica de asociación libre: llenar las lagunas del recuerdo y vencer las resistencias de la represión. Allí puede leerse:

"Si no tenemos al signo distintivo respecto del tipo anterior podemos decir que el analizado no recuerda, en general, nada de lo olvidado, sino que lo actúa. No lo reproduce como recuerdo sino como acción; lo repite, sin saber, desde luego que lo hace."

Tendríamos así que, el analizante no recuerda haberse portado desafiante e incrédulo frente a la autoridad de sus padres, en cambio se comporta de esa manera frente al terapeuta. Tampoco recuerda haberse quedado atascado, presa del desconcierto y desamparo como consecuencia del fracaso de su investigación sexual infantil, sin embargo recurren a él sueños confusos, se lamenta de que nada le sale bien en la vida y proclama en su destino no acabar nunca ninguna empresa. No permanece en su memoria tampoco, haber sentido intensa vergüenza tras de la masturbación compulsiva, ni haber vivido en la zozobra de ser descubierto, manifiesta en su lugar, avergonzarse del tratamiento analítico al que se somete y procura mantenerlo en secreto frente a todos. Freud enfatiza, por otro lado, el inevitable proceso de esta repetición en acto y señala el curioso hecho de que es justamente así como inicia su proceso de cura. Describe dicho proceso de la siguiente manera:

"... lo que más nos interesa es la relación de esta compulsión de repetir con la transferencia y la resistencia. Pronto advertiremos que la transferencia misma es sólo una pieza de repetición y la repetición es la transferencia del pasado olvidado; pero no sólo sobre el médico: también sobre los otros ámbitos de la situación presente. Por eso tenemos que estar preparados para que el analizado se entregue a la compulsión de repetir que le sustituye al impulso de recordar, no sólo en la relación personal con el médico sino en todas las otras actividades y vínculos simultáneos de su vida (...). Tampoco es difícil discernir la participación de la resistencia, mientras mayor sea ésta tanto más será sustituido el recordar por el actuar (repetir)."

Allouch (1977) coincide con nosotros en recalcar que este texto es, excepcionalmente mayor y al analizar este párrafo, le parece particularmente claro que la elección del término "agieren" - y no por ejemplo: "die Tat" (hacer), teniendo en cuenta que Freud era un lector de Goethe -, ha sido una elección que remite al "abreagien" (abreacción) de los primeros tiempos heroicos del descubrimiento del Inconsciente.

Es curioso, en este sentido, que la demanda de Freud y Breuer hacia sus pacientes era justamente la abreacción, empujando por así decirlo a sus pacientes histéricos al "acting out". De aquí que Allouch (1977) en este artículo, lo defina como lo que surge de problemático del acto cuando el médico renuncia a su demanda de abreacción, y por tanto un signo de la ubicación del psicoanalista como tal. Según este mismo autor la ubicación se realizaría en tres tiempos:

Puede entonces deducirse - y Freud lo establece claramente -, que el "agieren" substituye a la rememoración dónde esta fracasa. Particularmente resalta aquí la: "... pérdida del signo distintivo respecto del tipo anterior..." ; que podemos interpretar como la pérdida del acontecimiento real histórico y su substitución por el recuerdo encubridor - amalgama de fantasía, hecho relatado y verdad -, concepto crucial sobre el cual se edifica la realidad psíquica.

Una mención más al fenómeno que nos ocupa la encontramos en el Esquema de psicoanálisis (Freud 1938 (1940)) donde señala:

"Es muy indeseable para nosotros que el paciente, fuera de la transferencia, actúe en lugar de recordar; la conducta ideal para nuestros fines sería que fuera del tratamiento él se comportara de la manera más normal posible y exteriorizara sus reacciones anormales sólo dentro de la transferencia".

Podría leerse aquí una reconvención refunfuñante del profesor hacia sus pacientes, preferimos jugarnos por la interpretación del párrafo como una fina muestra de sentido del humor de Freud, desgraciadamente resulta imposible pedirle al paciente que se comporte bien, que renuncie a su síntoma . No se puede lograr amaestrar al monstruo en el Inconsciente, decirle que levante la patita o que se de vueltas sobre sí mismo.

Anna Freud (1977) liga el fenómeno de la actuación a la transferencia y se juega por la hipótesis de la reproducción del pasado remoto a causa de la seducción del Yo por el Ello, enfatizando el escaso valor terapéutico de la interpretación en estos casos. Rexford (1967) critica a la hija del maestro al sostener que sus ideas se acercan más a la de otros autores posteriores, al reservar el concepto de actuación o acting out :

"...para fenómenos más circunscriptos que tienen lugar en momentos específicos del tratamiento analítico y están relacionados con el equilibrio en el sistema dentro de la estructura psíquica del paciente en ese momento particular (...momento de transferencia...). Anna Freud sostuvo que los impulsos o deseos instintivos y las defensas contra ellos se expresan a través de la acción en contraste con el supuesto previo de Freud de que los recuerdos se evocan en el acting out."

Cabría agregar que la hija de Freud al hacer su apología del Yo, infortunadamente seducido por el Ello, se olvida de la metáfora del jinete sobre la cabalgadura rebelde que su padre nos proporcionó en "El Yo y el Ello" (Freud 1923) . Por otra parte, el planteo parece también cuestionable en el punto en que olvida que al hacer entrar en juego el concepto revivificación del pasado deja de lado la dimensión fantasmática que como Freud recalca de manera elocuente en su artículo: "Los recuerdos encubridores", fundamenta el discurso del paciente.

Fenichel (1960) por su parte, trata el problema aplicando el modelo energético de la libido y la hipótesis de la organización sexual infantil por etapas sucesivas. Según este autor, las precondiciones para el acting out estarían dadas por :

a) Una predisposición aloplástica (se sugiere de orden constitucional)

b) Fijaciones en la oralidad, que producirían una intensa necesidad narcisística e intolerancia hacia las tensiones.

c) Traumas tempranos.

Es inevitable cuestionar aquí, el uso de dos de las nociones más prescindibles de la teoría freudiana por su excesivo arraigo en la física y la biología, conceptos que justamente revalorados a la luz de otros, tales como: identificación y deseo, nos hacen concebir un modelo más enraizado en la dimensión del Sujeto y su enajenación en el discurso del Otro, paradigma, a fin de cuentas, más humanista.

Greenacre (1950), en un artículo de amplia difusión e influencia, establece una distinción entre "acting out neurótico" y "acting out psicótico". Fundiendo los planteos de Fenichel, Abraham y Aichorn afirma:

"Es evidente que la impulsividad (... del acting ...) se encuentra basada en una incapacidad de tolerar frustraciones, en un inadecuado sentido de la realidad y de autocrítica (...predominando...) un especial énfasis en la sensibilidad visual que deriva en una inclinación a dramatizar - producto de la combinación: exhibicionismo-escoptofilia -, y en una firme creencia en el poder mágico de las acciones".

Según esta misma autora, se encuentran en pacientes con "actings" frecuentes, distorsiones de lenguaje que se identifican con las exploraciones de manejo lingüístico de los niños a edad temprana, que, hablarían de severos disturbios mentales acaecidos en el segundo año de vida. Haciendo referencia a la Dra. Katan menciona la importancia directa de la observación precoz de la escena primaria y las consecuencias de ese "acting preverbal" en la posterior disposición aloplástica. Al ubicar la génesis del acting en esa etapa prelingüística, se enfrentará a la dificultad de analizar y devolver al paciente una experiencia sujeta a impulsos tan arcaicos. La importancia de este artículo - también clásico en la literatura del tema -, reside en los apuntes clínicos valiosos que proporciona. La teoría expuesta, sin embargo, nuevamente nos enfrenta con ciertos conceptos que nos hacen difícil aceptar sus conclusiones. Por un lado, se vale de los modelos de Fenichel y Anna Freud que ya hemos citado. La inadquisación operativa del lenguaje en el niño no nos parece una etapa prelingüística. La lectura cuidadosa del juego del carretel contenida en el Más allá del principio del placer (Freud 1922), sugiere que el niño se encuentra desde temprana edad envuelto totalmente por categorías lingüísticas. La argumentación de Greenacre, por otro lado,considera al lenguaje como un instrumento de comunicación que representa al pensamiento (tal y como lo hacía la Escuela de Port-Royal), es claro que para ella las pulsiones exigen ser una entidad no representable del todo. La metapsicología freudiana, por su parte, nos ha señalado (Lo inconsciente, Freud 1915), que la pulsión sólo se hace manifiesta a través de su representante. El artículo finaliza con aseveraciones confusas al afirmar que el relato del "acting" puede ser usado con propósitos diferentes a los de la comunicación, e incluso habla de la existencia de actigs omitidos en el relato.

A pesar de Freud, se han llegado a postular modelos en los que en los estratos más profundos del inconsciente priva la no- verbalidad, la psicología de las relaciones de objeto (Klein, Fairbain) se orienta en este sentido. Los trabajos de Zac (1973) Liberman (1979) han utilizado metódicamente esta teoría, para sostener un déficit en los procesos de simbolización de sujetos con tendencia al "acting out" en estados maníacos y de personalidades llamadas psicopáticas, en los cuales se pone énfasis en la utilización de defensas maníacas que impedirían entrar en una etapa depresiva y que consecuentemente acarrearían un desprecio por los objetos de elección libidinal . Álvarez de Toledo (1954), en un trabajo representativo de esta posición en extremo antilingüística, llega a sugerir que las palabras pierden sus referencias simbólicas y son utilizadas simplemente como cosas a masticar, debido a la fuerte fijación en la etapa oral de esos pacientes, adquiriendo la voz cualidad de leche y las palabras denotación de trago.Textualmente dice:

"... las palabras, en vez de ser un vínculo de conexión con el objeto, pasan a ser el objeto que el analizado proyecta e introyecta superponiendo a la realidad exterior su realidad interna, como si las palabras fueran un objeto intermediario, que une y separa al mismo tiempo al contener, reprimidas y aisladas, las cargas libidinosas que vinculan al sujeto con el objeto".

Estos trabajos, tanto como otros de autores pertenecientes a la psicología del Yo, mencionemos: Altman (1957) y Bychowski (1954), rayan en el desarrollo hiperbólico de esa ficción descabellada e insostenible que sitúa al ser humano fuera del lenguaje.

Si la argumentación de Freud no fuese suficiente, hoy en día, disponemos de la teoría lacaniana que haciendo uso de la lingüística estructural ha insistido en que justamente el inconsciente se encontraría estructurado como un lenguaje (Lacan 1953). Desde esta perspectiva, el lenguaje preexiste al sujeto que viene a inscribirse en el registro llamado de lo Simbólico, h haciéndose patente la inexistencia de la susodicha etapa "prelingüística". Este hecho se hace patente en la asignación del nombre propio que planta en el sujeto una marca indeleble, un tatuaje, una historia que será comprendida retroactivamente, tal y cómo Freud (1950 (1895) ), menciona en el caso Emma, el recuerdo devendría traumático solamente hasta un segundo momento.

No dejaremos de insistir, en que el analista sólo opera sobre lo que el sujeto le dice. El lingüista Benveniste (1976) al hablar del campo de acción y el instrumento de la eficiencia del psicoanálisis no puede sino reconocer a Lacan el brillante mérito de hacer notar que solamente es a través de la palabra que el análisis despliega sus efectos. La falta de rigor de muchas de las investigaciones anteriores se debe en muchos casos, infortunadamente, al desconocimiento de referentes filosóficos precisos (no solamente los clásicos, sino aquellos surgidos de la postmodernidad, léase: Barthes, Derrrida, etc.), a la ignorancia de las tendencias actuales de la lingüística (Saussure, Chomsky, Austin) y a prejuicios de orden dogmático que anteponen la repetición exegética de los textos capitales del psicoanálisis a su relectura en un orden transdiciplinario.

Con Lacan se inicia todo un nuevo tratamiento del tema. Su tesis de doctorado: "De la Psicosis Paranoica en sus relaciones con la Personalidad" (1979) escrita originalmente en 1932, expone de manera minuciosa el caso de Aimeé , una mujer delirante que en un arrebato de manía, ataca a su alter-ego imaginario e ideal (una actriz nombrada Madame Z.) y después del atentado - podríamos decir: pasaje al acto -, recobra de manera súbita un cierto grado de cordura. Tal parecería, que su acto criminal pondría freno a su locura, iniciando su camino hacia la liberación de sus obsesiones . Allouch (1995) en un brillante libro (indispensable para la cabal comprensión del caso), ha expuesto los problemas clínicos que dicha tesis deja sin resolver y la enorme cantidad de información desviada y omitida por Lacan en provecho de una presentación acorde a reforzar sus puntos de vista de ese momento, sobre la etiología y resolución del caso. El estudio monográfico, en cuestión, se sostiene sobre una práctica psiquiátrica dónde la observación objetiva es pieza central de la argumentación, sin embargo, lo que a nuestro problema importará, es el hecho de la súbita recesión del delirio como resultado de ese "pasaje al acto", sustento formal para importar al vocabulario psicoanalítico dicho concepto.

Contemporánea a esta publicación es el artículo: Motivos del Crimen paranoico: El crimen de las hermanas Papin. En este se analiza una historia de nota roja que conmocionó a la sociedad francesa (tema de: Las Criadas de Jean Genet 1947). Christine y Léa Papin hermanas al servicio doméstico de unas honorables damas burguesas (a la sazón Madre e hija), son excelentes y silenciosas trabajadoras que durante un apagón de luz, pierden el control de sí mismas y en un paroxismo de furor apuñalan a sus amas, quita´ndole aún viva a una de ellas los ojos de sus órbitas y se ensañan con sus cadáveres en una molicie de connotaciones sexuales. El delirio a dúo de ambas, es aquí relacionado por Lacan con una intención autopunitiva que desembocará en la muerte ante la justicia. Sus víctimas no son más que el espejo de su ideal y su propia miseria, al asesinarlas a ellas se matan a sí mismas y se funden para siempre. Nuevamente estamos ante una acción definitoria en el futuro de ambas, no se trata de un "acting", ellas han escogido un camino sin retorno en su "pasaje al acto" que en este caso se entrelaza con el goce y la insoportable pulsión de muerte..

El término "acting-out" pude de esta forma diferenciarse de esa otra forma de acción y definirse como un concepto que describe al sujeto accediendo a un cierto fallecimiento de su discurso - no de la cadena significante - que sitúa la mediación del registro simbólico por debajo de la intersección de lo imaginario y lo real, proporcionándole una sensación de fascinación y encuentro, de vértigo descendente desligado de significación. Es aquí en este deslizamiento del sujeto convertido en objeto @ se realiza algo del campo del deseo, pero refractado en la demanda del Otro: el acto no es sin consecuencias, pero el salto del sujeto del acting se asemeja a la experiencia del bomping , lo que no significa que la cuerda no pueda romperse de pronto. Recuérdese, en este sentido, el caso de la joven homosexual expuesto por Freud (1920).

Las llamadas fórmulas de la sexuación contenidas en el esquema de cuatro puntas expuesto por Lacan (1981), en su Seminario: "Encore", despejan la posición de hombres y mujeres a través de una vía lógica que hace referencia - no sin modificarla -, a la lógica modal aristotélica, asociándola a la cuantificacional y retomando una sintaxis tomada entre otros de Russell. Ya en un trabajo anterior (Ortega, 1991), se ha intentado despejar estas relaciones a partir de la aplicación de dichas reglas lógicas, sin embargo, el Seminario sobre "La lógica del fantasma" del mismo Lacan (1967 -1968) presenta un esquema de cuatro puntas similar al que posteriormente se encuentra en "Encore", que nos hace pensar que puede hacerse un intento para llevar a una formalización más segura, la diferenciación entre términos que, como hemos visto, ofrecen una dificultad de definición conceptual. La aplicación de un modelo de este tipo, se basa en la observación de una montaje teórico de los esquemas lacanianos, en la que la enunciación de uno supone la base de construcción de un siguiente. Así, el esquema de términos aparecido en su Seminario 1966 -1977, proponemos leerlo utilizando los cuadros de enunciados de proposiciones categóricas de manera similar a como las modalidades ónticas clásicas lo expresan (Copi 1987). Tendríamos de esta entonces el siguiente cuadro :

En este contexto, comprendemos que las relaciones lógicas que privan entre los términos son rigurosas: incompatibilidad, disyunción, implicación y contradicción cuya definición se apega a las reglas:

1) Contrarias: Ambas proposiciones no pueden ser verdad a la vez, pero sí pueden ser falsas a la vez.

2) Subcontrarias: Ambas no pueden ser falsas a la vez, pero sí pueden ser verdaderas a la vez. Si una de ellas es falsa sabemos que la otra es verdadera, pero si una es verdadera no sabemos si la otra puede serlo.

3) Contradictorias: Son las verdaderamente alternativas; si una de ellas es verdad, la otra es falsa y viceversa. Conociendo el valor de verdad de una de ellas puede conocerse el valor de verdad de la otra.

4) Subalternas: Si la subalternante es verdadera la subalterna también lo es; si la subalternante es falsa la subalterna también lo es. Se encuentran relacionados los términos, lógicamente, a través de la implicación.

A su vez, las proposiciones son clasificadas por Aristóteles como:

En este caso, los círculos de Venn Euler descifran de manera gráfica que lo que se juega en estos términos es el grado de alienación del sujeto en el pensamiento y en la existencia en cada uno de estos fenómenos, resaltándose distinciones que nos explicitan la relación entre el Ello y el Inconsciente.

Podemos ahora intentar resumir algunos de los puntos que harían clarificable el estatuto del "acting out" o si se prefiere "agieren":

1) El término ha sido escogido por Freud a fin de establecer una relación de desplazamiento en la teoría. Se trata del paso de la abreacción a la escenificación en acto. Es el salto de la simple catarsis al psicoanálisis propiamente dicho.

2) No se trata de una reproducción del pasado sino de una repetición escenificada. El acting es una proposición subalternante que halla su origen en la repetición.

3) La repetición transcurre siempre ante la mirada de un otro imaginario: fantasma del recuerdo, testigo de la soledad, estatua del deber o mensajero del destino (Lacan 1936).

4) El sujeto del acting, representa su propio papel sin reconocerse en la imagen que proyecta y desconociendo el momento en que sube a escena.

5) La escena y los actores involucrados en ella representan la galería fantasmática del paciente, ángeles y demonios de la mascarada no son sino expresión de aquello que conforma la intimidad del paciente, hecha extimidad.

6) El acting es la resistencia es del Yo (yo-desconocimiento) por excelencia.

7) El fracaso de la rememoración da origen al campo del hacer del acting. Puede decirse que el sujeto rememora en la acción abriendo una puerta de esa manera en la conciencia a lo reprimido.

8) El acting aparece entonces en lugar de una palabra faltante, siendo en este sentido formación homóloga al síntoma.

9) Según Freud, es un hecho con el que el paciente inicia su cura. Según Lacan la relación a la sublimación (elevación del objeto a la dignidad de la Cosa y por tanto satisfacción, quizá una de las alternativas de la cura) (Lacan 1988) es problemática, la afirmación se debilita hasta la simple posibilidad.

10) El acting es un hecho de transferencia, propiciado por ésta y producto muchas veces de la contraactuación (acción de la contratransferencia) (Bekei et al 1979) del terapeuta. Recuérdese en este caso la célebre afirmación de Lacan (1953): "la contratransferencia es la neurosis del analista" , aseveración confirmada por Kris (1951) en la interpretación a su paciente sobre un supuesto plagio.

11) Pasaje al acto y acting out son proposiciones contradictorias cuya semejanza es sólo un fenómeno de apariencia. O es una o la otra, el pasaje al acto tiene siempre consecuencias irreversibles para el sujeto.

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Revista de Psicoanálisis y Cultura
Número 11 - Julio 2000
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